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Segundo libro de
Samuel..Capítulo 15
Absalón conspira contra David y consigue el apoyo del pueblo — David huye y Absalón entra en Jerusalén.
1 Aconteció después de esto que Absalón se hizo de un carro, y caballos y cincuenta hombres que corriesen delante de él.
2Y se levantaba Absalón de mañana y se ponía a un lado del camino que va a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía ante el rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.
3Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas, pero no tienes quien te oiga de parte del rey.
4Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en esta tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o asunto, y yo les haría justicia!
5Y acontecía que cuando alguno se acercaba para inclinarse ante él, él extendía su mano, y lo abrazaba y lo besaba.
6Y de esta manera hacía con todos los de Israel que venían al rey a juicio, y así les robaba Absalón el corazón a los de Israel.
7Y aconteció que al cabo de cuarenta años, Absalón dijo al rey: Yo te ruego que me permitas ir a Hebrón a pagar mi voto que he prometido a Jehová.
8Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur, en Siria, diciendo: Si Jehová me hace volver a Jerusalén, yo serviré a Jehová.
9Y el rey le dijo: Ve en paz. Y él se levantó y se fue a Hebrón.
10Pero envió Absalón espías por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oigáis el sonido de la trompeta, diréis: Absalón reina en Hebrón.
11Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén convidados por él, los cuales iban inocentemente, sin saber nada.
12También, Absalón mandó buscar a Ahitofel, el gilonita, consejero de David, de Gilo su ciudad, mientras ofrecía sus sacrificios. Y la conspiración vino a ser grande, pues iba aumentando el pueblo que seguía a Absalón.
13Y un mensajero vino a David, diciendo: El corazón de todo Israel se va tras Absalón.
14Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros y hiera la ciudad a filo de espada.
15Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos para todo lo que nuestro señor el rey decida.
16El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey a diez mujeres concubinas para que guardasen la casa.
17Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante.
18Y todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.
19Y dijo el rey a Itai, el geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuelve y quédate con el rey, porque tú eres extranjero y desterrado también de tu lugar.
20Ayer viniste, ¿y he de hacer hoy que andes de aquí para allá para ir con nosotros? Yo voy adonde pueda; tú vuelve y haz volver a tus hermanos, y que la misericordia y la verdad sean contigo.
21Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que, o para muerte o para vida, donde esté mi señor el rey, allí estará también tu siervo.
22Entonces David dijo a Itai: Ven, pues, y pasa adelante. Y pasó Itai, el geteo, y todos sus hombres y toda su familia.
23Y todo el país lloraba en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto.
24Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del convenio de Dios; y asentaron el arca del convenio de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad.
25Pero dijo el rey a Sadoc: Haz volver el arca de Dios a la ciudad; si yo hallo gracia ante los ojos de Jehová, él me hará volver y me permitirá ver el arca y su morada.
26Y si dice: No me complazco en ti; heme aquí, que haga de mí lo que bien le parezca.
27Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: ¿No eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad, y vuelvan con vosotros vuestros dos hijos: tu hijo Ahimaas y Jonatán hijo de Abiatar.
28Mirad, yo me detendré en los llanos del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé noticias.
29Entonces Sadoc y Abiatar hicieron volver el arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allá.
30Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que iba con él cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían.
31Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel.
32Y aconteció que cuando David llegó a la cumbre del monte donde se adoraba a Dios, he aquí, Husai, el arquita, le salió al encuentro, trayendo rasgada su ropa y tierra sobre su cabeza.
33Y le dijo David: Si vienes conmigo, me serás una carga;
34pero si vuelves a la ciudad y le dices a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo, entonces tú harás nulo el consejo de Ahitofel.
35¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oigas en la casa del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar.
36Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc, y Jonatán el de Abiatar; por medio de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oigáis.
37Así fue Husai, amigo de David, a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.
Segundo libro de
Samuel..Capítulo 16
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Se acusa a Mefi-boset de procurar ser rey — Simei, de la casa de Saúl, maldice a David — Ahitofel aconseja a Absalón y éste se llega a las concubinas de su padre.
1Y cuando David hubo pasado un poco más allá de la cumbre del monte, he aquí que Siba, el criado de Mefi-boset, salió a recibirle con un par de asnos ensillados, y sobre ellos doscientos panes, y cien racimos de pasas, y cien frutas de verano y un cuero de vino.
2Y dijo el rey a Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que monte la familia del rey; los panes y las pasas, para que coman los criados; y el vino, para que beban los que se cansen en el desierto.
3Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí que él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.
4Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba, inclinándose: Rey y señor mío, halle yo gracia delante de ti.
5Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí, salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera; y salía maldiciendo
6y arrojando piedras contra David y contra todos los siervos del rey David; y todo el pueblo y todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda.
7Y decía Simei, maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso!
8Jehová te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y Jehová ha entregado el reino en manos de tu hijo Absalón; y hete aquí sorprendido en tu maldad, porque eres hombre sanguinario.
9Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Yo te ruego que me dejes pasar y le cortaré la cabeza.
10Y el rey respondió: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él maldice así es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué haces esto?
11Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que maldiga, pues Jehová se lo ha dicho.
12Quizá Jehová mire mi aflicción, y me dé Jehová bien por sus maldiciones de hoy.
13Y mientras David y los suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él y esparciendo polvo.
14Y el rey y todo el pueblo que con él estaba llegaron fatigados, y descansaron allí.
15Y Absalón y todo el pueblo, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y con él Ahitofel.
16Y acaeció que cuando Husai, el arquita, amigo de David, hubo llegado donde estaba Absalón, le dijo Husai: ¡Viva el rey, viva el rey!
17Y Absalón dijo a Husai: ¿Es éste tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?
18Y Husai respondió a Absalón: No, sino que al que elija Jehová y este pueblo y todos los hombres de Israel, de aquél seré yo, y con él me quedaré.
19Y además, ¿a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti.
20Después dijo Absalón a Ahitofel: Dad vuestro consejo sobre lo que debemos hacer.
21Y Ahitofel dijo a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo.
22Entonces pusieron una tienda para Absalón sobre el terrado, y se llegó Absalón a las concubinas de su padre ante los ojos de todo Israel.
23Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días era como si se consultara la palabra de Dios. Así era considerado el consejo de Ahitofel, tanto por David como por Absalón.