![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMPinIXW4amLi1cp4D96EnVHwu44coKdyTOBzDLYEhLg95iVvP9-Xuo5V9gvpMEHFO5Ip-LeiDzsSobD9JGkslmIOrucV_vMyXFUQ-1j7OkXRrhHFxo1mGqfAuW5BXkukYVktgHmj0Qiw/s320/can1.jpg)
Capítulo 1
El poeta canta del amor y la devoción.
1 Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.
2
¡Oh si él me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.
3
Olorosos son tus suaves ungüentos;
ungüento derramado es tu nombre;
por eso las doncellas te aman.
4
Llévame en pos de ti. ¡Corramos!
El rey me ha llevado a sus habitaciones.
Nos gozaremos y nos alegraremos contigo.
Nos acordaremos de tus amores más que del vino.
Los justos te aman.
5
Morena soy, oh hijas de Jerusalén,
pero hermosa
como las tiendas de Cedar,
como las cortinas de Salomón.
6
No os fijéis en que soy morena,
porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
me hicieron guarda de las viñas;
y mi viña, que era mía, no guardé.
7
Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma,
dónde apacientas,
dónde haces descansar tu rebaño al mediodía;
pues, ¿por qué he de ser yo como una que se cubre con velo
junto a los rebaños de tus compañeros?
8
Si tú no lo sabes, oh la más hermosa entre las mujeres,
ve; sigue las huellas del rebaño
y apacienta tus cabritas junto a las tiendas de los pastores.
9
A las yeguas de los carros de Faraón
te he comparado, amada mía.
10
Hermosas son tus mejillas entre los pendientes,
tu cuello entre los collares.
11
Adornos de oro te haremos
con incrustaciones de plata.
12
Mientras el rey estaba a la mesa,
mi nardo esparció su olor.
13
Mi amado es para mí un manojito de mirra
que reposa toda la noche entre mis pechos.
14
Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi
es para mí mi amado.
15
He aquí que tú eres hermosa, amada mía;
he aquí que eres bella. Tus ojos son como de paloma.
16
He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y agradable;
nuestro lecho todo verdor.
17
Las vigas de nuestra casa son de cedro,
y de ciprés, los artesonados.
Capítulo 2
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Se alaba y se describe a los amantes.
1
Yo soy la rosa de Sarón,
el lirio de los valles.
2
Como el lirio entre los espinos,
así es mi amada entre las doncellas.
3
Como el manzano entre los árboles silvestres,
así es mi amado entre los jóvenes;
bajo su sombra con deleite me senté,
y su fruto fue dulce a mi paladar.
4
Me llevó a la casa del banquete,
y su bandera sobre mí fue amor.
5
Sustentadme con tortas,
refrescadme con manzanas;
porque estoy enferma de amor.
6
Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
y su derecha me abrace.
7
Yo os ruego, oh hijas de Jerusalén,
por las gacelas y por las ciervas del campo,
que no despertéis ni desveléis al amado
hasta que quiera.
8
¡La voz de mi amado! He aquí, él viene,
saltando por los montes,
brincando por los collados.
9
Mi amado es semejante a la gacela o al cervatillo.
Helo aquí, está detrás de nuestro muro,
mirando por las ventanas,
atisbando por las celosías.
10
Mi amado habló y me dijo:
Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven.
11
Porque he aquí ha pasado el invierno,
la lluvia ha cesado y se ha ido;
12
han aparecido las flores en la tierra,
el tiempo de la canción ha venido,
y en nuestro país se oye el arrullo de la tórtola.
13
La higuera ha dado sus verdes higos,
y las vides en cierne han esparcido
su fragancia.
Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven.
14
Paloma mía, que anidas en las grietas de la peña,
en lo escondido de escarpados parajes,
muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz,
porque dulce es tu voz y hermoso tu aspecto.
15
Cazadnos las zorras,
las zorras pequeñas
que echan a perder las viñas,
pues nuestras viñas están en flor.
16
Mi amado es mío, y yo suya;
él apacienta entre los lirios.
17
Hasta que despunte el día y huyan las sombras,
vuelve, amado mío;
sé semejante a la gacela o al cervatillo
sobre los montes de Beter.
Capítulo 3
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDHtFMznjmvZxJ7JSIJ_2Mp_MJ5MG_1dBTo5Om2yCSG6Ay92WzCH8IhnB2wjd2OzRFRHCGitRhl8Z9N7osKZXUqwcaGPqJaEH9zNs3owF9jbGYCKVhBw0oiYFKl4l380m5oc8krxTo9Q8/s320/can3.jpg)
Canción de amor acerca de Salomón.
1
Por las noches busqué en mi lecho
al que ama mi alma;
lo busqué, mas no lo hallé.
2
Me levantaré ahora y recorreré la ciudad;
por las calles y por las plazas
buscaré al que ama mi alma;
lo busqué, mas no lo hallé.
3
Me hallaron los guardias que rondan la ciudad,
y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
4
Apenas me aparté de ellos un poco,
hallé luego al que ama mi alma;
me aferré a él, y no lo dejé
hasta llevarlo a casa de mi madre,
a la habitación de la que me concibió.
5
Yo os ruego, oh hijas de Jerusalén,
por las gacelas y por las ciervas del campo,
que no despertéis ni desveléis al amado,
hasta que quiera.
6
¿Quién es ésta que sube del desierto
cual columna de humo,
perfumada de mirra y de incienso,
y de todo polvo aromático del mercader?
7
He aquí, la litera de Salomón;
sesenta valientes la rodean,
de los valientes de Israel.
8
Todos ellos tienen espadas y son diestros en la guerra;
cada uno su espada sobre el muslo,
por los temores de la noche.
9
El rey Salomón se hizo una carroza
de madera del Líbano.
10
Sus columnas hizo de plata,
su respaldo de oro, su asiento de grana,
su interior tapizado de amor
por las hijas de Jerusalén.
11
Salid, oh hijas de Sión, y ved al rey Salomón
con la corona con que le coronó su madre
el día de su boda,
y el día del gozo de su corazón.
Capítulo 4
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Canción que describe la belleza de la amada del poeta.
1
He aquí, ¡qué hermosa eres, amada mía!,
he aquí, ¡qué hermosa eres!
Tus ojos son como de paloma detrás de tu velo;
tus cabellos, como manada de cabras
que se recuestan en el monte de Galaad.
2
Tus dientes, como manada de ovejas trasquiladas
que suben del lavadero,
todas con crías gemelas,
y ninguna de ellas ha perdido su cría.
3
Tus labios, como hilo de grana,
y tu boca hermosa;
tus sienes, como gajos de granada
detrás de tu velo.
4
Tu cuello, como la torre de David,
edificada para armería;
de ella cuelgan mil escudos,
escudos todos de valientes.
5
Tus dos pechos, como crías gemelas de gacela
que se apacientan entre lirios.
6
Hasta que despunte el día y huyan las sombras,
me iré al monte de la mirra,
y al collado del incienso.
7
Toda tú eres hermosa, amada mía,
y en ti no hay mancha.
8
Ven conmigo del Líbano, oh esposa mía,
del Líbano conmigo ven.
Mira desde la cumbre del Amana,
desde la cumbre del Senir y del Hermón,
desde las guaridas de los leones,
desde los montes de los leopardos.
9
Has cautivado mi corazón, hermana mía, esposa mía;
has cautivado mi corazón con una mirada de tus ojos,
con un solo dije de tu gargantilla.
10
¡Cuán hermosos son tus amores, hermana mía, esposa mía!
¡Cuánto mejores que el vino tus amores,
y la fragancia de tus ungüentos
mejor que todas las especias aromáticas!
11
Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa;
miel y leche hay debajo de tu lengua;
y la fragancia de tus vestidos como el olor del Líbano.
12
Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
fuente cerrada, fuente sellada.
13
Tus renuevos paraíso de granados,
con frutos exquisitos,
de alheña y de nardos,
14
nardo y azafrán,
caña aromática y canela,
con todos los árboles de incienso;
mirra y áloes,
con todas las principales especias aromáticas.
15
Fuente de huertos,
pozo de aguas vivas,
y corrientes del Líbano.
16
Despierta, Aquilón,
y ven, Austro;
soplad en mi huerto; despréndanse sus aromas.
Venga mi amado a su huerto
y coma de su dulce fruta.
Capítulo 5
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-gM2zfSJ_TNgkQnANqyQ71EAehZSlzA39QFenKzpiYwE7-qhisL9oryNKUTTkEg9zR_6vPiTaJ3TbxOaJNFM5A-LD35gcKWp1QNnMluoJfc-ruAIwfsYOP8Q6fWkJybyZfewfxFNfpSw/s320/can5.jpg)
Continúa la canción de amor y de afecto.
1
He venido a mi huerto, oh hermana, esposa mía;
he recogido mi mirra y mis especias aromáticas;
he comido mi panal y mi miel,
mi vino y mi leche he bebido.
Comed, oh amigos;
bebed, oh amados, bebed en abundancia.
2
Yo dormía, pero mi corazón velaba.
La voz de mi amado que llama:
Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía;
porque mi cabeza está cubierta de rocío
y mis cabellos de las gotas de la noche.
3
Me he quitado la ropa;
¿cómo he de ponérmela otra vez?
He lavado mis pies;
¿cómo los he de ensuciar?
4
Mi amado metió su mano por la abertura de la puerta,
y mis entrañas se conmovieron por él.
5
Yo me levanté para abrir a mi amado,
y de mis manos goteaba mirra,
y de mis dedos corría mirra
sobre el pestillo de la cerradura.
6
Abrí yo a mi amado,
pero mi amado se había retirado, ya se había ido;
y tras su hablar salió mi alma.
Lo busqué y no lo hallé;
lo llamé, y no me respondió.
7
Me hallaron los guardias que rondan la ciudad;
me golpearon, me hirieron,
me quitaron mi manto los guardias de los muros.
8
Yo os ruego, oh hijas de Jerusalén,
si halláis a mi amado,
hacedle saber que estoy enferma de amor.
9
¿Qué es tu amado más que otro amado,
oh tú, la más hermosa de todas las mujeres?
¿Qué es tu amado más que otro amado,
para que así nos hagas jurar?
10
Mi amado es blanco y sonrosado,
distinguido entre diez mil.
11
Su cabeza, como oro finísimo;
sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
12
Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de aguas,
bañados en leche,
y a la perfección colocados.
13
Sus mejillas, como una era de especias aromáticas,
como fragantes flores;
sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.
14
Sus manos, como anillos de oro engastados de piedras preciosas;
su vientre, como claro marfil cubierto de zafiros.
15
Sus piernas, como columnas de mármol
fundadas sobre basas de oro fino;
su aspecto, como el Líbano,
escogido como los cedros.
16
Su paladar, dulcísimo;
y todo él, deseable.
Tal es mi amado, tal es mi amigo,
oh hijas de Jerusalén.
Capítulo 6
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4XF8ONuiXt_4d7Zi-_4NdwESi8_dsPzF9nRGcef8UOuHiYj5uP5PswdJjrXUjn92FMy4TnS2GTZudhCF3Df5hnU1WCZ_igrR6LdZMPWKgMVQ1uzvf4ETTxGsx4zcZT9SX5eGzOmIMrd8/s320/can6.jpg)
La canción de amor continúa.
1
¿Adónde se ha ido tu amado,
oh tú, la más hermosa entre las mujeres?
¿Adónde se ha dirigido tu amado,
para que le busquemos contigo?
2
Mi amado descendió a su huerto,
a las eras de las especias aromáticas,
a apacentar en los huertos
y a recoger los lirios.
3
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;
él apacienta entre los lirios.
4
Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa;
deseable, como Jerusalén;
imponente como ejércitos con estandartes.
5
Aparta tus ojos de delante de mí,
porque ellos me han cautivado.
Tu cabello es como manada de cabras
que se recuestan en Galaad.
6
Tus dientes, como manada de ovejas
que suben del lavadero,
todas con crías gemelas,
y ninguna de ellas ha perdido su cría.
7
Como gajos de granada son tus sienes
detrás de tu velo.
8
Sesenta son las reinas,
y ochenta las concubinas,
y las doncellas sin número;
9
mas una es la paloma mía, la perfecta mía;
es la única de su madre,
la escogida de la que la dio a luz.
La vieron las doncellas
y la llamaron bienaventurada;
las reinas y las concubinas, y la alabaron.
10
¿Quién es ésta que se muestra como el alba,
hermosa como la luna,
esclarecida como el sol,
imponente como un ejército con sus banderas?
11
Al huerto de los nogales descendí
a ver los frutos del valle,
a ver si brotaban las vides
y si florecían los granados.
12
Antes de darme cuenta,
mi alma me puso
entre los carros de Aminadab.
13
Vuelve, vuelve, oh sulamita;
vuelve, vuelve, y te miraremos.
¿Qué veréis en la sulamita,
como en la danza de dos campamentos?
Capítulo 7
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0CsIWpoG9gR3XvOaFsdBNDknt2jy8y67c_9xberf9Tly6a08t48WglVHqq62_rLbS5b8kuJ-5cpc6oEYjTQzuFQcBZVS1TCB_I4Yr5yFNi5izTdqjkMWRTguUlUwjmc9LJKp5HgeGxYY/s320/can7Salomon+y+La+Reina+de+Saba_+pellgrino+Tibaldi+1586.jpg)
La canción de amor continúa.
1
¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias,
oh hija de príncipe!
Los contornos de tus muslos son como joyas,
obra de mano de excelente artífice.
2
Tu ombligo, como una copa redonda
a la que no le falta vino mezclado;
tu vientre, como montón de trigo
rodeado de lirios.
3
Tus dos pechos, como dos crías
gemelas de gacela.
4
Tu cuello, como torre de marfil;
tus ojos, como los estanques de Hesbón
junto a la puerta de Bat-rabim;
tu nariz, como la torre del Líbano,
que mira hacia Damasco.
5
Tu cabeza en ti, como el Carmelo;
y el cabello de tu cabeza, como púrpura;
el rey está cautivo en tus trenzas.
6
¡Qué hermosa y cuán encantadora eres,
oh amor deleitoso!
7
Y tu estatura es semejante a la palmera,
y tus pechos, a sus racimos.
8
Yo dije: Subiré a la palmera,
asiré sus ramas.
Y tus pechos serán ahora como racimos de vid,
y la fragancia de tu aliento como de manzanas;
9
y tu paladar, como el buen vino
que entra en mi amado
y pasa suavemente por los labios de los que duermen.
10
Yo soy de mi amado,
y su deseo tiende hacia mí.
11
Ven, oh amado mío, salgamos al campo,
moremos en las aldeas.
12
Levantémonos de mañana y vayamos a las viñas;
veamos si brotan las vides, si ya están en cierne,
si han florecido los granados;
allí te daré mis amores.
13
Las mandrágoras exhalan su fragancia,
y a nuestras puertas
hay toda clase de frutas deliciosas,
frescas y secas,
que para ti, oh amado mío, he guardado.
Capítulo 8
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdADWHxLhmUetO2Q3M5k8mx1s-8uGJ4709Z9_5Q477R34D3Vpxzl865FYaC5Cm9z8RCKd9xHZNWuvx8cMpluafGPLkC5BjWnE5otf3yeAHtlGgjLqFpXBmHL8ROyv_UASGUER3YasKleo/s320/can8.jpg)
Ellos dicen: Las muchas aguas no podrán apagar el amor.
1
¡Ah, si fueras tú como mi hermano
criado a los pechos de mi madre!
Así cuando te hallara yo fuera de casa, te besaría,
y no me menospreciarían.
2
Yo te llevaría y te haría entrar en casa de mi madre;
tú me enseñarías.
Yo te daría a beber vino
aromatizado del zumo de mis granadas.
3
Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
y su derecha me abrace.
4
Os ruego, oh hijas de Jerusalén,
que no despertéis ni desveléis al amado,
hasta que quiera.
5
¿Quién es ésta que sube del desierto,
recostada sobre su amado?
Debajo de un manzano te desperté;
allí tuvo tu madre dolores,
allí tuvo dolores la que te dio a luz.
6
Ponme como un sello sobre tu corazón,
como una marca sobre tu brazo,
porque fuerte como la muerte es el amor;
duros como el Seol son los celos;
sus brasas, brasas de fuego,
poderosa llama.
7
Las muchas aguas no podrán apagar el amor
ni lo ahogarán los ríos.
Si diese
el hombre todos los bienes de su casa
a cambio del amor,
de cierto lo menospreciarían.
8
Tenemos una pequeña hermana
que no tiene pechos;
¿qué haremos por nuestra hermana
el día en que la pidan?
9
Si ella es muro,
edificaremos sobre ella una torrecilla de plata;
y si es puerta,
la enclaustraremos con tablas de cedro.
10
Yo soy muro, y mis pechos como torres;
entonces fui ante sus ojos
como la que halla paz.
11
Salomón tuvo una viña en Baal-hamón,
la cual encomendó a cuidadores,
cada uno de los cuales debía traer
mil monedas de plata por su fruto.
12
Mi viña, que es mía, está delante de mí;
las mil serán tuyas, oh Salomón,
y doscientas para los que cuidan su fruto.
13
Tú, que moras en los huertos,
los compañeros escuchan tu voz.
¡Házmela oír!
14
Apresúrate, amado mío,
y sé semejante a la gacela, o al cervatillo,
sobre los montes de los aromas.
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