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Capítulo 5
La viña de Jehová (Israel) será asolada y Su pueblo será esparcido — Les sobrevendrán calamidades en su estado apóstata y esparcido — Jehová alzará estandarte a las naciones y recogerá a Israel — Compárese con 2 Nefi 15.
1 Ahora cantaré a mi amado el cantar de mi amado acerca de su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.
2La había cercado, y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre y también había hecho un lagar en ella; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.
3Ahora pues, oh habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, juzgad, os ruego, entre yo y mi viña.
4¿Qué más se podía haber hecho a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Por qué, cuando yo esperaba que diese uvas, ha dado uvas silvestres?
5Pues ahora os diré lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; derribaré su cerca, y será hollada.
6Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.
7Porque la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su planta deleitosa. Y esperaba justicia, y he aquí vileza; rectitud, y he aquí clamor.
8¡Ay de los que acaparan casa tras casa y añaden campo tras campo hasta ocuparlo todo, y así habitaréis vosotros solos en medio de la tierra!
9A mis oídos ha dicho Jehová de los ejércitos: Ciertamente muchas casas han de quedar asoladas, sin morador hasta las grandes y hermosas.
10Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa.
11¡Ay de los que se levantan de mañana para ir tras las bebidas fuertes y así siguen hasta la noche, hasta que el vino los enciende!
12Y en sus banquetes hay arpas y vihuelas, tamboriles y flautas, y vino; y no consideran la obra de Jehová ni miran la obra de sus manos.
13Por tanto mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y sus hombres honorables perecen de hambre, y su multitud se seca de sed.
14Por eso se ensanchó el Seol y sin medida abrió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su alboroto y el que en ella se regocijaba.
15Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos.
16Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia.
17Entonces los corderos pacerán según su costumbre, y extraños comerán en los lugares desolados de los engordados.
18¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad y el pecado como con coyundas de carreta,
19los cuales dicen: Dése prisa, apresure él su obra para que la veamos; acérquese y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!
20¡Ay de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno, malo; que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!
21¡Ay de los sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!
22¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida fuerte;
23los que justifican al malvado por cohecho, y al justo quitan su justicia!
24Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo, porque han desechado la ley de Jehová de los ejércitos y han despreciado la palabra del Santo de Israel.
25Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano y lo hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres quedaron como desperdicio en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que su mano está todavía extendida.
26Y alzará estandarte a las naciones lejanas y les silbará desde el extremo de la tierra; y he aquí que vendrán pronto y velozmente.
27No habrá entre ellos cansado ni quien tropiece; ninguno se dormirá ni a ninguno le dará sueño; a ninguno se le desatará el cinto de los lomos ni se le romperá la correa de su calzado.
28Sus saetas están afiladas y todos sus arcos tensados; los cascos de sus caballos serán como de pedernal; y las ruedas de sus carros, como torbellino.
29Su rugido será como de león; rugirán a manera de leoncillos; gruñirán y arrebatarán la presa, y se la llevarán con seguridad, y nadie se la quitará.
30Y en aquel día rugirán contra ellos como el bramido del mar; y si alguien mira hacia la tierra, he aquí tinieblas y tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.
Capítulo 6
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Isaías ve al Señor — Son perdonados los pecados de Isaías — Él es llamado a profetizar — Profetiza que los judíos rechazarán las enseñanzas de Cristo — Un remanente volverá — Compárese con 2 Nefi 16.
1El año en que murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y exaltado, y las faldas de su manto llenaban el templo.
2Encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies y con dos volaban.
3Y el uno al otro daba voces, diciendo: ¡Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!
4Y los umbrales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
5Entonces dije: ¡Ay de mí que muerto soy!, porque siendo hombre inmundo de labios y habitando en medio de un pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, a Jehová de los ejércitos.
6Entonces voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas.
7Y tocó con él sobre mi boca y dijo: He aquí que esto ha tocado tus labios, y tu iniquidad es quitada y borrado tu pecado.
8Después oí la voz del Señor, diciendo: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces dije: Heme aquí, envíame a mí.
9Y él dijo: Anda y di a este pueblo: Oíd bien, pero no entendáis; ved bien, pero no comprendáis.
10Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos y ciega sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se convierta y sea sanado.
11Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin habitantes, y no haya hombre en las casas, y la tierra quede desierta;
12hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres y haya multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra.
13Pues aún quedará en ella una décima parte, y volverá, aunque será consumida como el terebinto y como la encina, de los cuales en la tala queda el tronco; así el tronco de ella será la simiente santa.
Capítulo 7
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Efraín y Siria guerrean contra Judá — Cristo nacerá de una virgen — Compárese con 2 Nefi 17.
1 Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín, rey de Siria, y Peca hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para combatirla, pero no la pudieron tomar.
2Y fue dada la noticia a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín. Y se le estremeció el corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento.
3Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú y tu hijo Sear-jasub, al extremo del conducto del estanque de arriba, en el camino del campo del Lavador,
4y dile: Ten cuidado y ten calma; no temas, ni se intimide tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el furor de la ira de Rezín, y de Siria y del hijo de Remalías.
5Porque Siria ha acordado maligno consejo contra ti, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo:
6Subamos contra Judá, y aterroricémosla, y abramos brecha en ella para nosotros y pongamos en medio de ella como rey al hijo de Tabeel.
7Así dice Jehová el Señor: Eso no prevalecerá ni acontecerá.
8Porque la cabeza de Siria es Damasco y la cabeza de Damasco es Rezín; y dentro de sesenta y cinco años Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo.
9Y la cabeza de Efraín es Samaria y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías. Si vosotros no creéis, de cierto no permaneceréis.
10Y habló otra vez Jehová a Acaz, diciendo:
11Pide para ti una señal de Jehová tu Dios; pídela abajo en lo profundo o arriba en lo alto.
12Y respondió Acaz: No pediré ni tentaré a Jehová.
13Dijo entonces Isaías: Oíd, ahora, oh casa de David. ¿Os parece poco el ser molestos a los hombres, para que también lo seáis a mi Dios?
14Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que una virgen concebirá, y dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel.
15Comerá mantequilla y miel, para que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.
16Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada.
17Jehová hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día en que Efraín se apartó de Judá, esto es, al rey de Asiria.
18Y acontecerá que aquel día silbará Jehová a la mosca que está en el extremo de los ríos de Egipto y a la abeja que está en la tierra de Asiria.
19Y vendrán y se asentarán todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las rocas, y en todos los zarzales y en todas las matas.
20En aquel día rapará el Señor con navaja alquilada al otro lado del río, con el rey de Asiria, cabeza y vello de los pies, y aun la barba también quitará.
21Y acontecerá en aquel día que un hombre criará una vaca y dos ovejas;
22y acontecerá que a causa de la abundancia de leche que darán, comerá mantequilla, porque mantequilla y miel comerá el que quede en medio de la tierra.
23Y sucederá también en aquel día que el lugar donde había mil vides, que valían mil siclos de plata, será para espinos y cardos.
24Con saetas y arco irán allá, porque toda la tierra será espinos y cardos.
25Y a todos los montes que se cavaban con azada, no llegarás allá por el temor a los espinos y a los cardos, sino que serán para pasto de bueyes y para ser hollados por las ovejas.