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martes, 24 de enero de 2012

Lectura Hablada de La Santa Biblia R-V 2009 SUD: Dia 24 Éxodo 19-21


Capítulo 19
Jehová hace convenio de hacer de Israel un tesoro especial, un reino de sacerdotes y un pueblo santo — El pueblo se santifica — Jehová aparece en Sinaí en medio de fuego, humo y temblores.

1 Al mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en ese mismo día llegaron al desierto de Sinaí.

2 Porque partieron de Refidim y llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel delante del monte.

3 Y Moisés subió hacia Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel:

4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os llevé sobre alas de águilas y os he traído a mí.

5 Ahora pues, si dais oído a mi voz y guardáis mi convenio, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra.

6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y un pueblo santo. Éstas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

7 Entonces volvió Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado.

8 Y todo el pueblo respondió a una y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.

9 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vendré a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.

10 Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana, y laven sus vestidos;

11 y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí.

12 Y señalarás límites al pueblo alrededor, diciendo: Guardaos, no subáis al monte, ni toquéis sus límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá.

13 No lo tocará mano, porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando suene largamente la trompeta, subirán al monte.

14 Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y ellos lavaron sus vestidos.

15 Y dijo al pueblo: Estad preparados para el tercer día; no os alleguéis a mujer.

16 Y aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, hubo truenos y relámpagos y una espesa nube sobre el monte, y un sonido de trompeta muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.

17 Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se pusieron al pie del monte.

18 Y todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.

19 Y el sonido de la trompeta iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con una voz.

20 Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.

21 Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, advierte al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos.

22 Y también que los sacerdotes que se acercan a Jehová se santifiquen, para que Jehová no haga entre ellos estrago.

23 Y Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has advertido diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo.

24 Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para subir hacia Jehová, para que no haga entre ellos estrago.

25 Entonces Moisés descendió al pueblo y les habló.

Capítulo 20

Jehová revela los Diez Mandamientos — Israel debe testificar que Jehová ha hablado desde el cielo — Se prohíbe a los hijos de Israel hacer dioses de plata o de oro — Deben hacer altares de piedras sin labrar y hacer sacrificios a Jehová.

1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:

2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.

3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.

4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa alguna que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen,

6 y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

8 Acuérdate del día del reposo para santificarlo.

9 Seis días trabajarás y harás toda tu obra,

10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas.

11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

13 No matarás.

14 No cometerás adulterio.

15 No hurtarás.

16 No dirás contra tu prójimo falso testimonio.

17 No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

18 Todo el pueblo percibía los truenos y los relámpagos, y el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, todos temblaron y se pusieron lejos.

19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros escucharemos; mas no hable Dios con nosotros, para que no muramos.

20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis, porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros para que no pequéis.

21 Entonces el pueblo se puso a lo lejos, y Moisés se acercó a la densa oscuridad en la cual estaba Dios.

22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.

23 No hagáis junto a mí dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.

24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en cualquier lugar donde yo haga que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

25 Y si me haces altar de piedras, no las labres de cantería, porque si alzas herramienta sobre él, lo profanarás.

26 Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él.

Capítulo 21

Jehová revela Sus leyes concernientes a los siervos, al matrimonio, a la pena de muerte por diversas ofensas, al dar ojo por ojo y diente por diente, y a los daños causados por bueyes.

1 Y éstos son los estatutos que les propondrás:

2 Si compras siervo hebreo, seis años servirá, mas al séptimo saldrá libre, de balde.

3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía esposa, saldrá él y su esposa con él.

4 Si su amo le ha dado esposa y ella le ha dado a luz hijos o hijas, la esposa y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

5 Y si el siervo dice: Yo amo a mi señor, a mi esposa y a mis hijos, no saldré libre,

6 entonces su amo le llevará ante los jueces, y le acercará a la puerta o al poste, y su amo le horadará la oreja con lezna, y será su siervo para siempre.

7 Y cuando alguno venda a su hija como sierva, ella no saldrá como suelen salir los siervos.

8 Si ella no agrada a su señor, que la había escogido para sí, permitirá que sea rescatada, y no la podrá vender a pueblo extraño por haberla tratado con engaño.

9 Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.

10 Si toma para sí otra esposa, no le disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.

11 Y si no hace ninguna de estas tres cosas, ella saldrá de gracia sin pagar dinero.

12 El que hiera a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

13 Pero el que no armó asechanzas, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré el lugar al cual ha de huir.

14 Además, si alguno se enardece contra su prójimo y lo mata con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

15 Y el que hiera a su padre o a su madre, morirá.

16 Asimismo el que secuestre a una persona y la venda, o si es hallado en sus manos, morirá.

17 Igualmente el que maldiga a su padre o a su madre, morirá.

18 Además, si algunos riñen, y alguno hiere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muere, pero cae en cama,

19 si se levanta y anda fuera sobre su báculo, entonces el que le hirió será absuelto; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.

20 Y si alguno hiere a su siervo o a su sierva con palo, y éste muere bajo su mano, será castigado;

21 pero si sobrevive por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.

22 Si algunos riñen y hieren a una mujer encinta, y ésta aborta, pero sin haber otros daños, el culpable será penado conforme a lo que le imponga el marido de la mujer y pagará lo que juzguen los jueces.

23 Pero si hay otros daños, entonces pagarás vida por vida,

24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

26 Y si alguno hiere el ojo de su siervo o el ojo de su sierva, y queda tuerto, le dará libertad por razón de su ojo.

27 Y si hace saltar un diente de su siervo o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.

28 Si un buey acornea a un hombre o a una mujer, y como resultado muere, el buey será apedreado y no se comerá su carne; pero el dueño del buey será absuelto.

29 Pero si el buey era acorneador desde antes, y a su dueño se le había advertido, pero no lo había guardado, y mata a un hombre o a una mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño.

30 Si le es impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le sea impuesto.

31 Haya acorneado a un hijo o haya acorneado a una hija, conforme a este juicio se hará con él.

32 Si el buey acornea a un siervo o a una sierva, el dueño pagará treinta siclos de plata, y el buey será apedreado.

33 Y si alguno abre un pozo o cava una cisterna, y no los cubre, y cae allí un buey o un asno,

34 el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo con dinero a su dueño, y el animal muerto será suyo.

35 Y si el buey de alguno hiere al buey de su prójimo y éste muere, entonces venderán el buey vivo y se repartirán el dinero de él, y también se repartirán el buey muerto.

36 Pero si era notorio que el buey era acorneador desde antes, pero su dueño no lo había guardado, pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.




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