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martes, 31 de enero de 2012
Lectura Hablada de La Santa Biblia R-V 2009 SUD: Dia 28 Éxodo 31-33
Capítulo 31
Los artesanos son inspirados al construir y amueblar el tabernáculo — Se manda a Israel guardar los días de reposo de Jehová — Se decreta la pena de muerte por profanar el día de reposo — Moisés recibe las tablas de piedra.
1 Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
2 Mira, yo he llamado por su nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá;
3 y lo he llenado del espíritu de Dios, en sabiduría, y en inteligencia, y en ciencia y en toda clase de artesanía,
4 para inventar diseños, para trabajar en oro, y en plata, y en bronce,
5 y en el labrado de piedras para engastarlas y en el tallado de madera, y para trabajar en toda clase de artesanía.
6 Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado:
7 el tabernáculo de reunión, y el arca del testimonio, y el propiciatorio que está sobre ella, y todos los enseres del tabernáculo,
8 y la mesa con sus utensilios, y el candelabro puro con todos sus utensilios, y el altar del incienso,
9 y el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente con su base,
10 y las vestiduras del servicio, y las santas vestiduras para Aarón el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos, para que ejerzan el sacerdocio,
11 y el aceite de la unción y el incienso aromático para el lugar santo; harán conforme a todo lo que te he mandado.
12 Habló además Jehová a Moisés, diciendo:
13 Y tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: De cierto vosotros guardaréis mis días de reposo, porque es señal entre yo y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.
14 Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es para vosotros; el que lo profanare de cierto morirá, porque cualquiera que haga obra alguna en él, aquella alma será talada de en medio de su pueblo.
15 Seis días se trabajará, pero el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo ciertamente morirá.
16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones como convenio perpetuo.
17 Señal es para siempre entre yo y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.
18 Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de Dios.
Capítulo 32
Aarón hace un becerro de oro, al cual Israel adora — Moisés sirve como mediador entre Dios y el Israel rebelde — Moisés quiebra las tablas de piedra — Los levitas matan a unos 3.000 rebeldes — Moisés ruega por el pueblo e intercede por él.
1 Mas al ver los del pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron a Aarón y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a ese Moisés, aquel hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
2 Y Aarón les dijo: Quitad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, y de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.
3 Entonces todo el pueblo se quitó los zarcillos de oro que tenían en las orejas y se los trajeron a Aarón.
4 Y él los tomó de las manos de ellos y les dio forma con un buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, éstos son tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto.
5 Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.
6 Y al día siguiente madrugaron y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse.
7 Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.
8 Pronto se han apartado del camino que yo les mandé, y se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios y han dicho: Israel, éstos son tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto.
9 Dijo además Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, y he aquí es pueblo de dura cerviz.
10 Ahora, pues, déjame que se encienda mi furor contra ellos y los consuma; y de ti yo haré una gran nación.
11 Entonces Moisés suplicó a Jehová, su Dios, y le dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte?
12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del furor de tu ira y arrepiéntete de hacer este mal a tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, tus siervos, a los que has jurado por ti mismo y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.
14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que iba a hacer a su pueblo.
15 Y se volvió Moisés y descendió del monte trayendo en la mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de un lado y del otro estaban escritas.
16 Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas.
17 Y cuando Josué oyó el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea hay en el campo.
18 Y él respondió: No es ruido de gritos de victoria, ni ruido de lamentos de derrota; voces de canto oigo yo.
19 Y aconteció que cuando llegó él al campamento y vio el becerro y las danzas, se enardeció de ira Moisés, y arrojó las tablas de sus manos y las quebró al pie del monte.
20 Y tomó el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel.
21 Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo para que hayas traído sobre él tan gran pecado?
22 Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado al mal.
23 Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a ese Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
24 Y yo les respondí: Quien tenga oro, apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché al fuego, y salió este becerro.
25 Y al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón se lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos,
26 se puso Moisés a la entrada del campamento y dijo: ¿Quién está de parte de Jehová? Únase a mí. Y se unieron a él todos los hijos de Leví.
27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Póngase cada uno la espada sobre el muslo; pasad y volved a pasar de puerta en puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo y a su pariente.
28 Y los hijos de Leví lo hicieron conforme a lo dicho por Moisés, y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.
29 Entonces Moisés dijo: Consagraos hoy a Jehová, porque cada uno ha ido contra su hijo y contra su hermano, para que él os dé hoy bendición sobre vosotros.
30 Y aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora hacia Jehová; quizá le aplaque acerca de vuestro pecado.
31 Entonces volvió Moisés ante Jehová y le dijo: ¡Ay! Este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro.
32 Perdona ahora su pecado, y si no, te ruego que me borres ahora de tu libro que has escrito.
33 Y Jehová respondió a Moisés: Al que peque contra mí, a éste borraré yo de mi libro.
34 Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho. He aquí, mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo los castigaré por su pecado.
35 Y Jehová hirió al pueblo porque habían hecho el becerro que formó Aarón.
Capítulo 33
Jehová promete estar con Israel y echar a los pueblos de aquella tierra — El tabernáculo de reunión es llevado fuera del campamento — Jehová habla a Moisés cara a cara en el tabernáculo — Después, Moisés ve la gloria de Jehová, pero no su rostro.
1 Y Jehová dijo a Moisés: Ve, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré.
2 Y yo enviaré delante de ti un ángel y echaré fuera al cananeo, y al amorreo, y al heteo, y al ferezeo, y al heveo y al jebuseo.
3 Sube a la tierra que fluye leche y miel, pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.
4 Y cuando oyó el pueblo esta mala noticia, se lamentaron, y ninguno se puso sus atavíos.
5 Pues Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que he de hacer contigo.
6 Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.
7 Y Moisés tomó el tabernáculo y lo levantó fuera del campamento, lejos del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y acontecía que cualquiera que buscaba a Jehová salía al tabernáculo de reunión, que estaba fuera del campamento.
8 Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba y estaba cada cual de pie a la entrada de su tienda, y miraban a Moisés hasta que él entraba en el tabernáculo.
9 Y cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la entrada del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés.
10 Y cuando todo el pueblo veía la columna de nube que estaba a la entrada del tabernáculo, se levantaba todo el pueblo, cada uno a la entrada de su tienda, y adoraba.
11 Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera con su prójimo. Y volvía al campamento; pero el joven Josué, su ayudante, hijo de Nun, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo.
12 Y dijo Moisés a Jehová: He aquí, tú me dices a mí: Saca a este pueblo, pero no me has declarado a quién has de enviar conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre y has hallado también gracia ante mis ojos.
13 Ahora, pues, si he hallado gracia ante tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca y halle gracia ante tus ojos; y mira que esta gente es tu pueblo.
14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo y te daré descanso.
15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.
16 ¿Y en qué, pues, se conocerá que he hallado gracia ante tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?
17 Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia ante mis ojos y te he conocido por tu nombre.
18 Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.
19 Y Jehová le respondió: Yo haré pasar toda mi bondad delante de tu rostro y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
20 Y además dijo: No podrás ver mi rostro, porque ningún hombre me verá y vivirá.
21 Y dijo aún Jehová: He aquí, hay un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;
22 y sucederá que, cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado.
23 Después apartaré mi mano y verás mis espaldas, pero no se verá mi rostro.
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