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Deuteronomio..Capítulo 8
Jehová puso a prueba a los hijos de Israel durante cuarenta años en el desierto — El comer maná les enseñó que el hombre vive de la palabra de Dios — Su ropa no envejeció — Jehová los disciplinó — Si Israel sirve a otros dioses, perecerá.
1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis a poseer la tierra que juró Jehová dar a vuestros padres.
2Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para humillarte, para ponerte a prueba, para saber lo que estaba en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
3Y te humilló, y te hizo sufrir hambre y te sustentó con maná, comida que tú no conocías, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
4Tu ropa nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado durante estos cuarenta años.
5Reconoce asimismo en tu corazón que, como disciplina el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te disciplina.
6Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos y temiéndole.
7Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos de aguas, de fuentes y de manantiales que brotan en valles y montes;
8tierra de trigo y cebada, y de vides, e higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel;
9tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre.
10Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.
11Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, dejando de observar sus mandamientos, y sus decretos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy;
12no sea que cuando comas y te sacies, y edifiques buenas casas y las habites,
13y cuando tus vacas y tus ovejas aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente,
14entonces se enaltezca tu corazón y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre;
15que te condujo por un desierto grande y espantoso, de serpientes ardientes, y de escorpiones y de sed, donde ningún agua había, y él te sacó agua de la roca del pedernal;
16que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;
17y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.
18Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da poder para hacer riquezas, a fin de confirmar el convenio que juró a tus padres, como en este día.
19Mas acontecerá que, si llegas a olvidarte de Jehová tu Dios, y andas en pos de dioses ajenos, y los sirves y te inclinas ante ellos, testifico hoy contra vosotros que de cierto pereceréis.
20Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.
Deuteronomio..Capítulo 9
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Las otras naciones son arrojadas de Canaán debido a sus iniquidades — Moisés recuerda las rebeliones de Israel y narra cómo intercedió entre el pueblo y Jehová — En dos ocasiones estuvo sin alimento y sin agua durante cuarenta días.
1Oye, Israel: Hoy pasarás el Jordán para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más fuertes que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo,
2un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento y has oído decir: ¿Quién podrá hacer frente a los hijos de Anac?
3Entiende, pues, hoy, que Jehová tu Dios es el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y los humillará delante de ti. Y tú los echarás y los destruirás rápidamente, como Jehová te ha dicho.
4No digas en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra, sino que por la maldad de estas naciones Jehová las echa de delante de ti.
5No por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la maldad de estas naciones Jehová tu Dios las echa de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
6Por tanto, entiende que no es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para poseerla, porque pueblo de dura cerviz eres tú.
7Acuérdate, no olvides que has provocado a ira a Jehová tu Dios en el desierto; desde el día en que saliste de la tierra de Egipto hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes para con Jehová.
8Y en Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros.
9Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del convenio que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua.
10Y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito conforme a todas las palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea.
11Y aconteció que al cabo de cuarenta días y cuarenta noches, Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del convenio.
12Y me dijo Jehová: Levántate, desciende aprisa de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; muy pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho una imagen de fundición.
13Y me habló Jehová, diciendo: He visto ese pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz.
14Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo, y de ti haré una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos.
15Y volví y descendí del monte, el cual ardía en llamas, con las dos tablas del convenio en mis dos manos.
16Y miré, y he aquí habíais pecado contra Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos pronto del camino que Jehová os había mandado.
17Entonces tomé las dos tablas, y las arrojé de mis dos manos y las quebré delante de vuestros ojos.
18Y me postré delante de Jehová, como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo el pecado vuestro que habíais cometido haciendo lo malo ante los ojos de Jehová para enojarlo.
19Porque temí a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó también esta vez.
20Contra Aarón también se enojó Jehová tanto como para destruirlo; y también oré por Aarón en ese entonces.
21Y tomé vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego y lo desmenucé, moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo al arroyo que descendía del monte.
22También en Tabera, y en Massa, y en Kibrot-hataava, provocasteis a ira a Jehová.
23Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado, también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios, y no le creisteis ni obedecisteis su voz.
24Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día en que yo os conozco.
25Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que os había de destruir.
26Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo, a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa.
27Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires la terquedad de este pueblo, ni su maldad ni su pecado,
28no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.
29Y ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.
Deuteronomio..Capítulo 10
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Las tablas de piedra que contienen los Diez Mandamientos se colocan en el arca — Todo lo que Dios requiere es que Israel le ame y le sirva — ¡Cuán grande y poderoso es Jehová!
1En aquel tiempo Jehová me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube hasta mí al monte y hazte un arca de madera.
2Y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste, y las pondrás en el arca.
3E hice un arca de madera de acacia, y labré dos tablas de piedra como las primeras y subí al monte con las dos tablas en mi mano.
4Y escribió en las tablas, conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las entregó Jehová.
5Y me volví y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová me mandó.
6(Después partieron los hijos de Israel de Beerot-bene-jaacán a Moserá. Allí murió Aarón y allí fue sepultado; y en su lugar su hijo Eleazar sirvió como sacerdote.
7De allí partieron a Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, tierra de arroyos de aguas.
8En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví para que llevase el arca del convenio de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle y para bendecir en su nombre, hasta el día de hoy.
9Por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.)
10Y yo estuve en el monte como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches; y Jehová me escuchó también esta vez, y no quiso Jehová destruirte.
11Y me dijo Jehová: Levántate, ve y marcha delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.
12Ahora pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma;
13que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te mando hoy para tu bien?
14He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra y todas las cosas que hay en ella.
15Pero solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.
16Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón y no endurezcáis más vuestra cerviz.
17Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas ni recibe soborno,
18que hace justicia al huérfano y a la viuda, que ama también al extranjero, dándole pan y vestido.
19Amaréis, pues, al extranjero, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
20A Jehová tu Dios temerás, a él servirás, a él te aferrarás y por su nombre jurarás.
21Él es tu alabanza y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.
22Con setenta almas descendieron tus padres a Egipto, y ahora Jehová te ha hecho tan numeroso como las estrellas del cielo.
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