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lunes, 16 de abril de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 97: 2 Samuel 9-12


Segundo libro de
Samuel..Capítulo 9
David procura honrar a la casa de Saúl — Encuentra a Mefi-boset hijo de Jonatán a quien restituye toda la tierra de Saúl.

1Y dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl a quien haga yo misericordia por amor a Jonatán?

2Y había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.

3Y el rey dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.

4Entonces el rey le dijo: ¿Y dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.

5Y envió el rey David, y le mandó traer de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.

6Y al llegar Mefi-boset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, ante David, se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y David le dijo: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo.

7Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor a Jonatán, tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl, tu padre; y tú comerás siempre pan a mi mesa.

8Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?

9Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.

10Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y llevarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan que comer; y Mefi-boset, el hijo de tu señor, comerá siempre pan a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.

11Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa como uno de los hijos del rey.

12Y tenía Mefi-boset un hijo pequeño que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset.

13Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies.

Segundo libro de
Samuel..Capítulo 10

Los amonitas maltratan a los mensajeros de David — Israel derrota a los amonitas y a los sirios.

1Después de esto, aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó su hijo Hanún en su lugar.

2Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos para consolarlo por su padre. Y los siervos de David llegaron a la tierra de los hijos de Amón,

3pero los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún, su señor: ¿Te parece que por honrar David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado David sus siervos a ti para reconocer e inspeccionar la ciudad, para destruirla?

4Entonces Hanún tomó a los siervos de David, y les rapó la mitad de la barba, y les cortó los vestidos por la mitad, hasta las nalgas, y los despidió.

5Cuando le avisaron a David, envió a encontrarlos, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey les mandó decir: Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a crecer la barba, y entonces volved.

6Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los hijos de Amón y tomaron a sueldo a los sirios de Bet-rehob y a los sirios de Soba, veinte mil hombres de a pie; y del rey de Maaca, mil hombres, y de Is-tob, doce mil hombres.

7Cuando oyó David esto, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.

8Y los hijos de Amón salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, y de Rehob, y de Is-tob y de Maaca estaban aparte en el campo.

9Al ver Joab que la batalla se le presentaba delante y detrás de él, eligió a algunos de entre los escogidos de Israel y se puso en orden de batalla contra los sirios.

10Entregó luego el resto del ejército en manos de Abisai, su hermano, y lo puso en orden de batalla frente a los amonitas.

11Y dijo: Si los sirios son más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón son más fuertes que tú, yo te daré ayuda.

12Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca.

13Y se acercó Joab, y el pueblo que con él estaba, para pelear contra los sirios, pero ellos huyeron delante de él.

14Entonces los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también delante de Abisai y entraron en la ciudad. Y se volvió Joab de luchar contra los hijos de Amón, y vino a Jerusalén.

15Y cuando vieron los sirios que habían caído delante de Israel, se volvieron a reunir.

16Y envió Hadar-ezer e hizo salir a los sirios que estaban al otro lado del Río, los cuales vinieron a Helam; y Sobac, general del ejército de Hadar-ezer, iba al frente de ellos.

17Y cuando le avisaron a David, reunió a todo Israel, y pasando el Jordán, llegó a Helam; y los sirios se pusieron en orden de batalla contra David y pelearon contra él.

18Pero los sirios huyeron delante de Israel; y David mató de los sirios a la gente de setecientos carros y a cuarenta mil hombres de a caballo, e hirió también a Sobac, general del ejército, quien murió allí.

19Y cuando todos los reyes que ayudaban a Hadar-ezer vieron que habían sido derrotados delante de Israel, hicieron la paz con Israel y le sirvieron; y de allí en adelante, los sirios temieron seguir ayudando a los hijos de Amón.

Segundo libro de
Samuel..Capítulo 11

David se acuesta con Betsabé y ella concibe — Entonces David hace los preparativos para que Urías, marido de ella, muera en batalla.

1Y aconteció al año siguiente, en el tiempo en que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y a sus siervos con él y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas y sitiaron a Rabá, pero David se quedó en Jerusalén.

2Y acaeció que, levantándose David de su lecho al caer la tarde, se paseaba por el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.

3Y envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquélla es Betsabé, hija de Eliam, esposa de Urías, el heteo.

4Y envió David mensajeros y la tomó; y vino a él y él se acostó con ella. Luego ella se purificó de su impureza y volvió a su casa.

5Y concibió la mujer y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.

6Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías, el heteo. Y Joab envió a Urías a David.

7Y cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo y por el estado de la guerra.

8Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.

9Pero Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.

10E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?

11Y Urías respondió a David: El arca, e Israel y Judá están bajo tiendas; y mi señor Joab y los siervos de mi señor, a campo abierto; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y dormir con mi mujer? Por vida tuya y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.

12Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despediré. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.

13Y David lo convidó a comer y a beber con él hasta embriagarlo. Y él salió por la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor, pero no descendió a su casa.

14Y aconteció a la mañana siguiente que David escribió una carta a Joab, la cual envió por mano de Urías.

15Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.

16Y sucedió que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.

17Y los hombres de la ciudad salieron y pelearon contra Joab, y cayeron algunos del pueblo de los siervos de David; y murió también Urías, el heteo.

18Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.

19Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,

20si el rey comienza a enojarse y te dice: ¿Por qué os acercasteis tanto a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde lo alto del muro?

21¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías, el heteo, ha muerto.

22Y fue el mensajero y, al llegar, contó a David todo lo que Joab le había enviado a decir.

23Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron al campo contra nosotros, bien que nosotros los hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;

24pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y también murió tu siervo Urías, el heteo.

25Y David dijo al mensajero: Dirás así a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume tanto a uno como al otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.

26Y al oír la esposa de Urías que su marido, Urías, había muerto, hizo duelo por su marido.

27Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su esposa y le dio a luz un hijo. Pero esto que David había hecho fue malo ante los ojos de Jehová.

Segundo libro de
Samuel..Capítulo 12

Natán narra a David la parábola de la corderita — Jehová dio muchas esposas a David, que llega a ser maldecido por haber tomado a Betsabé — David ayuna y ora por su hijo, pero Jehová se lleva al niño — Nace Salomón — David conquista la ciudad real de los amonitas.

1Y Jehová envió a Natán ante David; y fue a él y le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico y el otro pobre.

2El rico tenía numerosas ovejas y vacas,

3pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado, y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.

4Y vino uno de camino al hombre rico, y éste no quiso tomar de sus ovejas ni de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre y la guisó para aquel que había venido a él.

5Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre y dijo a Natán: ¡Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte!

6Y él debe pagar cuatro veces por la corderita, porque hizo tal cosa y no tuvo misericordia.

7Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo te ungí rey sobre Israel, y te libré de manos de Saúl,

8y te di la casa de tu señor y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y como si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.

9¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías, el heteo, heriste a espada, y tomaste por esposa a su esposa, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón.

10Por lo cual ahora la espada no se apartará jamás de tu casa, por cuanto me menospreciaste y tomaste la esposa de Urías, el heteo, para que fuese tu esposa.

11Así ha dicho Jehová: He aquí, yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus esposas delante de tus ojos y las daré a tu prójimo, el que yacerá con tus esposas a la vista del sol.


12Porque tú lo hiciste en secreto, pero yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.

13Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.

14Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.

15Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la esposa de Urías había dado a luz a David, y enfermó gravemente.

16Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró y pasó la noche acostado en tierra.

17Y se levantaron los ancianos de su casa y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; pero él no quiso, ni comió con ellos pan.

18Y aconteció que al séptimo día murió el niño; y los siervos de David temían hacerle saber que el niño había muerto, pues se decían: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto?

19Pero David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.

20Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó, y se ungió, y cambió sus ropas, y entró en la casa de Jehová y adoró. Y después vino a su casa y pidió, y le pusieron pan, y comió.

21Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan.

22Y él respondió: Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tenga compasión de mí, y viva el niño?

23Pero ahora que ya ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy hacia él, pero él no volverá a mí.

24Y consoló David a Betsabé, su esposa, y llegándose a ella, se acostó con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová,

25y envió un mensaje por medio del profeta Natán que le pusiesen por nombre Jedidías, a causa de Jehová.

26Y Joab peleaba contra Rabá, de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real.

27Entonces envió Joab mensajeros a David, diciendo: Yo he peleado contra Rabá y he tomado la ciudad de las aguas.

28Reúne, pues, ahora al pueblo que queda, y acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la ciudad y sea llamada por mi nombre.

29Y David reunió a todo el pueblo, y fue contra Rabá, y combatió contra ella y la tomó.

30Y quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y éste sacó un gran botín de la ciudad.

31Y sacó además a la gente que estaba en ella, y a todos los puso a trabajar con sierras, y con trillos de hierro y con hachas de hierro; y también los hizo trabajar en los hornos de ladrillos; y lo mismo hizo con todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.





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