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martes, 20 de noviembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 243: Ezequiel 33-36


Capítulo 33
Los atalayas que alcen la voz de amonestación salvarán sus propias almas — Los pecadores que se arrepientan serán salvos — Los justos que pequen serán condenados — El pueblo de Judá en Jerusalén es destruido por causa de sus pecados.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo y diles: Cuando yo traiga espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tome a un hombre de su territorio y lo ponga por atalaya,

3 y él vea venir la espada sobre la tierra, y toque la trompeta y avise al pueblo,

4 cualquiera que oiga el sonido de la trompeta y no se dé por advertido, y al llegar la espada se lo lleva, su sangre será sobre su propia cabeza.

5 El sonido de la trompeta oyó, pero no se dio por advertido; su sangre será sobre él; pero el que se dé por advertido salvará su vida.

6 Pero si el atalaya ve venir la espada y no toca la trompeta, y el pueblo no se apercibe, y al llegar la espada se lleva a alguno de entre ellos, él, por causa de su iniquidad, será llevado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

7 A ti, pues, oh hijo de hombre, te he puesto como atalaya de la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca y les advertirás de mi parte.

8 Cuando yo diga al malvado: Oh malvado, ciertamente morirás; si tú no hablas para advertir al malvado de su camino, ese malvado morirá por su iniquidad, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.

9 Pero si tú adviertes al malvado de su camino para que se aparte de él, y él no se aparta de su camino, él morirá por su iniquidad, y tú habrás librado tu vida.

10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras transgresiones y nuestros pecados están sobre nosotros, y por ellos nos estamos consumiendo, ¿cómo, pues, viviremos?

11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se vuelva el malvado de su camino y viva. ¡Volveos, volveos de vuestros malos caminos! ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?

12 Por tanto, tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día en que transgreda; y la maldad del malvado no le será estorbo el día en que se vuelva de su maldad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día en que peque.

13 Cuando yo diga al justo: De cierto vivirás, pero él, confiado en su justicia, cometa iniquidad, ninguna de sus justicias será recordada, sino que morirá por la iniquidad que cometió.

14 Y cuando yo diga al malvado: De cierto morirás, si él se vuelve de su pecado y hace lo que es justo y recto,

15 si el malvado restituye la prenda, devuelve lo que haya robado y camina en los estatutos de la vida, sin cometer injusticia, ciertamente vivirá; no morirá.

16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo lo que es justo y recto; ciertamente vivirá.

17 Pero dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; pero el camino de ellos es el que no es recto.

18 Cuando el justo se aparte de su justicia y haga injusticia, morirá por ello.

19 Y cuando el malvado se aparte de su maldad y haga lo que es justo y recto, vivirá por ello.

20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

21 Y aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí uno que había escapado de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada.

22 Y la mano de Jehová había estado sobre mí el atardecer antes de llegar el que había escapado, y Jehová abrió mi boca antes de que aquél llegara a mí por la mañana; y se abrió mi boca, y no estuve más callado.

23 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares desolados de la tierra de Israel andan diciendo: Abraham sólo era uno, y aun así heredó la tierra; cuánto más nosotros que somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión.

25 Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Coméis con sangre, y a vuestros ídolos alzáis vuestros ojos y derramáis sangre, ¿y habéis de poseer vosotros la tierra?

26 Estáis sobre vuestras espadas, hacéis abominación, y cada cual deshonra a la esposa de su prójimo, ¿y habréis de poseer vosotros la tierra?

27 Diles así: Así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que los que están en aquellos lugares desolados caerán a espada, y al que está sobre la faz del campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de pestilencia.

28 Y convertiré la tierra en desolación y en devastación, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase por ellos.

29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando convierta la tierra en desolación y en devastación por todas las abominaciones que han hecho.

30 Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová.

31 Y vienen a ti como viene el pueblo, y están delante de ti como pueblo mío y oyen tus palabras, pero no las ponen por obra, sino que hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.

32 Y he aquí que tú eres para ellos como un cantor de amores, de hermosa voz y que toca bien un instrumento; y oyen tus palabras, pero no las ponen por obra.

33 Y cuando esto venga (he aquí que ya viene), sabrán que hubo profeta entre ellos.

Capítulo 34

Jehová reprende a los pastores que no apacientan al rebaño — En los últimos días, Jehová recogerá a las ovejas perdidas de Israel — El Mesías será su Pastor — Jehová hará un convenio de paz con ellos.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡aAy de los pastores de Israel que se bapacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar a los rebaños?

3 Coméis la agrosura y os vestís de la lana; matáis a la oveja engordada, pero no apacentáis al rebaño.

4 No fortalecisteis a las débiles ni curasteis a la aenferma; no vendasteis a la perniquebrada, ni hicisteis volver a la descarriada ni buscasteis a la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con violencia y con severidad.

5 Y han sido dispersadas por falta de pastor, y han llegado a ser comida de toda fiera del campo y han sido dispersadas.

6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes y en todo collado alto; y por toda la faz de la tierra fueron dispersadas mis ovejas, y no hubo quien las buscase ni quien preguntase por ellas.

7 Por tanto, pastores, oíd la palabra de Jehová:

8 Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser presa, y mis ovejas llegaron a ser comida de toda fiera del campo, porque no había pastor; y mis pastores no buscaron a mis ovejas, sino que los apastores bse apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis ovejas,

9 por tanto, oh pastores, oíd la palabra de Jehová:

10 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores, y aexigiré mis ovejas de su mano y haré que bdejen de apacentar a las ovejas; y ya no se apacentarán más los pastores a sí mismos, pues yo libraré a mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida.

11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo, yo mismo buscaré a mis ovejas y las reconoceré.

12 Como reconoce a su rebaño el apastor el día en que está en medio de sus ovejas dispersadas, así breconoceré a mis ovejas y las libraré de todos los lugares en que fueron cdispersadas un día nublado y oscuro.

13 Y yo las sacaré de los pueblos y las ajuntaré de las tierras; y las traeré a su propia tierra y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas y en todos los lugares habitados del país.

14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su redil; allí dormirán en buen redil, y con ricos pastos serán apacentadas sobre los montes de Israel.

15 Yo apacentaré a mis ovejas y yo las haré recostar, dice Jehová el Señor.

16 Yo buscaré a la oveja perdida, y aharé volver a la descarriada, y vendaré a la perniquebrada y fortaleceré a la débil; pero a la engordada y a la fuerte destruiré. Yo las apacentaré con bjusticia.

17 Mas en cuanto a vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo ajuzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.

18 ¿No os basta con comer los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda, y con beber las aguas claras, sino que aenturbiáis además con vuestros pies las que quedan?

19 Y mis ovejas comen lo que vuestros pies ahan hollado y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.

20 Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí, yo, yo mismo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca.

21 Por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las dispersasteis lejos,

22 yo salvaré a mis aovejas, y nunca más servirán de presa; y juzgaré entre oveja y oveja.

23 Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará: mi siervo aDavid; él las apacentará y él será su pastor.

24 Yo, Jehová, seré su aDios, y mi siervo bDavid será cpríncipe en medio de ellos. Yo, Jehová, he hablado.

25 Y haré con ellos un aconvenio de paz y exterminaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con bseguridad y dormirán en los bosques.

26 Y haré de aellos y de los alrededores de mi collado una bendición; y haré descender la lluvia en su tiempo, lluvias de bendición serán.

27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo y los libre de manos de los que ase sirven de ellos.

28 Y no serán más presa de las naciones, ni las fieras de la tierra los devorarán, sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien los espante;

29 y levantaré para ellos un aplantío de renombre, y nunca más serán consumidos por el hambre en la tierra ni serán más avergonzados por las naciones.

30 Y sabrán que yo, Jehová, su Dios, estoy con ellos, y que ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi prado, hombres sois, y yo soy vuestro Dios, dice Jehová el Señor.

Capítulo 35

Descenderá juicio sobre el monte Seir y sobre todo Edom por su odio hacia Israel.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte Seir y profetiza contra él,

3 y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra ti, oh monte Seir, y extenderé mi mano contra ti y te convertiré en desolación y en devastación.

4 A tus ciudades asolaré, y quedarás desolado; y sabrás que yo soy Jehová.

5 Por cuanto tuviste enemistad perpetua y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo en que su iniquidad llegó a su fin,

6 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, que a sangre te entregaré, y sangre te perseguirá; puesto que la sangre no aborreciste, sangre te perseguirá.

7 Y convertiré el monte Seir en desolación y en devastación, y talaré al que vaya y al que regrese.

8 Y llenaré sus montes con sus muertos; en tus collados, y en tus valles y en todos tus arroyos caerán los muertos a espada.

9 Yo te convertiré en perpetua desolación, y tus ciudades nunca más serán habitadas; y sabréis que yo soy Jehová.

10 Por cuanto dijiste: Estas dos naciones y estas dos tierras serán mías, y las poseeremos, aunque estaba allí Jehová;

11 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, que yo haré conforme a tu ira y conforme a tu celo con que procediste a causa de tu odio contra ellos; y seré conocido entre ellos cuando te juzgue.

12 Y sabrás que yo, Jehová, he oído todas tus blasfemias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Desolados son; nos han sido dados para devorar.

13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí.

14 Así ha dicho Jehová el Señor: Mientras toda la tierra se regocije, yo haré de ti una desolación.

15 Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue desolada, así te haré a ti; desolado serás, monte Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 36

En los últimos días, toda la casa de Israel será congregada en sus propias tierras — Jehová les dará un corazón nuevo y un espíritu nuevo — Tendrán la ley de Su Evangelio.

1 Y tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel, y di: Montes de Israel, oíd la palabra de Jehová:

2 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo dijo de vosotros: ¡Ajá!, también las alturas eternas nos han sido dadas por heredad;

3 profetiza, por tanto, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto os asolaron y os tragaron de todas partes, para que fueseis posesión de las demás naciones, y se os ha hecho andar en boca de habladores y ser el oprobio de los pueblos,

4 por tanto, oh montes de Israel, oíd la palabra de Jehová el Señor: Así ha dicho Jehová el Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas, que vinieron a ser presa y escarnio de las otras naciones de su alrededor,

5 por eso, así ha dicho Jehová el Señor: Ciertamente en el fuego de mi celo he hablado contra las demás naciones y contra todo Edom, que se tomaron mi tierra como posesión con alegría de corazón y con despecho de ánimo, para dejarla expuesta como presa.

6 Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel y di a los montes y a los collados, y a los arroyos y a los valles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis cargado con el oprobio de las naciones.

7 Por lo cual, así ha dicho Jehová el Señor: Yo he alzado mi mano; ciertamente las naciones que están a vuestro alrededor han de llevar su propia afrenta.

8 Pero vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas y llevaréis vuestro fruto para mi pueblo Israel, porque están a punto de llegar.

9 Porque he aquí, yo estoy por vosotros y a vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados.

10 Y haré que se multipliquen los hombres sobre vosotros, a toda la casa de Israel, a toda ella; y las ciudades serán habitadas, y serán reedificadas las ruinas.

11 Y multiplicaré sobre vosotros hombres y animales, y serán multiplicados y fructificarán; y os haré morar como solíais hacerlo antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros principios; y sabréis que yo soy Jehová.

12 Y haré andar hombres sobre vosotros, a mi pueblo Israel; y te poseerán, y les serás heredad y nunca más los privarás de hijos.

13 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: Devoras hombres y privas de hijos a tu nación;

14 por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más privarás de hijos a tu nación, dice Jehová el Señor.

15 Y nunca más te haré oír injuria de las naciones, ni cargarás más con el reproche de los pueblos ni privarás más de hijos a tu nación, dice Jehová el Señor.

16 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

17 Hijo de hombre, cuando los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la contaminaron con sus caminos y con sus obras; como la impureza de mujer menstruosa fue su camino delante de mí.

18 Y derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra, porque con sus ídolos la contaminaron.

19 Y los esparcí por las naciones, y fueron dispersados por las tierras; conforme a sus caminos y conforme a sus obras los juzgué.

20 Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, al decirse de ellos: Éstos son el pueblo de Jehová, y de la tierra de él han salido.

21 Y he sentido lástima por mi santo nombre, el cual profanó la casa de Israel entre las naciones adonde fueron.

22 Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.

23 Y santificaré mi gran nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.

24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todos los países y os traeré a vuestra propia tierra.

25 Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis purificados de todas vuestras impurezas; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

26 Y os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.

27 Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis juicios y los pongáis por obra.

28 Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.

29 Y os salvaré de todas vuestras impurezas; y llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no os traeré el hambre.

30 Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis el oprobio del hambre entre las naciones.

31 Y os acordaréis de vuestros malos caminos y de vuestras obras que no fueron buenas, y os aborreceréis a vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.

32 No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor; sabedlo bien; avergonzaos y turbaos por causa de vuestros caminos, oh casa de Israel.

33 Así ha dicho Jehová el Señor: El día en que os purifique de todas vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y las ruinas serán reedificadas.

34 Y la tierra desolada será labrada, en lugar de ser la desolación que había sido ante los ojos de todos los que pasaban.

35 Y dirán: Esta tierra desolada se ha convertido en un huerto de Edén; y estas ciudades que se hallaban desiertas, y desoladas y arruinadas ya están fortificadas y habitadas.

36 Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo reedifiqué lo que estaba derribado, y planté lo que estaba desolado; yo, Jehová, he hablado y lo haré.

37 Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel para hacerles esto; aumentaré los hombres como se aumentan los rebaños.

38 Como el rebaño santo, como el rebaño de Jerusalén en sus fiestas solemnes, así las ciudades desiertas estarán llenas de rebaños de hombres. Y sabrán que yo soy Jehová.


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