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domingo, 14 de agosto de 2011

“Cuán agradecidos debiéramos sentirnos por la Santa Biblia”, expresó el élder Ballard.


Algunos leen la Biblia por interés en su valor literario; otros, por el deseo de hallar consejos, y aun otros, por el sentido del deber. Ahora bien, el mejor motivo para leer las Escrituras es el deseo de aprender sobre Dios y averiguar cómo influye el mensaje inspirado en nuestra vida.
“Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque después de mirarse a sí mismo, se va, y en seguida se olvida de cómo era.
Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:23-25; Lucas 6:46-49).

El hombre de este ejemplo se miró en el espejo, pero no corrigió ningún aspecto de su imagen. ¿Por qué? Quizás porque solo echó un vistazo rápido, o tal vez porque no se miró con la intención de cambiar nada. De forma parecida, no sirve de mucho leer la Biblia con una actitud desganada o sin verdaderos deseos de poner en práctica sus consejos. En cambio, si usted lee con atención la Palabra de Dios y permite que esta influya en lo que hace y lo que piensa, será realmente feliz.

Los miembros del Quórum de los Doce Apóstoles nos sugieren adquirir amor por la Biblia al estudiar la vida y el ministerio del Salvador y las palabras de los antiguos profetas y apóstoles.
“Cuán agradecidos debiéramos sentirnos por la Santa Biblia”, expresó el élder Ballard. “Amo la Biblia, sus enseñanzas, sus lecciones y su espíritu… Amo la perspectiva y la paz que me infunde la lectura de la Biblia”.

El élder Jeffrey R. Holland del Quórum de los Doce Apóstoles concuerda: “Amamos y veneramos la Biblia”, dijo. “Siempre se le menciona primero en nuestro canon, nuestros ‘libros canónicos’ ” Él nos recordó que la Restauración se llevó a cabo porque José Smith estudió la Biblia y ejercitó la fe en la promesa que se encuentra en Santiago 1:5 de que Dios contestará nuestras oraciones.

Al recordar los acontecimientos que prepararon el terreno para la Restauración, el élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles habló de la gratitud hacia todos aquellos que hicieron posible la traducción y publicación de la Biblia. Gracias a su labor, la Versión del Rey Santiago de la Biblia se puso a disposición para que cualquiera la leyera; y porque estuvo a disposición de José Smith, la verdadera Iglesia se restauró en la tierra. “¿Es de sorprender que la versión del rey Santiago sea la versión de la Biblia en inglés aprobada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la actualidad?”, preguntó el élder Hales.

“Siempre debemos tener presente a los incontables mártires que sabían de este poder y dieron su vida a fin de que halláramos en las palabras de este texto el sendero que conduce a la felicidad eterna y a la paz del reino de nuestro Padre Celestial”, dijo el élder Ballard.

El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, compartió un relato de cuando vio una Biblia de la familia de siglos pasados y que tenía una cita en la primera página que decía: “La mejor impresión de la Biblia es que quede bien grabada en el corazón del lector”. Y luego continuó con este pasaje de Escrituras: “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres” (2 Corintios 3:2).

Al conocer y amar la Biblia y los textos de Escritura que la acompañan, podemos mostrar nuestro agradecimiento y disfrutar las bendiciones de la restauración del Evangelio.

“Consideren la magnitud de nuestra bendición de tener la Santa Biblia y unas 900 páginas adicionales de Escritura”, dijo el élder D. Todd Christofferson. “Que nos deleitemos continuamente en las palabras de Cristo, las cuales nos dirán todas las cosas que debemos hacer”.