Seguidores

domingo, 24 de marzo de 2013

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 303: Romanos 9-12


Capítulo 9
Pablo explica la ley de la elección (preordenación) — El pueblo de Israel es escogido (preordenado) para recibir la adopción, los convenios, las promesas y las bendiciones del Evangelio; sin embargo, no todos los que son de Israel son israelitas — Ellos deben procurar sus bendiciones por la fe — Los gentiles también alcanzan la justicia y la salvación por la fe.

1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,

2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.

3 Porque deseara yo mismo ser anatema, apartado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;

4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, y la gloria, y los convenios, y la promulgación de la ley, y el culto y las promesas;

5 de quienes son los padres, y de quienes, según la carne, procede Cristo, el que es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

6 Pero no es que la palabra de Dios haya fallado, porque no todos los que son de Israel son israelitas,

7 ni por ser descendientes de Abraham son todos hijos, sino: En Isaac te será llamada descendencia.

8 Es decir: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados en la descendencia.

9 Porque la palabra de la promesa es ésta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.

10 Y no sólo esto; sino que también Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre

11 (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),

12 se le dijo que el mayor serviría al menor.

13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.

14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ninguna manera!

15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra.

18 De manera que del que quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

19 Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, inculpa? Porque, ¿quién ha resistido a su voluntad?

20 Antes bien, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo labró: Por qué me has hecho así?

21 ¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para deshonra?

22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,

23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria;

24 a los cuales también ha llamado, a saber, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

25 Como también en Oseas dice:

Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo;
y a la no amada, amada.

26

Y acontecerá que en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,
allí serán llamados hijos del Dios viviente.

27 También Isaías proclama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo;

28 porque terminará la obra y la acortará en justicia, porque obra abreviada hará el Señor sobre la tierra.

29 Y como antes dijo Isaías:

Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia,
como Sodoma habríamos llegado a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.

30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles que no iban tras la justicia han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por la fe;

31 en cambio Israel, que buscaba la ley de justicia, no ha alcanzado esa ley de justicia.

32 ¿Por qué no? Porque no la buscaban por la fe, sino por las obras de la ley, por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo,

33 como está escrito:

He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída;
y aquel que creyere en él, no será avergonzado.

Capítulo 10

Quienes creen en Cristo reciben la salvación por medio de la rectitud — La fe viene por oír el Evangelio que enseñan ministros autorizados y enviados por Dios.

1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.

2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo por Dios, pero no conforme al conocimiento.

3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.

4 Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

5 Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas.

6 Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer de lo alto a Cristo);

7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).

8 Mas, ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos:

9 Si confiesas con tu boca al Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación.

11 Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él cree no será avergonzado.

12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, porque el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;

13 porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.

14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

15 ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de paz, de los que anuncian el evangelio de las buenas nuevas!

16 Mas no todos obedecieron el evangelio, pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?

17 Así que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios.

18 Mas digo: ¿No han oído? Antes bien,

por toda la tierra ha salido la voz de ellos,
y hasta los cabos de la tierra sus palabras.

19 Además digo: ¿No ha entendido esto Israel? Primeramente Moisés dice:

Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo;
con un pueblo insensato os provocaré a ira.

20 E Isaías osadamente dice:

Fui hallado por los que no me buscaban;
me manifesté a los que no preguntaban por mí.

21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y desobediente.

Capítulo 11

Israel fue escogido (preordenado) según la elección por gracia — Algunos endurecen el corazón contra esto — Los gentiles son adoptados en la casa de Israel — El Evangelio va preferentemente a los gentiles hasta que se cumpla la plenitud de éstos.

1 Digo pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque también yo soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.

2 No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis lo que dice la Escritura en cuanto a Elías, de cómo habló con Dios contra Israel, diciendo:

3 Señor, a tus profetas han matado, y tus altares han derribado; y yo he quedado solo, y procuran matarme?

4 Pero, ¿qué le dice la respuesta divina? Me he reservado para mí siete mil hombres que no han doblado la rodilla delante de Baal.

5 Así también, aun en este tiempo ha quedado un remanente según la elección por gracia.

6 Y si por gracia, ya no por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no sería gracia; de otra manera la obra ya no sería obra.

7 ¿Qué, pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero la elección lo ha alcanzado; y los demás fueron endurecidos;

8 como está escrito: Les dio Dios espíritu de sopor, ojos con los que no ven, y oídos con los que no oyen, hasta el día de hoy.

9 Y David dice:

Séales vuelta su mesa en trampa y en red,
y en piedra de tropiezo, y en retribución para ellos.

10

Sus ojos sean oscurecidos para que no vean,
y agóbiales la espalda para siempre.

11 Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? ¡De ninguna manera! Más bien, por la transgresión de ellos vino la salvación a los gentiles, para que aquéllos fuesen provocados a celos.

12 Y si la transgresión de ellos es la riqueza del mundo, y el fracaso de ellos la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más lo será la plenitud de ellos?

13 Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio,

14 por si de alguna manera provoco a celos a los de mi carne, y salvo a algunos de ellos.

15 Porque si el rechazo a ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será la admisión de ellos, sino vida de entre los muertos?

16 Y si las primicias son santas, también lo es la masa restante, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.

17 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo,

18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, recuerda que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.

19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.

20 Bien, por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme;

21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás talado.

23 Y aun ellos, si no permanecen en la incredulidad, serán injertados, porque poderoso es Dios para volverlos a injertar.

24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?

25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes acerca de vosotros mismos: que el endurecimiento ha acontecido a Israel, en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;

26 y así, todo Israel será salvo; como está escrito:

Vendrá de Sión el Libertador,
que quitará de Jacob la impiedad;

27

y éste será mi convenio con ellos,
cuando yo quite sus pecados.

28 Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección son muy amados por causa de los padres,

29 porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.

30 Porque como también vosotros en otro tiempo desobedecisteis a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,

31 así también éstos ahora han desobedecido, para que, por la misericordia mostrada a vosotros, también a ellos ahora les sea mostrada misericordia.

32 Porque Dios ha sujetado a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

33 ¡Oh la profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos!

34 Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?

35 ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?

36 Porque de él, y por él, y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Capítulo 12

Pablo aconseja a los santos que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, que usen sus propios dones dados por gracia y que vivan como deben vivir los santos.

1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio razonable.

2 Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno.

4 Porque de la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,

5 así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;

7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;

8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, hágalo con sencillez; el que preside, con diligencia; el que hace misericordia, con alegría.

9 El amor sea sin fingimiento; aborreced lo malo, allegaos a lo bueno;

10 amaos los unos a los otros con caridad fraternal, prefiriéndoos con honra los unos a los otros;

11 en lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;

12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;

13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.

15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.

18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, tened paz con todos los hombres.

19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos; sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; porque haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.

21 No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.