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martes, 29 de enero de 2013

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 277: Lucas 1-2


Capítulo 1
Gabriel promete a Zacarías que Elisabet dará a luz un hijo, al que llamarán Juan — También anuncia a María que será la madre del Hijo de Dios — María visita a Elisabet y pronuncia un salmo de alabanza — Nace Juan el Bautista — Zacarías profetiza acerca de la misión de Juan.

1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas,

2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos y fueron ministros de la palabra,

3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde el principio, escribírtelas en orden, oh excelentísimo Teófilo,

4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado.

5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías; y su esposa era de las hijas de Aarón y se llamaba Elisabet.

6 Y ambos eran justos delante de Dios y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y estatutos del Señor.

7 Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada.

8 Y aconteció que, ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios, según el orden de su grupo,

9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso al entrar en el templo del Señor.

10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera, orando a la hora del incienso.

11 Entonces se le apareció un ángel del Señor puesto de pie a la derecha del altar del incienso.

12 Y al verle, Zacarías se turbó y cayó temor sobre él.

13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu oración ha sido oída, y tu esposa Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.

14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento,

15 porque será grande delante del Señor. Y no beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.

16 Y a muchos de los hijos de Israel hará volver al Señor su Dios.

17 Porque irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto.

18 Y Zacarías dijo al ángel: ¿Cómo sabré esto? Porque yo ya soy viejo, y mi esposa es de edad avanzada.

19 Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte y a darte estas buenas nuevas.

20 Y he aquí, quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no has creído mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.

21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de que él se tardara tanto en el templo.

22 Y cuando salió, no les podía hablar; y entonces comprendieron que había visto una visión en el templo; y él les hablaba por señas, y permaneció mudo.

23 Y aconteció que, cumplidos los días de su servicio, regresó a su casa.

24 Y después de aquellos días concibió su esposa Elisabet, y se recluyó en casa durante cinco meses, diciendo:

25 Así ha hecho el Señor conmigo en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.

26 Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret,

27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.

28 Y entrando el ángel a donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.

29 Pero ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras y pensaba qué salutación sería ésta.

30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

31 Y he aquí, concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús .

32 Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre.

33 Y reinará en la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.

34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón.

35 Y respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios.

36 Y he aquí, tu parienta Elisabet también ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella, la que era llamada estéril;

37 porque ninguna cosa es imposible para Dios.

38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de ella.

39 En aquellos días, levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá;

40 y entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet.

41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo

42 y exclamó a gran voz y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

43 ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?

44 Porque he aquí, cuando llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.

46 Entonces María dijo:

Engrandece mi alma al Señor;

47

y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,

48

porque ha mirado la humilde condición de su sierva;
porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones,

49

porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso;
y santo es su nombre.

50

Y su misericordia es de generación en generación a los que le temen.

51

Hizo proezas con su brazo;
esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.

52

Quitó a los poderosos de los tronos
y levantó a los humildes.

53

A los hambrientos llenó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.

54

Socorrió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

55

de la cual habló a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia para siempre.

56 Y se quedó María con ella como tres meses; después volvió a su casa.

57 Y a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo.

58 Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho para con ella gran misericordia, y se alegraron con ella.

59 Y aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías.

60 Y respondiendo su madre, dijo: No, sino Juan será llamado.

61 Y le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre.

62 Entonces preguntaron por señas a su padre cómo le quería llamar.

63 Y él, pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.

64 En ese mismo momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló, alabando a Dios.

65 Y sobrevino un temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas.

66 Y todos los que las oían las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.

67 Y Zacarías, su padre, fue lleno del Espíritu Santo y profetizó, diciendo:

68

Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y
redimido a su pueblo,

69

y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo,

70

como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio:

71

Salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron,

72

para hacer misericordia con nuestros padres
y acordarse de su santo convenio;

73

del juramento que juró a Abraham, nuestro padre,
que nos había de conceder,

74

que sin temor, librados de nuestros enemigos,
le serviríamos

75

en santidad y en justicia delante de él todos nuestros días.

76

Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado,
porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,

77

para dar conocimiento de salvación a su pueblo,
para remisión de sus pecados,

78

por la tierna misericordia de nuestro Dios,
con que nos visitó desde lo alto la aurora,

79

para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte,
para encaminar nuestros pies por camino de paz.

80 Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día en que se mostró a Israel.

Capítulo 2

Mensajeros celestiales anuncian el nacimiento de Jesús en Belén — Jesús es circuncidado, y Simeón y Ana profetizan de Su misión — A la edad de doce años se ocupa de los asuntos de Su Padre.

1 Y aconteció en aquellos días que salió un edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuese empadronada.

2 Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.

3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.

4 Entonces subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David,

5 para ser empadronado con María, su mujer, desposada con él, la que estaba encinta.

6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de dar a luz.

7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

8 Y había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños.

9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.

10 Pero el ángel les dijo: No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que serán para todo el pueblo:

11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.

12 Y esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.

13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían:

14

¡Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

15 Y aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron los unos a los otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha manifestado.

16 Y vinieron de prisa y hallaron a María, y a José, y al niño acostado en el pesebre.

17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño.

18 Y todos los que oyeron se maravillaron de lo que los pastores les decían.

19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

20 Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.

21 Y cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre Jesús , el cual le había sido puesto por el ángel antes que él fuese concebido en el vientre.

22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarlo al Señor

23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abra la matriz será llamado santo para el Señor),

24 y para dar la ofrenda conforme a lo que está dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones.

25 Y he aquí, había un hombre en Jerusalén llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.

26 Y había recibido revelación del Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor.

27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres llevaron al niño Jesús al templo, para hacer por él conforme a la costumbre de la ley,

28 entonces él lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios y dijo:

29

Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz,
conforme a tu palabra,

30

porque han visto mis ojos tu salvación,

31

la cual has preparado en presencia de todos los pueblos;

32

luz para revelación a los gentiles
y gloria de tu pueblo Israel.

33 Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de él.

34 Y los bendijo Simeón y dijo a su madre María: He aquí, este niño ha sido puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha;

35 y una espada traspasará tu alma misma, para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.

36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad;

37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años, y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.

38 Y ésta, llegando en la misma hora, daba gracias al Señor y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

39 Después que hubieron cumplido con todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

40 Y el niño crecía, y se fortalecía y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.

41 E iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.

42 Y cuando tuvo doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta.

43 Y cumplidos los días, al volver ellos, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin saberlo José y su madre.

44 Y pensando que estaba entre los del grupo, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y entre los conocidos;

45 pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole.

46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndolos y preguntándoles.

47 Y todos los que le oían se asombraban de su entendimiento y de sus respuestas.

48 Y cuando le vieron, se maravillaron; y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.

49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar?

50 Pero ellos no entendieron las palabras que les habló.

51 Y descendió con ellos y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.

52 Y Jesús crecía en sabiduría, y en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.