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domingo, 29 de julio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 174: Salmos 39-42


Salmo 39
David procura dominar su lengua — El hombre no es más que vanidad — David es extranjero y peregrino en la tierra.

Al músico principal: a Jedutún. Salmo de David. 1

Yo dije: Guardaré mis caminos,
para no pecar con mi lengua;
guardaré mi boca con freno,
en tanto que el impío esté delante de mí.

2

Enmudecí con silencio; me callé aun acerca de lo bueno,
y se agravó mi dolor.

3

Se enardeció mi corazón dentro de mí;
ardía fuego en mis reflexiones,
y así hablé con mi lengua:

4

Hazme saber, oh Jehová, mi fin
y cuánta sea la medida de mis días;
sepa yo cuán frágil soy.

5

He aquí, diste a mis días término corto,
y mi edad es como nada delante de ti;
ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah

6

Ciertamente, como una sombra anda el hombre;
ciertamente en vano se afana;
acumula, y no sabe quién recogerá.

7

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza está en ti.

8

Líbrame de todas mis transgresiones;
no me pongas como escarnio del insensato.

9

Enmudecí; no abrí mi boca,
porque tú lo hiciste.

10

Quita de sobre mí tu azote;
estoy consumido bajo los golpes de tu mano.

11

Con castigos por el pecado corriges al hombre,
y deshaces como polilla lo más estimado de él;
ciertamente, todo hombre es vanidad. Selah

12

Oye mi oración, oh Jehová, y presta oídos a mi clamor.
No calles ante mis lágrimas,
porque extranjero soy para contigo,
y peregrino, como todos mis padres.

13

Aparta de mí tu mirada, y tomaré fuerzas
antes de que me vaya y deje de ser.

Salmo 40
Salmo mesiánico de David — El Mesías vendrá y anunciará justicia — Proclamará salvación — Los justos dirán: Jehová sea engrandecido.

Al músico principal. Salmo de David. 1

Pacientemente esperé a Jehová,
y él se inclinó a mí y oyó mi clamor.

2

Y me sacó del pozo turbulento, del lodo cenagoso;
y puso mis pies sobre una roca y enderezó mis pasos.

3

Y puso en mi boca cántico nuevo, canto de alabanza a nuestro Dios.
Muchos verán esto y temerán,
y confiarán en Jehová.

4

Bienaventurado el hombre que pone en Jehová su confianza,
y no se vuelve a los soberbios ni a los que se desvían tras la mentira.

5

Muchas son, oh Jehová, Dios mío,
las maravillas que tú has hecho,
y muchos tus pensamientos para con nosotros.
Nadie hay que se compare contigo.
Si yo los anunciara y hablara de ellos,
no podrían ser enumerados.

6

Sacrificio y ofrenda no te agradan;
has abierto mis oídos;
holocausto y ofrenda por el pecado no has pedido.

7

Entonces dije: He aquí, vengo;
en el rollo del libro está escrito de mí;

8

en hacer tu voluntad, Dios mío, me deleito,
y tu ley está dentro de mí.

9

He anunciado justicia en la gran congregación;
he aquí, no he refrenado mis labios, oh Jehová; tú lo sabes.

10

No he escondido tu justicia dentro de mi corazón;
tu verdad y tu salvación he proclamado;
no he ocultado tu amorosa bondad ni tu verdad en la gran congregación.

11

Tú, oh Jehová, no retengas de mí tus tiernas misericordias;
tu amorosa bondad y tu verdad me guarden siempre.

12

Porque me han rodeado males sin número;
me han alcanzado mis iniquidades y no puedo levantar la vista.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y el corazón me falla.

13

Ten a bien, oh Jehová, librarme;
Jehová, apresúrate a socorrerme.

14

Sean avergonzados y confundidos a una
los que buscan mi vida para destruirla.
Sean vueltos atrás y sean avergonzados
los que mi mal desean.

15

Sean desolados en pago de su vergüenza
los que con burla me dicen: ¡Ajá, ajá!

16

Regocíjense y alégrense en ti todos los que te buscan,
y digan siempre los que aman tu salvación:
¡Jehová sea engrandecido!

17

Aunque yo esté pobre y necesitado,
el Señor pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú;
¡Dios mío, no te tardes!

Salmo 41
David dice: Bienaventurado el que piensa en el pobre — Se predice la traición de Judas.

Al músico principal. Salmo de David. 1

Bienaventurado el que piensa en el pobre;
en el día malo lo librará Jehová.

2

Jehová lo guardará, y lo mantendrá con vida y será bienaventurado en la tierra;
y no lo entregará a la voluntad de sus enemigos.

3

Jehová lo sostendrá en el lecho del dolor;
ablandará su cama en la enfermedad.

4

Yo dije: Oh Jehová, ten misericordia de mí,
sana mi alma, porque contra ti he pecado.

5

Mis enemigos hablan mal de mí, preguntando:
¿Cuándo morirá y perecerá su nombre?

6

Y si alguno viene a verme, habla mentira;
su corazón recoge para sí iniquidad,
y al salir fuera, la divulga.

7

Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen;
contra mí traman el mal, diciendo:

8

Una pestilencia se ha apoderado de él;
el que cayó en cama no volverá a levantarse.

9

Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía,
alzó contra mí el calcañar.

10

Mas tú, oh Jehová, ten misericordia de mí y hazme levantar,
y les daré su pago.

11

Por esto sé que te complaces en mí,
en que mi enemigo no cante victoria sobre mí.

12

En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado,
y me has hecho estar delante de ti para siempre.

13

Bendito sea Jehová, el Dios de Israel,
por los siglos de los siglos. Amén y Amén.

Salmo 42

Las almas de los justos tienen sed de Dios — Los inicuos dicen: ¿Dónde está tu Dios?

Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré. 1

Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas,
así te anhela, oh Dios, el alma mía.

2

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?

3

Han sido mis lágrimas mi pan de día y de noche,
mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?

4

Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí,
cuando yo iba con la multitud y la conducía hasta la casa de Dios,
con voz de alegría y de gratitud, haciendo fiesta la multitud.

5

¿Por qué te abates, oh alma mía,
y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, porque aún he de alabarle
por la salvación de su presencia.

6

Dios mío, mi alma está abatida dentro de mí;
me acordaré de ti, por tanto, desde la tierra del Jordán
y de los hermonitas, desde el monte Mizar.

7

Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

8

De día mandará Jehová su amorosa bondad,
y de noche su cántico estará conmigo,
y mi oración al Dios de mi vida.

9

Y a Dios, mi roca, diré: ¿Por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo de duelo por la opresión del enemigo?

10

Con quebranto en mis huesos, mis enemigos me afrentan,
diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?

11

¿Por qué te abates, oh alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, porque aún he de alabarle,
¡mi salvación y mi Dios!




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