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miércoles, 2 de mayo de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 112: 1 Reyes 18-19

Primer libro de los Reyes
Capítulo 18

Elías el profeta es enviado a reunirse con Acab — Abdías salva a cien profetas y se reúne con Elías el profeta — Elías desafía a los profetas de Baal a hacer descender fuego del cielo — Ellos fallan — Elías hace descender fuego, mata a los profetas de Baal y abre los cielos para que llueva.

1 Y aconteció que pasados muchos días, vino la palabra de Jehová a Elías al tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo enviaré lluvia sobre la faz de la tierra.

2Y fue Elías a mostrarse a Acab. Y había gran hambre en Samaria.

3Y Acab llamó a Abdías, su mayordomo. Y Abdías era en gran manera temeroso de Jehová,

4porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió en cuevas de cincuenta en cincuenta, y los sustentó con pan y agua.

5Y dijo Acab a Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de agua y a todos los arroyos por si acaso hallamos pasto con que conservemos con vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias.

6Y dividieron entre sí el país para recorrerlo; Acab fue por un camino, y Abdías fue separadamente por otro.

7Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando le reconoció, se postró sobre su rostro y dijo: ¿No eres tú Elías, mi señor?

8Y él respondió: Yo soy; ve y di a tu amo: Aquí está Elías.

9Pero él dijo: ¿En qué he pecado para que tú entregues a tu siervo en manos de Acab para que me mate?

10Vive Jehová tu Dios que no hay nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte; y cuando respondían: No está aquí, él hacía jurar a reinos y a naciones que no te habían hallado.

11¿Y ahora tú dices: Ve y di a tu amo: Aquí está Elías?

12Y acontecerá que cuando yo me haya ido, el espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa; y al ir yo a dar las nuevas a Acab, él no te hallará y me matará; y tu siervo ha temido a Jehová desde su juventud.

13¿No le han dicho a mi señor lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová, que escondí en cuevas a cien de los profetas de Jehová, de cincuenta en cincuenta, en cuevas, y los mantuve con pan y agua?

14Y ahora dices tú: Ve y di a tu amo: Aquí está Elías. Entonces él me matará.

15Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, delante de quien estoy, que hoy me presentaré ante él.

16Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab y le dio el aviso; y Acab fue a encontrarse con Elías.

17Y aconteció que cuando Acab vio a Elías, Acab le dijo: ¿Eres tú el que perturbas a Israel?

18Y él respondió: Yo no he perturbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, porque habéis abandonado los mandamientos de Jehová y habéis seguido a los baales.

19Envía, pues, ahora a reunir junto a mí a todo Israel en el monte Carmelo, y a cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y a cuatrocientos profetas de Asera que comen de la mesa de Jezabel.

20Entonces Acab envió mensaje a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.

21Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos opiniones? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, seguidle a él. Y el pueblo no respondió palabra.

22Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado como profeta de Jehová; pero de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.

23Dennos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y no pondré ningún fuego debajo.

24Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que responda por medio del fuego, ése es Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.

25Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escoged un buey, y preparadlo primero, pues vosotros sois más; e invocad el nombre de vuestros dioses, pero no pongáis fuego debajo.

26Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando alrededor del altar que habían hecho.

27Y aconteció al mediodía que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque es un dios; quizá está meditando, o está ocupado, o se ha ido de viaje; o acaso duerme y hay que despertarlo.

28Y ellos clamaban a grandes voces, y se cortaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta que les chorreaba la sangre.

29Y aconteció que pasó el mediodía, y ellos profetizaban frenéticamente hasta la hora de la ofrenda de la tarde, y no hubo voz, ni quien respondiese ni escuchase.

30Elías dijo entonces a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se acercó a él, y él reparó el altar de Jehová que estaba arruinado.

31Y Elías tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien había venido la palabra de Jehová, diciendo: Israel será tu nombre.

32Edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar en que cupieran dos medidas de grano.

33Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos y lo puso sobre la leña.

34Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez.

35De manera que el agua corría alrededor del altar; y también se había llenado de agua la zanja.

36Y sucedió que cuando llegó la hora de ofrecer el sacrificio, se acercó el profeta Elías y dijo: Oh Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

37Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que este pueblo conozca que tú, oh Jehová, eres Dios, y que tú has hecho volver a ti el corazón de ellos.

38Entonces cayó fuego de Jehová, el cual consumió el sacrificio, y la leña, y las piedras, y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.

39Y viéndolo todo el pueblo, cayeron sobre sus rostros y dijeron: ¡Jehová es Dios! ¡Jehová es Dios!

40Y les dijo Elías: Prended a los profetas de Baal, que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo Cisón, y allí los degolló.

41Y entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe, porque ya se oye el ruido de una gran lluvia.

42Y Acab subió a comer y a beber. Pero Elías subió a la cumbre del Carmelo; y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

43Y dijo a su criado: Sube ahora y mira hacia el mar. Y él subió y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces.

44Y a la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube, como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve y di a Acab: Prepárate y desciende, para que la lluvia no te detenga.

45Y aconteció que, estando en esto, los cielos se oscurecieron con nubes y viento y hubo una gran lluvia. Y subió Acab al carro y fue a Jezreel.

46Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, quien ciñó sus lomos y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.

Primer libro de los Reyes
Capítulo 19

Jezabel procura matar a Elías el profeta — Un ángel envía a Elías a Horeb — Jehová habla a Elías, no en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino con voz apacible y delicada — Eliseo se une a Elías el profeta.

1Y Acab dio la nueva a Jezabel de todo lo que Elías había hecho y de cómo había matado a espada a todos los profetas.

2Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu vida como la vida de uno de ellos.

3Viendo, pues, Elías el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y llegó a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.

4Y él se fue por el desierto a un día de camino, y llegó y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová; quítame la vida, porque no soy yo mejor que mis padres.

5Y se acostó debajo del enebro y se quedó dormido, y he aquí, un ángel le tocó y le dijo: Levántate, come.

6Entonces él miró, y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre las brasas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a recostarse.

7Y volvió el ángel de Jehová por segunda vez, y le tocó, diciendo: Levántate, come, porque el camino que te resta es demasiado largo para ti.

8Se levantó, pues, y comió y bebió; y caminó con las fuerzas de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

9Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él la palabra de Jehová, y le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?

10Y él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu convenio, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

11Y él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí que Jehová pasaba, y un grande y poderoso viento rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento, un terremoto, pero Jehová no estaba en el terremoto.

12Y tras el terremoto, un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego, una voz apacible y delicada.

13Y cuando la oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió y se paró a la entrada de la cueva. Y he aquí llegó una voz a él, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

14Y él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu convenio, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

15Y le dijo Jehová: Ve, regresa por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás y ungirás a Hazael como rey de Siria.

16Y a Jehú hijo de Nimsi ungirás como rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.

17Y acontecerá que al que escape de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y al que escape de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.

18Y yo haré que queden en Israel siete mil, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal, y todas las bocas que no lo han besado.

19Y al partir él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de él, y él estaba con la última. Y pasó Elías junto a él y echó sobre él su manto.

20Entonces dejó él los bueyes, y fue corriendo tras Elías y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve, ¿qué te he hecho yo?

21Y lo dejó y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne de ellos, y la dio al pueblo y la comieron. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.




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