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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 252: Joel 1-3


Joel Capítulo 1
Convocad una asamblea solemne y congregaos en la casa de Jehová, porque el día de Jehová está cerca.

1 La palabra de Jehová que vino a Joel hijo de Petuel.

2 Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido algo semejante en vuestros días o en los días de vuestros padres?

3 De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la siguiente generación.

4 Lo que dejó la oruga lo comió la langosta, y lo que dejó la langosta lo comió el pulgón; y el saltón comió lo que el pulgón había dejado.

5 ¡Despertad, borrachos, y llorad! Aullad todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca.

6 Porque una nación subió a mi tierra, fuerte y sin número; sus dientes, dientes de león, y sus muelas, muelas de león.

7 Asoló mi vid y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y la derribó; sus ramas quedaron blancas.

8 Llora tú, como una joven vestida de cilicio por el marido de su juventud.

9 Excluidas son la ofrenda de grano y la libación de la casa de Jehová; los sacerdotes, ministros de Jehová, están de duelo.

10 El campo fue destruido; está de duelo la tierra, porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, y se agotó el aceite.

11 Avergonzaos, labradores; aullad, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del campo.

12 Se secó la vid y pereció la higuera; el granado, y también la palmera y el manzano; se secaron todos los árboles del campo, por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres.

13 Ceñíos y lamentad, sacerdotes; aullad, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitadas son de la casa de vuestro Dios la ofrenda de grano y la libación.

14 Consagrad un ayuno; convocad una asamblea solemne. Congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová.

15 ¡Ay del día!, porque cercano está el día de Jehová; y vendrá como destrucción de parte del Todopoderoso.

16 ¿No ha sido quitado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios?

17 La semilla se pudrió debajo de sus terrones; los graneros fueron asolados y los alfolíes destruidos, porque se secó el grano.

18 ¡Cuánto gimieron las bestias! ¡Cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes porque no tuvieron pastos! También fueron asolados los rebaños de las ovejas.

19 A ti, oh Jehová, clamaré, porque el fuego consumió los pastos del desierto, y la llama abrasó todos los árboles del campo.

20 Las bestias del campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y el fuego consumió las praderas del desierto.

Capítulo 2

Guerra y desolación precederán a la Segunda Venida — El sol y la luna se oscurecerán — Jehová derramará Su Espíritu sobre toda carne — Habrá sueños y visiones.

1 Tocad trompeta en Sión y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano,

2 día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra. Como sobre los montes se derrama el alba, así viene un pueblo grande y fuerte; nunca desde la antigüedad hubo otro semejante a él, ni después de él lo habrá por años, de generación en generación.

3 Delante de él consumirá el fuego, y detrás de él abrasará la llama; como el huerto de Edén será la tierra delante de él, y detrás de él, deja un desierto desolado; no habrá quien escape de él.

4 Su aspecto es como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán.

5 Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes, como sonido de llama de fuego que consume el rastrojo, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla.

6 Delante de él temerán los pueblos; se pondrán mustios todos los semblantes.

7 Como valientes correrán; como hombres de guerra escalarán el muro. Y cada cual marchará por su camino y no se desvían de sus sendas.

8 Ninguno empujará a su compañero; cada uno irá por su camino. Y aun cayendo sobre la espada, no se herirán.

9 Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones.

10 Delante de ellos temblará la tierra, y se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.

11 Y Jehová dará su voz delante de su ejército, porque muy grande es su campamento, y fuerte es el que ejecuta su palabra; porque grande es el día de Jehová y muy terrible. ¿Y quién podrá soportarlo?

12 Por eso pues, ahora, dice Jehová, volveos a mí con todo vuestro corazón, y con ayuno, y con lamento y con llanto.

13 Y rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; y volveos a Jehová vuestro Dios, porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y se arrepiente del castigo.

14 ¿Quién sabe si volverá, y se apiadará y dejará bendición tras sí, ofrenda de grano y libación para Jehová vuestro Dios?

15 Tocad trompeta en Sión; consagrad un ayuno; convocad una asamblea solemne.

16 Reunid al pueblo; santificad la reunión. Juntad a los ancianos; congregad a los niños y a los niños de pecho; salga de su cámara el novio y de su tálamo la novia.

17 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo y no entregues al oprobio tu heredad para que las naciones no se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?

18 Y Jehová tendrá celo por su tierra y perdonará a su pueblo.

19 Y responderá Jehová y dirá a su pueblo: He aquí, yo os envío grano, y mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os entregaré al oprobio entre las naciones.

20 Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta: su vanguardia hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas.

21 Tierra, no temas; alégrate y regocíjate, porque Jehová hará grandes cosas.

22 Animales del campo, no temáis, porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles darán su fruto; la higuera y la vid darán sus frutos.

23 Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y regocijaos en Jehová vuestro Dios, porque os ha dado la primera lluvia en su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.

24 Y las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y de aceite.

25 Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón y el saltón, mi gran ejército que envié contra vosotros.

26 Y comeréis hasta saciaros y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.

27 Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.

28 Y acontecerá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.

29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

30 Y haré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego y columnas de humo.

31 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y terrible de Jehová.

32 Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre de Jehová será salvo, porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá salvación, como Jehová ha dicho, y entre los sobrevivientes, a los que Jehová haya llamado.

Capítulo 3

Todas las naciones estarán en guerra — Multitudes se congregan en el valle de la decisión al acercarse la Segunda Venida — Jehová morará en Sión.

1 Porque he aquí que en aquellos días y en aquel tiempo en que haré volver a los cautivos de Judá y de Jerusalén,

2 reuniré a todas las naciones y las haré descender al valle de Josafat; y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel, mi heredad, al que esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra.

3 Y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron un niño por una ramera y vendieron una niña por vino para beber.

4 Y también, ¿qué tenéis que ver conmigo, Tiro y Sidón, y todos los territorios de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra propia cabeza.

5 Porque os habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas llevasteis a vuestros templos;

6 y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su territorio.

7 He aquí, yo los levantaré del lugar donde los vendisteis y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza.

8 Y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana, porque Jehová ha hablado.

9 Proclamad esto entre las naciones: Preparaos para la guerra; despertad a los valientes; acérquense, vengan todos los hombres de guerra.

10 Haced espadas de vuestras rejas de arado, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy.

11 Apresuraos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz descender allí, oh Jehová, a tus fuertes.

12 Despiértense las naciones y suban al valle de Josafat, porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.

13 Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, pisad, porque el lagar está lleno; rebosan las cubas, porque mucha es la maldad de ellos.

14 Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.

15 El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.

16 Y Jehová rugirá desde Sión y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; mas Jehová será el refugio de su pueblo y la fortaleza de los hijos de Israel.

17 Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sión, mi santo monte; y será Jerusalén santa, y extraños no pasarán más por ella.

18 Y sucederá que en aquel día los montes destilarán mosto, y de los collados fluirá leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; y saldrá un manantial de la casa de Jehová y regará el valle de Sitim.

19 Egipto será destruido, y Edom será un desierto desolado, por la violencia hecha a los hijos de Judá, porque derramaron en su tierra sangre inocente.

20 Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén de generación en generación.

21 Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová morará en Sión.