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martes, 12 de junio de 2012

Fue obediente a La voluntad de su Padre (Marcos 14:36).

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina 2009 SUD: Día: 147: Esdras 4-7


Esdras
..Capítulo 4
Los samaritanos ofrecen ayuda y después estorban la obra — Cesa la construcción del templo y de los muros de Jerusalén.

1Y cuando oyeron los enemigos de Judá y de Benjamín que los que habían regresado de la cautividad reedificaban el templo de Jehová Dios de Israel,

2se acercaron a Zorobabel y a los jefes de las casas paternas y les dijeron: Permitidnos edificar con vosotros, porque, como vosotros, buscamos a vuestro Dios y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón, rey de Asiria, que nos trajo aquí.

3Y les dijeron Zorobabel y Jesúa y los demás jefes de las casas paternas de Israel: No tenéis parte con nosotros para edificar una casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.

4Pero el pueblo de aquella tierra debilitó las manos del pueblo de Judá y los atribulaban durante la construcción.

5Sobornaron además contra ellos a algunos consejeros para frustrar su propósito todos los días de Ciro, rey de Persia, y hasta el reinado de Darío, rey de Persia.

6Y en el reinado de Asuero, al principio de su reinado, escribieron una acusación contra los habitantes de Judá y de Jerusalén.

7Y en los días de Artajerjes, Bislam, Mitrídates, Tabeel y sus demás compañeros, escribieron a Artajerjes, rey de Persia; y la carta estaba escrita en arameo y traducida al arameo.

8El comandante Rehum y el escriba Simsai escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes, como sigue:

9El comandante Rehum, y el escriba Simsai y sus demás compañeros, los jueces, y los gobernadores, los oficiales, los afarseos, los erequeos, los babilonios, los susaneos, los dieveos, los elamitas,

10y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar llevó cautivos e hizo habitar en las ciudades de Samaria y los demás del otro lado del Río.

11Ésta es la copia de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del Río: Y ahora,

12sepa el rey que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; reedifican la ciudad rebelde y mala, y han erigido los muros y echado los cimientos.

13Sepa ahora el rey que si aquella ciudad es reedificada y los muros son levantados, no pagarán tributo, ni impuestos ni rentas; y el ingreso de los reyes será menoscabado.

14Puesto que nos mantienen desde el palacio, no nos parece digno ver que el rey sea menospreciado; por lo cual, hemos enviado a hacerlo saber al rey,

15para que se busque en el libro de las memorias de nuestros padres; y hallarás en el libro de las memorias y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo en ella se han fomentado rebeliones; por ese motivo esta ciudad fue destruida.

16Hacemos saber al rey que si se reedifica esta ciudad y se levantan sus muros, la región del otro lado del Río no será tuya.

17El rey envió respuesta al comandante Rehum, y al escriba Simsai, y a sus demás compañeros que habitan en Samaria y a los demás del otro lado del Río: Paz. Y ahora,

18la carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí.

19Y ordené que se investigara, y hallaron que aquella ciudad se ha levantado desde tiempo antiguo contra los reyes, y que en ella se han fomentado rebeliones e insurrecciones,

20y que hubo en Jerusalén reyes fuertes, cuyo dominio se extendía a todo lo que hay al otro lado del Río, y que se les pagaba tributo, impuestos y rentas.

21Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden.

22Y mirad que no seáis negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de los reyes?

23Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y del escriba Simsai y de sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén, a los judíos, y con poder y fuerza les hicieron cesar la obra.

24Cesó entonces la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia.

Esdras
..Capítulo 5

Hageo y Zacarías profetizan — Zorobabel reanuda la construcción del templo — Los samaritanos desafían el derecho de los judíos de continuar la obra de la construcción.

1 Y profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel, que estaba sobre ellos.

2Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y con ellos estaban los profetas de Dios que les ayudaban.

3En aquel tiempo vino a ellos Tatnai, gobernador del otro lado del Río, y Setar-boznai, con sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha mandado reedificar esta casa y levantar estos muros?

4Y también les preguntamos: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que reedifican este edificio?

5Pero el ojo de su Dios velaba sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar la obra hasta que el asunto fuese llevado a Darío y se recibiera una carta de respuesta sobre esto.

6Ésta es una copia de la carta que Tatnai, gobernador del otro lado del Río, y Setar-boznai y sus compañeros, los oficiales, del otro lado del Río, enviaron al rey Darío.

7Le enviaron una carta escrita de esta manera: Al rey Darío: Toda paz.

8Sepa el rey que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se reedifica con piedras grandes y vigas en las paredes; y la obra se hace con esmero y prospera en sus manos.

9Entonces preguntamos a los ancianos y les dijimos así: ¿Quién os ha mandado reedificar esta casa y levantar estos muros?

10Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber, a fin de escribirte los nombres de los hombres que eran sus jefes.

11Y así nos respondieron, diciendo: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que hace ya muchos años había sido edificada, la cual un gran rey de Israel edificó y terminó.

12Pero después que nuestros padres provocaron a ira al Dios del cielo, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo, el que destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a Babilonia.

13Pero en el primer año de Ciro, rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios fuese reedificada.

14Y también los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había puesto como gobernador;

15y le dijo: Toma estos utensilios, ve y ponlos en el templo que está en Jerusalén; y sea reedificada la casa de Dios en su lugar.

16Entonces vino este Sesbasar y puso los cimientos de la casa de Dios que está en Jerusalén; y desde entonces hasta ahora se edifica, pero aún no está terminada.

17Y ahora, si al rey le parece bien, que se busque en la casa de los tesoros del rey que está allí en Babilonia, si es verdad que el rey Ciro dio en realidad la orden para reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y que se nos envíe a decir la voluntad del rey sobre esto.

Esdras
..Capítulo 6

Darío renueva el decreto de Ciro de reconstruir el templo — Se termina y se dedica, y se reanudan los sacrificios y las fiestas.

1 Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los libros donde guardaban los tesoros allí en Babilonia.

2Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un rollo en el cual estaba escrito así: Memoria:

3En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios que estaba en Jerusalén: Que se reedifique la casa como lugar para ofrecer sacrificios, y que se coloquen firmemente sus cimientos; con su altura de sesenta codos y su anchura de sesenta codos;

4con tres hileras de piedras grandes y una hilera de vigas de madera nueva; y que el gasto sea pagado por la casa del rey.

5Y que también los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los llevó a Babilonia, sean devueltos y se lleven al templo que está en Jerusalén, a su lugar, y sean puestos en la casa de Dios.

6Ahora pues, Tatnai, gobernador del otro lado del Río, Setar-boznai y vuestros compañeros los oficiales que estáis al otro lado del Río, apartaos de allí.

7No estorbéis la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar.

8Y ésta es mi orden en cuanto a lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar la casa de Dios: que de los bienes del rey que vienen del tributo del otro lado del Río, sean pagados puntualmente los gastos a aquellos hombres, para que no cese la obra.

9Y lo que sea necesario, becerros y carneros y corderos, para los holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que digan los sacerdotes que están en Jerusalén, se les dé cada día sin falta,

10para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios de los cielos y oren por la vida del rey y por la de sus hijos.

11También he dado orden de que a cualquiera que altere este decreto le sea arrancada una viga de su casa, y levantándola, sea colgado en ella; y su casa sea hecha muladar por esto.

12Y el Dios que ha hecho habitar allí su nombre destruya a todo rey y pueblo que ponga su mano para cambiar o destruir esa casa de Dios que está en Jerusalén. Yo, Darío, he dado este decreto; sea cumplido con exactitud.

13Entonces Tatnai, gobernador del otro lado del Río, y Setar-boznai y sus compañeros hicieron con toda exactitud según el rey Darío había mandado.

14Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron la obra, por el mandamiento del Dios de Israel, y por el mandato de Ciro, y de Darío y de Artajerjes, rey de Persia.

15Y esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío.

16Y los hijos de Israel, los sacerdotes, y los levitas y los demás que habían regresado de la cautividad celebraron con gozo la dedicación de esta casa de Dios.

17Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos, y doce machos cabríos como ofrenda por el pecado por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel.

18Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos y a los levitas en sus grupos, para el servicio de Dios que está en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.

19Y los hijos de la cautividad celebraron la Pascua a los catorce días del mes primero.

20Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado juntamente, todos estaban limpios; y sacrificaron la Pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes y por sí mismos.

21Y comieron los hijos de Israel que habían regresado de la cautividad, y todos los que se habían apartado de la impureza de las naciones de la tierra, para buscar a Jehová Dios de Israel.

22Y celebraron con regocijo la fiesta de los panes sin levadura durante siete días, por cuanto Jehová los había alegrado y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, el Dios de Israel.

Esdras
..Capítulo 7

Esdras sube a Jerusalén — Artajerjes proporciona lo necesario para el embellecimiento del templo y apoya a los judíos en su adoración.

1 Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías,

2hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob,

3hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot,

4hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui,

5hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, sumo sacerdote,

6este Esdras subió de Babilonia, y era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, pues la mano de Jehová su Dios estaba sobre él.

7Y subieron con él a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, y de los levitas, y de los cantores, y de los porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes.

8Y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey.

9Porque el día primero del primer mes comenzó a subir desde Babilonia, y el primero del mes quinto llegó a Jerusalén, pues la buena mano de su Dios estaba sobre él.

10Porque Esdras había preparado su corazón para buscar la ley de Jehová, y para cumplirla y para enseñar en Israel los estatutos y los decretos.

11Y ésta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes a Esdras, el sacerdote y escriba, escriba versado en las palabras de los mandamientos de Jehová y de sus estatutos a Israel:

12Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo: Paz perfecta. Y ahora,

13he dado orden de que cualquiera que en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y de los levitas, quiera ir contigo a Jerusalén, vaya.

14Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a investigar acerca de Judea y de Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tus manos;

15y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén;

16y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias que el pueblo y los sacerdotes ofrezcan voluntariamente para la casa de su Dios que está en Jerusalén.

17Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas de grano y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios que está en Jerusalén.

18Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca bien hacer con la otra plata y el oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios.

19Y los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.

20Y el resto de lo necesario para la casa de tu Dios que te fuere menester dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.

21Y yo mismo, el rey Artajerjes, he dado orden a todos los tesoreros que están al otro lado del Río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le entregue con toda exactitud,

22hasta cien talentos de plata, y hasta cien coros de trigo, y hasta cien batos de vino, y hasta cien batos de aceite y sal sin medida.

23Todo lo que es mandado por el Dios del cielo sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo, pues, ¿por qué habría de haber ira contra el reino del rey y sus hijos?

24Y a vosotros os hacemos saber que a ninguno de los sacerdotes y los levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo ni sirvientes de esta casa de Dios, nadie podrá imponerles tributo, impuestos ni renta.

25Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y magistrados que juzguen a todo el pueblo que está al otro lado del Río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conozca, enséñaselas.

26Y todo aquel que no cumpla la ley de tu Dios y la ley del rey sea juzgado prontamente, ya sea a muerte, a destierro, a confiscación de bienes o a prisión.

27Bendito Jehová, Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén.

28E inclinó hacia mí su misericordia delante del rey, y de sus consejeros y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido según la mano de Jehová mi Dios sobre mí, reuní a los jefes de Israel para que subiesen conmigo.




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