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viernes, 28 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 260: Zacarías 8-11


Capítulo 8
En los últimos días se restablecerá Jerusalén, se recogerá a Judá y Jehová bendecirá a Su pueblo mucho más que en el pasado.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo:

2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo he tenido gran celo por Sión, y con gran ira la celé.

3 Así dice Jehová: Yo he vuelto a Sión y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad; y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.

4 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, y cada cual con su bastón en la mano por la multitud de sus días.

5 Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.

6 Así dice Jehová de los ejércitos: Si esto parecerá maravilloso a los ojos del remanente de este pueblo en aquellos días, ¿será también maravilloso delante de mis ojos?, dice Jehová de los ejércitos.

7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí, yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol;

8 y los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén; y serán mi pueblo, y yo seré su Dios en verdad y en justicia.

9 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Fortalézcanse vuestras manos, los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día en que se echó el cimiento de la casa de Jehová de los ejércitos, para edificar el templo.

10 Porque antes de estos días no había paga de hombre ni paga de bestia, ni hubo paz alguna para el que salía ni para el que entraba, a causa del enemigo, pues yo dejé a todos los hombres, cada cual contra su prójimo.

11 Mas ahora no seré con el resto de este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehová de los ejércitos.

12 Porque habrá siembra de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.

13 Y sucederá que así como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré, y seréis bendición. ¡No temáis! ¡Fortalézcanse vuestras manos!

14 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no me arrepentí,

15 así he vuelto a pensar hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días. No temáis.

16 Éstas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad, cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras puertas con verdad y con juicio de paz;

17 y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso, porque todas éstas son cosas que aborrezco, dice Jehová.

18 Y vino a mí la palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo:

19 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.

20 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún vendrán pueblos y moradores de muchas ciudades.

21 E irán los moradores de una ciudad a otra y dirán: ¡Vayamos rápido a implorar el favor de Jehová y a buscar a Jehová de los ejércitos! ¡Yo también iré!

22 Y vendrán muchos pueblos y naciones poderosas a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén y a implorar el favor de Jehová.

23 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán el borde del manto de un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.

Capítulo 9
Zacarías habla del Mesías — El Mesías vendrá trayendo salvación, humilde y montado sobre un asno — Liberará del foso a los presos — Judá y Efraín son instrumentos de Jehová.

1 La profecía de la palabra de Jehová contra la tierra de Hadrac y Damasco, su lugar de reposo; porque en Jehová están puestos los ojos de los hombres y de todas las tribus de Israel.

2 Y también Hamat lindará con ella; Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias.

3 Y Tiro se edificó fortaleza y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles;

4 he aquí, el Señor la empobrecerá, y herirá en el mar su poderío, y ella será consumida por el fuego.

5 Ascalón lo verá y temerá; Gaza también, y se dolerá en gran manera; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida; y perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada.

6 Y habitará en Asdod un bastardo, y yo talaré la soberbia de los filisteos;

7 y quitaré la sangre de su boca y sus abominaciones de entre sus dientes, y el que quede será un remanente para nuestro Dios, y será como gobernante en Judá, y Ecrón será como el jebuseo.

8 Y yo acamparé junto a mi casa como guardia, a causa del que va y del que viene; y no pasará más sobre ellos el opresor, porque ahora he visto con mis propios ojos.

9 Alégrate mucho, oh hija de Sión; da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén; he aquí, tu rey viene a ti, justo y trayendo salvación, humilde y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.

10 Y destruiré el carro de Efraín y el caballo de Jerusalén, y el arco de guerra será destruido; y hablará paz a las naciones; y su señorío será de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra.

11 Y en cuanto a ti, por la sangre de tu convenio yo he sacado a tus presos del foso en el que no hay agua.

12 Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de la esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble.

13 Porque he tensado para mí a Judá como arco, e hice de Efraín como su flecha; e incitaré a tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.

14 Y Jehová será visto sobre ellos, y su flecha saldrá como relámpago; y Jehová el Señor tocará la trompeta e irá en los torbellinos del sur.

15 Jehová de los ejércitos los defenderá, y ellos devorarán, y someterán las piedras de la honda, y beberán y harán ruido como embriagados de vino; y se llenarán como tazón o como los ángulos del altar.

16 Y los salvará en aquel día Jehová su Dios como rebaño de su pueblo, porque serán enaltecidos en su tierra como piedras de una corona.

17 Porque, ¡cuánta es su bondad y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes y el mosto a las doncellas.

Capítulo 10

Los de la casa de Judá y los de la casa de José serán dispersados entre los pueblos de países lejanos — Jehová los llamará con un silbido, los congregará y los redimirá.

1 Pedid a Jehová lluvia en el tiempo de la lluvia tardía; Jehová hará nubes de tormenta, y os dará lluvia abundante y hierba en el campo a cada uno.

2 Porque los ídolos han hablado engaño, y los adivinos han visto mentira y han contado sueños vanos; vano es su consuelo. Por eso el pueblo vaga como ovejas; está afligido porque no tiene pastor.

3 Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los machos cabríos; porque Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra.

4 De él saldrá la piedra angular, de él el clavo, de él el arco de la guerra, de él también todo gobernante, todos juntos.

5 Y serán como valientes, que en la batalla pisotean al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.

6 Porque yo fortaleceré la casa de Judá y salvaré la casa de José; y los haré volver, porque de ellos tendré piedad; y serán como si no los hubiera desechado, porque yo soy Jehová su Dios y los oiré.

7 Y los de Efraín serán como un valiente, y se alegrará su corazón como con el vino; sus hijos también lo verán y se alegrarán; su corazón se regocijará en Jehová.

8 Yo los llamaré con un silbido y los reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados como fueron multiplicados antes.

9 Y los dispersaré entre los pueblos; aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos y volverán.

10 Porque yo los haré volver de la tierra de Egipto y los congregaré de Asiria; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no habrá lugar suficiente para ellos.

11 Y él pasará por el mar de la angustia, y en el mar herirá las olas, y se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de Egipto.

12 Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová.

Capítulo 11


Zacarías habla del Mesías — El Mesías será entregado por treinta piezas de plata — El dinero será entregado al alfarero en la casa de Jehová.

1 ¡Oh Líbano, abre tus puertas, y consuma el fuego tus cedros!

2 Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, oh encinas de Basán, porque el bosque impenetrable es derribado.

3 Voz de aullido de pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de rugidos de cachorros de leones, porque la soberbia del Jordán es destruida.

4 Así ha dicho Jehová mi Dios: Apacienta las ovejas de la matanza,

5 a las cuales matan sus compradores y no se tienen por culpables; y el que las vende dice: Bendito sea Jehová, porque me he enriquecido; ni aun sus pastores tienen piedad de ellas.

6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los moradores de la tierra, dice Jehová, sino que he aquí, yo entregaré a los hombres, a cada cual en manos de su compañero y en manos de su rey; y asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.

7 Apacenté, pues, las ovejas de la matanza, esto es, a los pobres del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: a uno le puse por nombre Gracia, y al otro, Ataduras; y apacenté las ovejas.

8 Y destruí a tres pastores en un mes; y mi alma se impacientó con ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí.

9 Y dije: No os apacentaré; la que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, que cada una coma la carne de su compañera.

10 Tomé luego mi cayado Gracia y lo quebré, para romper mi convenio que había concertado con todos los pueblos.

11 Y fue roto en ese día, y así supieron los pobres del rebaño, que me observaban, que era la palabra de Jehová.

12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata.

13 Y me dijo Jehová: Échalas al alfarero; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata y las eché en la casa de Jehová, al alfarero.

14 Quebré luego mi otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.

15 Y me dijo Jehová: Toma de nuevo los aperos de un pastor insensato;

16 porque he aquí, yo levanto a un pastor en la tierra que no visitará a las que van a ser destruidas, ni buscará a la pequeña, ni curará a la perniquebrada ni sustentará a la sana, sino que comerá la carne de la engordada y romperá sus pezuñas.

17 ¡Ay del pastor inútil que abandona el rebaño! Hiera la espada su brazo y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido.