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sábado, 25 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 192: Salmos 139-144

Salmo 139

David dice que Jehová conoce todos los pensamientos y los hechos de los hombres — David pregunta: ¿Adónde irá el hombre para huir del Espíritu y de la presencia de Jehová? — El hombre ha sido hecho asombrosa y maravillosamente.

Al músico principal. Salmo de David. 1

Oh Jehová, tú me has escudriñado y conocido.

2

Tú has conocido mi sentar y mi levantar;
desde lejos has entendido mis pensamientos.

3

Has escudriñado mi andar y mi reposo,
y todos mis caminos te son conocidos.

4

Pues aún no está la palabra en mi lengua,
y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

5

Detrás y delante me rodeaste
y sobre mí pusiste tu mano.

6

Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
elevado es, no puedo comprenderlo.

7

¿Adónde me iré de tu espíritu?
¿Y adónde huiré de tu presencia?

8

Si subo a los cielos, allí estás tú;
y si en el Seol hago mi lecho, he aquí, allí estás tú.

9

Si tomo las alas del alba
y habito en el extremo del mar,

10

aun allí me guiará tu mano
y me asirá tu diestra.

11

Si digo: Ciertamente las tinieblas me encubrirán,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

12

Aun las tinieblas no encubren de ti,
y la noche resplandece como el día;
lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13

Porque tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.

14

Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;
maravillosas son tus obras,
y mi alma lo sabe muy bien.

15

No fueron encubiertos de ti mis huesos,
cuando en oculto fui formado
y entretejido en lo más profundo de la tierra.

16

Tus ojos vieron mi embrión,
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas,
cuando no existía ninguna de ellas.

17

Y, ¡cuán preciosos me son,
oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!

18

Si los contara, serían más numerosos que la arena.
Despierto y aún estoy contigo.

19

De cierto, oh Dios, harás morir al malvado.
¡Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios!

20

Porque ellos hablan maliciosamente contra ti;
tus enemigos toman en vano tu nombre.

21

¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
y no me repugnan tus enemigos?

22

Los aborrezco con intenso odio;
los tengo por enemigos.

23

Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos.

24

Y ve si hay camino de perversidad en mí
y guíame por el camino eterno.

Salmo 140

David ora para ser librado de sus enemigos — Jehová sustentará la causa del afligido y del menesteroso.

Al músico principal. Salmo de David. 1

Líbrame , oh Jehová, del hombre malo y
guárdame del hombre violento,

2

los cuales maquinan males en el corazón
y cada día provocan guerras.

3

Han aguzado su lengua como la serpiente;
veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah

4

Guárdame, oh Jehová, de manos del malvado;
protégeme del hombre violento,
que ha pensado trastornar mis pasos.

5

Me han escondido trampa y cuerdas los soberbios;
han tendido red junto a la senda;
me han puesto lazos. Selah

6

He dicho a Jehová: Tú eres mi Dios;
oye, oh Jehová, la voz de mis ruegos.

7

Oh Jehová, Señor, poder de mi salvación,
tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de la batalla.

8

No concedas, oh Jehová, al malvado sus deseos;
no saques adelante sus malos designios, para que no se ensoberbezca. Selah

9

En cuanto a los que me rodean,
la maldad de sus propios labios cubra sus cabezas.

10

Caigan sobre ellos brasas ardientes;
sean arrojados en el fuego,
en abismos profundos de donde no salgan.

11

No permanezca el hombre malhablado en la tierra;
cace el mal al hombre violento para derribarle.

12

Yo sé que Jehová sustentará la causa del afligido
y la del menesteroso.

13

Ciertamente los justos alabarán tu nombre;
los rectos morarán en tu presencia.

Salmo 141
David suplica a Jehová que dé oídos a sus oraciones — La reprensión del justo es un acto de bondad.

Salmo de David. 1

Jehová, a ti he clamado; apresúrate a mí;
da oídos a mi voz cuando te invoco.

2

Sea puesta mi oración delante de ti como el incienso,
el alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde.

3

Pon guarda a mi boca, oh Jehová;
guarda la puerta de mis labios.

4

No dejes que se incline mi corazón a cosa mala,
a hacer obras malas
con los que obran iniquidad;
y no coma yo de sus manjares.

5

Que el justo me castigue, será un favor,
y que me reprenda, será un excelente bálsamo
que no rechazará mi cabeza,
porque aún mi oración será contra sus maldades.

6

Cuando sean arrojados sus jueces en lugares peñascosos,
oirán mis palabras, que son agradables.

7

Como quien ara y rompe la tierra,
son esparcidos nuestros huesos a la boca del Seol.

8

Por tanto, oh Jehová, Señor, a ti miran mis ojos;
en ti he confiado; no desampares mi alma.

9

Guárdame de las trampas que me han tendido,
y de los señuelos de los que hacen iniquidad.

10

Caigan los malvados a una en sus redes,
mientras yo paso adelante.

Salmo 142

David ora pidiendo protección de sus enemigos.

Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva. 1

Con mi voz clamo a Jehová;
con mi voz pido a Jehová misericordia.

2

Delante de él derramo mi queja;
delante de él manifiesto mi angustia.

3

Cuando mi espíritu desmayaba dentro de mí,
tú conociste mi senda.
En el camino en que andaba,
me escondieron una trampa.

4

Mira a mano derecha y ve, pues no hay quien me reconozca;
no tengo refugio; no hay quien cuide de mi vida.

5

Clamé a ti, oh Jehová;
dije: Tú eres mi refugio,
mi porción en la tierra de los vivientes.

6

Atiende a mi clamor, porque estoy muy abatido;
líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.

7

Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre;
me rodearán los justos,
porque tú me harás bien.

Salmo 143

David suplica ser favorecido en juicio — David medita en las obras de Jehová y confía en Él.

Salmo de David. 1

Oh Jehová, oye mi oración; da oídos a mis súplicas.
Respóndeme en tu fidelidad, en tu justicia.

2

Y no entres en juicio con tu siervo,
porque no se justificará delante de ti ningún viviente.

3

Porque ha perseguido el enemigo mi alma;
ha aplastado en tierra mi vida;
me ha hecho habitar en tinieblas como los que han muerto hace tiempo.

4

Y mi espíritu desmaya en mí;
mi corazón está desolado dentro de mí.

5

Me acuerdo de los días antiguos;
medito en todas tus obras;
reflexiono en las obras de tus manos.

6

Extiendo mis manos hacia ti;
mi alma tiene sed de ti como la tierra sedienta. Selah

7

¡Respóndeme pronto, oh Jehová!
Desfallece mi espíritu.
No escondas de mí tu rostro,
para que no venga yo a ser semejante a los que descienden a la fosa.

8

Hazme oír por la mañana tu misericordia,
porque en ti confío;
hazme saber el camino por donde ande,
porque a ti elevo mi alma.

9

Líbrame de mis enemigos, oh Jehová;
a ti acudo en busca de refugio.

10

Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.

11

Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;
en tu justicia sacarás mi alma de la angustia.

12

Y en tu misericordia arrasarás a mis enemigos
y destruirás a todos los que afligen mi alma,
porque yo soy tu siervo.

Salmo 144

David bendice a Jehová por la liberación y la prosperidad temporal — Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.

Salmo de David. 1

Bendito sea Jehová, mi roca,
que adiestra mis manos para la batalla
y mis dedos para la guerra.

2

Misericordia mía y mi baluarte,
fortaleza mía y mi libertador,
escudo mío, en quien me he refugiado;
el que sujeta a mi pueblo debajo de mí.

3

Oh Jehová, ¿qué es el hombre para que de él tengas conocimiento,
o el hijo del hombre para que le tengas en cuenta?

4

El hombre es semejante a la vanidad;
sus días son como la sombra que pasa.

5

Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende;
toca los montes, y humearán.

6

Despide relámpagos y dispérsalos;
envía tus saetas y túrbalos.

7

Extiende tu mano desde lo alto;
rescátame y sácame de las muchas aguas,
de manos de los hijos de extranjeros,

8

cuya boca habla vanidad
y cuya diestra es diestra de mentira.

9

Oh Dios, a ti cantaré un cántico nuevo;
con salterio, con decacordio cantaré a ti,

10

el que da salvación a los reyes,
el que rescata a su siervo David de maligna espada.

11

Rescátame y sálvame de manos de los hijos de extranjeros,
cuya boca habla vanidad
y cuya diestra es diestra de mentira.

12

Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud,
nuestras hijas como columnas de esquinas labradas a manera de las de un palacio.

13

Estén nuestros graneros llenos, provistos de toda clase de grano;
multiplíquense nuestros rebaños por millares y decenas de millares en nuestros campos;

14

estén nuestros bueyes fuertes para el trabajo;
no se abran brechas ni haya salidas,
ni haya gritos en nuestras plazas.

15

Bienaventurado el pueblo que tiene esto;
bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.




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