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miércoles, 28 de marzo de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 84: 1 Samuel 3-6


Samuel..Capítulo 3
Jehová llama a Samuel — La casa de Elí no será expiada ni con sacrificios ni con ofrendas — Samuel es reconocido como profeta por todo Israel — Jehová se le aparece.

1Y el joven Samuel servía a Jehová delante de Elí; y la palabra de Jehová era de estima en aquellos días, y no había visión manifiesta.

2Y aconteció que un día, mientras Elí estaba acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse, y no podía ver,

3y Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios, y antes que la lámpara de Dios fuese apagada,

4Jehová llamó a Samuel, y él respondió: Heme aquí.

5Y corriendo hacia Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve a acostarte. Y él se fue y se acostó.

6Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, fue a Elí y le dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate.

7Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada.

8Jehová, pues, llamó por tercera vez a Samuel. Y él se levantó y fue a Elí y le dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven.

9Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llama, dirás: Habla, Jehová, que tu siervo escucha. Y se fue Samuel y se acostó en su lugar.

10Y vino Jehová, y se puso delante de él y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, que tu siervo escucha.

11Y Jehová dijo a Samuel: He aquí, haré yo una cosa en Israel que a quien la oiga le retiñirán ambos oídos.

12Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa; cuando comience, también acabaré.

13Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos se han envilecido, y él no los ha reprendido.

14Y, por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.

15Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí.

16Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí.

17Y dijo: ¿Qué es la palabra que te habló Jehová? Te ruego que no me la encubras. Así te haga Dios y aun te añada si me encubres palabra de todo lo que habló contigo.

18Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le parezca.

19Y Samuel crecía, y Jehová estaba con él y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.

20Y todo Israel supo, desde Dan hasta Beerseba, que Samuel había sido confirmado como profeta de Jehová.

21Así volvió Jehová a aparecer en Silo, porque Jehová se revelaba a Samuel en Silo por medio de la palabra de Jehová.

Samuel..Capítulo 4

Los israelitas son afligidos y derrotados por los filisteos, quienes además toman el arca de Dios — Matan a los hijos de Elí; Elí muere en un accidente, y su nuera muere en el parto.

1 Y llegaba la palabra de Samuel a todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel en batalla al encuentro de los filisteos y acampó junto a Eben-ezer, y los filisteos acamparon en Afec.

2Y los filisteos presentaron batalla a Israel, y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en el campo de batalla como a cuatro mil hombres.

3Y cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos de Silo el arca del convenio de Jehová, para que, estando entre nosotros, nos salve de la mano de nuestros enemigos.

4Y el pueblo envió a Silo, y trajeron de allá el arca del convenio de Jehová de los ejércitos, que está entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del convenio de Dios.

5Y aconteció que cuando el arca del convenio de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló.

6Y cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es ésta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento.

7Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros!, pues hasta ahora no ha sido así.

8¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de manos de estos dioses poderosos? Éstos son los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de plagas en el desierto.

9Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres y pelead.

10Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyó cada cual a su tienda; y hubo una gran mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie.

11Y el arca de Dios fue tomada, y murieron los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.

12Y corriendo de la batalla un hombre de Benjamín, llegó aquel día a Silo, rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza.

13Y cuando llegó, he aquí, Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegó, pues, aquel hombre a la ciudad, y al dar las nuevas, toda la ciudad gritó.

14Y cuando Elí oyó el estruendo de la gritería, dijo: ¿Qué estruendo de alboroto es éste? Y aquel hombre vino de prisa y le dio las nuevas a Elí.

15Era ya Elí de edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver.

16Dijo, pues, aquel hombre a Elí: Yo vengo de la batalla; he escapado hoy del combate. Y Elí dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío?

17Y el mensajero respondió y dijo: Israel huyó delante de los filisteos, y también hubo una gran mortandad entre el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, han muerto, y el arca de Dios fue tomada.

18Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó de la silla hacia atrás al lado de la puerta, y se desnucó y murió, porque era hombre anciano y pesaba mucho. Y había juzgado a Israel cuarenta años.

19Y su nuera, la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al parto, al oír el rumor de que el arca de Dios había sido tomada y que su suegro y su marido habían muerto, se inclinó y dio a luz, porque le sobrevinieron sus dolores.

20Y al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió ni prestó atención.

21Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Desterrada ha sido la gloria de Israel!, porque el arca de Dios ha sido tomada, y porque habían muerto su suegro y su marido.

22Dijo, pues: Desterrada ha sido la gloria de Israel, porque el arca de Dios ha sido tomada.

Samuel..Capítulo 5

Los filisteos colocan el arca en la casa de su dios Dagón — Primero los filisteos de Asdod, en seguida los de Gat y posteriormente los de Ecrón son heridos con una plaga y mueren por tener el arca entre ellos.

1 Y cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la trajeron desde Eben-ezer a Asdod.

2Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la llevaron a la casa de Dagón y la pusieron junto a Dagón.

3Y al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, y he aquí que Dagón estaba postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y volvieron a ponerlo en su lugar.

4Y al levantarse de mañana al siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente.

5Por esta causa los sacerdotes de Dagón, y todos los que entran en el templo de Dagón, no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy.

6Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todos sus territorios.

7Y viendo esto los de Asdod, dijeron: Que no se quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre nuestro dios Dagón.

8Enviaron, pues, a reunir a todos los príncipes de los filisteos y les dijeron: ¿Qué haremos con el arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel.

9Y aconteció que cuando la hubieron pasado, la mano de Jehová cayó contra la ciudad provocando gran destrucción; e hirió a los hombres de aquella ciudad desde el menor hasta el mayor, y se llenaron de tumores.

10Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los ecronitas dieron voces, diciendo: Han pasado a nosotros el arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo.

11Y enviaron y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Llévese el arca del Dios de Israel y devuélvase a su lugar, para que no nos mate a nosotros ni a nuestro pueblo; pues había pánico de muerte en toda la ciudad, y el peso de la mano de Dios se había agravado allí.

12Y los que no morían eran heridos con tumores, y el clamor de la ciudad subía al cielo.

Samuel..Capítulo 6

Los filisteos devuelven el arca con una ofrenda — En Bet-semes Jehová castiga y hace morir a los israelitas que miraron dentro del arca.

1 Y estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses.

2Entonces los filisteos, llamando a los sacerdotes y adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos con el arca de Jehová? Decidnos cómo la hemos de enviar a su lugar.

3Y ellos dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía, sino que la enviaréis con una ofrenda por la culpa. Y entonces seréis sanados y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano.

4Y los filisteos dijeron: ¿Y cuál será la ofrenda por la culpa que le enviaremos? Y ellos respondieron: Conforme al número de los príncipes de los filisteos, cinco tumores de oro y cinco ratones de oro, porque la misma plaga estuvo sobre todos vosotros y también estuvo sobre vuestros príncipes.

5Haréis, pues, las figuras de vuestros tumores y las figuras de vuestros ratones que estropean la tierra, y daréis gloria al Dios de Israel; quizá alivie su mano de sobre vosotros, y de sobre vuestros dioses y de sobre vuestra tierra.

6Y, ¿por qué endurecéis vuestro corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón? Después que él los hubo tratado severamente, ¿no los dejaron ir, y se fueron?

7Haced, pues, ahora un carro nuevo y tomad luego dos vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto yugo, y uncid las vacas al carro y haced regresar a casa sus becerros.

8Tomaréis luego el arca de Jehová y la pondréis sobre el carro, y pondréis en una caja al lado de ella los objetos de oro que le habéis de enviar como ofrenda por la culpa; y la dejaréis que se vaya.

9Y mirad; si sube por el camino de su territorio a Bet-semes, entonces él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, sabremos que no fue su mano la que nos hirió, sino que ocurrió por casualidad.

10Y los hombres lo hicieron así; y tomaron dos vacas que criaban, y las uncieron al carro y encerraron en casa sus becerros.

11Y pusieron el arca de Jehová sobre el carro, y la caja con los ratones de oro y con las figuras de sus tumores.

12Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes; e iban por el camino andando y mugiendo, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda; y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta los límites de Bet-semes.

13Y los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando sus ojos, vieron el arca y se regocijaron cuando la vieron.

14Y el carro llegó al campo de Josué, un bet-semita, y se detuvo allí donde había una gran piedra; y ellos cortaron la madera del carro y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová.

15Y los levitas bajaron el arca de Jehová y la caja que estaba junto a ella, en la cual estaban los objetos de oro, y los pusieron sobre aquella gran piedra; y los hombres de Bet-semes ofrecieron holocaustos e hicieron sacrificios a Jehová en aquel día.

16Y cuando vieron esto, los cinco príncipes de los filisteos volvieron a Ecrón el mismo día.

17Éstos, pues, son los tumores de oro que pagaron los filisteos a Jehová como ofrenda por la culpa: por Asdod uno, por Gaza uno, por Ascalón uno, por Gat uno, por Ecrón uno.

18Y los ratones de oro fueron conforme al número de todas las ciudades de los filisteos pertenecientes a los cinco príncipes, tanto de las ciudades fortificadas como de las aldeas sin muros; la gran piedra, sobre la cual pusieron el arca de Jehová, está en el campo de Josué, el bet-semita, hasta hoy.

19Entonces hirió Dios a los de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de Jehová; hirió del pueblo a cincuenta mil setenta hombres. Y el pueblo hizo duelo, porque Jehová lo había herido con tan gran mortandad.

20Y dijeron los de Bet-semes: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿Y a quién irá él después de nosotros?

21Y enviaron mensajeros a los de Quiriat-jearim, diciendo: Los filisteos han devuelto el arca de Jehová; descended, pues, y lleváosla.




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Lectura con Audio de la Santa Biblia RV 2009 SUD: Día 83: 1 Samuel 1-2


Samuel..Capítulo 1
Ana pide en oración un hijo y hace voto de entregarlo a Jehová — Elí el sacerdote la bendice — Nace Samuel — Ana lo dedica a Jehová.

1 Hubo un hombre de Ramataim de Zofim, de los montes de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.

2Y tenía él dos esposas; el nombre de una era Ana, y el nombre de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.

3Y subía aquel hombre todos los años de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.

4Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificios, daba a Penina, su esposa, y a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.

5Mas a Ana le daba una parte escogida, porque amaba a Ana, aunque Jehová había cerrado su matriz.

6Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová había cerrado su matriz.

7Y así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así, por lo cual ella lloraba y no comía.

8Y Elcana, su marido, le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿Y por qué no comes? ¿Y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

9Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,

10ella, con amargura de alma, oró a Jehová y lloró desconsoladamente.

11E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu sierva, y te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, y das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

12Y aconteció que mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí observaba la boca de ella.

13Mas Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.

14Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Deja ya el vino.

15Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; soy una mujer atribulada de espíritu. No he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

16No tengas a tu sierva por una mujer impía, porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.

17Y Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.

18Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió y no estuvo más triste.

19Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana conoció a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.

20Y aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto se lo pedí a Jehová.

21Después subió aquel hombre, Elcana, con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio anual y su voto.

22Mas Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado; entonces lo llevaré para que sea presentado delante de Jehová y se quede allá para siempre.

23Y Elcana, su marido, le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente confirme Jehová su palabra. Y se quedó la mujer y crió a su hijo hasta que lo destetó.

24Y después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, y un efa de harina y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño.

25Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.

26Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.

27Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.

28Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.

Samuel..Capítulo 2

Ana canta alabanzas a Jehová — Samuel ministra delante de Jehová — Elí bendice a Elcana y a Ana, y ellos tienen hijos e hijas — Los hijos de Elí rechazan a Jehová y viven en la iniquidad — Jehová rechaza a la casa de Elí.

1 Y Ana oró y dijo:

Mi corazón se regocija en Jehová;
mi poder se exalta en Jehová;
mi boca se ensancha contra mis enemigos,
por cuanto me alegro en tu salvación.

2

No hay santo como Jehová,
porque no hay ninguno fuera de ti,
ni hay roca como el Dios nuestro.

3

No habléis excesivamente de grandezas;
cesen las palabras arrogantes de vuestra boca,
porque Jehová es el Dios de todo saber,
y a él le toca pesar las acciones.

4

Los arcos de los fuertes son quebrados,
y los débiles se ciñen de fortaleza.

5

Los saciados se alquilan por pan,
y dejan de tener hambre los hambrientos;
hasta la estéril da a luz siete,
y la que tenía muchos hijos languidece.

6

Jehová da la muerte y él da la vida;
él hace descender al Seol y hace subir.

7

Jehová da pobreza y da riqueza;
abate y enaltece.

8

Él levanta del polvo al pobre,
y al menesteroso alza del muladar,
para hacerlos sentar con los príncipes
y heredar un trono de honor.
Porque de Jehová son las columnas de la tierra,
y él asentó sobre ellas el mundo.

9

Él guarda los pies de sus santos,
mas los impíos perecen en tinieblas,
porque nadie será fuerte por su propia fuerza.

10

Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios,
y sobre ellos tronará desde los cielos;
Jehová juzgará los confines de la tierra,
y dará fortaleza a su Rey,
y enaltecerá el poder de su Ungido.

11Y Elcana volvió a su casa en Ramá, y el niño servía a Jehová delante del sacerdote Elí.

12Mas los hijos de Elí eran hombres malos, que no conocían a Jehová.

13Y la costumbre de los sacerdotes con el pueblo era que, cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras la carne se cocía, trayendo en su mano un garfio de tres dientes,

14y lo metía en el perol, o en la olla, o en el caldero o en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo.

15Asimismo, antes de quemar la grasa, venía el criado del sacerdote y decía al que sacrificaba: Da carne para asar para el sacerdote, porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.

16Y si el hombre le respondía: Quemen primero la grasa, y después toma tanto como quieras, él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera, yo la tomaré por la fuerza.

17Era, pues, muy grande el pecado de los jóvenes delante de Jehová, porque los hombres menospreciaban los sacrificios a Jehová.

18Y Samuel, siendo niño, ministraba delante de Jehová, vestido con un efod de lino.

19Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio anual.

20Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que dedicó a Jehová. Y se volvieron a su casa.

21Y visitó Jehová a Ana, y concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el niño Samuel crecía delante de Jehová.

22Y Elí era ya muy anciano y oía todo lo que sus hijos hacían a todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.

23Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo acerca de vuestros malos procederes.

24No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo, pues hacéis pecar al pueblo de Jehová.

25Si peca el hombre contra el hombre, Dios intercederá por él; pero si alguno peca contra Jehová, ¿quién intercederá por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová quería hacerlos morir.

26Y el niño Samuel iba creciendo en estatura y en gracia delante de Dios y delante de los hombres.

27Y vino un varón de Dios a Elí y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto en la casa de Faraón?

28Y yo le escogí para ser mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso y vistiese el efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel.

29¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas que yo mandé ofrecer en mi morada; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos con lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?

30Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca haga yo tal cosa, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.

31He aquí, vienen días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya anciano en tu casa.

32Y verás un adversario en mi morada, en todas las cosas buenas que haga a Israel; y nunca habrá anciano en tu casa.

33Y el varón tuyo que yo no excluya de mi altar será para hacer consumir tus ojos y llenar tu alma de dolor; mas todos los nacidos en tu casa morirán en la flor de la vida.

34Y te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán en el mismo día.

35Y yo me levantaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré una casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.

36Y acontecerá que el que haya quedado en tu casa vendrá a postrársele por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me pongas en algún oficio sacerdotal para que coma un bocado de pan.




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