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sábado, 6 de octubre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 223: Jeremías 1-3


Capítulo 1
Jeremías fue preordenado para ser profeta a las naciones — Siendo un ser mortal, es llamado a declarar la palabra de Jehová.

1Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estaban en Anatot, en la tierra de Benjamín.

2La palabra de Jehová que vino a él en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado.

3También vino a él en los días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.

4Vino, pues, la palabra de Jehová a mí, diciendo:

5Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones.

6Y yo dije: ¡Ah, ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.

7Y me dijo Jehová: No digas: Soy niño, porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.

8No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.

9Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca.

10Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, y para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

11Y la palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.

12Y me dijo Jehová: Bien has visto, porque yo vigilo mi palabra para ponerla por obra.

13Y vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que hierve, y que se vierte desde el norte.

14Y me dijo Jehová: Desde el norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra.

15Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, y frente a todos sus muros alrededor y frente a todas las ciudades de Judá.

16Y a causa de toda su maldad, declararé mis juicios contra los que me abandonaron y quemaron incienso a dioses ajenos, y adoraron las obras de sus manos.

17Tú, pues, ciñe tus lomos, y levántate y declárales todo lo que te mande; no temas delante de ellos, no sea que yo te haga desfallecer delante de ellos.

18Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, y como columna de hierro y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes y el pueblo de esta tierra.

19Y pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.

Capítulo 2

El pueblo de Judá abandonó a Jehová, la fuente de agua viva — Adoraron ídolos y rechazaron a los profetas.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la bondad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.

3Santo era Israel a Jehová, primicias de sus frutos. Todos los que le devoran serán culpables; mal vendrá sobre ellos, dice Jehová.

4Oíd la palabra de Jehová, oh casa de Jacob y todas las familias de la casa de Israel.

5Así dice Jehová: ¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres, para que se alejaran de mí, y se fueran tras la vanidad y se volvieran vanos?

6Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y llena de fosos, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón ni allí habitó hombre alguno?

7Y os traje a una tierra fértil, para que comieseis de su fruto y de sus bienes; pero entrasteis, y contaminasteis mi tierra e hicisteis mi heredad abominable.

8Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová?, y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal y anduvieron tras lo que no aprovecha.

9Por tanto, contenderé aún con vosotros, dice Jehová, y con los hijos de vuestros hijos contenderé.

10Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar y considerad cuidadosamente; y ved si se ha hecho cosa semejante a ésta.

11¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha.

12Espantaos, oh cielos, por esto, y temblad; horrorizaos en gran manera, dice Jehová.

13Porque dos males ha hecho mi pueblo: me abandonaron a mí, fuente de aguas vivas, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua.

14¿Es Israel siervo? ¿Es esclavo nacido en casa? ¿Por qué se ha convertido en presa?

15Los cachorros del león rugieron contra él, dieron su voz y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.

16Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.

17¿No te acarreó esto el haber abandonado a Jehová tu Dios cuando te conducía por el camino?

18Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Río?

19Tu maldad te castigará, y tu rebeldía te condenará; reconoce, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber abandonado a Jehová tu Dios, y el no tener temor de mí, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

20Porque desde hace mucho tiempo yo quebré tu yugo y rompí tus ataduras; y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso, te acostabas como ramera.

21Y yo te planté, vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has convertido en sarmiento de vid extraña?

22Aunque te laves con lejía y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu iniquidad está delante de mí, dice Jehová el Señor.

23¿Cómo dices: No soy impura; nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle; reconoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce sus caminos;

24asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardiente deseo olfatea el viento; en el tiempo de su celo, ¿quién la detendrá? Todos los que la busquen no se cansarán; en su mes la hallarán.

25Guarda tus pies de andar descalzos y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay esperanza, no, porque a extraños he amado y tras ellos he de ir.

26Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se avergonzarán los de la casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,

27que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado; pues me volvieron la espalda y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate y sálvanos.

28¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te pueden salvar en el tiempo de tu aflicción, porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.

29¿Por qué contendéis conmigo? Todos vosotros os rebelasteis contra mí, dice Jehová.

30En vano he azotado a vuestros hijos; no han aceptado corrección. Vuestra propia espada ha devorado a vuestros profetas como león destrozador.

31¡Oh generación!, ved vosotros la palabra de Jehová. ¿He sido yo para Israel un desierto o una tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?

32¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.

33¿Por qué adornas tu camino para hallar amor? Pues aun a las malvadas enseñaste tus caminos.

34Aun en tus faldas se halló la sangre de las almas de los pobres inocentes; no los hallaste en tu búsqueda secreta, sino en todas estas cosas.

35Y dices: Porque soy inocente, de cierto su ira se ha apartado de mí. He aquí, yo entraré en juicio contigo, porque has dicho: No he pecado.

36¿Por qué das tantas vueltas, cambiando tus caminos? También serás avergonzada por Egipto, como fuiste avergonzada por Asiria.

37También saldrás de allí con tus manos sobre la cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes confiabas, y no prosperarás con ellos.

Capítulo 3

Israel y Judá profanaron y contaminaron la tierra con maldad — En los últimos días, Jehová recogerá al pueblo de Israel, uno de cada ciudad y dos de cada familia, y los llevará a Sión.

1Dicen: Si alguno se divorcia de su esposa, y ésta se va de él y se junta a otro hombre, ¿volverá de nuevo a ella? ¿No será tal tierra del todo profanada? Tú, pues, has fornicado con muchos amantes; mas vuélvete a mí, dice Jehová.

2Alza tus ojos a las alturas y ve en qué lugar no te has prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra.

3Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera y no has querido tener vergüenza.

4¿Acaso no acabas de llamarme, Padre mío, guía de mi juventud?

5¿Guardará su enojo para siempre? ¿Lo guardará eternamente? He aquí que así has hablado, pero has hecho cuantas maldades pudiste.

6Y me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Se ha ido ella sobre todo monte alto y bajo todo árbol frondoso, y allí ha fornicado.

7Y dije: Después de haber hecho todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió. Y lo vio su pérfida hermana Judá.

8Yo vi que por haber cometido adulterio la rebelde Israel, yo la había despedido y le había dado carta de divorcio; pero no tuvo temor su pérfida hermana Judá, sino que también fue ella y fornicó.

9Y sucedió que por la liviandad de su fornicación, la tierra fue contaminada, y cometió adulterio con la piedra y con el leño.

10Y con todo esto, su pérfida hermana Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová.

11Y me dijo Jehová: La rebelde Israel ha justificado su alma más que la pérfida Judá.

12Ve y proclama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová; no guardaré para siempre el enojo.

13Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios te has rebelado, y has repartido tus favores a los extraños debajo de todo árbol frondoso y no has escuchado mi voz, dice Jehová.

14Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad y dos de cada familia, y os llevaré a Sión;

15y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con conocimiento y con entendimiento.

16Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en aquellos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del convenio de Jehová; no vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la visitarán ni se hará otra más.

17En aquel tiempo llamarán a Jerusalén Trono de Jehová, y todas las naciones se congregarán en ella en el nombre de Jehová, en Jerusalén; y no andarán más tras la dureza de su malvado corazón.

18En aquellos tiempos andará la casa de Judá con la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres.

19Pero yo dije: ¿Cómo te pondré entre los hijos y te daré la tierra deseable, la rica heredad de las huestes de las naciones? Y dije: Me llamarás Padre mío y no te apartarás de en pos de mí.

20Ciertamente, como la esposa infiel se aparta de su compañero, así me habéis sido infiel, oh casa de Israel, dice Jehová.

21Una voz se oye sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel, porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado.

22Volveos, hijos rebeldes; sanaré vuestras rebeliones. He aquí, nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios.

23Ciertamente un engaño son los collados y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.

24La vergüenza consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud: sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.

25Yacemos en nuestra vergüenza, y nuestra afrenta nos cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos escuchado la voz de Jehová nuestro Dios.

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