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martes, 8 de mayo de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 117: 2 Reyes 9-10


Segundo libro de los
Reyes..Capítulo 9
Un profeta unge a Jehú como rey sobre Israel y profetiza la destrucción de la casa de Acab y la muerte de Jezabel — Jehú mata a Joram en el campo de Nabot — Jehú mata a Jezabel, y la devoran los perros.

1 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma este recipiente de aceite en tu mano y ve a Ramot de Galaad.

2Y cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi; y entra, y haz que se levante de entre sus hermanos y llévalo a una habitación interior.

3Entonces toma el recipiente de aceite y derrámalo sobre su cabeza, y di: Así dice Jehová: Yo te he ungido rey sobre Israel. Y abre la puerta, y echa a correr y no esperes.

4Fue, pues, el joven, el criado del profeta, a Ramot de Galaad.

5Y cuando él entró, he aquí que los jefes del ejército estaban sentados. Y él dijo: Jefe, tengo un mensaje para ti. Y Jehú dijo: ¿Para cuál de todos nosotros? Y él dijo: Para ti, oh jefe.

6Y él se levantó y entró en la casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo te he ungido rey sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel.

7Y herirás la casa de aAcab, tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Jehová derramada por la mano de Jezabel.

8Y perecerá toda la casa de Acab, y talaré de Acab a todo varón en Israel, tanto al siervo como al libre.

9Y yo haré a la casa de Acab como a la casa de aJeroboam hijo de Nabat, y como a la casa de bBaasa hijo de Ahías.

10Y a Jezabel la devorarán los aperros en el campo de Jezreel, y no habrá quien la sepulte. En seguida abrió la puerta y echó a correr.

11Después salió Jehú adonde estaban los siervos de su señor, y ellos le dijeron: ¿Todo bien? ¿Para qué vino a ti aquel loco? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y su habla.

12Y ellos dijeron: Mentira; decláranoslo ahora. Y él dijo: Así y así me habló, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yo te he ungido rey sobre Israel.

13Entonces cada uno tomó prontamente su manto y lo puso debajo de él en lo alto de las escaleras, y tocaron trompeta y dijeron: Jehú es rey.

14Así conspiró Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram. (Entonces estaba Joram defendiendo Ramot de Galaad con todo Israel, por causa de Hazael, rey de Siria.

15Pero había regresado el rey Joram a Jezreel, para curarse de las heridas que los sirios le habían hecho, peleando contra Hazael, rey de Siria.) Y Jehú dijo: Si es vuestra voluntad, ninguno escape de la ciudad para ir a dar las nuevas en Jezreel.

16Entonces Jehú subió en un carro y fue a Jezreel, porque Joram estaba allí enfermo. También Ocozías, rey de Judá, había descendido a visitar a Joram.

17Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel vio la cuadrilla de Jehú que venía, y dijo: Yo veo una cuadrilla. Y Joram dijo: Toma a un jinete y envíalo a reconocerlos y que les diga: ¿Hay paz?

18Fue, pues, el jinete a reconocerlos y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú le dijo: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Ponte detrás de mí. El atalaya dio aviso, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos y no vuelve.

19Entonces envió a otro jinete, el cual llegó a ellos y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú respondió: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Ponte detrás de mí.

20El atalaya volvió a decir: También éste llegó a ellos y no vuelve; pero el conducir del que viene es como el conducir de Jehú hijo de Nimsi, porque viene impetuosamente.

21Entonces Joram dijo: Preparad el carro. Y preparado su carro, salió Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, cada uno en su carro, y salieron a encontrar a Jehú, al que encontraron en el campo de Nabot de Jezreel.

22Y sucedió que cuando Joram vio a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió: ¿Qué paz, con las fornicaciones de tu madre Jezabel y sus muchas hechicerías?

23Entonces Joram, volviendo las riendas, huyó y dijo a Ocozías: ¡Traición, Ocozías!

24Pero Jehú tensó su arco con toda su fuerza e ahirió a Joram en la espalda; y la saeta salió por su corazón, y él cayó en su carro.

25Entonces dijo Jehú a Bidcar, su capitán: Tómalo y arrójalo en un extremo del campo de Nabot de Jezreel. Acuérdate de que cuando tú y yo íbamos juntos con la gente de Acab, su padre, Jehová pronunció esta sentencia sobre él, diciendo:

26Yo he visto ayer la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos, dice Jehová; y en este mismo campo te haré pagar, dice Jehová. Tómalo pues, ahora, y arrójalo en ese campo, conforme a la palabra de Jehová.

27Y viendo esto Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo persiguió Jehú, diciendo: Matad también a éste en el carro. Y le hirieron a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y él huyó a Meguido y murió allí.

28Y sus siervos le llevaron en un carro a Jerusalén y allá le sepultaron con sus padres, en su sepulcro en la ciudad de David.

29En el undécimo año de Joram hijo de Acab, había comenzado a reinar Ocozías sobre Judá.

30Llegó después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y adornó su cabeza y se asomó a una ventana.

31Y cuando entraba Jehú por la puerta, ella dijo: ¿Le va bien a aZimri, el que mató a su señor?

32Entonces él alzó su rostro hacia la ventana y dijo: ¿Quién está conmigo? ¿Quién? Y miraron hacia él dos o tres oficiales.

33Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron, y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos; y él la atropelló.

34Y entró luego Jehú, y después que comió y bebió, dijo: Id ahora a ver a aquella maldita y sepultadla, porque es ahija de rey.

35Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que el cráneo, y los pies y las palmas de las manos.

36Y volvieron y se lo dijeron. Y él dijo: Ésta es la palabra de Dios, la cual él habló por medio de su siervo Elías, el tisbita, diciendo: En el campo de Jezreel comerán alos perros las carnes de Jezabel.

37Y el cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la faz de la tierra en el campo de Jezreel; de manera que nadie pueda decir: Ésta es Jezabel.

Segundo libro de los
Reyes..Capítulo 10

Matan a los setenta hijos de Acab — Jehú destruye la casa de Acab y a todos los adoradores de Baal, pero él sigue adorando los becerros de oro en Bet-el y en Dan.

1Y tenía Acab en Samaria setenta hijos; y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales de Jezreel, a los ancianos y a los ayos de los hijos de Acab, diciendo:

2En cuanto lleguen estas cartas a vosotros, puesto que tenéis con vosotros a los hijos de vuestro señor, y tenéis carros y gente de a caballo, la ciudad fortificada y las armas,

3escoged al mejor y al más recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre y pelead por la casa de vuestro señor.

4Pero ellos tuvieron gran temor y dijeron: He aquí dos reyes no pudieron resistirle; ¿cómo le resistiremos nosotros?

5Y el que estaba a cargo de la casa, y el que estaba a cargo de la ciudad, y los ancianos y los ayos enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos y haremos todo lo que nos mandes; no haremos rey a ninguno; tú harás lo que bien te parezca.

6Él entonces les escribió la segunda vez, diciendo: Si sois de los míos y queréis obedecerme, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor y venid mañana a estas horas a mí a Jezreel. Y los hijos del rey, setenta varones, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban.

7Y aconteció que cuando las cartas llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey y degollaron a los setenta varones, y pusieron sus cabezas en canastas y se las enviaron a Jezreel.

8Y llegó un mensajero que le dio las nuevas, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos del rey. Y él le dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana.

9Y sucedió que por la mañana salió Jehú y, estando de pie, dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos. He aquí, yo he conspirado contra mi señor y lo he matado; mas, ¿quién ha matado a todos éstos?

10Sabed ahora que de la palabra de Jehová que habló sobre la casa de Acab nada caerá en tierra, y que Jehová ha hecho lo que dijo por medio de su siervo Elías.

11Así mató Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, y a todos sus príncipes, y a todos sus familiares y a sus sacerdotes, hasta que no quedó ninguno.

12Y se levantó de allí y fue a Samaria, y en el camino llegó a una casa de esquileo, de pastores.

13Halló allí a los hermanos de Ocozías, rey de Judá, y les dijo: ¿Quiénes sois vosotros? Y ellos dijeron: Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina.

14Entonces él dijo: Prendedlos vivos. Y después que los tomaron vivos, los degollaron junto al pozo de la casa de esquileo, cuarenta y dos hombres, sin dejar ninguno de ellos.

15Cuando partió de allí, se encontró con Jonadab hijo de Recab, que venía a él; y después de saludarlo, le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío lo es con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues si lo es, dame la mano. Y él le dio su mano, y lo hizo subir consigo en el carro.

16Y le dijo: Ven conmigo y verás mi celo por Jehová. Y lo hicieron subir en su carro.

17Y cuando Jehú hubo llegado a Samaria, mató a todos los que habían quedado de Acab en Samaria, hasta exterminarlos, conforme a la palabra de Jehová que había hablado por medio de Elías.

18Y reunió Jehú a todo el pueblo y les dijo: Acab sirvió poco a Baal, pero Jehú lo servirá mucho.

19Llamad ahora a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus sacerdotes; que no falte ni uno, porque tengo un gran sacrifico para Baal; cualquiera que falte no vivirá. Y esto hacía Jehú con astucia, para destruir a los que honraban a Baal.

20Y dijo Jehú: Convocad una asamblea solemne para Baal. Y ellos la convocaron.

21Y envió Jehú por todo Israel, y vinieron todos los siervos de Baal, y no hubo ninguno que no viniese. Y entraron en el templo de Baal, y el templo de Baal se llenó de extremo a extremo.

22Entonces dijo al que tenía a cargo las vestiduras: Saca vestiduras para todos los siervos de Baal. Y él les sacó las vestiduras.

23Y entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal: Mirad y ved que no haya aquí entre vosotros alguno de los siervos de Jehová, sino sólo los siervos de Baal.

24Y cuando ellos entraron para hacer sacrificios y holocaustos, Jehú puso fuera a ochenta hombres y les dijo: Cualquiera que deje vivo a alguno de aquellos hombres que yo he puesto en vuestras manos, su vida será por la del otro.

25Y sucedió que después que acabaron ellos de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su guardia y a los capitanes: Entrad y matadlos; que no escape ninguno. Y los de la guardia y los capitanes los hirieron a filo de espada y los echaron fuera. Y fueron hasta la ciudad del templo de Baal.

26Y sacaron las estatuas del templo de Baal y las quemaron.

27Y quebraron la estatua de Baal, y derribaron el templo de Baal y lo convirtieron en letrina hasta hoy.

28Así Jehú exterminó a Baal de Israel.

29Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel, es decir, no se apartó de seguir en pos de los becerros de oro que estaban en Bet-el y en Dan.

30Y Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has actuado bien haciendo lo recto delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación.

31Pero Jehú no se cuidó de andar en la ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón, ni se apartó de los pecados de Jeroboam, el que había hecho pecar a Israel.

32En aquellos días comenzó Jehová a reducir a Israel; y los derrotó Hazael en todas las fronteras de Israel,

33desde el Jordán al oriente, toda la tierra de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés, desde Aroer, que está junto al arroyo Arnón, hasta Galaad y Basán.

34Los demás hechos de Jehú, y todas las cosas que hizo y toda su valentía, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

35Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria; y reinó en su lugar su hijo Joacaz.

36El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria fue de veintiocho años.




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