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martes, 18 de septiembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 211: Isaías 23-28


Capítulo 23
Tiro será destruida.

1 Profecía sobre Tiro: Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa ni lugar por donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado.

2Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían.

3Y el grano de Sihor, la cosecha del Nilo, cerca de las muchas aguas, es su ingreso. Era también mercado de las naciones.

4Avergüénzate, oh Sidón, porque el mar ha hablado; la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca he estado de parto, ni he dado a luz, ni he criado jóvenes ni doncellas.

5Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor por las nuevas de Tiro.

6Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la costa.

7¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos.

8¿Quién ha decretado esto contra Tiro, la que otorgaba coronas, cuyos mercaderes eran príncipes, cuyos comerciantes eran los nobles de la tierra?

9Jehová de los ejércitos lo decretó para envilecer la soberbia de toda gloria y para abatir a todos los ilustres de la tierra.

10Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más fortaleza.

11Extendió su mano sobre el mar; hizo temblar los reinos; Jehová ha dado mandamiento contra Canaán que sus fortalezas sean destruidas.

12Y dijo: No te alegrarás más, oh tú, oprimida virgen, hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo.

13He aquí, la tierra de los caldeos; este pueblo no existía. Asiria la fundó para los que habitaban en el desierto; levantaron sus baluartes, despojaron sus palacios; él la convirtió en ruinas.

14Aullad, naves de Tarsis, porque vuestra fortaleza ha sido destruida.

15Y acontecerá en aquel día que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como los días de un rey. Después de los setenta años, sucederá a Tiro como canción de ramera.

16Toma un arpa, recorre la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, haz muchas canciones, para que seas recordada.

17Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro, la cual volverá a su paga de ramera y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra.

18Pero su comercio y su paga de ramera serán consagrados a Jehová; no se almacenarán ni se atesorarán, porque su ganancia será para los que habiten delante de Jehová, para que coman hasta saciarse y se vistan con ropas finas.

Capítulo 24

Los hombres transgredirán la ley y quebrantarán el convenio sempiterno — En la Segunda Venida ellos serán quemados, la tierra se tambaleará y el sol se avergonzará — Entonces, Jehová reinará en Sión y en Jerusalén.

1He aquí que Jehová avacía la btierra, y la devasta, y ctrastorna su faz y dispersa a sus moradores.

2Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, así a su ama; como al que compra, al que vende; acomo al que presta, al que toma prestado; como al acreedor, así también al deudor.

3La tierra será totalmente vaciada y enteramente saqueada, porque Jehová ha pronunciado esta palabra.

4La tierra se alamentó, se marchitó; languideció, se marchitó el mundo; blanguidecieron los pueblos altivos de la tierra.

5Y la tierra ase contaminó bajo sus moradores, porque btraspasaron las leyes, ccambiaron la dordenanza, equebrantaron fel convenio sempiterno.

6Por esta causa la amaldición consumió la tierra, y sus moradores fueron culpables; por esta causa fueron bquemados los habitantes de la tierra, y quedaron cpocos hombres.

7Se lamentó el mosto, languideció la vid, suspiraron todos los que eran alegres de corazón.

8aCesó el regocijo de los bpanderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa.

9No beberán vino con canción; la abebida fuerte será amarga a los que la beban.

10La ciudad del desorden está quebrantada; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie.

11Hay clamores en las calles por el vino; todo agozo se ha apagado; se desterró la alegría de la tierra.

12La ciudad quedó desolada, y la puerta fue destrozada hasta quedar en ruinas.

13Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.

14aÉstos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el bmar darán voces.

15Glorificad por esto a Jehová en los avalles; en las costas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel.

16Desde los extremos de la tierra hemos oído cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Me consumo, me consumo, ay de mí! Traidores han traicionado, y ahan traicionado con traición de desleales.

17Terror y foso y trampa sobre ti, oh morador de la tierra.

18Y acontecerá que el que huya de la voz del terror caerá en el foso, y el que salga de en medio del foso será atrapado en la trampa; porque de lo alto se abrirán ventanas y temblarán los cimientos de la tierra.

19Será quebrantada del todo la tierra, enteramente resquebrajada será la tierra, en gran manera será la tierra aestremecida.

20Se tambaleará la atierra, oscilando como un ebrio, y se bamboleará como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá y nunca más se levantará.

21Y acontecerá en aquel adía que Jehová bcastigará en el lugar alto al ejército del lugar alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra.

22Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en una mazmorra, y en aprisión quedarán encerrados y serán bvisitados después de muchos días.

23aLa luna se avergonzará, y el sol se abochornará cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte bSión, y en Jerusalén y delante de sus cancianos en gloria.

Capítulo 25

Jehová preparará un banquete de manjares suculentos del Evangelio en el monte Sión — Destruirá a la muerte para siempre — Se dirá: He aquí, éste es nuestro Dios.

1 Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré; alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas, tus consejos antiguos son verdad y fidelidad.

2Porque convertiste la ciudad en un montón de escombros; la ciudad fortificada, en ruinas; la ciudadela de los extranjeros ya no es ciudad; nunca jamás será reedificada.

3Por esto te dará gloria el pueblo fuerte; te temerá la ciudad de gentes despiadadas.

4Porque fuiste fortaleza para el pobre, fortaleza para el menesteroso en su aflicción, amparo contra la tempestad, sombra contra el calor, porque el ímpetu de los despiadados es como tormenta contra el muro.

5Como el calor en lugar seco, así atenuarás el tumulto de los extranjeros; como disminuye el calor a la sombra de una nube, así harás acallar el cántico de los despiadados.

6Y Jehová de los ejércitos preparará en este monte a todos los pueblos un banquete de manjares suculentos, banquete de vinos añejos, de gruesos tuétanos, de vinos refinados.

7Y destruirá en este monte la cobertura con que están cubiertos todos los pueblos y el velo que está extendido sobre todas las naciones.

8Destruirá a la muerte para siempre, y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra, porque Jehová lo ha dicho.

9Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová; le hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.

10Porque la mano de Jehová reposará en este monte; y Moab será pisoteado debajo de él, como es pisoteada la paja en el muladar.

11Y extenderá sus manos por en medio de él, como las extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos.

12Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.

Capítulo 26

Confiad en Jehová para siempre — Jehová morirá y resucitará — Todos los hombres se levantarán en la resurrección.

1En aquel día cantarán este cántico en la tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación pondrá Dios por muros y baluarte.

2Abrid las puertas, para que entre la nación justa guardadora de verdades.

3Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti se apoya, porque en ti ha confiado.

4Confiad en Jehová para siempre, porque en Jehová el Señor está la fortaleza sempiterna.

5Porque derribó a los que moraban en la altura; ha humillado a la ciudad enaltecida, la ha humillado, la ha humillado hasta la tierra, la ha derribado hasta el polvo.

6Los pies la hollarán, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos.

7El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, allanas el camino del justo.

8Sí, en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; a tu nombre y a tu memoria es el deseo del alma.

9Con mi alma te he deseado en la noche; sí, con mi espíritu dentro de mí, temprano te buscaré, porque cuando tus juicios están en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

10Se mostrará piedad al malvado, pero no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad y no mirará a la majestad de Jehová.

11Jehová, tu mano está alzada, y no ven; pero verán y se avergonzarán por la envidia al pueblo; sí, el fuego de tus enemigos los consumirá.

12Jehová, tú establecerás paz para nosotros, porque también hiciste por nosotros todas nuestras obras.

13Jehová, Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.

14Los muertos no vivirán; los espíritus de los muertos no se levantarán, porque los castigaste, y los destruiste y borraste todo recuerdo de ellos.

15Has aumentado la nación, oh Jehová, has aumentado la nación; te has glorificado; la has ensanchado hasta todos los confines de la tierra.

16Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los disciplinaste.

17Como la mujer encinta cuando se acerca el parto se retuerce y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová.

18Concebimos, nos retorcimos, pero dimos a luz sólo viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo.

19Tus muertos vivirán; junto con mi cuerpo muerto se levantarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo!, porque tu rocío es cual rocío de hierbas, y la tierra entregará los espíritus de los muertos.

20Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos; cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

21Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar la iniquidad del morador de la tierra contra él, y la tierra descubrirá sus sangres y no encubrirá ya más a sus muertos.

Capítulo 27

El pueblo de Israel florecerá, y retoñará y llenará de fruto la tierra — Serán recogidos uno por uno y adorarán a Jehová.

1En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte a Leviatán, la serpiente escurridiza, a Leviatán, la serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.

2En aquel día, cantad a la viña deleitosa.

3Yo, Jehová, la guardo; a cada momento regaré mi viña; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe.

4No hay en mí enojo. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré y los quemaré juntos.

5O el que se aferre a mi fortaleza haga conmigo la paz, sí, haga la paz conmigo.

6Él hará que los que vienen de Jacob echen raíces; florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo se llenará de fruto.

7¿Acaso lo ha herido él como él hirió a los que lo hirieron? ¿O lo ha matado él, como él mató a los que lo mataron?

8Con medida contenderás contra él en sus vástagos. Él los remueve con recio viento en el día del viento solano.

9De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob; y éste será todo el fruto de la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, ya no se levantarán las imágenes de Asera ni los altares de incienso.

10Porque la ciudad fortificada será desolada, la morada será desamparada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro; allí se echará y consumirá sus ramas.

11Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas. Porque aquél no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó.

12Y acontecerá en aquel día que herirá Jehová desde la corriente del Río hasta el torrente de Egipto, y vosotros, oh hijos de Israel, seréis reunidos uno por uno.

13Y acontecerá en aquel día que se tocará con gran trompeta, y los que perecían en la tierra de Asiria y los que habían sido desterrados a la tierra de Egipto vendrán y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.

Capítulo 28

¡Ay de los ebrios de Efraín! — La revelación viene línea sobre línea y precepto sobre precepto — Se promete que Cristo, el fundamento seguro, vendrá.

1¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos por el vino!

2He aquí, el Señor tiene uno que es fuerte y poderoso, y que como una tormenta de granizo y como una tempestad arrasadora, como ímpetu de recias aguas que inundan, derriba a tierra con la mano.

3Con los pies será hollada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín.

4Y la flor marchita de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil será como la fruta temprana, antes del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la traga tan pronto como la tiene a la mano.

5En aquel día Jehová de los ejércitos será corona de gloria y diadema de hermosura para el remanente de su pueblo,

6y será espíritu de juicio al que se sienta en juicio y será fortaleza a los que rechazan el asalto a la puerta.

7Pero también éstos erraron por el vino y se desviaron por la bebida fuerte; el sacerdote y el profeta erraron por la bebida fuerte; fueron consumidos por el vino, se desviaron por la bebida fuerte, erraron en la visión, titubearon en sus decisiones.

8Porque todas las mesas están llenas de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio.

9¿A quién enseñará él conocimiento, o a quién hará entender el mensaje? ¿A los destetados? ¿A los recién quitados de los pechos?

10Porque mandamiento sobre mandamiento, mandato tras mandato, línea sobre línea, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá;

11porque con tartamudez de labios y en otra lengua él hablará a este pueblo,

12a los cuales él dijo: Éste es el reposo; dad reposo al cansado; y éste es el descanso, mas no quisieron oír.

13Y la palabra de Jehová les fue mandamiento tras mandamiento, mandato tras mandato, línea sobre línea, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá, a fin de que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, y atrapados y apresados.

14Por tanto, hombres escarnecedores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová.

15Porque habéis dicho: Pacto hemos hecho con la muerte y hemos hecho acuerdo con el Seol; cuando pase el azote arrasador, no llegará a nosotros, porque hemos hecho de la mentira nuestro refugio y en la falsedad nos hemos escondido;

16por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí, yo soy el que ha puesto en Sión como fundamento una piedra, piedra probada, preciosa piedra angular, cimiento estable; el que crea no se apresurará.

17Y pondré el juicio a medida de cordel, y a nivel la justicia; y el granizo barrerá el refugio de la mentira, y las aguas inundarán el escondrijo.

18Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro acuerdo con el Seol no permanecerá; cuando pase el azote arrasador, seréis por él hollados.

19Cuantas veces pase, él os arrebatará, porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y ciertamente será espanto el entender el mensaje.

20Porque la cama es corta para estirarse en ella, y la manta estrecha para envolverse en ella.

21Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim; como en el valle de Gabaón se enojará, para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su labor, su extraña labor.

22Ahora, pues, no seáis escarnecedores, no sea que se aprieten más vuestras ataduras; porque una destrucción total ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor Jehová de los ejércitos.

23Estad atentos y oíd mi voz; estad atentos y oíd mis palabras.

24¿Arará todo el día el que ara para sembrar? ¿Romperá y rastrillará su tierra?

25Cuando haya allanado su superficie, ¿no esparcirá el eneldo, y sembrará el comino, y pondrá el trigo en hileras, y la cebada en su lugar señalado y el centeno en su borde?

26Porque su Dios le instruye y le enseña cómo hacerlo:

27que el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino se hace rodar rueda de carreta, sino que con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara.

28El grano se trilla, pero no se trilla sin parar, ni se comprime con rueda de carreta ni se aplasta con los caballos.

29También esto procede de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y grande la sabiduría.



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