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lunes, 23 de enero de 2012

Lectura Hablada de La Santa Biblia R-V 2009 SUD: Dia 23 Éxodo 16-18


Capítulo 16
Israel murmura por la falta de pan y codicia las ollas de carne de Egipto — Jehová hace llover pan del cielo y envía codornices para darles carne — Se da el maná a Israel cada día, excepto el día de reposo, durante cuarenta años.

1 Y partió de Elim toda la congregación de los hijos de Israel y llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto.

2 Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y contra Aarón en el desierto;

3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos, pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

4 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley o no.

5 Pero al sexto día prepararán lo que hayan recogido, que será el doble de lo que suelen recoger cada día.

6 Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: Al atardecer sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto,

7 y por la mañana veréis la gloria de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; pues, ¿qué somos nosotros para que vosotros murmuréis contra nosotros?

8 Y dijo Moisés: Jehová os dará al atardecer carne para comer, y por la mañana pan hasta saciaros; por cuanto Jehová ha oído vuestras murmuraciones que habéis murmurado contra él; ¿y qué somos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.

9 Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones.

10 Y sucedió que mientras Aarón hablaba a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube.

11 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:

12 Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales y diles: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios.

13 Y aconteció que al llegar el atardecer, subieron codornices que cubrieron el campamento, y por la mañana descendió rocío alrededor del campamento.

14 Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como la escarcha sobre la tierra.

15 Y al verla los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?, porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.

16 Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pueda comer: un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas; tomará cada uno para los que están en su tienda.

17 Y los hijos de Israel lo hicieron así, y recogieron unos más, otros menos;

18 y lo medían por gomer, y no le sobró al que había recogido mucho, ni le faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer.

19 Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana.

20 Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para el otro día, y crió gusanos y hedió; y se enojó contra ellos Moisés.

21 Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía.

22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los jefes de la congregación fueron a Moisés y se lo hicieron saber.

23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo de Jehová; lo que tengáis que cocer, cocedlo hoy, y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobre, guardadlo para mañana.

24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se pudrió ni hubo en él gusano.

25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no lo hallaréis en el campo.

26 En los seis días lo recogeréis; pero el séptimo día es día de reposo, en el cual no se hallará.

27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron nada.

28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandamientos y mis leyes?

29 Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso os da en el sexto día pan para dos días. Quédese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de su lugar en el séptimo día.

30 Así el pueblo reposó el séptimo día.

31 Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.

32 Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer de él para que se guarde para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.

33 Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes.

34 Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés.

35 Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.

36 Y un gomer es la décima parte de un efa.

Capítulo 17

Israel murmura por la falta de agua — Moisés golpea una roca en Horeb y brota agua — Aarón y Hur sostienen las manos de Moisés para que Josué prevalezca contra Amalec.

1 Y toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin, por jornadas, conforme al mandamiento de Jehová; y acamparon en Refidim, y no había agua para que el pueblo bebiese.

2 Y altercó el pueblo con Moisés y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?

3 Así que el pueblo tuvo allí sed de agua, y murmuró contra Moisés y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, y a nuestros hijos y a nuestros ganados?

4 Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? Un poco más y me apedrearán.

5 Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo y toma contigo algunos de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve.

6 He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrá de ella agua, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.

7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?

8 Y vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.

9 Y dijo Moisés a Josué: Escógenos hombres, y sal; pelea contra Amalec. Mañana yo estaré sobre la cumbre del collado con la vara de Dios en mi mano.

10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés, y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.

11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; pero cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.

12 Y a Moisés le pesaban las manos; por lo que tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, uno de un lado y el otro del otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.

13 Y Josué derrotó a Amalec y a su pueblo a filo de espada.

14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

15 Y Moisés edificó un altar y llamó su nombre Jehová-nisi;

16 y dijo: Por cuanto alzó la mano contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

Capítulo 18

Jetro trae a la esposa e hijos de Moisés y ofrece sacrificios a Jehová — Moisés toma el asiento judicial y oye todos los casos — Jetro aconseja a Moisés que enseñe la ley y que nombre jueces menores y les delegue poder.

1 Y oyó Jetro, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho por Moisés y por Israel, su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto.

2 Y tomó Jetro, suegro de Moisés, tomó a Séfora, la esposa de Moisés, después que éste la envió,

3 y a sus dos hijos; el uno se llamaba Gersón, porque dijo: Peregrino he sido en tierra ajena;

4 y el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: El Dios de mi padre me ayudó y me libró de la espada de Faraón.

5 Y Jetro, el suegro de Moisés, con los hijos y la esposa de éste, llegó a Moisés en el desierto, donde había acampado junto al monte de Dios;

6 y dijo a Moisés: Yo, tu suegro Jetro, vengo a ti, con tu esposa y sus dos hijos con ella.

7 Y Moisés salió a recibir a su suegro, y se inclinó y lo besó; y se preguntaron el uno al otro cómo estaban, y entraron en la tienda.

8 Y Moisés contó a su suegro todas las cosas que Jehová había hecho a Faraón y a los egipcios por amor de Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino y cómo los había librado Jehová.

9 Y se alegró Jetro de todo el bien que Jehová había hecho a Israel al librarlo de manos de los egipcios.

10 Y Jetro dijo: Bendito sea Jehová, que os libró de manos de los egipcios, y de manos de Faraón, y que libró al pueblo de la mano de los egipcios.

11 Ahora conozco que Jehová es más grande que todos los dioses, porque en lo que se ensoberbecieron, fue superior que ellos.

12 Y tomó Jetro, suegro de Moisés, holocaustos y sacrificios para Dios; y vino Aarón y todos los ancianos de Israel a comer pan con el suegro de Moisés delante de Dios.

13 Y aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta el atardecer.

14 Y viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta el atardecer?

15 Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios.

16 Cuando tienen asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y les declaro los estatutos de Dios y sus leyes.

17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: Lo que haces no está bien.

18 Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo, porque la tarea es demasiado pesada para ti; no podrás hacerlo tú solo.

19 Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Representa tú al pueblo delante de Dios, y somete los asuntos a Dios.

20 Y enseña a ellos los estatutos y las leyes, y muéstrales el camino por el cual deben andar y lo que han de hacer.

21 Además, busca tú de entre todo el pueblo hombres de virtud, temerosos de Dios, hombres verídicos que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo como jefes de millares, jefes de centenas, jefes de cincuenta y jefes de diez.

22 Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y será que todo asunto grave lo traerán a ti y ellos juzgarán todo asunto pequeño; alivia así la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo.

23 Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás aguantar, y todo este pueblo se irá también en paz a su lugar.

24 Y oyó Moisés la voz de su suegro e hizo todo lo que le dijo.

25 Y escogió Moisés hombres de virtud de todo Israel, y los puso por cabezas sobre el pueblo, jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.

26 Y juzgaban al pueblo en todo tiempo; los asuntos difíciles los traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto pequeño.

27 Y despidió Moisés a su suegro, y éste se fue a su tierra.




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