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domingo, 30 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 262: Malaquías 1-4


Capítulo 1
Los judíos desprecian a Jehová al ofrecer pan inmundo sobre el altar y al sacrificar animales con defectos — El nombre de Jehová será temible entre las naciones.
1 Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías:

2 Yo os he amado, dice Jehová. Pero dijisteis: ¿En qué nos has amado? ¿No era Esaú hermano de Jacob?, dice Jehová; sin embargo, amé a Jacob,

3 y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación y di su heredad a los chacales del desierto.

4 Aunque Edom diga: Hemos sido devastados, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Jehová de los ejércitos: Ellos edificarán, pero yo destruiré; y los llamarán territorio de maldad y pueblo contra el cual Jehová está indignado para siempre.

5 Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido más allá del territorio de Israel.

6 El hijo honra al padre y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy señor, ¿dónde está mi temor?, dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?

7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo, y decís: ¿En qué te hemos profanado? En que decís: La mesa de Jehová es despreciable.

8 Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo, cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu gobernante. ¿Acaso se agradará de ti, o le serás acepto?, dice Jehová de los ejércitos.

9 Ahora, os ruego, pues, implorad el favor de Dios para que tenga piedad de nosotros; con esto que de vuestra mano ha venido, ¿le seréis aceptos?, dice Jehová de los ejércitos.

10 También, ¿quién hay entre vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no me complazco en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.

11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.

12 Y vosotros lo profanáis cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová y su fruto, su alimento es despreciable.

13 Además, habéis dicho: He aquí, ¡qué fastidio es esto!, y lo olisteis con desprecio, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Me será acepto eso de vuestra mano?, dice Jehová.

14 Y maldito el que engaña, el que, teniendo macho en su rebaño, promete y sacrifica lo dañado al Señor, porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.

Capítulo 2
Se reprende a los sacerdotes por no haber guardado los convenios que han hecho y por no haber enseñado al pueblo — Se condena a los judíos por actuar pérfidamente los unos con los otros y con sus esposas.

1 Ahora pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento:

2 Si no escucháis y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros y maldeciré vuestras bendiciones; y ya las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón.

3 He aquí, yo reprenderé a vuestra descendencia, y echaré el estiércol sobre vuestros rostros, el estiércol de los sacrificios de vuestras solemnidades; y seréis arrojados juntamente con él.

4 Y sabréis que yo os envié este mandamiento para que mi convenio estuviese con Leví, ha dicho Jehová de los ejércitos.

5 Mi convenio con él fue de vida y de paz, lo cual yo le di por el temor con que me temió; y ante mi nombre estuvo humillado.

6 La ley de la verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en rectitud anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad.

7 Porque los labios del sacerdote han de guardar el conocimiento, y de su boca buscarán la ley, porque mensajero es de Jehová de los ejércitos.

8 Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el convenio de Leví, dice Jehová de los ejércitos.

9 Por tanto, yo también os he hecho viles y bajos ante todo el pueblo, puesto que vosotros no habéis guardado mis caminos y en la ley hacéis acepción de personas.

10 ¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué actuamos pérfidamente, cada uno con su hermano, profanando el convenio de nuestros padres?

11 Judá ha actuado pérfidamente, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación, porque Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó y se ha casado con la hija de un dios extraño.

12 Jehová talará de las tiendas de Jacob al hombre que haga esto, al que vela, y al que responde y al que ofrece ofrenda a Jehová de los ejércitos.

13 Y esta otra cosa hacéis: cubrís el altar de Jehová de lágrimas, de llanto y de clamor; así que no miraré más la ofrenda para aceptarla con gusto de vuestra mano.

14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre tú y la esposa de tu juventud, con la cual tú has sido desleal, siendo ella tu compañera y la esposa de tu convenio.

15 ¿Y no los hizo él uno, teniendo él un vestigio del espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Cuidaos, pues, en vuestro espíritu y con la esposa de vuestra juventud no seáis desleales.

16 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio y al que cubre la violencia con su manto, dijo Jehová de los ejércitos. Cuidaos, pues, en vuestro espíritu y no seáis desleales.

17 Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Todo el que hace mal es bueno ante los ojos de Jehová, y en los tales se complace; o: ¿Dónde está el Dios de la justicia?

Capítulo 3

El mensajero de Jehová preparará el camino para la Segunda Venida — Jehová se sentará para juzgar — Se manda a Israel pagar diezmos y ofrendas — Se lleva un libro de memorias.

1 He aquí, yo envío a mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero del convenio en quien vosotros os complacéis. He aquí, viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.

2 ¿Y quién podrá soportar el día de su venida?, o, ¿quién podrá estar cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador y como jabón de lavadores.

3 Y se sentará para refinar y purificar la plata, porque purificará a los hijos de Leví; los refinará como a oro y como a plata, y ofrecerán a Jehová ofrenda en justicia.

4 Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados y como en los años antiguos.

5 Y me acercaré a vosotros para juicio; y seré testigo veloz contra los hechiceros, y contra los adúlteros, y contra los que juran falsamente y contra los que oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al huérfano, y contra los que apartan al extranjero de su derecho y sin tener temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

6 Porque yo soy Jehová y no cambio; por esto vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis estatutos, y no los habéis guardado. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Pero dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?

8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.

9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

10 Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.

12 Y todas las naciones os llamarán bienaventurados, porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.

13 Vuestras palabras contra mí han sido duras, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti?

14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. Y, ¿qué aprovecha que guardemos su ley y que andemos afligidos delante de Jehová de los ejércitos?

15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados los soberbios; sí, los que hacen lo malo son prosperados; sí, tientan a Dios y escapan.

16 Entonces los que temían a Jehová hablaron, cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito un libro de memorias delante de él para los que temen a Jehová y para los que piensan en su nombre.

17 Y serán especial tesoro para mí, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo integre mis joyas; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.

18 Entonces os volveréis y discerniréis la diferencia que hay entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.

Capítulo 4

En la Segunda Venida, los soberbios y los inicuos arderán como estopa — Elías el profeta volverá antes de ese día grande y terrible. Véase 3 Nefi 25.

1 Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; y aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.

2 Mas para vosotros, los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia y en sus alas traerá sanidad; y saldréis y saltaréis como terneros del establo.

3 Y hollaréis a los malos, porque serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.

4 Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, a quien encargué en Horeb estatutos y decretos para todo Israel.

5 He aquí, yo os envío a Elías el profeta antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.

6 Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 261: Zacarías 12-14


Capítulo 12
En la gran guerra final, todas las naciones se juntarán contra Jerusalén, pero Jehová defenderá a Su pueblo — Entonces, los judíos mirarán al Señor, a quien ellos crucificaron, y habrá gran llanto.

1 Profecía de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos, y funda la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:

2 He aquí, yo pongo a Jerusalén como una copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor, cuando estén en el sitio contra Judá y contra Jerusalén.

3 Y en aquel día yo pondré a Jerusalén como una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que la sostengan serán lastimados. Y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.

4 En aquel día, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; pero sobre la casa de Judá abriré mis ojos y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.

5 Y los gobernantes de Judá dirán en su corazón: Los moradores de Jerusalén serán mi fuerza en Jehová de los ejércitos, su Dios.

6 En aquel día haré a los gobernantes de Judá como brasero de fuego entre leña y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos de alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén.

7 Y librará Jehová las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del morador de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá.

8 En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; y el que entre ellos fuere débil en aquel día será como David; y la casa de David será como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos.

9 Y acontecerá que en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén.

10 Y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén espíritu de gracia y de oración; y me mirarán a mí, a quien traspasaron, y le llorarán a él como se llora por el hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadad-rimón en el valle de Meguido.

12 Y la tierra se lamentará, cada familia por su lado: la familia de la casa de David por su lado, y sus esposas por su lado; la familia de la casa de Natán por su lado, y sus esposas por su lado;

13 la familia de la casa de Leví por su lado, y sus esposas por su lado; la familia de Simei por su lado, y sus esposas por su lado;

14 todas las familias restantes, cada familia por su lado, y las esposas por su lado.

Capítulo 13

Los judíos obtendrán perdón en la Segunda Venida — Le preguntarán al Señor: ¿Qué heridas son éstas en tus manos? — El remanente, probado y refinado, será Su pueblo.

1 En aquel día habrá un manantial abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la impureza.

2 Y sucederá en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, que quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más vendrán a la memoria; y también haré quitar de la tierra a los profetas, y al espíritu de impureza.

3 Y acontecerá que si alguno aún profetiza, su padre y su madre que lo engendraron le dirán: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de Jehová; y su padre y su madre que lo engendraron le traspasarán cuando profetice.

4 Y sucederá en aquel día que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profeticen; nunca más se vestirán con manto velloso para engañar.

5 Y dirá: No soy profeta; labrador soy de la tierra, porque esto aprendí desde mi juventud.

6 Y le preguntarán: ¿Qué heridas son éstas en tus manos? Y él responderá: Son aquéllas con las que fui herido en casa de mis amigos.

7 ¡Levántate, oh espada, contra el pastor y contra el hombre compañero mío!, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y volveré mi mano contra los pequeñitos.

8 Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán taladas en ella y perecerán, pero una tercera parte quedará en ella.

9 Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los refinaré como se refina la plata y los probaré como se prueba el oro. Ellos invocarán mi nombre, y yo les responderé y les diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.

Capítulo 14

Jehová luchará por Israel en Su Segunda Venida — Sus pies se afirmarán sobre el monte de los Olivos — Será Rey sobre toda la tierra — Plagas destruirán a los inicuos.

1 He aquí, el día de Jehová viene, y tus despojos serán repartidos en medio de ti.

2 Porque yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y las casas serán saqueadas y las mujeres violadas; y la mitad de la ciudad irá al cautiverio, pero el resto del pueblo no será sacado de la ciudad.

3 Después saldrá Jehová y peleará contra aquellas naciones como peleó en el día de la batalla.

4 Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio hacia el oriente y hacia el occidente, formando un valle muy grande; y una mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.

5 Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.

6 Y acontecerá que en ese día la luz no será clara ni oscura.

7 Y será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; mas acontecerá que al atardecer habrá luz.

8 Acontecerá también en aquel día que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental; sucederá tanto en verano como en invierno.

9 Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno y uno su nombre.

10 Y toda la tierra se volverá como llanura desde Geba hasta Rimón al sur de Jerusalén; y ésta será enaltecida y habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta la puerta del Ángulo; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

11 Y morarán en ella, y no habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente.

12 Y ésta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán sus ojos en sus cuencas, y la lengua se les deshará en su boca.

13 Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y se asirá cada uno de la mano de su prójimo, y la mano de cada uno se levantará contra la mano de su prójimo.

14 Y Judá también peleará en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro, y plata y ropas de vestir en gran abundancia.

15 Así también será la plaga del caballo, del mulo, del camello, y del asno y de todas las bestias que estén en aquellos campamentos.

16 Y sucederá que todos los que sobrevivan de todas las naciones que vinieron contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de los tabernáculos.

17 Y acontecerá que si alguna familia de la tierra no sube a Jerusalén para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos la lluvia.

18 Y si la familia de Egipto no sube ni viene, no habrá lluvia para ellos; vendrá la plaga con la que Jehová herirá a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

19 Éste será el castigo del pecado de Egipto y del pecado de todas las naciones que no suban a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

20 En aquel día estará grabado sobre los cascabeles de los caballos: Santidad a Jehová; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones delante del altar.

21 Y toda olla en Jerusalén y en Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que ofrezcan sacrificios vendrán y tomarán de ellas y cocerán en ellas; y no habrá más mercader alguno en la casa de Jehová de los ejércitos en aquel día.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 260: Zacarías 8-11


Capítulo 8
En los últimos días se restablecerá Jerusalén, se recogerá a Judá y Jehová bendecirá a Su pueblo mucho más que en el pasado.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo:

2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo he tenido gran celo por Sión, y con gran ira la celé.

3 Así dice Jehová: Yo he vuelto a Sión y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad; y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.

4 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, y cada cual con su bastón en la mano por la multitud de sus días.

5 Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.

6 Así dice Jehová de los ejércitos: Si esto parecerá maravilloso a los ojos del remanente de este pueblo en aquellos días, ¿será también maravilloso delante de mis ojos?, dice Jehová de los ejércitos.

7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí, yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol;

8 y los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén; y serán mi pueblo, y yo seré su Dios en verdad y en justicia.

9 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Fortalézcanse vuestras manos, los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día en que se echó el cimiento de la casa de Jehová de los ejércitos, para edificar el templo.

10 Porque antes de estos días no había paga de hombre ni paga de bestia, ni hubo paz alguna para el que salía ni para el que entraba, a causa del enemigo, pues yo dejé a todos los hombres, cada cual contra su prójimo.

11 Mas ahora no seré con el resto de este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehová de los ejércitos.

12 Porque habrá siembra de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.

13 Y sucederá que así como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré, y seréis bendición. ¡No temáis! ¡Fortalézcanse vuestras manos!

14 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no me arrepentí,

15 así he vuelto a pensar hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días. No temáis.

16 Éstas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad, cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras puertas con verdad y con juicio de paz;

17 y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso, porque todas éstas son cosas que aborrezco, dice Jehová.

18 Y vino a mí la palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo:

19 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.

20 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún vendrán pueblos y moradores de muchas ciudades.

21 E irán los moradores de una ciudad a otra y dirán: ¡Vayamos rápido a implorar el favor de Jehová y a buscar a Jehová de los ejércitos! ¡Yo también iré!

22 Y vendrán muchos pueblos y naciones poderosas a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén y a implorar el favor de Jehová.

23 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán el borde del manto de un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.

Capítulo 9
Zacarías habla del Mesías — El Mesías vendrá trayendo salvación, humilde y montado sobre un asno — Liberará del foso a los presos — Judá y Efraín son instrumentos de Jehová.

1 La profecía de la palabra de Jehová contra la tierra de Hadrac y Damasco, su lugar de reposo; porque en Jehová están puestos los ojos de los hombres y de todas las tribus de Israel.

2 Y también Hamat lindará con ella; Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias.

3 Y Tiro se edificó fortaleza y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles;

4 he aquí, el Señor la empobrecerá, y herirá en el mar su poderío, y ella será consumida por el fuego.

5 Ascalón lo verá y temerá; Gaza también, y se dolerá en gran manera; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida; y perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada.

6 Y habitará en Asdod un bastardo, y yo talaré la soberbia de los filisteos;

7 y quitaré la sangre de su boca y sus abominaciones de entre sus dientes, y el que quede será un remanente para nuestro Dios, y será como gobernante en Judá, y Ecrón será como el jebuseo.

8 Y yo acamparé junto a mi casa como guardia, a causa del que va y del que viene; y no pasará más sobre ellos el opresor, porque ahora he visto con mis propios ojos.

9 Alégrate mucho, oh hija de Sión; da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén; he aquí, tu rey viene a ti, justo y trayendo salvación, humilde y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.

10 Y destruiré el carro de Efraín y el caballo de Jerusalén, y el arco de guerra será destruido; y hablará paz a las naciones; y su señorío será de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra.

11 Y en cuanto a ti, por la sangre de tu convenio yo he sacado a tus presos del foso en el que no hay agua.

12 Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de la esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble.

13 Porque he tensado para mí a Judá como arco, e hice de Efraín como su flecha; e incitaré a tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.

14 Y Jehová será visto sobre ellos, y su flecha saldrá como relámpago; y Jehová el Señor tocará la trompeta e irá en los torbellinos del sur.

15 Jehová de los ejércitos los defenderá, y ellos devorarán, y someterán las piedras de la honda, y beberán y harán ruido como embriagados de vino; y se llenarán como tazón o como los ángulos del altar.

16 Y los salvará en aquel día Jehová su Dios como rebaño de su pueblo, porque serán enaltecidos en su tierra como piedras de una corona.

17 Porque, ¡cuánta es su bondad y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes y el mosto a las doncellas.

Capítulo 10

Los de la casa de Judá y los de la casa de José serán dispersados entre los pueblos de países lejanos — Jehová los llamará con un silbido, los congregará y los redimirá.

1 Pedid a Jehová lluvia en el tiempo de la lluvia tardía; Jehová hará nubes de tormenta, y os dará lluvia abundante y hierba en el campo a cada uno.

2 Porque los ídolos han hablado engaño, y los adivinos han visto mentira y han contado sueños vanos; vano es su consuelo. Por eso el pueblo vaga como ovejas; está afligido porque no tiene pastor.

3 Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los machos cabríos; porque Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra.

4 De él saldrá la piedra angular, de él el clavo, de él el arco de la guerra, de él también todo gobernante, todos juntos.

5 Y serán como valientes, que en la batalla pisotean al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.

6 Porque yo fortaleceré la casa de Judá y salvaré la casa de José; y los haré volver, porque de ellos tendré piedad; y serán como si no los hubiera desechado, porque yo soy Jehová su Dios y los oiré.

7 Y los de Efraín serán como un valiente, y se alegrará su corazón como con el vino; sus hijos también lo verán y se alegrarán; su corazón se regocijará en Jehová.

8 Yo los llamaré con un silbido y los reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados como fueron multiplicados antes.

9 Y los dispersaré entre los pueblos; aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos y volverán.

10 Porque yo los haré volver de la tierra de Egipto y los congregaré de Asiria; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no habrá lugar suficiente para ellos.

11 Y él pasará por el mar de la angustia, y en el mar herirá las olas, y se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de Egipto.

12 Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová.

Capítulo 11


Zacarías habla del Mesías — El Mesías será entregado por treinta piezas de plata — El dinero será entregado al alfarero en la casa de Jehová.

1 ¡Oh Líbano, abre tus puertas, y consuma el fuego tus cedros!

2 Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, oh encinas de Basán, porque el bosque impenetrable es derribado.

3 Voz de aullido de pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de rugidos de cachorros de leones, porque la soberbia del Jordán es destruida.

4 Así ha dicho Jehová mi Dios: Apacienta las ovejas de la matanza,

5 a las cuales matan sus compradores y no se tienen por culpables; y el que las vende dice: Bendito sea Jehová, porque me he enriquecido; ni aun sus pastores tienen piedad de ellas.

6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los moradores de la tierra, dice Jehová, sino que he aquí, yo entregaré a los hombres, a cada cual en manos de su compañero y en manos de su rey; y asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.

7 Apacenté, pues, las ovejas de la matanza, esto es, a los pobres del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: a uno le puse por nombre Gracia, y al otro, Ataduras; y apacenté las ovejas.

8 Y destruí a tres pastores en un mes; y mi alma se impacientó con ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí.

9 Y dije: No os apacentaré; la que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, que cada una coma la carne de su compañera.

10 Tomé luego mi cayado Gracia y lo quebré, para romper mi convenio que había concertado con todos los pueblos.

11 Y fue roto en ese día, y así supieron los pobres del rebaño, que me observaban, que era la palabra de Jehová.

12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata.

13 Y me dijo Jehová: Échalas al alfarero; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata y las eché en la casa de Jehová, al alfarero.

14 Quebré luego mi otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.

15 Y me dijo Jehová: Toma de nuevo los aperos de un pastor insensato;

16 porque he aquí, yo levanto a un pastor en la tierra que no visitará a las que van a ser destruidas, ni buscará a la pequeña, ni curará a la perniquebrada ni sustentará a la sana, sino que comerá la carne de la engordada y romperá sus pezuñas.

17 ¡Ay del pastor inútil que abandona el rebaño! Hiera la espada su brazo y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 259: Zacarías 1-7



Capítulo 1
Zacarías llama a Judá al arrepentimiento — Se le muestra, en visiones, la reconstrucción de las ciudades de Judá y del templo.

1 En el octavo mes del año segundo de Darío, vino la palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:

2 Se enojó Jehová en gran manera contra vuestros padres.

3 Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, dice Jehová de los ejércitos.

4 No seáis como vuestros padres, a quienes los primeros profetas clamaron, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; pero ellos no atendieron ni me escucharon, dice Jehová.

5 Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿han de vivir para siempre?

6 Pero mis palabras y mis estatutos que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso ellos se volvieron y dijeron: Como Jehová de los ejércitos se propuso hacer con nosotros conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así lo ha hecho con nosotros.

7 A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el segundo año de Darío, vino la palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:

8 Vi de noche, y he aquí, un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en el valle; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos.

9 Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor mío? Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Yo te enseñaré lo que son éstos.

10 Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Éstos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra.

11 Y ellos respondieron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí, toda la tierra está tranquila y en paz.

12 Y respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años?

13 Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras al ángel que hablaba conmigo.

14 Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tuve gran celo por Jerusalén y por Sión;

15 y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas, porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal.

16 Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será reedificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén.

17 Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien; y aún consolará Jehová a Sión y de nuevo escogerá a Jerusalén.

18 Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos.

19 Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y me respondió: Éstos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.

20 Entonces me mostró Jehová cuatro carpinteros.

21 Y yo dije: ¿Qué vienen a hacer éstos? Y me respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para aterrorizarlos, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.
Capítulo 2
En los últimos días, Judá se recogerá en Jerusalén — Las tribus vendrán de la tierra del norte — Jehová morará en medio de ellos.

1 Alcé después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir.

2 Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén para ver cuál es su anchura y cuál su longitud.

3 Y he aquí, aquel ángel que hablaba conmigo salía, y otro ángel le salió al encuentro

4 y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén a causa de la multitud de hombres y de ganados en medio de ella.

5 Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego a su alrededor, y gloria seré en medio de ella.

6 ¡Ea, ea!, huid de la tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová.

7 ¡Oh Sión, la que moras con la hija de Babilonia, escápate!

8 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me ha enviado él a las naciones que os despojaron, porque el que os toca, toca la niña de su ojo.

9 Porque he aquí, yo alzo mi mano contra ellas, y serán despojo para los que los han servido, y sabréis que Jehová de los ejércitos me ha enviado.

10 ¡Canta y regocíjate, oh hija de Sión porque, he aquí, vengo y moraré en medio de ti!, ha dicho Jehová.

11 Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día y serán mi pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces sabrás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.

12 Y Jehová tomará posesión de Judá, su porción en la tierra santa, y escogerá de nuevo a Jerusalén.

13 ¡Calle toda carne delante de Jehová, porque él se ha levantado de su santa morada!

Capítulo 3
Zacarías habla del Mesías — El Renuevo vendrá — En la Segunda Venida, la iniquidad desaparecerá en un solo día.

1 Y me mostró al sumo sacerdote Josué, el sumo sacerdote que estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.

2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?

3 Y Josué estaba vestido con vestimentas sucias y estaba delante del ángel.

4 Y respondió el ángel y habló a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestimentas sucias. Y a él le dijo: Mira que he hecho quitar de ti tu iniquidad y te he hecho vestir de vestimentas puras.

5 Después dijo: Pongan un turbante limpio sobre su cabeza. Y pusieron un turbante limpio sobre su cabeza y le vistieron con ropas. Y el ángel de Jehová estaba allí.

6 Y el ángel de Jehová advirtió al mismo Josué, diciendo:

7 Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos y si guardares lo que he encomendado, también tú gobernarás mi casa y también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.

8 Escucha ahora, oh Josué, sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son hombres de presagio: He aquí, yo traigo a mi siervo, el Renuevo.

9 Porque he aquí la piedra que puse delante de Josué, sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí, yo grabaré su grabado, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día.

10 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros invitará a su prójimo debajo de su vid y debajo de su higuera.

Capítulo 4
Zorobabel echará los cimientos de la casa de Jehová y la acabará: El templo de Zorobabel.

1 Y volvió el ángel que hablaba conmigo y me despertó, como a un hombre que es despertado de su sueño.

2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: Miro, y he aquí un candelabro todo de oro con un recipiente en la parte superior, y sus siete lámparas encima del candelabro y siete tubos para las lámparas que están encima de él;

3 y junto a él dos olivos, uno a la derecha del recipiente y el otro a su izquierda.

4 Proseguí y pregunté a aquel ángel que hablaba conmigo, diciendo: ¿Qué son éstos, señor mío?

5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué son éstos? Y dije: No, señor mío.

6 Entonces respondió y me habló, diciendo: Ésta es la palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con poder ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la piedra principal con aclamaciones de: ¡Gracia, gracia a ella!

8 Y vino la palabra de Jehová a mí, diciendo:

9 Las manos de Zorobabel echarán los cimientos de esta casa, y sus manos la acabarán; y así sabrás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros.

10 Porque, ¿quién ha menospreciado el día de las pequeñeces? Se alegrarán y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová que recorren toda la tierra.

11 Hablé más y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?

12 Y hablé de nuevo y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí el aceite dorado?

13 Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué son éstos? Y dije: No, señor mío.

14 Y él dijo: Éstos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.

Capítulo 5
Un ángel revela verdades a Zacarías, valiéndose de representaciones simbólicas.

1 Y me volví, y alcé mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba.

2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo y diez codos de ancho.

3 Entonces me dijo: Ésta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta (como está de un lado del rollo) será destruido, y todo aquel que jura falsamente (como está del otro lado del rollo) será destruido.

4 Yo la he hecho salir, dice Jehová de los ejércitos, y entrará en la casa del ladrón y en la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa y la consumirá, junto con sus maderas y sus piedras.

5 Y salió aquel ángel que hablaba conmigo y me dijo: Alza ahora tus ojos y mira qué es esto que sale.

6 Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Éste es un efa que sale. Además dijo: Éste es el aspecto de ellos en toda la tierra.

7 Y he aquí, levantaron un talento de plomo, y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa.

8 Y él dijo: Ésta es la Maldad; y la echó dentro del efa y echó la masa de plomo en la abertura.

9 Alcé luego mis ojos y miré, y he aquí dos mujeres que salían con viento en sus alas, y tenían alas como de cigüeña; y alzaron el efa entre la tierra y los cielos.

10 Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿A dónde llevan el efa?

11 Y él me respondió: A la tierra de Sinar para que le sea edificada casa; y cuando esté preparado, será puesto allá sobre su base.

Capítulo 6
Zacarías corona a Josué, el sumo sacerdote, a semejanza de Cristo, el Renuevo, que vendrá — Cristo será sacerdote sobre Su trono para siempre.

1 Y me volví, y alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran montes de bronce.

2 En el primer carro había caballos alazanes, y en el segundo carro, caballos negros,

3 y en el tercer carro, caballos blancos y en el cuarto carro, caballos overos, rucios rodados.

4 Respondí entonces, y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto?

5 Y el ángel me respondió y me dijo: Éstos son los cuatro espíritus de los cielos que salen desde donde están, delante del Señor de toda la tierra.

6 El carro con los caballos negros salió hacia la tierra del norte; y los blancos salieron tras ellos; y los overos salieron hacia la tierra del sur.

7 Y los rucios salieron y se afanaron por ir a recorrer la tierra. Y dijo: Id, recorred la tierra. Y recorrieron la tierra.

8 Luego me llamó y me habló diciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del norte hicieron reposar mi espíritu en la tierra del norte.

9 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

10 Toma de los del cautiverio, de Heldai, y de Tobías y de Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia; y vendrás tú en aquel día y entrarás en casa de Josías hijo de Sofonías.

11 Tomarás, pues, plata y oro, y harás coronas y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué hijo de Josadac.

12 Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el que brotará de su lugar y edificará el templo de Jehová.

13 Él edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y será sacerdote en su trono; y habrá consejo de paz entre los dos.

14 Y Helem, y Tobías, y Jedaías y Hen hijo de Sofonías tendrán coronas como recordatorio en el templo de Jehová.

15 Y los que están lejos vendrán y reedificarán el templo de Jehová; entonces sabréis que Jehová de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Y esto sucederá si escucháis obedientemente la voz de Jehová vuestro Dios.

Capítulo 7
Jehová reprueba la hipocresía en el ayuno — Exhorta al pueblo a mostrar misericordia y compasión y a llevar una vida piadosa.

1 Y aconteció que, en el año cuarto del rey Darío, vino la palabra de Jehová a Zacarías a los cuatro días del mes noveno, que es Quisleu,

2 cuando el pueblo de Bet-el envió a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de Jehová,

3 y a hablar a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos venido haciendo desde hace ya tantos años?

4 Vino, pues, a mí la palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo:

5 Habla a todo el pueblo del país y a los sacerdotes, y diles: Cuando ayunabais y llorabais en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿acaso ayunabais para mí?

6 Y cuando comíais y bebíais, ¿acaso no comíais y bebíais para vosotros mismos?

7 ¿No son éstas las palabras que proclamó Jehová por medio de los primeros profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, y las ciudades de sus alrededores, y del sur y de la llanura estaban habitadas?

8 Y vino la palabra de Jehová a Zacarías, diciendo:

9 Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad con juicio verdadero y haced misericordia y piedad, cada cual con su hermano;

10 no oprimáis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.

11 Pero no quisieron escuchar, sino que volvieron la espalda y se taparon los oídos para no oír;

12 y pusieron su corazón como diamante para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su espíritu, por medio de los primeros profetas; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.

13 Y aconteció que, así como él clamó y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos,

14 sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desolación el país deseable.

martes, 25 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 258: Sofonías / Hageo


Sofonías
Capítulo 1
La destrucción de Judá es un símbolo de la Segunda Venida — Es el día del sacrificio de Jehová, día de ira y de angustia.

1 La palabra de Jehová que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá:

2 Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová.

3 Destruiré a los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo, y los peces del mar y las piedras de tropiezo junto con los malvados; y talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová.

4 Y extenderé mi mano contra Judá y contra todos los moradores de Jerusalén; y exterminaré de este lugar los restos de Baal, y el nombre de los ministros idólatras junto con los sacerdotes,

5 y a los que sobre los terrados se postran ante el ejército del cielo, y a los que se postran jurando por Jehová y jurando por Moloc,

6 y a los que se apartan de en pos de Jehová y a los que no buscaron a Jehová ni le consultaron.

7 Calla ante la presencia de Jehová el Señor, porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha preparado un sacrificio y ha consagrado a sus convidados.

8 Y sucederá que en el día del sacrificio de Jehová, castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey y a todos los que llevan vestido extranjero.

9 Asimismo, castigaré en aquel día a todos los que saltan sobre el umbral, los que llenan de violencia y de engaño las casas de sus señores.

10 Y acontecerá en aquel día, dice Jehová, que habrá voz de clamor desde la puerta del Pescado, y aullido desde el segundo, y gran quebranto desde los collados.

11 Aullad, moradores de Mactes, porque todo el pueblo mercader ha sido destruido; talados han sido todos los que traían dinero.

12 Y acontecerá en aquel día que yo escudriñaré a Jerusalén con lámpara, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová no hará bien ni mal.

13 Por tanto, serán saqueados sus bienes y sus casas asoladas; y edificarán casas, mas no las habitarán; y plantarán viñas, mas no beberán el vino de ellas.

14 Cercano está el día grande de Jehová, cercano y viene muy rápido; amargo será el clamor del día de Jehová; allí gritará el valiente.

15 Será día de ira aquel día, día de angustia y de aflicción, día de destrucción y de desolación, día de tinieblas y de oscuridad, día nublado y tenebroso,

16 día de trompeta y de alarido contra las ciudades fortificadas y contra las altas torres.

17 Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol.

18 Ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los moradores de la tierra.

Capítulo 2
Buscad justicia; buscad mansedumbre — Descenderá juicio tanto sobre los filisteos como sobre los moabitas, así como sobre los hijos de Amón, los etíopes y los asirios.

1 Congregaos y reuníos, oh nación sin pudor,

2 antes que tenga efecto el decreto y el día se pase como el tamo, antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros.

3 Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día de la ira de Jehová.

4 Porque Gaza será desamparada, y Ascalón desolada; saquearán a Asdod al mediodía, y Ecrón será desarraigada.

5 ¡Ay de los que moran en la costa del mar, del pueblo de los cereteos! La palabra de Jehová es contra vosotros, oh Canaán, tierra de los filisteos; te haré destruir hasta no dejar morador.

6 Y la costa del mar será praderas para pastores y corrales de ovejas.

7 Y será aquel lugar para el remanente de la casa de Judá; allí apacentarán; en las casas de Ascalón dormirán al anochecer, porque Jehová su Dios los visitará y hará volver sus cautivos.

8 Yo he oído las afrentas de Moab y los denuestos de los hijos de Amón con que deshonraron a mi pueblo, y se engrandecieron sobre su territorio.

9 Por tanto, vivo yo, dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra: serán un campo de ortigas, y una mina de sal y desolación perpetua; el remanente de mi pueblo los saqueará, y el resto de mi nación los heredará.

10 Esto les vendrá por su soberbia, porque afrentaron al pueblo de Jehová de los ejércitos y se engrandecieron contra él.

11 Terrible será Jehová con ellos, porque hará venir a menos a todos los dioses de la tierra; y cada uno desde su lugar se inclinará ante él en todas las costas de las naciones.

12 También vosotros, los de Etiopía, seréis muertos con mi espada.

13 Y extenderá su mano contra el norte y destruirá a Asiria; y convertirá a Nínive en desolación y en sequedal, como un desierto.

14 Y rebaños se echarán en medio de ella y todas las bestias del campo; también el pelícano y el erizo dormirán en sus dinteles; su voz cantará en las ventanas; habrá desolación en los umbrales, porque su obra de cedro quedará descubierta.

15 Ésta es la ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: Yo, y nadie más. ¡Cómo fue desolada, hecha guarida de fieras! Todo el que pase junto a ella se burlará y agitará su mano.

Capítulo 3
En la Segunda Venida todas las naciones se reunirán para combatir — Los hombres tendrán un lenguaje puro — Jehová reinará en medio de ellos.

1 ¡Ay de la ciudad opresora, inmunda y contaminada!

2 No escuchó la voz ni recibió la corrección; no confió en Jehová ni se acercó a su Dios.

3 Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos del atardecer que no dejan hueso para la mañana;

4 sus profetas, insolentes, hombres pérfidos; sus sacerdotes contaminaron el santuario; falsearon la ley.

5 Jehová en medio de ella es justo; no hará iniquidad; cada mañana sacará a luz su juicio, sin falta, pero el perverso no conoce la vergüenza.

6 He talado naciones; sus torres están desoladas; he dejado desiertas sus calles hasta no quedar quien pase. Sus ciudades han quedado destruidas hasta no quedar hombre alguno, hasta no quedar morador.

7 Dije: Ciertamente me temerás; recibirás corrección. Y no será destruida su morada según todo aquello por lo cual la castigué. Mas ellos madrugaron para corromper todas sus obras.

8 Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día en que me levante para el despojo, porque mi determinación es reunir las naciones y juntar los reinos para derramar sobre ellos mi enojo, todo el furor de mi ira; porque por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra.

9 Porque en aquel entonces devolveré yo a los pueblos un lenguaje puro para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común acuerdo.

10 Desde la región más allá de los ríos de Etiopía, mis suplicantes, la hija de mis esparcidos, traerán mi ofrenda.

11 En aquel día no serás avergonzada por ninguna de tus obras con que te rebelaste contra mí, porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en tu soberbia, y nunca más te ensoberbecerás en mi santo monte.

12 Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual se refugiará en el nombre de Jehová.

13 El remanente de Israel no cometerá iniquidad ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa, porque ellos serán apacentados y reposarán, y no habrá quien los espante.

14 ¡Canta, oh hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, oh Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, oh hija de Jerusalén!

15 Jehová ha retirado tus juicios; ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más temerás mal alguno.

16 En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas, Sión; no se debiliten tus manos.

17 Jehová tu Dios está en medio de ti: ¡Él es poderoso! ¡Él salvará! Se regocijará por ti con alegría; guardará silencio por su amor; se regocijará por ti con cánticos.

18 Reuniré a los que se entristecían por las fiestas señaladas; tuyos fueron; para quienes el oprobio era una carga.

19 He aquí, en aquel tiempo me ocuparé de todos tus opresores; y salvaré a la que cojea y recogeré a la desterrada; y cambiaré su vergüenza en alabanza y en renombre en todo país.

20 En aquel tiempo yo os traeré; en aquel tiempo os reuniré yo. Pues os haré objeto de renombre y de alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando haga volver a vuestros cautivos ante vuestros propios ojos, dice Jehová.



Hageo
Capítulo 1
Hageo exhorta al pueblo a reedificar el templo.
1 En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino la palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:

2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo en que la casa de Jehová sea reedificada.

3 Entonces vino la palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:

4 ¿Es acaso para vosotros tiempo de morar en vuestras casas enmaderadas, mientras que esta casa está desierta?

5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.

6 Sembráis mucho y recogéis poco; coméis y no quedáis satisfechos; bebéis y no os saciáis; os vestís y no conseguís abrigaros; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.

7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.

8 Subid al monte, y traed madera y reedificad la casa; y me complaceré en ella y seré glorificado, ha dicho Jehová.

9 Buscáis mucho, y he aquí halláis poco; y lo que traéis a casa lo disperso con un soplo. ¿Por qué?, dice Jehová de los ejércitos. Porque mi casa está desierta mientras que cada uno de vosotros corre a su propia casa.

10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.

11 Y llamé la sequía sobre esta tierra y sobre los montes, y sobre el trigo, y sobre el mosto, y sobre el aceite, y sobre todo lo que la tierra produce, y sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de las manos.

12 Entonces Zorobabel hijo de Salatiel, y el sumo sacerdote Josué hijo de Josadac y todo el resto del pueblo obedecieron la voz de Jehová su Dios y las palabras del profeta Hageo, como lo había mandado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.

13 Entonces Hageo, mensajero de Jehová, dio el mensaje de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.

14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu del sumo sacerdote Josué hijo de Josadac y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,

15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.

Capítulo 2
Hageo habla del Mesías — Vendrá el Deseado de todas las naciones — Jehová dará paz en Su templo.
1 En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino la palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:

2 Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué hijo de Josadac y al resto del pueblo, y diles:

3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate tú también Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.

5 Según el convenio que concerté con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi espíritu estará en medio de vosotros; no temáis.

6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: Dentro de poco yo haré temblar los cielos y la tierra, y el mar y la tierra seca;

7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.

8 Mía es la plata y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.

9 La gloria de esta última casa será mayor que la de la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.

10 A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino la palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:

11 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, y diles:

12 Si alguno lleva carne consagrada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella toca el pan, o la comida, o el vino, o el aceite o cualquier otra comida, ¿acaso quedarán estas cosas consagradas? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No.

13 Y dijo Hageo: Si una persona impura a causa de haber tocado un cuerpo muerto toca alguna de estas cosas, ¿quedará ésta inmunda? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: Inmunda quedará.

14 Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta nación delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.

15 Ahora pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová.

16 Antes que sucediesen estas cosas, venía alguno al montón de veinte efas, y había sólo diez; venía alguno al lagar para sacar cincuenta cántaros del lagar, y había sólo veinte.

17 Os herí con viento solano, y con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos, pero no os volvisteis a mí, dice Jehová.

18 Meditad, pues, en vuestro corazón desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día en que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad en vuestro corazón.

19 ¿No está aún la semilla en el granero? Todavía no han dado fruta, ni la vid, ni la higuera, ni el granado ni el olivo; mas desde este día daré bendición.

20 Y vino por segunda vez la palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes, diciendo:

21 Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra,

22 y trastornaré el trono de los reinos y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; y trastornaré los carros y a los que en ellos suben; y caerán los caballos y los que en ellos montan, cada cual por la espada de su hermano.

23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar, porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 257:Nahúm / Habacuc


Nahúm
Capítulo 1
Nahúm declara que la tierra será quemada en la Segunda Venida y habla de la misericordia y del poder de Jehová.

1 Profecía acerca de Nínive. Libro de la visión de Nahúm de Elcos.

2 Dios celoso y vengador es Jehová; vengador es Jehová y lleno de indignación; Jehová se venga de sus adversarios y guarda enojo para sus enemigos.

3 Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en el torbellino y en la tempestad, y las nubes son el polvo de sus pies.

4 Él reprende al mar y lo hace secar y agota todos los ríos. Basán y el Carmelo languidecen, y la flor del Líbano se marchita.

5 Los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten; y la tierra se agita ante su presencia, y también el mundo y todos los que en él habitan.

6 ¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿Quién quedará en pie ante el furor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por él se hienden las peñas.

7 Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él confían.

8 Mas con inundación impetuosa hará consumación de su lugar, y las tinieblas perseguirán a sus enemigos.

9 ¿Qué tramáis contra Jehová? Él hará consumación; la tribulación no se levantará dos veces.

10 Porque como espinos entretejidos y como ebrios en su embriaguez, serán consumidos como rastrojo completamente seco.

11 De ti salió el que tramó el mal contra Jehová, un consejero perverso.

12 Así ha dicho Jehová: Aunque reposo tengan y sean muchos, aun así serán talados, y pasarán. Aunque te he afligido, no te afligiré más.

13 Porque ahora quebraré su yugo de sobre ti y romperé tus coyundas.

14 Pero acerca de ti ha mandado Jehová que no sea perpetuado tu nombre; de la casa de tu dios talaré imágenes talladas e imágenes de fundición; prepararé tu sepulcro, porque fuiste vil.

15 ¡He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz! Celebra, oh Judá, tus fiestas solemnes, cumple tus votos, porque ya nunca más pasará sobre ti el malvado; ha perecido del todo.

Capítulo 2
Nínive será destruida, lo cual es símbolo de lo que acontecerá en los últimos días.

1 Un destructor ha subido contra ti; guarda la fortaleza, vigila el camino, fortifica tus lomos, fortalece mucho tu poder.

2 Porque Jehová restaurará la gloria de Jacob como la gloria de Israel; porque saqueadores los saquearon y destruyeron sus sarmientos.

3 El escudo de sus guerreros se ha enrojecido, los hombres valientes vestidos de grana; el día en que se preparen, los carros serán como fuego de antorchas, y temblarán los cipreses.

4 Los carros se precipitarán a las plazas; con estruendo rodarán por las calles; su aspecto será como antorchas encendidas; correrán como relámpagos.

5 Convocará él a sus valientes; al andar tropezarán; se apresurarán hacia su muro, y la defensa se preparará.

6 Las compuertas de los ríos se abrirán, y el palacio será arrasado.

7 Y la reina será llevada cautiva; mandarán que suba, y sus criadas la llevarán gimiendo como palomas, golpeándose el pecho.

8 Y Nínive es de tiempo antiguo como estanque de aguas; mas ellos huyen y dicen: ¡Deteneos, deteneos!, pero ninguno mira hacia atrás.

9 Saquead plata, saquead oro; no hay fin de las riquezas ni de la suntuosidad de toda clase de objetos preciosos.

10 Vacía, y agotada y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas y dolor en todos los lomos, y los rostros de todos se demudan.

11 ¿Dónde está la guarida de los leones y el lugar donde comen los cachorros de los leones, donde andaba el león, la leona y el cachorro de león, y no había quien los espantase?

12 El león arrebataba lo suficiente para sus cachorros y estrangulaba para sus leonas; y llenaba de presas sus madrigueras y de carne desgarrada sus guaridas.

13 Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos, y quemaré tus carros y los reduciré a humo, y la espada devorará tus leoncillos; y raeré de la tierra tu presa, y nunca más se oirá la voz de tus mensajeros.

Capítulo 3
Se predice la espantosa caída de Nínive.

1 ¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, de incesante pillaje!

2 Chasquido de látigo y estruendo de movimiento de ruedas; y caballo al galope y carro que salta;

3 el jinete a la carga, y resplandor de espada y brillo de lanza; y multitud de muertos y multitud de cadáveres; y cadáveres sin fin, y con los cadáveres tropezarán.

4 Y esto a causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra de brujerías, que vende a las naciones con sus fornicaciones y a las familias con sus hechicerías.

5 Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos; y levantaré tus faldas hasta tu cara y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza.

6 Y echaré sobre ti inmundicias, y te haré despreciable y te pondré como espectáculo.

7 Y acontecerá que todos los que te vean se apartarán de ti y dirán: ¡Nínive ha sido asolada! ¿Quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?

8 ¿Eres tú mejor que Tebas, que estaba asentada entre ríos, rodeada de aguas, cuyo baluarte era el mar y el mar su muralla?

9 Etiopía era su fortaleza, y Egipto, y eso sin límite; Fut y Libia estaban entre tus ayudadores.

10 No obstante, ella fue desterrada, llevada al cautiverio; también sus niños fueron estrellados en las encrucijadas de todas las calles; y sobre sus nobles echaron suertes, y todos sus grandes fueron aprisionados con grilletes.

11 Tú también quedarás embriagada; serás ocultada; tú también buscarás refugio a causa del enemigo.

12 Todas tus fortalezas serán cual higueras cargadas de brevas, que, si las sacuden, caen en la boca del que las ha de comer.

13 He aquí, tu pueblo será como mujeres en medio de ti; las puertas de tu tierra se abrirán de par en par a tus enemigos; fuego consumirá tus cerrojos.

14 Provéete de agua para el asedio; fortifica tus fortalezas; entra en el lodo; pisa el barro; refuerza el horno.

15 Allí te consumirá el fuego; te talará la espada. Te devorará como el pulgón. ¡Multiplícate como el pulgón! ¡Multiplícate como la langosta!

16 Multiplicaste tus mercaderes más que las estrellas del cielo; el pulgón hizo presa y voló.

17 Tus príncipes serán como langostas y tus oficiales como nubes de langostas que se posan en vallados en día de frío; salido el sol se van, y no se conoce el lugar donde están.

18 Durmieron tus pastores, oh rey de Asiria; reposaron tus nobles; tu pueblo se dispersó por los montes, y no hay quien lo junte.

19 No hay curación para tu quebradura; tu herida es grave. Todos los que oigan noticias de ti batirán las palmas de las manos acerca de ti, porque, ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad?


Habacuc
Capítulo 1
Cuando Habacuc se entera de que Jehová levantará a los caldeos para invadir la tierra de Israel, le aflige el que se vaya a emplear a los malvados para esos fines.

1 La profecía que vio el profeta Habacuc.

2 ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?

3 ¿Por qué me haces ver iniquidad y haces que contemple molestia? Y destrucción y violencia hay delante de mí, y surgen pleito y contienda.

4 Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio nunca sale adelante; por cuanto el malvado asedia al justo, por eso sale torcido el juicio.

5 Mirad entre las naciones y ved; y maravillaos y asombraos, porque haré una obra en vuestros días que, aun cuando se os cuente, no la creeréis.

6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación feroz e impetuosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas.

7 Espantosa es y terrible; de ella misma proceden su propio juicio y su propia grandeza.

8 Y serán sus caballos más ligeros que leopardos y más feroces que lobos nocturnos; y sus jinetes se dispersarán; vendrán de lejos sus jinetes y volarán como águilas que se apresuran a devorar.

9 Toda ella vendrá para hacer violencia; delante de sus caras viento solano, y recogerá cautivos como arena.

10 Y escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de las fortalezas, y levantará terraplén y las tomará.

11 Luego pasará como el viento, y seguirá adelante y ofenderá, atribuyendo su poder a su dios.

12 ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio los pusiste; y tú, oh Roca, los has puesto para castigar.

13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal y no puedes ver el agravio. ¿Por qué toleras a los que actúan pérfidamente, y callas cuando el malvado destruye al que es más justo que él

14 y haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles que no tienen señor?

15 Sacará a todos con anzuelo; los recogerá con su red y los juntará en su malla, por lo cual, se alegrará y se regocijará.

16 Por esto ofrecerá sacrificios a su red y quemará incienso a su malla, porque con ellas engordó su porción y aumentó su comida.

17 ¿Vaciará por eso su red y seguirá aniquilando sin piedad a las naciones?

Capítulo 2
Jehová insta a tener paciencia y promete que el justo vivirá por fe — La tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová — Los ídolos no tienen poder.

1 En mi puesto de guardia estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que él me dirá y lo que he de responder cuando sea reprendido.

2 Y Jehová me respondió y dijo: Escribe la visión y grábala claramente en tablas para que corra el que lea en ella.

3 Aunque la visión es aún para un tiempo señalado, al final hablará y no mentirá; aunque se tarde, espérala, porque sin duda vendrá; no tardará.

4 He aquí, se enorgullece aquel cuya alma no es recta; mas el justo por su fe vivirá.

5 Y también, el vino traiciona al hombre soberbio de modo que no permanece; ensancha su deseo como el Seol y es como la muerte que no se sacia, sino que reúne para sí todas las naciones y recoge para sí todos los pueblos.

6 ¿No han de levantar todos éstos refrán contra él y sarcasmos contra él? Y dirán: ¡Ay del que multiplica lo que no es suyo! ¿Hasta cuándo seguirá acumulando sobre sí prendas empeñadas?

7 ¿No se levantarán de repente tus acreedores, y se despertarán los que te hagan temblar? Y tú serás para ellos objeto de rapiña.

8 Por cuanto tú has despojado a muchas naciones, todos los otros pueblos te despojarán, a causa de la sangre de los hombres y de la violencia hecha a la tierra, a las ciudades y a todos los que moraban en ellas.

9 ¡Ay del que obtiene injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal!

10 Has tramado vergüenza para tu casa al destruir a muchos pueblos, y has pecado contra tu alma.

11 Porque la piedra clamará desde el muro, y la viga del enmaderado le responderá.

12 ¡Ay del que edifica la ciudad con sangre y del que funda una aldea con injusticia!

13 He aquí, ¿no es esto de Jehová de los ejércitos que los pueblos trabajen para el fuego y las naciones se fatiguen en vano?

14 Porque la tierra estará llena del conocimiento de la gloria de Jehová como las aguas cubren el mar.

15 ¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel y le embriagas para mirar su desnudez!

16 Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también, y serás como incircunciso; la copa de la mano derecha de Jehová se volverá contra ti, y la deshonra caerá sobre tu gloria.

17 Porque la violencia del Líbano te cubrirá, y la destrucción de las fieras las aterrorizará a causa de la sangre de los hombres y de la violencia hecha a la tierra, a las ciudades y a todos los que en ellas moran.

18 ¿De qué sirve la imagen tallada que talló el que la hizo, la imagen de fundición y maestra de mentiras, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?

19 ¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí, está cubierto de oro y de plata, y no hay espíritu dentro de él.

20 Mas Jehová está en su santo templo: ¡Calle delante de él toda la tierra!

Capítulo 3
En su oración, Habacuc tiembla ante la majestuosidad de Dios.

1 Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot.

2

Oh Jehová, he oído tu palabra y temí.
Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
en medio de los tiempos hazla conocer;
en la ira acuérdate de la misericordia.

3

Dios viene de Temán,
y el Santo desde el monte Parán. Selah
Su gloria cubrió los cielos,
y la tierra se llenó de su alabanza.

4

Y su resplandor es como la luz,
rayos brillantes salen de su mano,
y allí está escondido su poder.

5

Delante de su rostro va la mortandad,
y llamaradas salen tras sus pies.

6

Se levantó y midió la tierra;
miró e hizo temblar las naciones;
y los montes antiguos fueron desmenuzados;
los collados antiguos se inclinaron.
Sus caminos son eternos.

7

He visto las tiendas de Cusán en aflicción;
las cortinas de la tierra de Madián temblaron.

8

¿Se airó Jehová contra los ríos?
¿Contra los ríos fue tu enojo?
¿Fue tu ira contra el mar,
para que montases en tus caballos
y en tus carros de salvación?

9

Se desnudó enteramente tu arco,
según los juramentos de las saetas de tu palabra. Selah
Hendiste la tierra con ríos.

10

Te vieron los montes y temblaron;
pasó la inundación de las aguas;
el abismo dio su voz;
a lo alto alzó sus manos.

11

El sol y la luna se detuvieron en su cenit;
a la luz de tus saetas anduvieron
y al resplandor de tu refulgente lanza.

12

Con ira hollaste la tierra;
con furor trillaste las naciones.

13

Saliste para salvar a tu pueblo,
para salvar con tu ungido.
Traspasaste la cabeza de la casa del malvado,
descubriendo el cimiento hasta el cuello. Selah

14

Traspasaste con sus propias saetas las cabezas de sus guerreros,
que como tempestad acometieron para dispersarme;
su regocijo era como para devorar al pobre encubiertamente.

15

Caminaste en el mar con tus caballos,
sobre la mole de las grandes aguas.

16

Oí, y se conmovieron mis entrañas;
a la voz temblaron mis labios;
pudrición entró en mis huesos,
y dentro de mí me estremecí.
Tranquilo espero el día de la angustia
que vendrá sobre el pueblo que nos ataca.

17

Aunque la higuera no florezca
ni en las vides haya frutos,
aunque falle la cosecha del olivo,
y los campos no produzcan alimento,
y las ovejas sean quitadas del redil
y no haya vacas en los establos,

18

con todo yo me alegraré en Jehová
y me regocijaré en el Dios de mi salvación.

19

Jehová el Señor es mi fortaleza,
y él hará mis pies como de ciervas
y me hará andar sobre mis lugares altos.



Al músico principal: sobre instrumentos de cuerda.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 256: Miqueas 1-7


Capítulo 1
Miqueas profetiza la caída de Samaria y la de Jerusalén.

1 La palabra de Jehová que vino a Miqueas de Moreset en los días de Jotam, de Acaz y de Ezequías, reyes de Judá; lo que vio sobre Samaria y Jerusalén.

2 Oíd, pueblos todos; atended, oh tierra, y todo lo que en ella hay; y Jehová el Señor, el Señor desde su santo templo, sea testigo contra vosotros.

3 Porque he aquí, Jehová sale de su lugar, y descenderá y caminará sobre las alturas de la tierra.

4 Y debajo de él se derretirán los montes, y los valles se hendirán como la cera ante el fuego, como las aguas que corren por un precipicio.

5 Todo esto por la rebelión de Jacob y por los pecados de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebelión de Jacob? ¿No es Samaria? ¿Y cuáles son los lugares altos de Judá? ¿No es Jerusalén?

6 Haré, pues, de Samaria un montón de ruinas, lugares para plantar viñas; y derramaré sus piedras por el valle y descubriré sus cimientos.

7 Y todas sus estatuas serán despedazadas, y todas sus pagas serán quemadas en el fuego, y asolaré todos sus ídolos, porque de paga de rameras las juntó, y a paga de rameras volverán.

8 Por tanto, lamentaré, y aullaré, y andaré despojado y desnudo; haré aullido como de chacales y lamento como de avestruces.

9 Porque su llaga es incurable, pues llegó hasta Judá; llegó hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.

10 No lo digáis en Gat ni tampoco lloréis; revuélcate en el polvo de Bet-le-afra.

11 Pásate desnuda y con vergüenza, oh moradora de Safir; la moradora de Zaanán no salió; el llanto de Bet-esel quitará de vosotros su apoyo.

12 Porque la moradora de Marot anheló intensamente el bien, por cuanto el mal descendió de Jehová hasta la puerta de Jerusalén.

13 Unce al carro los corceles, oh moradora de Laquis; ella fue principio de pecado para la hija de Sión, porque en ti se hallaron las rebeliones de Israel.

14 Por tanto, tú darás presentes de despedida a Moreset-gat; las casas de Aczib serán un engaño para los reyes de Israel.

15 Aún te traeré heredero, oh moradora de Maresa; la gloria de Israel vendrá hasta Adulam.

16 Rápate y córtate el cabello por los hijos de tus delicias; ensancha tu calva como águila, porque fueron llevados cautivos de ti.

Capítulo 2

Se lamenta la destrucción de Israel — Jehová recogerá al remanente de Israel.

1 ¡Ay de los que en sus camas traman iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ponen por obra, porque tienen en su mano el poder!

2 Y codician los campos y los roban; y casas, y las quitan; así oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.

3 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí, yo tramo contra esta familia un mal, del cual no sacaréis vuestros cuellos ni andaréis erguidos, porque el tiempo será malo.

4 En aquel día se levantará contra vosotros un refrán, y se lamentará con triste lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la heredad de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los repartió a otros.

5 Por tanto, no tendrás quien reparta heredades a suerte en la congregación de Jehová.

6 No profeticéis, dicen a los que profetizan; no les profeticen, porque no van a avergonzarse.

7 Tú que te dices casa de Jacob, ¿se ha reducido el espíritu de Jehová? ¿Son éstas sus obras? ¿No hacen bien mis palabras al que camina rectamente?

8 El que ayer era mi pueblo se ha levantado como enemigo; a los que pasan confiadamente, los que vuelven de la guerra, les quitáis el manto de sobre la vestimenta.

9 A las mujeres de mi pueblo echasteis fuera de las casas de sus delicias; a sus niños quitasteis mi gloria para siempre.

10 Levantaos y andad, porque éste no es lugar de reposo; puesto que está contaminado, destruirá con gran destrucción.

11 Si alguno anda con espíritu falso y miente, diciendo: Yo te profetizaré de vino y de sidra; éste será el profeta para este pueblo.

12 De cierto os reuniré a todos, oh Jacob; recogeré ciertamente al remanente de Israel; los pondré juntos como ovejas de Bosra, como rebaño en medio de su redil; harán estruendo por la multitud de hombres.

13 Subirá el que abre brechas delante de ellos; abrirán brecha, y pasarán la puerta y saldrán por ella; y su rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová.

Capítulo 3

Los sacerdotes que enseñan por precio y los profetas que adivinan por dinero traen maldición sobre el pueblo.

1 Y dije: Oíd ahora, oh gobernantes de Jacob y jefes de la casa de Israel: ¿No os corresponde a vosotros saber lo que es justo?

2 Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los huesos;

3 que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les arrancáis la piel de sobre ellos, y les quebráis los huesos y los rompéis, como para el caldero, y como carne en la olla.

4 Entonces clamarán a Jehová y no les responderá, sino que esconderá de ellos su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicieron obras malas.

5 Así ha dicho Jehová acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, que muerden con sus dientes y claman: Paz, y al que no les da de comer, declaran contra él guerra santa.

6 Por tanto, habrá para vosotros noche sin visión y oscuridad sin adivinación; y sobre los profetas se pondrá el sol, y el día se entenebrecerá sobre ellos.

7 Y serán avergonzados los profetas, y se confundirán los adivinos; y todos ellos se cubrirán los labios, porque no hay respuesta de Dios.

8 Pero yo estoy lleno del poder mediante el espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión y a Israel su pecado.

9 Oíd ahora esto, gobernantes de la casa de Jacob y jefes de la casa de Israel, que abomináis la justicia y pervertís todo lo que es recto,

10 que edificáis a Sión con sangre y a Jerusalén con injusticia.

11 Sus gobernantes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros.

12 Por tanto, a causa de vosotros Sión será arada como campo, y Jerusalén será montones de ruinas; y el monte de la casa, como cumbres de bosque.

Capítulo 4

En los postreros días se construirá el templo, Israel se congregará en él, comenzará la era milenaria y Jehová reinará en Sión.

1 Y acontecerá en los postreros días que el monte de la casa de Jehová será establecido como cabeza de los montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos.

2 Y vendrán muchas naciones y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará acerca de sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.

3 Y él juzgará entre muchos pueblos y reprenderá a naciones poderosas hasta muy lejos; y forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra.

4 Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente, porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.

5 Todos los pueblos andarán cada uno en el nombre de su dios, y nosotros andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre.

6 En aquel día, dice Jehová, juntaré a la que cojea, y recogeré a la desterrada y a la que afligí;

7 y haré de la que cojea un remanente, y de la desterrada, nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos en el monte Sión desde ahora y para siempre.

8 Y tú, oh torre del rebaño, fortaleza de la hija de Sión, hasta ti vendrá el primer señorío, el reino vendrá a la hija de Jerusalén.

9 Ahora, ¿por qué gritas tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero? ¿Te ha sobrevenido dolor como a mujer de parto?

10 Retuércete y gime, hija de Sión, como mujer que está de parto, porque ahora saldrás de la ciudad, y morarás en el campo y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada; allí te redimirá Jehová de manos de tus enemigos.

11 Y ahora se han juntado muchas naciones contra ti y dicen: Sea profanada, y contemplen nuestros ojos Sión.

12 Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová ni entendieron su consejo; los juntó, pues, como gavillas en la era.

13 Levántate y trilla, hija de Sión, porque haré tu cuerno de hierro y tus uñas de bronce, y desmenuzarás a muchos pueblos; y consagraré a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

Capítulo 5

El Mesías nacerá en Belén — En los últimos días, el remanente de Jacob triunfará gloriosamente sobre los gentiles.

1 Agrúpate ahora en tropas, oh hija de tropas; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel.

2 Mas tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre los millares de Judá, de ti me saldrá el que será gobernante en Israel; y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad.

3 Por tanto, los dejará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz; entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel.

4 Y él se levantará y apacentará con el poder de Jehová, con la grandeza del nombre de Jehová su Dios; y permanecerán, porque entonces él será engrandecido hasta los confines de la tierra.

5 Y ese hombre será la paz. Cuando el asirio venga a nuestra tierra y pisotee nuestros palacios, entonces levantaremos contra él siete pastores y ocho hombres principales;

6 y devastarán la tierra de Asiria a espada, y la tierra de Nimrod en sus entradas; y nos librará del asirio cuando venga a nuestra tierra y pise nuestras fronteras.

7 Y el remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío que viene de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan al hombre ni aguardan a los hijos de los hombres.

8 Asimismo, el remanente de Jacob será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias del bosque, como el cachorro del león entre los rebaños de las ovejas, el cual si pasa, y pisotea y arrebata, no hay quien escape.

9 Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán talados.

10 Y acontecerá en aquel día, dice Jehová, que haré matar tus caballos de en medio de ti y haré destruir tus carros.

11 Haré también destruir las ciudades de tu tierra, y derribaré todas tus fortalezas.

12 Asimismo, destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros.

13 Y haré destruir tus esculturas y tus imágenes talladas de en medio de ti, y nunca más te inclinarás ante la obra de tus manos;

14 y arrancaré tus imágenes de Asera de en medio de ti y destruiré tus ciudades.

15 Y con ira y con furor haré venganza en las naciones que no escucharon.

Capítulo 6

A pesar de toda Su bondad para con ellos, el pueblo no ha servido a Jehová ni en espíritu ni en verdad — Deben actuar rectamente, amar la misericordia y andar con humildad delante de Él.

1 Oíd ahora lo que dice Jehová: Levántate, contiende con los montes, y oigan los collados tu voz.

2 Oíd, montes y fuertes cimientos de la tierra, el pleito de Jehová, porque Jehová tiene pleito con su pueblo y altercará con Israel.

3 Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado? Responde contra mí.

4 Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí; y envié delante de ti a Moisés, y a Aarón y a María.

5 Pueblo mío, acuérdate ahora de lo que aconsejó Balac, rey de Moab, y de lo que le respondió Balaam hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias de Jehová.

6 ¿Con qué me presentaré ante Jehová y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?

7 ¿Se agradará Jehová de millares de carneros o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?

8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno y lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar la misericordia y humillarte para andar con tu Dios.

9 La voz de Jehová clama a la ciudad, y sabio es temer tu nombre. Oíd la vara, y a quien la establece.

10 ¿Hay aún en casa del impío tesoros de impiedad y medida escasa que sea detestable?

11 ¿Debo considerar justas la balanza falsa y la bolsa de pesas engañosas?

12 Sus ricos se llenaron de rapiña, y sus moradores hablaron mentira, y su lengua es engañosa en su boca.

13 Por eso yo también te debilitaré hiriéndote, asolándote por tus pecados.

14 Tú comerás y no te saciarás, y tu escasez estará en medio de ti; y tú recogerás, pero no retendrás; y lo que retengas, lo entregaré yo a la espada.

15 Tú sembrarás, mas no segarás; pisarás aceitunas, mas no te ungirás con el aceite; y mosto, mas no beberás el vino.

16 Porque los estatutos de Omri se han guardado y toda obra de la casa de Acab; y en los consejos de ellos anduvisteis, para que yo te entregase a la desolación, y a tus moradores a la burla. Llevaréis, por tanto, el oprobio de mi pueblo.

Capítulo 7

Aunque el pueblo de Israel se ha rebelado, en los últimos días Jehová tendrá misericordia de él — Tendrá compasión y perdonará sus iniquidades.

1 ¡Ay de mí!, porque he venido a ser como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia y no queda racimo para comer; mi alma deseó los primeros frutos.

2 Ha desaparecido el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan para derramar sangre; cada cual tiende red a su hermano.

3 Para completar la maldad con sus manos, el príncipe exige, y el juez juzga por recompensa; y el poderoso habla según el capricho de su alma, y juntos lo traman.

4 El mejor de ellos es como el espino; el más recto, peor que el zarzal; el día de tus atalayas y de tu castigo viene; ahora será su confusión.

5 No creáis en amigo ni confiéis en compañero; de la que duerme a tu lado, cuídate de abrir tu boca.

6 Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su propia casa.

7 Pero yo acudiré a Jehová; esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.

8 Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, he de levantarme; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.

9 La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y me haga justicia. Él me sacará a la luz; veré su justicia.

10 Y mi enemiga lo verá y se cubrirá de vergüenza, la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como el lodo de las calles.

11 El día en que se reedifiquen tus muros, aquel día se extenderán los límites.

12 En ese día vendrán hasta ti desde Asiria y desde las ciudades de Egipto, y desde Egipto hasta el Río, y de mar a mar y de monte a monte.

13 Y la tierra será asolada a causa de sus moradores, por el fruto de sus obras.

14 Apacienta a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solitario en el bosque, en medio del Carmelo; que se apacienten en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado.

15 Yo les mostraré maravillas como el día en que saliste de Egipto.

16 Las naciones verán y se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca; se ensordecerán sus oídos.

17 Lamerán el polvo como la culebra, como las serpientes de la tierra; saldrán temblando de sus escondrijos; tendrán miedo de Jehová nuestro Dios y temerán a causa de ti.

18 ¿Qué Dios hay como tú, que perdona la iniquidad y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retiene para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia.

19 Él volverá; volverá a tener misericordia de nosotros; él hollará nuestras iniquidades y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.

20 Otorgarás a Jacob la verdad y a Abraham la misericordia, como juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.