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miércoles, 1 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 176: Salmos 48-52


Salmo 48
Sión, la ciudad de Dios, el gozo de toda la tierra, será establecida para siempre.

Cántico. Salmo de los hijos de Coré.

1
Grande es Jehová y en gran manera alabado
en la ciudad de nuestro Dios, en su santo monte.

2

Hermosa elevación, el gozo de toda la tierra
es el monte Sión, a los lados del norte,
la ciudad del gran Rey.

3

Dios en sus palacios es conocido como refugio.

4

Porque, he aquí, los reyes se reunieron;
pasaron juntos.

5

Viéndola ellos así, se maravillaron,
se asombraron y huyeron.

6

Allí se apoderó de ellos un temblor,
dolor como de mujer que está de parto.

7

Con viento solano
quiebras tú las naves de Tarsis.

8

Como lo hemos oído, así lo hemos visto
en la ciudad de Jehová de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios.
La establecerá Dios para siempre. Selah

9

Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios,
en medio de tu templo.

10

Conforme a tu nombre, oh Dios,
así es tu alabanza hasta los confines de la tierra;
de justicia está llena tu diestra.

11

Alégrese el monte Sión;
regocíjense las hijas de Judá
a causa de tus juicios.

12

Andad alrededor de Sión y rodeadla;
contad sus torres.

13

Poned vuestro corazón hacia su antemuro;
recorred sus palacios,
para que lo contéis a la generación venidera.

14

Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
él nos guiará aun más allá de la muerte.

Salmo 49

Los hombres no podrán ser rescatados ni redimidos por las riquezas — Sólo Dios redime las almas del sepulcro — La gloria del hombre rico cesa con la muerte.

Al músico principal. Salmo de los hijos de Coré. 1

Oíd esto, pueblos todos;
escuchad, todos los habitantes del mundo,

2

tanto los plebeyos como los nobles,
el rico y el pobre juntamente.

3

Mi boca hablará sabiduría,
y el pensamiento de mi corazón, entendimiento.

4

Inclinaré al proverbio mi oído;
declararé con el arpa mi enigma.

5

¿Por qué he de temer en los días de adversidad,
cuando la iniquidad de mis perseguidores me rodee?

6

Los que confían en sus bienes
y de sus muchas riquezas se jactan,

7

ninguno de ellos podrá, en manera alguna, redimir al hermano
ni pagar a Dios su rescate

8

(porque la redención de su alma es de tan alto precio
y no se hará jamás)

9

ni vivir en adelante para siempre,
sin ver nunca la sepultura.

10

Porque él ve que los sabios mueren
del mismo modo que el necio y el insensato perecen,
y dejan a otros sus riquezas.

11

Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas,
y sus habitaciones para generación tras generación;
dan sus nombres a sus tierras.

12

Mas el hombre no permanecerá en los honores;
es semejante a las bestias que perecen.

13

Éste su camino es la locura de ellos;
con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. Selah

14

Como a rebaños que son destinados para el Seol,
la muerte los pastoreará,
y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana.
Y se consumirá su buen parecer en el Seol, lejos de su morada.

15

Pero Dios redimirá mi alma del poder del Seol,
porque él me recibirá. Selah

16

No temas cuando se enriquece alguno,
cuando aumenta la gloria de su casa,

17

porque cuando muera no llevará nada
ni descenderá tras él su gloria.

18

Aunque, mientras viva, llame dichosa a su alma,
y sea elogiado porque prospera,

19

entrará en la generación de sus padres,
quienes nunca más verán la luz.

20

El hombre que goza de honores y no entiende,
semejante es a las bestias que perecen.

Salmo 50
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Asaf habla de la Segunda Venida — Jehová acepta los sacrificios de los justos y los librará — Aquellos cuya conducta sea justa verán la salvación de Dios.

Salmo de Asaf. 1

El Dios de dioses, Jehová, ha hablado
y ha convocado a la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.

2

Desde Sión, perfección de hermosura,
Dios ha resplandecido.

3

Vendrá nuestro Dios y no callará;
fuego consumirá delante de él,
y alrededor de él habrá gran tempestad.

4

Convocará a los cielos desde lo alto
y a la tierra, para juzgar a su pueblo.

5

Reunidme a mis santos,
los que hicieron conmigo convenio mediante sacrificio.

6

Y proclamarán los cielos su justicia,
porque Dios es el juez. Selah

7

Oye, pueblo mío, y hablaré;
oh Israel, testificaré contra ti.
Yo soy Dios, el Dios tuyo.

8

No te reprenderé por tus sacrificios
ni por tus holocaustos, que siempre delante de mí están.

9

No tomaré de tu casa becerros
ni machos cabríos de tus rediles.

10

Porque mía es toda bestia del bosque
y el ganado en mil collados.

11

Conozco todas las aves de los montes,
y todo lo que se mueve en el campo me pertenece.

12

Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti,
porque mío es el mundo y su plenitud.

13

¿He de comer yo carne de toros
o de beber sangre de machos cabríos?

14

Ofrece a Dios tu gratitud,
y paga tus votos al Altísimo.

15

E invócame en el día de la angustia;
te libraré, y tú me honrarás.

16

Pero al malo dijo Dios:
¿Qué derecho tienes tú de recitar mis estatutos
y de tomar mi convenio en tu boca?

17

Pues tú aborreces la disciplina
y das la espalda a mis palabras.

18

Si veías al ladrón, te complacías con él,
y con los adúlteros era tu parte.

19

Tu boca metías en el mal,
y tu lengua urdía engaño.

20

Tomabas asiento y hablabas contra tu hermano;
al hijo de tu madre calumniabas.

21

Estas cosas hiciste, y yo he callado;
pensabas que de cierto sería yo como tú;
pero te reprenderé y las expondré delante de tus ojos.

22

Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios,
no sea que os despedace y no haya quien os libre.

23

El que ofrece gratitud me honrará;
y al que ordena su camino,
le mostraré la salvación de Dios.

Salmo 51

David suplica perdón después de haberse llegado a Betsabé — David suplica: Crea en mí un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí.

Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, fue a él el profeta Natán. 1

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu compasión;
conforme a la multitud de tus tiernas misericordias,
borra mis transgresiones.

2


Lávame por completo de mi maldad
y límpiame de mi pecado.

3

Porque yo reconozco mis transgresiones,
y mi pecado está siempre delante de mí.

4

Contra ti, contra ti sólo he pecado,
y he hecho lo malo ante tus ojos,
para que seas reconocido justo en tu palabra
y claro en tu juicio.

5

He aquí, en maldad he sido formado,
y en pecado me concibió mi madre.

6

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

7

Purifícame con hisopo, y seré limpio;
lávame, y seré más blanco que la nieve.

8

Hazme oír gozo y alegría,
y se regocijarán los huesos que has quebrantado.

9

Esconde tu rostro de mis pecados
y borra todas mis maldades.

10

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
y renueva un espíritu recto dentro de mí.

11

No me eches de delante de ti,
y no quites de mí tu santo espíritu.

12

Devuélveme el gozo de tu salvación,
y un espíritu generoso me sustente.

13

Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
y los pecadores se convertirán a ti.

14

Líbrame de derramamiento de sangre, oh Dios,
Dios de mi salvación;
cantará mi lengua tu justicia.

15

Señor, abre mis labios,
y proclamará mi boca tu alabanza,

16

porque tú no quieres sacrificio, que yo sí daría;
no te deleitas en holocausto.

17

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón quebrantado y contrito no despreciarás tú, oh Dios.

18

Haz bien con tu benevolencia a Sión;
edifica los muros de Jerusalén.

19

Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
entonces se ofrecerán sobre tu altar becerros.

Salmo 52

David declara que las lenguas inicuas maquinan agravios y que los malvados confían en las riquezas — Los santos confían en la misericordia de Dios para siempre.

Al músico principal. Masquil de David, cuando vino Doeg, el edomita, y dio cuenta a Saúl, diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec. 1

¿Por qué te jactas de la maldad, tú, poderoso?
La misericordia de Dios es continua.

2

Agravios maquina tu lengua;
como navaja afilada hace engaño.

3

Amaste el mal más que el bien,
la mentira más que el hablar justicia. Selah

4

Has amado toda clase de palabras perniciosas,
engañosa lengua.

5

Por tanto, Dios te destruirá para siempre;
te arrebatará, y te arrancará de tu morada
y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah

6

Y verán los justos y temerán;
y se reirán de él, diciendo:

7

He aquí el hombre que no puso a Dios como su fortaleza,
sino que confió en la multitud de sus riquezas
y se mantuvo en su maldad.

8

Mas yo estoy como olivo verde en la casa de Dios;
en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.

9

Te alabaré para siempre porque lo has hecho;
y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.





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