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lunes, 11 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina 2009 SUD: Día: 146: Esdras 1-3


Esdras
..Capítulo 1
El rey Ciro, de Persia, permite a los judíos regresar a Jerusalén para construir el templo — Ciro devuelve los utensilios de la casa de Jehová que se había llevado Nabucodonosor.

1Y en el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, el cual hizo una proclamación por todo su reino y también lo hizo por escrito, diciendo:

2Así ha dicho Ciro, rey de Persia: Jehová, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra, y él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá.

3Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa de Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén.

4Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde peregrine, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, y con oro, y con bienes y con ganado, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.

5Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y los levitas, junto con todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.

6Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con utensilios de plata, con oro, con bienes, y con ganado y con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente.

7Y el rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén y había puesto en la casa de sus dioses.

8Los sacó, pues, Ciro, rey de Persia, por medio del tesorero Mitrídates, el cual los contó y se los entregó a Sesbasar, príncipe de Judá.

9Y ésta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos,

10treinta tazas de oro, cuatrocientas diez tazas de plata y otros mil objetos.

11Todos los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.

Esdras
..Capítulo 2

Se enumera a los descendientes de los que fueron llevados al cautiverio y que regresaron a Jerusalén y a Judá — Se niega el sacerdocio a los hijos de los sacerdotes cuya genealogía se había perdido — Los fieles contribuyen a la construcción del templo.

1Y éstos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad.

2Los que vinieron con Zorobabel fueron: Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. El número de los hombres del pueblo de Israel:

3Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos.

4Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos.

5Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco.

6Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Josué y de Joab, dos mil ochocientos doce.

7Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.

8Los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco.

9Los hijos de Zacai, setecientos sesenta.

10Los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos.

11Los hijos de Bebai, seiscientos veintitrés.

12Los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós.

13Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis.

14Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis.

15Los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro.

16Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho.

17Los hijos de Bezai, trescientos veintitrés.

18Los hijos de Jora, ciento doce.

19Los hijos de Hasum, doscientos veintitrés.

20Los hijos de Gibar, noventa y cinco.

21Los hijos de Belén, ciento veintitrés.

22Los hombres de Netofa, cincuenta y seis.

23Los hombres de Anatot, ciento veintiocho.

24Los hijos de Azmavet, cuarenta y dos.

25Los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres.

26Los hijos de Ramá y de Geba, seiscientos veintiuno.

27Los hombres de Micmas, ciento veintidós.

28Los hombres de Bet-el y de Hai, doscientos veintitrés.

29Los hijos de Nebo, cincuenta y dos.

30Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis.

31Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.

32Los hijos de Harim, trescientos veinte.

33Los hijos de Lod, de Hadid y de Ono, setecientos veinticinco.

34Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.

35Los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.

36Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres.

37Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos.

38Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete.

39Los hijos de Harim, mil diecisiete.

40Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.

41Los cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho.

42Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; en total, ciento treinta y nueve.

43Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,

44los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,

45los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub,

46los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán,

47los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía,

48los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam,

49los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai,

50los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de Nefusim,

51los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur,

52los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa,

53los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema,

54los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa.

55Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Peruda,

56los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel,

57los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami.

58Todos los sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.

59Y éstos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer, que no pudieron demostrar si la casa de sus padres y su linaje eran de Israel:

60los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos.

61Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó por esposa a una de las hijas de Barzilai, el galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas.

62Éstos buscaron su registro de genealogías, y no fue hallado; y, considerados impuros, fueron excluidos del sacerdocio.

63Y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim.

64Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,

65sin contar sus siervos y sus siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras.

66Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;

67sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; sus asnos, seis mil setecientos veinte.

68Y algunos de los jefes de las casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, ofrecieron voluntariamente para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio.

69Según sus posibilidades, dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, y cinco mil libras de plata y cien túnicas sacerdotales.

70Y habitaron los sacerdotes, y los levitas, y algunos del pueblo, y los cantores, y los porteros y los sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.

Esdras
..Capítulo 3

Se reconstruye el altar — Se instituyen nuevamente los sacrificios regulares — Con gran júbilo se ponen los cimientos del templo.

1Y cuando llegó el mes séptimo, y ya establecidos los hijos de Israel en las ciudades, se congregó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén.

2Entonces se levantó Jesúa hijo de Josadac, y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos como está escrito en la ley de Moisés, varón de Dios.

3Y asentaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de aquellas tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, los holocaustos de la mañana y de la tarde.

4Hicieron asimismo la fiesta de los tabernáculos, como está escrito, y el número diario de holocaustos, conforme al decreto, cada cosa en su día;

5y además de esto, el holocausto continuo, y los de las lunas nuevas, y los de todas las fiestas solemnes de Jehová que habían sido consagradas y los de todos aquellos que ofrecían una ofrenda voluntaria a Jehová.

6Desde el primer día del mes séptimo, comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová; pero los cimientos del templo de Jehová aún no se habían puesto.

7Y dieron dinero a los albañiles y a los carpinteros; asimismo comida, y bebida y aceite a los sidonios y a los tirios, para que trajesen por mar madera de cedro desde el Líbano hasta Jope, conforme a la autorización que Ciro, rey de Persia, les había dado.

8Y en el año segundo de su llegada a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron la obra Zorobabel hijo de Salatiel, y Jesúa hijo de Josadac, y el resto de sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían regresado a Jerusalén de la cautividad; y pusieron a los levitas de veinte años arriba a cargo de la obra de la casa de Jehová.

9También Jesúa, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un solo hombre se pusieron a dirigir a los obreros que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de Henadad, sus hijos y sus hermanos, los levitas.

10Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaron los cimientos, se presentaron los sacerdotes vestidos de sus ropas, con trompetas, y los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, conforme a lo dispuesto por David, rey de Israel.

11Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová, porque se habían echado los cimientos de la casa de Jehová.

12Y muchos de los sacerdotes, y de los levitas ancianos ya, y de los jefes de las casas paternas, que habían visto la primera casa, al ver echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.

13Y el pueblo no podía distinguir el clamor de los gritos de alegría del clamor del llanto del pueblo, porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.




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