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lunes, 8 de octubre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 224: Jeremías 4-5


Capítulo 4
Se llama a Israel y a Judá al arrepentimiento — Jeremías se lamenta por los padecimientos de Judá.

1 Si te has de volver, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitas de delante de mí tus abominaciones y no andas de acá para allá,

2y si juras con verdad, con juicio y con justicia, diciendo: Vive Jehová, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán.

3Porque así dice Jehová a todo hombre de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros y no sembréis entre espinos.

4Circuncidaos para Jehová y quitad el prepucio de vuestro corazón, hombres de Judá y moradores de Jerusalén, no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.

5Anunciad en Judá, y proclamad en Jerusalén y decid: Tocad trompeta en la tierra. Pregonad y decid: Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas.

6Alzad bandera hacia Sión, buscad refugio, no os detengáis, porque yo hago venir del norte mal y quebrantamiento grande.

7El león sube de la espesura, el destructor de naciones está en marcha; ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador.

8Por esto vestíos de cilicio, lamentaos y aullad, porque la ardiente ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.

9Y acontecerá en aquel día, dice Jehová, que desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes; y los sacerdotes estarán atónitos, y se consternarán los profetas.

10Y dije: ¡Ay, Jehová Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis, pues la espada ha entrado hasta el alma.

11En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento abrasador de las alturas del desierto viene a la hija de mi pueblo, no para aventar ni para limpiar.

12Un viento más fuerte que éste vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.

13He aquí que subirá como las nubes, y sus carros como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque dados somos al despojo!

14Lava maldad tu corazón de la maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo albergarás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?

15Porque una voz trae las nuevas desde Dan y hace oír la calamidad desde los montes de Efraín.

16Decid a las naciones; he aquí, haced oír sobre Jerusalén: Sitiadores vienen de tierra lejana y darán su voz contra las ciudades de Judá.

17Como guardias de campo están alrededor de ella, porque se rebeló contra mí, dice Jehová.

18Tu camino y tus obras te hicieron esto; ésta es tu maldad, porque es amargura; penetra hasta tu corazón.

19¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón gime dentro de mí; no callaré, porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, el pregón de guerra.

20Quebrantamiento sobre quebrantamiento se anuncia, porque toda la tierra es devastada; de repente son devastadas mis tiendas, en un momento mis cortinas.

21¿Hasta cuándo he de ver bandera y he de oír sonido de trompeta?

22Porque mi pueblo es necio; no me conocieron; son hijos insensatos y sin entendimiento; son sabios para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.

23Miré a la tierra, y he aquí que estaba desordenada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz.

24Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados se estremecían.

25Miré, y he aquí, no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido.

26Miré, y he aquí, el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades fueron asoladas delante de Jehová, delante del furor de su ira.

27Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada, pero no la destruiré del todo.

28Por esto la tierra estará de duelo, y los cielos arriba se oscurecerán, porque he hablado, lo he pensado, y no me arrepentiré ni me volveré de ello.

29Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huye toda la ciudad; entran en las espesuras de los bosques y suben a los peñascos; toda ciudad es abandonada y no queda en ellas hombre alguno.

30Y tú, devastada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menosprecian tus amantes; buscan tu vida.

31Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; es la voz de la hija de Sión que jadea y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí!, pues mi alma desfallece a causa de los asesinos.

Capítulo 5

Se derramarán juicios sobre el pueblo de Judá a causa de sus pecados — Sus iniquidades hacen que las bendiciones les sean retenidas.

1 Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, y sabed y buscad en sus plazas a ver si halláis un solo hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque la verdad, y yo la perdonaré.

2Y aunque digan: Vive Jehová, de cierto juran falsamente.

3Oh Jehová, ¿no miran tus ojos la verdad? Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra y no quisieron volverse.

4Pero yo dije: De cierto ellos son pobres, son necios, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.

5Iré a los grandes y les hablaré, porque ellos han conocido el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.

6Por tanto, el león del bosque los matará, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará sus ciudades; cualquiera que de ellas salga será despedazado, porque sus transgresiones se han multiplicado; se han aumentado sus rebeldías.

7¿Cómo te he de perdonar por esto? Tus hijos me abandonaron y juraron por lo que no es Dios. Los sacié y cometieron adulterio, y a casa de rameras fueron en tropel.

8Como caballos bien alimentados y fogosos, cada cual relinchaba tras la esposa de su prójimo.

9¿No había de castigar esto?, dice Jehová. De una nación como ésta, ¿no se había de vengar mi alma?

10Escalad sus muros y destruid, pero no del todo; quitad las almenas de sus muros, porque no son de Jehová.

11Porque resueltamente me han traicionado la casa de Israel y la casa de Judá, dice Jehová.

12Negaron a Jehová y dijeron: Él no existe, y no vendrá mal sobre nosotros ni veremos espada ni hambre;

13y los profetas serán como el viento, y la palabra no está en ellos; así se hará a ellos.

14Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque hablasteis esta palabra, he aquí, yo pongo en tu boca mis palabras como fuego, y a los de este pueblo como leña, y los consumirá.

15He aquí, yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; gente robusta, gente antigua, gente cuya lengua ignoras y no entenderás lo que hable.

16Su aljaba es como sepulcro abierto; todos son valientes.

17Y comerá tu mies y tu pan; comerá a tus hijos y a tus hijas; comerá tus ovejas y tus vacas; comerá tus viñas y tus higueras; y a espada convertirá en nada tus ciudades fortificadas en las que tú confías.

18No obstante, en aquellos días, dice Jehová, no os destruiré del todo.

19Y acontecerá que cuando digan: ¿Por qué ha hecho Jehová nuestro Dios con nosotros todas estas cosas?, entonces les dirás: De la manera que me dejasteis a mí y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra, así serviréis a extraños en una tierra que no es vuestra.

20Anunciad esto en la casa de Jacob y haced que esto se oiga en Judá, diciendo:

21Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye.

22¿A mí no me temeréis?, dice Jehová. ¿No temblaréis ante mi presencia, yo, que puse la arena por límite al mar, por estatuto eterno el cual no será traspasado? Y se levantarán las olas, mas no prevalecerán; bramarán, mas no lo traspasarán.

23Pero este pueblo tiene corazón terco y rebelde; se apartaron y se fueron.

24Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová nuestro Dios, que da lluvia temprana y tardía a su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega.

25Vuestras iniquidades han alejado estas cosas, y vuestros pecados han apartado de vosotros el bien.

26Porque se encuentran malvados en mi pueblo; acechan como quien tiende lazos; ponen trampas para cazar hombres.

27Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se han hecho poderosos y ricos.

28Han engordado y se han puesto lustrosos, y sobrepasan los hechos del malo; no abogan por la causa, la causa del huérfano; se han hecho prósperos y no defienden la causa de los pobres.

29¿No he de castigar esto?, dice Jehová; ¿y de tal nación no se vengará mi alma?

30Cosa espantosa y fea es hecha en esta tierra:

31los profetas profetizan mentira, y los sacerdotes gobiernan por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiere. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?

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