Seguidores

martes, 30 de abril de 2013

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 319: 2 Timoteo 1-4


Capítulo 1
Cristo brinda inmortalidad y vida eterna mediante el Evangelio — Permaneced firmes en la fe.

1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús,

2 a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz de parte de Dios el Padre y de Jesucristo nuestro Señor.

3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;

4 deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo;

5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice; y estoy seguro de que en ti también.

6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor, y de dominio propio.

8 Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,

9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según su propósito y su gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús antes del principio de los tiempos,

10 pero ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, quien quitó la muerte, y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio,

11 del cual yo fui constituido predicador, y apóstol y maestro de los gentiles.

12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.

14 Guarda ese buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.

15 Ya sabes esto, que me han abandonado todos los que están en Asia, entre quienes están Figelo y Hermógenes.

16 Conceda el Señor misericordia a la casa de Onesíforo, porque muchas veces me trajo alivio, y no se avergonzó de mis cadenas,

17 sino que cuando él estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló.

18 Concédale el Señor hallar misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor.

Capítulo 2

Cristo da gloria eterna a los escogidos — Evitad la contención y procurad la piedad.

1 Así que tú, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.

2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.

3 Tú, pues, soporta las aflicciones como fiel soldado de Jesucristo.

4 Ninguno que milita se enreda en los asuntos de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó para ser soldado.

5 Y el que compite no es coronado si no compite legítimamente.

6 El labrador industrioso debe ser el primero en recibir de los frutos.

7 Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.

8 Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, resucitado de entre los muertos, conforme a mi evangelio,

9 en el que sufro aflicciones, hasta prisiones a modo de malhechor; pero la palabra de Dios no está presa.

10 Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que ellos también consigan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.

11 Palabra fiel es ésta:

Si hemos muerto con él,
también viviremos con él;

12

si perseveramos,
también reinaremos con él;
si le negamos,
él también nos negará;

13

si somos infieles,
él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.

14 Recuérdales esto, exhortándolos delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que destruye a los oyentes.

15 Procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que expone bien la palabra de verdad.

16 Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.

17 Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena; entre ellos se encuentran Himeneo y Fileto,

18 que se han desviado de la verdad, diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, y trastornan la fe de algunos.

19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: El Señor conoce a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.

20 Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; unos para uso honroso, y otros para uso deshonroso.

21 Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, y útil para el Señor, y preparado para toda buena obra.

22 Huye también de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro.

23 Pero desecha las cuestiones necias y sin sentido, sabiendo que engendran contiendas.

24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;

25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,

26 y se zafen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.

Capítulo 3

Pablo describe la apostasía y los tiempos peligrosos de los últimos días — Las Escrituras guían al hombre a la salvación.

1 Esto también debes saber: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos,

3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin dominio propio, crueles, aborrecedores de lo bueno,

4 traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los deleites más que de Dios,

5 teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de ella; a éstos evita.

6 Porque de éstos son los que se meten en las casas, y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, llevadas por diversas concupiscencias;

7 que siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.

8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, reprobados acerca de la fe.

9 Pero no llegarán lejos, porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

10 Pero tú has seguido fielmente mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia,

11 persecuciones, aflicciones como las que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, pero de todas me ha librado el Señor.

12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución.

13 Pero los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.

14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido;

15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia,

17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.

Capítulo 4

Pablo da el encargo solemne de predicar el Evangelio en días de apostasía — A Pablo y a todos los santos se les asegura la exaltación.

1 Yo te encargo solemnemente delante de Dios y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,

2 que prediques la palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.

3 Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,

4 y apartarán el oído de la verdad y se volverán a las fábulas.

5 Pero tú sé prudente en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

6 Porque yo ya estoy a punto de ser ofrecido como sacrificio, y el tiempo de mi partida está cercano.

7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

9 Procura venir pronto a verme,

10 porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica; Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.

11 Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio.

12 A Tíquico lo envié a Éfeso.

13 Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos.

14 Alejandro, el calderero, me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos.

15 Cuídate tú también de él, pues en gran manera ha resistido a nuestras palabras.

16 En mi primera defensa, ninguno estuvo de mi parte, sino que todos me desampararon; no les sea tenido en cuenta.

17 Pero el Señor estuvo a mi lado y me fortaleció, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen; y así fui librado de la boca del león.

18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

19 Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo.

20 Erasto se quedó en Corinto; y a Trófimo dejé en Mileto, enfermo.

21 Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, y Lino, y Claudia y todos los hermanos.

22 El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.



La segunda epístola a Timoteo, quien fue el primer obispo ordenado en Éfeso, fue escrita desde Roma, cuando Pablo fue presentado por segunda vez a César Nerón.