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martes, 13 de noviembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 240: Ezequiel 17-21


Capítulo 17
Ezequiel muestra en una parábola que Israel, estando bajo el yugo de Babilonia, erróneamente solicita ayuda a Egipto — Aún así, en los últimos días Jehová hará crecer un magnífico árbol de los cedros del Líbano.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2Hijo de hombre, propón un enigma y narra una parábola a la casa de Israel.

3Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano y tomó el cogollo del cedro.

4Arrancó el principal de sus renuevos, y lo llevó a tierra de mercaderes y lo puso en una ciudad de comerciantes.

5Tomó también de la simiente de la tierra y la puso en un campo bueno para sembrar. La plantó junto a aguas abundantes, como un sauce.

6Y brotó y se hizo una vid de mucho ramaje y poca altura; sus ramas miraban hacia el águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así se hizo una vid y dio sarmientos y echó mugrones.

7Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid dirigió hacia ella sus raíces y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella a través de los surcos de su plantío.

8En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que echara ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta.

9Di: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá su fruto y se secará? Todas sus hojas lozanas se secarán, y eso sin gran poder ni mucha gente, para arrancarla de raíz.

10Y he aquí, está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la toque? En los surcos donde creció se secará.

11Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

12Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Di: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes y los llevó consigo a Babilonia.

13Tomó también a uno de la descendencia real, e hizo pacto con él y le hizo prestar juramento; y se llevó a los poderosos de esa tierra,

14para que el reino fuese abatido y no se levantase, a fin de que, guardando su pacto, permaneciera.

15Pero se rebeló contra él, enviando embajadores a Egipto, para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado? ¿Escapará el que estas cosas hizo? O el que rompió el pacto, ¿podrá escapar?

16Vivo yo, dice Jehová el Señor, que ciertamente morirá en medio de Babilonia, en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció y cuyo pacto, hecho con él, rompió.

17Ni con gran ejército ni con mucha compañía hará Faraón nada por él en la batalla, cuando se levanten terraplenes y se construyan muros de asedio para cortar muchas vidas.

18Por cuanto menospreció el juramento al quebrantar el pacto, cuando he aquí que tras haber dado su mano, hizo todas estas cosas; no escapará.

19Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que ciertamente el juramento mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo traeré sobre su propia cabeza.

20Y extenderé sobre él mi red, y quedará preso en mi malla; y lo haré venir a Babilonia, y allí entraré en juicio con él por su infidelidad que contra mí ha cometido.

21Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo, Jehová, he hablado.

22Así ha dicho Jehová el Señor: Y tomaré yo del cogollo del alto cedro y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo y lo plantaré sobre un monte alto y eminente.

23En el monte de la altura de Israel lo plantaré, y dará ramas, y dará fruto y se hará magnífico cedro. Y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; habitarán a la sombra de sus ramas.

24Y sabrán todos los árboles del campo que yo, Jehová, abatí el árbol elevado, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde e hice reverdecer el árbol seco. Yo, Jehová, he hablado y lo hago.

Capítulo 18

Los hombres serán castigados por sus propios pecados — Los pecadores morirán y los justos salvarán sus almas — El hombre justo que peque será condenado y el pecador que se arrepienta será salvo.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2¿Qué queréis decir vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, diciendo: Los padres comieron las uvas agrias, y a los hijos les da dentera?

3Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel.

4He aquí que todas las almas son mías; tanto el alma del padre como el alma del hijo son mías; el alma que peque, ésa morirá.

5Y el hombre que es justo y hace lo que es justo y recto,

6que no come sobre los montes, ni alza sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni viola a la esposa de su prójimo ni se llega a la mujer menstruosa;

7que no oprime a ninguno, sino que al deudor devuelve su prenda; que no comete robo alguno; que da de su pan al hambriento y cubre al desnudo con ropa;

8que no presta con usura ni cobra interés; que retrae su mano de la maldad y hace juicio verdadero entre hombre y hombre;

9que anda en mis estatutos y guarda mis juicios para actuar de acuerdo con la verdad, éste es justo; éste ciertamente vivirá, dice Jehová el Señor.

10Pero si engendra hijo violento, derramador de sangre, y que hace cualquiera de estas cosas

11(aunque el padre no ha hecho ninguna de estas cosas), y también come sobre los montes, y viola a la esposa de su prójimo,

12oprime al pobre y al menesteroso, comete robos, no devuelve la prenda, y alza sus ojos hacia los ídolos, y hace abominación,

13presta con usura y cobra interés, ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; ciertamente morirá; su sangre será sobre él.

14Pero, he aquí, si éste engendra un hijo que ve todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hace lo mismo,

15no come sobre los montes ni alza sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel; que no viola a la esposa de su prójimo;

16que no oprime a nadie, ni retiene la prenda ni comete robos; que da de su pan al hambriento y cubre al desnudo con ropa;

17que retrae su mano de oprimir al pobre, no recibe usura ni interés, que hace mis juicios y anda en mis estatutos, éste no morirá por la maldad de su padre; ciertamente vivirá.

18Pero su padre, por cuanto oprimió cruelmente, despojó violentamente al hermano e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su iniquidad.

19Y si decís: ¿Por qué no llevará el hijo la iniquidad de su padre? Porque el hijo hizo lo que es justo y recto, guardó todos mis estatutos y los cumplió, ciertamente vivirá.

20El alma que peque, ésa morirá; el hijo no llevará la iniquidad del padre, ni el padre llevará la iniquidad del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la maldad del malvado será sobre él.

21Pero el malvado, si se aparta de todos los pecados que cometió, y guarda todos mis estatutos y hace juicio y justicia, ciertamente vivirá; no morirá.

22Ninguna de las transgresiones que cometió le será recordada; por la justicia que hizo, vivirá.

23¿Acaso quiero yo la muerte del malvado?, dice Jehová el Señor. ¿No vivirá si se aparta de sus caminos?

24Pero si el justo se aparta de su justicia, y comete iniquidad y actúa conforme a todas las abominaciones que el malvado hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo será recordada; por la infidelidad que cometió y por el pecado que cometió, por ello morirá.

25Y si decís: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿Acaso no son vuestros caminos los que no son rectos?

26Si se aparta el justo de su justicia y comete iniquidad, morirá por ello; por la iniquidad que cometió, morirá.

27Y si el malvado se aparta de la maldad que hizo y hace juicio y justicia, hará vivir su alma.

28Porque miró y se apartó de todas las transgresiones que había cometido, ciertamente vivirá; no morirá.

29Si aún dice la casa de Israel: No es recto el camino del Señor. ¿No son rectos mis caminos, oh casa de Israel? ¿Acaso no son vuestros caminos los que no son rectos?

30Por tanto, yo juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Arrepentíos y apartaos de todas vuestras transgresiones, y la iniquidad no os será piedra de tropiezo.

31Echad de vosotros todas vuestras transgresiones que habéis cometido, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?

32Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor. ¡Arrepentíos, pues, y viviréis!

Capítulo 19

Ezequiel se lamenta porque Israel ha sido llevado cautivo por otras naciones y ha llegado a ser como la vid plantada en tierra seca y árida.

1 Y tú, levanta una lamentación por los príncipes de Israel.

2Y di: ¿Qué era tu madre? Una leona que se echó entre leones; entre los leoncillos crió sus cachorros,

3e hizo subir uno de sus cachorros, que llegó a ser leoncillo y aprendió a arrebatar la presa y a devorar hombres.

4Y las naciones oyeron de él; fue capturado en el foso de ellas, y lo llevaron con cadenas a la tierra de Egipto.

5Y viendo ella que había esperado mucho tiempo y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros y lo hizo leoncillo.

6Y él andaba entre los leones; se hizo leoncillo y aprendió a arrebatar la presa; devoró hombres.

7Y saqueó sus fortalezas y asoló sus ciudades; y la tierra fue desolada, con cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos.

8Y arremetieron contra él los pueblos de las provincias de alrededor y extendieron sobre él su red; en su foso fue apresado.

9Y lo pusieron en una jaula con cadenas y lo llevaron al rey de Babilonia; lo pusieron en fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel.

10Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas.

11Y ella tuvo varas fuertes para cetros de gobernantes; y elevó su estatura por encima de las ramas y fue vista por su altura y por la multitud de sus sarmientos.

12Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento solano secó su fruto; sus varas fuertes fueron quebradas y se secaron; las consumió el fuego.

13Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.

14Y ha salido fuego de la vara de sus ramas que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte que sea cetro para gobernar. Lamentación es ésta, y de lamentación servirá.

Capítulo 20

Desde la época en que fue liberado de Egipto hasta los días de Ezequiel, el pueblo de Israel se ha rebelado y no ha guardado los mandamientos — En los últimos días, Jehová recogerá a Israel y restaurará el convenio del Evangelio.

1Y aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová y se sentaron delante de mí.

2Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

3Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová el Señor.

4¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres,

5y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: El día en que escogí a Israel, y en que alcé mi mano jurando a la descendencia de la casa de Jacob, y me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré, diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios;

6aquel día en que les alcé mi mano jurando que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras,

7entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.

8Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para consumar mi enojo contra ellos en medio de la tierra de Egipto.

9Pero actué a causa de mi nombre, para que no se profanara ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, ante cuyos ojos fui conocido al sacarlos de la tierra de Egipto.

10Por tanto, los saqué de la tierra de Egipto y los traje al desierto;

11y les di mis estatutos y les di a conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpla, vivirá.

12Y les di también mis días de reposo, para que fuesen una señal entre yo y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.

13Pero se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpla, vivirá; y mis días de reposo profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para consumirlos.

14Pero actué a causa de mi nombre, para que no fuese profanado a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.

15Y también yo les alcé mi mano en el desierto jurando que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;

16porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos y profanaron mis días de reposo, porque tras sus ídolos iba su corazón.

17No obstante, mi ojo tuvo piedad de ellos y no los destruí en el desierto;

18antes bien, dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus decretos ni os contaminéis con sus ídolos.

19Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis decretos y ponedlos por obra;

20y santificad mis días de reposo, y sean una señal entre yo y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.

21Pero los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpla vivirá; profanaron mis días de reposo. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para consumar mi enojo contra ellos en el desierto.

22Pero retraje mi mano y actué a causa de mi nombre, para que no fuera profanado a la vista de las naciones, ante cuyos ojos los había sacado.

23Y también yo les alcé mi mano en el desierto jurando que los esparciría entre las naciones y que los dispersaría por las tierras,

24porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos, y profanaron mis días de reposo y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos.

25Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no habían de vivir.

26Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para que yo los desolase, a fin de que supiesen que yo soy Jehová.

27Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Aun en esto me han blasfemado vuestros padres cuando cometieron infidelidad contra mí.

28Porque yo los traje a la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había de dársela, y miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso, y allí ofrecieron sus sacrificios, y allí presentaron ofrendas que me irritan; allí pusieron también su olor grato y allí derramaron sus libaciones.

29Y yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bama hasta el día de hoy.

30Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres y os prostituís tras sus abominaciones?

31Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar a vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? ¡Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé!

32Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las demás familias de la tierra, sirviendo a la madera y a la piedra.

33Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte, y brazo extendido y enojo derramado he de reinar sobre vosotros;

34y os sacaré de entre los pueblos y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos con mano fuerte, y brazo extendido y enojo derramado;

35y os traeré al desierto de los pueblos y allí litigaré con vosotros cara a cara.

36Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor.

37Y os haré pasar bajo la vara y os haré entrar en el vínculo del convenio;

38y apartaré de entre vosotros a los rebeldes y a los que han transgredido contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, pero a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.

39Y en cuanto a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: Ande cada uno tras sus ídolos y sírvales, ahora y después, ya que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.

40Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas y las primicias de vuestras dádivas, con todas vuestras cosas consagradas.

41Como olor grato os aceptaré cuando os haya sacado de entre los pueblos y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en medio de vosotros ante los ojos de las naciones.

42Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.

43Y allí os acordaréis de vuestros caminos y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos por todas vuestras maldades que habéis hecho.

44Y sabréis que yo soy Jehová cuando, por causa de mi nombre, no haga con vosotros según vuestros malos caminos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.

45Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

46Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, y derrama tu palabra contra la parte sur y profetiza contra el bosque del campo del sur.

47Y dirás al bosque del sur: Oye la palabra de Jehová: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo enciendo fuego en ti, el cual consumirá en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se apagará la llama del fuego, y serán quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte.

48Y verá toda carne que yo, Jehová, lo encendí; no se apagará.

49Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! Ellos dicen de mí: ¿No habla éste parábolas?

Capítulo 21

En Jerusalén, tanto el justo como el malvado serán talados — Babilonia sacará una espada afilada y brillante en contra de Israel y aquélla prevalecerá.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Jerusalén, y derrama palabras contra los santuarios y profetiza contra la tierra de Israel;

3y dirás a la tierra de Israel: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, y sacaré mi espada de su vaina y talaré de ti al justo y al malvado.

4Y por cuanto he de talar de ti al justo y al malvado, por tanto, mi espada saldrá de su vaina contra toda carne, desde el sur hasta el norte;

5y sabrá toda carne que yo, Jehová, saqué mi espada de su vaina; no la envainaré más.

6Y tú, hijo de hombre, gime con quebranto de lomos y con amargura; gime delante de los ojos de ellos.

7Y sucederá que cuando te digan: ¿Por qué gimes tú? Dirás: Por la noticia que viene; y todo corazón desfallecerá, y todas las manos se debilitarán, y se angustiará todo espíritu, y todas las rodillas se volverán como agua; he aquí que viene, y se hará, dice Jehová el Señor.

8Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

9Hijo de hombre, profetiza y di: Así ha dicho Jehová: Di: ¡La espada, la espada está afilada y también pulida!

10Para la matanza está afilada; pulida está para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos, cuando ha despreciado al cetro de mi hijo como a un palo cualquiera?

11Y la dio a pulir para tenerla a mano; la espada está afilada, y pulida está ella para entregarla en manos del verdugo.

12Clama y gime, oh hijo de hombre, porque ésta estará contra mi pueblo; estará contra todos los príncipes de Israel. Serán arrojados a la espada junto con mi pueblo; por tanto, golpéate el muslo,

13porque es el tiempo de las pruebas. ¿Y qué, si la espada desprecia aun al cetro? Él no será más, dice Jehová el Señor.

14Tú, pues, hijo de hombre, profetiza y bate una mano contra otra, y dóblese la espada la tercera vez, la espada de la matanza; ésta es la espada de la gran matanza que los tiene rodeados,

15para que el corazón desmaye y las piedras de tropiezo se multipliquen; en todas las puertas de ellos he puesto matanza de espada. ¡Ah!, está hecha para centellear, y preparada para la matanza.

16Ve a un lado o al otro, a la derecha o a la izquierda, hacia donde tu rostro determine.

17Y yo también batiré mano contra mano y haré reposar mi ira. Yo, Jehová, he hablado.

18Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

19Y tú, hijo de hombre, trázate dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia; de una misma tierra salgan ambos; haz una señal; hazla al principio del camino a la ciudad.

20El camino trazarás por donde venga la espada a Rabá de los hijos de Amón, y a Judá que está en la fortificada Jerusalén.

21Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las saetas, consultó a los ídolos, miró el hígado.

22La adivinación para Jerusalén salió en su mano derecha, para poner arietes, para abrir la boca a la matanza, para levantar la voz en grito de guerra, para poner arietes contra las puertas, para levantar terraplén y edificar muros de asedio.

23Y les será como adivinación mentirosa ante sus ojos, por estar juramentados con juramento a ellos; pero él traerá a la memoria la iniquidad, para apresarlos.

24Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto habéis hecho traer a la memoria vuestra iniquidad, manifestando vuestras transgresiones, descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis sido recordados, seréis capturados por su mano.

25Y tú, profano y malvado príncipe de Israel, cuyo día ha llegado en el tiempo de la consumación de la iniquidad,

26así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara y quita la corona; esto no será más así; lo bajo será exaltado, y lo alto será abatido.

27A ruina, a ruina, a ruina la reduciré; y ésta no será más hasta que venga aquel de quien es el derecho, y se la entregaré.

28Y tú, hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor acerca de los hijos de Amón y de su oprobio. Dirás, pues: La espada, la espada está desenvainada para la matanza; para consumir está pulida con resplandor.

29Mientras ellos ven para ti visiones falsas, mientras adivinan mentira para ti, para ponerte sobre los cuellos de los muertos, de los malos, cuyo día ha llegado en el tiempo de la consumación de la iniquidad.

30¿La volveré a envainar? En el lugar donde fuiste creada, en la tierra de tu origen, te juzgaré.

31Y derramaré sobre ti mi indignación, con el fuego de mi enojo soplaré sobre ti y te entregaré en manos de hombres brutales, artífices de destrucción.

32Serás pasto del fuego; tu sangre quedará en medio de la tierra; no habrá más memoria de ti, porque yo, Jehová, he hablado.

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Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 239: Ezequiel 13-16


Capítulo 13
Ezequiel reprende a los falsos profetas, tanto hombres como mujeres, que hablan mentiras y a quienes Jehová no ha hablado.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: Escuchad la palabra de Jehová.

3Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos que andan en pos de su propio espíritu y nada han visto!

4Como zorras en los desiertos han sido tus profetas, oh Israel.

5No habéis subido a las brechas ni habéis edificado un muro para la casa de Israel, a fin de que resista firme en la batalla en el día de Jehová.

6Han visto vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, pero Jehová no los ha enviado; con todo, esperan que se confirme la palabra de ellos.

7¿No habéis visto visión vana y no habéis dicho adivinación mentirosa, por cuanto decís: Dijo Jehová, no habiendo yo hablado?

8Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto vosotros habéis hablado vanidad y habéis visto mentira, por tanto, he aquí, yo estoy contra vosotros, dice Jehová el Señor.

9Y estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová el Señor.

10Sí, porque desviaron a mi pueblo, diciendo: Paz, y no había paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto.

11Di a los que recubren con cal que caerá; vendrá lluvia torrencial, y caeréis vosotras, oh piedras de granizo; y viento tempestuoso la romperá.

12Y he aquí, cuando la pared haya caído, ¿no os preguntarán dónde está el revoque con que la recubristeis?

13Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Y haré que la rompa un viento tempestuoso con mi ira, y una lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para consumirla.

14Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con cal, y la echaré a tierra, y será descubierto su cimiento; y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová.

15Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con cal, y os diré: Ya no existe la pared ni los que la recubrieron,

16los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén y que ven para ella visiones de paz, cuando no hay paz, dice Jehová el Señor.

17Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,

18y di: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de las que cosen cintas para todas las coyunturas de las manos y hacen velos para la cabeza de personas de toda estatura para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo para salvar así vuestra propia vida?

19¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir, y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira?

20Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra vuestras cintas, con las que cazáis las almas al vuelo; yo las arrancaré de vuestros brazos, y soltaré las almas que cazáis para que vuelen como aves.

21Romperé asimismo vuestros velos y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová.

22Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del malvado para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo,

23por tanto, no veréis más vanidad ni adivinaréis más adivinación; y libraré a mi pueblo de vuestras manos; y sabréis que yo soy Jehová.

Capítulo 14

Jehová no responderá a los que adoran dioses falsos y hacen iniquidad — Ezequiel predica el arrepentimiento — El pueblo no se salvaría aunque lo ministraran Noé, Daniel y Job.

1Y vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel y se sentaron delante de mí.

2Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

3Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón y han establecido el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos?

4Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que haya puesto sus ídolos en su corazón, y que haya establecido el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro y que venga al profeta, yo, Jehová, responderé al que venga conforme a la multitud de sus ídolos,

5para sujetar a la casa de Israel en su propio corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos.

6Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: Arrepentíos, y volveos de vuestros ídolos y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.

7Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se haya apartado de andar en pos de mí, y que haya puesto sus ídolos en su corazón, y que haya establecido delante de su rostro el tropiezo de su iniquidad y que venga al profeta para preguntarle por mí, yo, Jehová, le responderé por mí mismo.

8Y pondré mi rostro contra aquel hombre, y lo pondré como señal y como refrán, y yo lo talaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová.

9Y cuando el profeta sea engañado y hable palabra, yo, Jehová, engañé al tal profeta; y extenderé mi mano contra él y lo destruiré de en medio de mi pueblo Israel.

10Y llevarán ambos su castigo; como el castigo del que pregunta, así será el castigo del profeta,

11para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más con todas sus transgresiones, y sea mi pueblo, y yo sea su Dios, dice Jehová el Señor.

12Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

13Hijo de hombre, si una tierra peca contra mí rebelándose pérfidamente, yo extenderé mi mano contra ella, y le quebrantaré el sustento de pan, y enviaré sobre ella hambre y talaré de ella a hombres y bestias;

14y aunque estuvieran en medio de ella estos tres varones: Noé, Daniel y Job, ellos, por su rectitud, sólo librarían sus propias vidas, dice Jehová el Señor.

15Y si hago pasar bestias feroces por la tierra, y la dejan asolada de modo que nadie pase por allí a causa de las fieras,

16aunque estos tres varones estuvieran en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, que ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; sólo ellos serían librados, y la tierra quedaría desolada.

17O si yo traigo espada sobre la tierra y digo: Espada, pasa por la tierra; y hago talar de ella a hombres y bestias,

18aunque estos tres varones estuvieran en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, que no librarían a sus hijos ni a sus hijas; sólo ellos serían librados.

19O si envío pestilencia sobre esa tierra y derramo mi ira sobre ella con sangre, para talar de ella a hombres y bestias,

20aunque estuvieran en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, que no librarían a hijo ni a hija; ellos, por su justicia, sólo librarían su propia vida.

21Por lo cual, así ha dicho Jehová el Señor: ¡Cuánto más cuando yo envíe mis cuatro terribles juicios contra Jerusalén: espada, y hambre, y bestias feroces y pestilencia, para talar de ella a hombres y bestias!

22Sin embargo, he aquí, quedará en ella un remanente, hijos e hijas que serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, y veréis su camino y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella.

23Y ellos os consolarán cuando veáis su camino y sus hechos, y comprenderéis que no es sin causa todo lo que habré hecho en ella, dice Jehová el Señor.

Capítulo 15

Jerusalén, como la madera inútil de la vid, será quemada.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2Hijo de hombre, ¿en qué es mejor la madera de la vid que la madera de cualquier otra rama que hay entre los árboles del bosque?

3¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella algún utensilio?

4He aquí, que es echada al fuego para ser consumida. El fuego consume sus dos extremos y la parte de en medio se quema. ¿Servirá para obra alguna?

5He aquí que cuando estaba entera no servía para obra alguna, ¡cuánto menos después que el fuego la haya consumido y haya sido quemada! ¿Servirá más para obra alguna?

6Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como a la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual eché al fuego para que sirviera de combustible, así haré a los moradores de Jerusalén.

7Y pondré mi rostro contra ellos; del fuego salen, y otro fuego los consumirá. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando ponga mi rostro contra ellos.

8Y convertiré la tierra en desolación, por cuanto cometieron infidelidad, dice Jehová el Señor.

Capítulo 16

Jerusalén se ha convertido en una ramera, deleitándose en sus ídolos y adorando dioses falsos — Ha participado de todos los pecados de Egipto y de los de las naciones colindantes y es desechada — No obstante, en los últimos días, Jehová volverá a establecer Su convenio con ella.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus abominaciones,

3y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen y tu nacimiento son de la tierra del cananeo; tu padre era amorreo y tu madre hetea.

4Y en cuanto a tu nacimiento, el día en que naciste no fue cortado tu cordón umbilical, ni fuiste lavada con agua para limpiarte, ni frotada con sal ni fuiste envuelta en pañales.

5No hubo ojo que se compadeciese de ti, para hacerte algo de eso, teniendo de ti misericordia, sino que fuiste echada sobre la faz del campo, con desprecio por tu vida, el día en que naciste.

6Y yo pasé junto a ti, y te vi agitándote en tu propia sangre y te dije: En tu propia sangre, vive; vive, te dije, en tu propia sangre.

7Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste, y te hiciste grande y llegaste a ser mujer hermosa; tus pechos se formaron, y tu pelo creció, pero tú estabas desnuda y descubierta.

8Y pasé yo junto a ti y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez; y te hice juramento y entré en convenio contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía.

9Y te lavé con agua, y lavé tu sangre de encima de ti y te ungí con aceite;

10y te puse un vestido bordado, y te calcé de tejón, y te ceñí de lino fino y te cubrí de seda.

11Y te atavié con ornamentos, y puse brazaletes en tus brazos y un collar en tu cuello;

12y puse un anillo en tu nariz, y zarcillos en tus orejas y una hermosa corona en tu cabeza.

13Y fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, y de seda y bordado; comiste flor de harina, y miel y aceite; y fuiste hermoseada en extremo y prosperaste hasta llegar a reinar.

14Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura, porque era perfecta por el esplendor que yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor.

15Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya fuiste.

16Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste lugares altos de diversos colores y te prostituiste en ellos. ¡Cosa semejante nunca había sucedido ni volverá a suceder!

17Tomaste asimismo tus bellas joyas de mi oro y de mi plata, que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombres y te prostituiste con ellas.

18Y tomaste tus vestidos bordados y las cubriste, y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas.

19Mi pan también, que yo te había dado, la flor de harina, y el aceite y la miel con que yo te alimentaba, pusiste delante de ellas para olor grato; y fue así, dice Jehová el Señor.

20Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones,

21para que mataras a mis hijos y se los dieras para hacerlos pasar por el fuego ante ellas?

22Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, agitándote en tu propia sangre.

23Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti!, dice Jehová el Señor),

24te construiste un lugar elevado y te hiciste lugares altos en todas las plazas.

25En toda cabecera de camino edificaste tu lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, y te entregaste a cuantos pasaban y multiplicaste tus fornicaciones.

26Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, robustos de cuerpo; y aumentaste tus fornicaciones para provocarme a ira.

27Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano y disminuí tu provisión ordinaria; y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu malvado camino.

28Fornicaste también con los hijos de Asiria por no haberte saciado; fornicaste con ellos y tampoco te saciaste.

29Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán, hasta Caldea, y tampoco con esto te saciaste.

30¡Cuán débil es tu corazón!, dice Jehová el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada,

31edificando tu montículo en la cabecera de todo camino y haciendo tu lugar alto en todas las plazas. Y no fuiste semejante a ramera al menospreciar la paga,

32sino como esposa adúltera, que en lugar de su marido recibe a extraños.

33A todas las rameras les dan presentes, pero tú diste tus presentes a todos tus amantes; y les diste presentes para que viniesen a ti de todas partes por tus fornicaciones.

34Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las otras mujeres: porque ninguno te ha seguido para fornicar, y tú das la paga en lugar de recibirla; por eso has sido diferente.

35Por tanto, ramera, escucha la palabra de Jehová:

36Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto ha sido derramada tu inmundicia y ha sido descubierta tu desnudez en tus fornicaciones con tus amantes y con todos los ídolos de tus abominaciones, y por la sangre de tus hijos, los cuales les diste;

37por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus amantes con los cuales tuviste placer, y a todos los que amaste con todos los que aborreciste; y los reuniré contra ti alrededor y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez.

38Y yo te juzgaré como se juzga a las adúlteras y a las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celo.

39Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tu lugar elevado y derribarán tus lugares altos. Y te despojarán de tus ropas, y se llevarán tus bellas joyas y te dejarán desnuda y descubierta.

40Y harán subir contra ti una multitud, y te apedrearán y te atravesarán con sus espadas.

41Y quemarán tus casas con fuego y harán en ti juicios ante los ojos de muchas mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, y no darás más paga a tus amantes.

42Y apaciguaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más.

43Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí, yo también haré recaer tu camino sobre tu cabeza, dice Jehová el Señor; pues no cometerás esta maldad además de todas tus otras abominaciones.

44He aquí, todo el que usa de refranes usará este refrán contra ti, diciendo: Cual la madre, tal la hija.

45Hija eres tú de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos; y hermana eres tú de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue hetea, y vuestro padre amorreo.

46Y tu hermana mayor es Samaria, la cual con sus hijas habita a tu mano izquierda; y tu hermana menor es Sodoma, la cual con sus hijas habita a tu mano derecha.

47Y no sólo anduviste en sus caminos e hiciste según sus abominaciones, sino que, como si esto fuera poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos.

48Vivo yo, dice Jehová el Señor, que tu hermana Sodoma y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas.

49He aquí que ésta fue la iniquidad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y ella no fortaleció la mano del afligido ni la del menesteroso.

50Y fueron altivas e hicieron abominación delante de mí; y cuando lo vi, las quité.

51Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados, porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que hiciste.

52Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu propia vergüenza en los pecados que tú hiciste, más abominables que los de ellas; más justas son que tú; avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu vergüenza, por cuanto has justificado a tus hermanas.

53Yo, pues, haré volver sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver a los cautivos de tus cautiverios entre ellas,

54para que tú lleves tu propia vergüenza y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas.

55Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado; también tú y tus hijas volveréis a vuestro primer estado.

56Tu hermana Sodoma no fue mencionada en tu boca en el día de tus soberbias,

57antes que tu maldad fuese descubierta. Así también, ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian.

58Tú has llevado tu maldad y tus abominaciones, dice Jehová.

59Porque así ha dicho Jehová el Señor: Yo haré contigo como tú hiciste, que despreciaste el juramento, quebrantando el convenio.

60No obstante, yo tendré memoria de mi convenio que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno.

61Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, aunque no por tu convenio.

62Y estableceré mi convenio contigo, y sabrás que yo soy Jehová,

63para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca a causa de tu vergüenza, cuando yo haga expiación por todo lo que has hecho, dice Jehová el Señor.

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