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domingo, 17 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día: 150: Nehemías 4-6


Nehemías
..Capítulo 4
Los enemigos de los judíos procuran impedir que éstos reconstruyan los muros de Jerusalén — Nehemías arma a los obreros y continúa haciendo avanzar la obra.

1Y aconteció que cuando oyó Sanbalat que nosotros reedificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, y se burló de los judíos.

2Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Lo restaurarán para sí mismos? ¿Ofrecerán sacrificios? ¿Terminarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?

3Y estaba junto a él Tobías, el amonita, quien dijo: Aun lo que ellos edifican, si sube una zorra, derribará su muro de piedra.

4Oye, oh Dios nuestro, porque somos menospreciados, y haz que su oprobio recaiga sobre su propia cabeza y dalos como presa en una tierra de cautiverio.

5Y no cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban.

6Y edificamos el muro, y todo el muro quedó unido hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.

7Pero acaeció que cuando oyeron Sanbalat, y Tobías, y los árabes, y los amonitas y los de Asdod que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya comenzaban a reparar las brechas, se encolerizaron mucho;

8y todos ellos conspiraron juntos para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.

9Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guardia contra ellos de día y de noche.

10Y decía Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado y el escombro es mucho, y no podremos reedificar el muro.

11Y nuestros enemigos dijeron: No sepan ni vean hasta que entremos en medio de ellos, y los matemos; y así haremos cesar la obra.

12Y sucedió que cuando vinieron los judíos que habitaban cerca de ellos, nos dijeron hasta diez veces: De todos los lugares de donde volváis, ellos caerán sobre nosotros.

13Entonces hice poner al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos en las partes bajas del lugar, detrás del muro, en los sitios abiertos.

14Después miré, y me levanté y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras esposas y por vuestras casas.

15Y sucedió que cuando nuestros enemigos oyeron que estábamos sobre aviso y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su trabajo.

16Y sucedió que desde aquel día, la mitad de mis jóvenes trabajaba en la obra, y la otra mitad de ellos portaba lanzas, escudos, y arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.

17Los que edificaban en el muro, y los que acarreaban y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra y con la otra sostenían un arma.

18Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.

19Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos los unos de los otros.

20En el lugar donde oigáis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.

21Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos portaban lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas.

22También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, para que de noche sirvan de centinelas y de día trabajen.

23Y ni yo, ni mis hermanos, ni mis jóvenes ni los hombres de la guardia que me seguían nos quitamos nuestra ropa, excepto para lavarnos, cada uno con su arma.

Nehemías
..Capítulo 5

Muchos judíos se encuentran en servidumbre bajo el dominio de sus hermanos — Bajo la dirección de Nehemías, ellos son liberados, sus tierras les son devueltas y la usura es abolida.

1 Y hubo gran clamor del pueblo y de sus esposas contra sus hermanos judíos.

2Y había quienes decían: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, obtengamos grano para comer y vivir.

3Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, y nuestras viñas y nuestras casas, para conseguir grano a causa del hambre.

4Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey sobre nuestras tierras y viñas.

5Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros sometemos a nuestros hijos y a nuestras hijas a servidumbre, y hay algunas de nuestras hijas que ya son esclavas; y no hay facultad en nuestras manos para rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.

6Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras.

7Entonces lo medité en mi corazón, y reprendí a los nobles y a los oficiales y les dije: ¿Estáis cobrando, cada uno, usura a su hermano? Y convoqué contra ellos una gran asamblea.

8Y les dije: Nosotros, según nuestras posibilidades, rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; y vosotros hasta vendéis a vuestros hermanos para que sean de nuevo vendidos a nosotros. Y callaron, pues no tuvieron qué responder.

9Y añadí: No es bueno lo que hacéis. ¿No debéis andar en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?

10También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; os ruego, pues, que abandonemos esta usura.

11Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares, y sus casas, y la centésima parte del dinero, y del grano, del vino y del aceite que les exigís.

12Y dijeron: Lo devolveremos y no les exigiremos nada; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes y les hice jurar que harían conforme a esto.

13Además sacudí mi vestido y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpla esto; y así sea sacudido y quede vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.

14También desde el día en que el rey me mandó que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador.

15Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí gravaron al pueblo, y tomaron de ellos, por el pan y por el vino, más de cuarenta siclos de plata; y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.

16También en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos terrenos; y todos mis criados juntos estaban allí para la obra.

17Además ciento cincuenta hombres de los judíos y oficiales, y los que venían a nosotros de las naciones que nos rodeaban, estaban a mi mesa.

18Y lo que se preparaba para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; y también se preparaban aves para mí, y cada diez días, toda clase de vino en abundancia; y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave.

19Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.

Nehemías
..Capítulo 6


Sanbalat toma parte en una intriga en contra de Nehemías y de la reconstrucción del muro — Los judíos terminan la reconstrucción del muro.

1Y aconteció que cuando oyeron Sanbalat, y Tobías, y Gesem el árabe y los demás de nuestros enemigos, que había yo edificado el muro, y que no quedaba en él ninguna brecha (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas de las puertas),

2Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en la llanura de Ono. Pero ellos habían pensado hacerme mal.

3Y les envié mensajeros, diciendo: Yo estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir. ¿Por qué ha de cesar la obra, dejándola yo para ir a vosotros?

4Y enviaron a mí sobre el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.

5Me envió entonces Sanbalat a su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,

6en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros, y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;

7y que has puesto profetas que prediquen de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y ahora, llegarán a los oídos del rey estas palabras. Ven, por tanto, y consultemos juntos.

8Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.

9Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será hecha. Fortalece, pues, oh Dios, mis manos.

10Después fui en secreto a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado. Él me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen a matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.

11Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvar su vida? No entraré.

12Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que decía aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat le habían sobornado.

13Pues fue sobornado para hacerme temer, para que así yo pecase, para crearme mala fama y desprestigiarme.

14Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a éstas sus obras, y también de la profetisa Noadías, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.

15Se terminó, pues, el muro el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.

16Y aconteció que cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban en nuestros alrededores, y se abatieron mucho y reconocieron que esta obra había sido hecha por nuestro Dios.

17Asimismo en aquellos días iban muchas cartas de los nobles de Judá a Tobías, y las de Tobías llegaban a ellos.

18Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, porque era yerno de Secanías hijo de Ara; y su hijo Johanán había tomado por esposa a la hija de Mesulam hijo de Berequías.

19También contaban delante de mí las buenas obras de Tobías, y a él le referían mis palabras. Y enviaba Tobías cartas para atemorizarme.




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