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sábado, 12 de mayo de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 121: 2 Reyes 19-21


Segundo libro de los
Reyes..Capítulo 19
Ezequías busca consejo de Isaías para salvar a Jerusalén — Isaías profetiza la derrota de los asirios y la muerte de Senaquerib — Ezequías ruega suplicando liberación — Senaquerib envía una carta blasfema — Isaías profetiza que los asirios serán destruidos y que un remanente de Judá florecerá — Un ángel mata a ciento ochenta y cinco mil asirios — Senaquerib muere a manos de sus hijos.

1Y aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos, y se cubrió de cilicio y entró en la casa de Jehová.

2Y envió a Eliaquim, que estaba a cargo de la casa, y a Sebna, el escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz,

3para que le dijesen: Así ha dicho Ezequías: Este día es día de angustia, y de reprensión y de blasfemia, porque los hijos están a punto de nacer y la que da a luz no tiene fuerzas.

4Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces, a quien el rey de los asirios, su señor, ha enviado para injuriar al Dios viviente y para vituperar con palabras, las cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva una oración por el remanente que aún queda.

5Fueron, pues, los siervos del rey Ezequías a Isaías.

6E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así dice Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.

7He aquí, pondré yo en él un espíritu de temor, y oirá un rumor y volverá a su tierra; y yo haré que en su tierra caiga a espada.

8Y regresó el Rabsaces porque oyó que el rey de Asiria se había ido de Laquis, y lo encontró combatiendo contra Libna.

9Y el rey de Asiria oyó decir acerca de Tirhaca, rey de Etiopía: He aquí que éste ha salido para hacerte la guerra. Entonces volvió a enviar mensajeros a Ezequías, diciendo:

10Así diréis a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciéndote: Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria.

11He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas por completo. ¿Y serás librado tú?

12¿Acaso las libraron los dioses de las naciones que mis padres destruyeron, es decir, Gozán, y Harán, y Resef y los hijos de Edén que estaban en Telasar?

13¿Dónde están el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?

14Y tomó Ezequías la carta de manos de los mensajeros; y después que la hubo leído, subió a la casa de Jehová, y Ezequías la extendió delante de Jehová.

15Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: Oh Jehová Dios de Israel, que habitas entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra.

16Inclina, oh Jehová, tu oído y oye; abre, oh Jehová, tus ojos y mira; y oye las palabras de Senaquerib que ha enviado a blasfemar contra el Dios viviente.

17Es verdad, oh Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras;

18y que echaron al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres, de madera y de piedra, y por eso los destruyeron.

19Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, oh Jehová, eres Dios.

20Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así dice Jehová, Dios de Israel: Lo que me rogaste acerca de Senaquerib, rey de Asiria, he oído.

21Ésta es la palabra que Jehová ha hablado contra él: Te ha menospreciado, se ha burlado de ti la hija virgen de Sión; ha movido su cabeza detrás de ti la hija de Jerusalén.

22¿A quién has injuriado y contra quién has blasfemado? ¿Y contra quién has alzado la voz y has levantado en alto tus ojos? ¡Contra el Santo de Israel!

23Por medio de tus mensajeros has injuriado al Señor y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes, a las laderas del Líbano; y talaré sus altos cedros y sus cipreses escogidos; y llegaré a los lugares más lejanos, a sus bosques más frondosos.

24Yo he cavado y bebido aguas ajenas, y he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de Egipto.

25¿Nunca has oído que hace mucho tiempo yo lo hice, y que desde días antiguos lo he formado? Y ahora lo he hecho acontecer, para que tú convirtieras ciudades fortificadas en montones de ruinas.

26Y sus moradores, faltos de poder, quebrantados y confusos, fueron cual la hierba del campo, como el pasto verde, y la hierba de los tejados, que antes que llegue a la madurez se seca.

27Yo conozco tu habitar, tu salir y tu entrar, y tu furor contra mí.

28Por cuanto te has airado contra mí, y tu arrogancia ha subido a mis oídos, yo, por tanto, pondré mi garfio en tu nariz y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.

29Y esto te será por señal, Ezequías: Este año comeréis lo que crezca espontáneamente y al segundo año lo que haya brotado de aquello; y al tercer año sembrad, y segad, y plantad viñas y comed el fruto de ellas.

30Y el remanente que haya, lo que haya quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíz por debajo y dará fruto por arriba.

31Porque saldrá de Jerusalén un remanente, y del monte Sión los que escapen. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

32Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta contra ella, ni vendrá delante de ella con escudo ni será levantado contra ella terraplén.

33Por el camino que vino volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.

34Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por causa de mí y por causa de David, mi siervo.

35Y aconteció que esa misma noche salió el ángel de Jehová y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí, no había más que cuerpos de muertos.

36Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió, y se fue y volvió a Nínive, donde permaneció.

37Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc, su dios, Adramelec y Sarezer, sus hijos, lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y reinó en su lugar su hijo Esar-hadón.

Segundo libro de los
Reyes..Capítulo 20

Se le dice a Ezequías que morirá; él suplica a Jehová, y su vida es prolongada quince años — La sombra retrocede diez grados en el reloj de Acaz — Isaías profetiza la cautividad babilónica de Judá.

1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte; y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz y le dijo: Así dice Jehová: Ordena tu casa, porque vas a morir y no vivirás.

2Entonces él volvió su rostro hacia la pared y oró a Jehová, diciendo:

3Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo bueno ante tus ojos. Y lloró Ezequías con gran llanto.

4Y aconteció que antes de que Isaías hubiera salido del patio central, vino a él la palabra de Jehová, diciendo:

5Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David, tu padre: Yo he oído tu oración; he visto tus lágrimas. He aquí, yo te sanaré; al tercer día subirás a la casa de Jehová.

6Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por causa de mí mismo y por causa de David, mi siervo.

7Y dijo Isaías: Tomad una masa de higos. Y la tomaron y la pusieron sobre la úlcera, y sanó.

8Y Ezequías dijo a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará y de que subiré a la casa de Jehová al tercer día?

9Y respondió Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que Jehová hará lo que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados?

10Y Ezequías respondió: Cosa fácil es que la sombra avance diez grados, pero no que la sombra vuelva atrás diez grados.

11Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová, e hizo volver atrás la sombra los diez grados que había avanzado en el reloj de Acaz.

12En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías, porque había oído que Ezequías había caído enfermo.

13Y Ezequías los escuchó y les mostró toda la casa de sus cosas preciosas: la plata, el oro, las especias y los preciados ungüentos; y la casa de sus armas y todo lo que había en sus tesoros; ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrase, tanto en su casa como en todo su dominio.

14Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías y le dijo: ¿Qué dijeron aquellos hombres y de dónde vinieron a ti? Y Ezequías le respondió: De lejanas tierras han venido, de Babilonia.

15Y él le volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo que había en mi casa; nada quedó de mis tesoros que no les mostrase.

16Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye la palabra de Jehová:

17He aquí, vienen días en que todo lo que está en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dice Jehová.

18Y de los hijos que saldrán de ti, que tú habrás engendrado, los tomarán; y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.

19Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Después dijo: ¿No habrá paz y seguridad en mis días?

20Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el acueducto y trajo las aguas en la ciudad, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

21Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar su hijo Manasés.

Segundo libro de los
Reyes..Capítulo 21

Manasés hace volver a Judá a la idolatría y llega al punto de hacer sacrificar a un hijo suyo a un dios pagano — Los profetas predicen la destrucción de Judá y de Jerusalén — La iniquidad continúa bajo Amón.

1 Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre de su madre era Hepsiba.

2E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, según las abominaciones de las naciones que Jehová había echado delante de los hijos de Israel.

3Porque él volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había derribado, y levantó altares a Baal e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab, rey de Israel; y adoró a todo el ejército del cielo y los sirvió.

4Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en Jerusalén.

5Y edificó altares para todo el ejército del cielo en los dos atrios de la casa de Jehová.

6E hizo pasar a su hijo por fuego, y fue adivino y agorero, e instituyó magos y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová para provocarlo a ira.

7Y puso una imagen tallada de Asera, que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón, su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa y en Jerusalén, a la cual escogí entre todas las tribus de Israel.

8Y no volveré a hacer que el pie de Israel ande errante fuera de la tierra que di a sus padres, con tal de que hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado y las guarden, conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó.

9Pero ellos no escucharon, y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.

10Y habló Jehová por medio de sus siervos, los profetas, diciendo:

11Por cuanto Manasés, rey de Judá, ha hecho estas abominaciones y ha hecho más mal que todo el que hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos,

12por tanto, así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: He aquí, yo traigo un mal tan grande sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oiga le retiñirán ambos oídos.

13Y mediré a Jerusalén con el mismo cordel que a Samaria, y con la misma plomada que a la casa de Acab; y yo limpiaré a Jerusalén como se limpia un tazón que, después que se ha limpiado, se pone boca abajo.

14Y desampararé al remanente de mi heredad y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán presa y despojo para todos sus enemigos;

15por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos y me han provocado a ira, desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta hoy.

16Además de esto, Manasés derramó mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar Jerusalén de un extremo a otro, además de su pecado con el que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.

17Los demás hechos de Manasés, y todas las cosas que hizo y el pecado que cometió, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

18Y durmió Manasés con sus padres y fue sepultado en el huerto de su casa, en el huerto de Uza; y reinó en su lugar su hijo Amón.

19Amón tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. Y el nombre de su madre era Mesulemet, hija de Haruz, de Jotba.

20E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como lo había hecho Manasés, su padre.

21Y anduvo en todos los caminos en que su padre anduvo, y sirvió a los ídolos a los cuales había servido su padre, y los adoró;

22y abandonó a Jehová, el Dios de sus padres, y no anduvo en el camino de Jehová.

23Y los siervos de Amón conspiraron contra él y mataron al rey en su casa.

24Entonces el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de la tierra proclamó rey en su lugar a su hijo Josías.

25Los demás hechos que Amón hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

26Y fue sepultado en su sepulcro en el huerto de Uza, y reinó en su lugar su hijo Josías.




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