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lunes, 27 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 194: Proverbios 1-4


Capítulo 1
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová — Si los pecadores te quieren tentar, no consientas — Los que escuchan la voz de la sabiduría habitarán con seguridad.

1 Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel:

2

Para conocer sabiduría y disciplina,
para entender palabras de entendimiento,

3

para recibir instrucción de prudencia,
justicia, y juicio y equidad,

4

para dar sagacidad a los ingenuos,
y a los jóvenes inteligencia y cordura.

5

Oirá el sabio y aumentará su saber;
y el entendido adquirirá consejo

6

para entender proverbios y declaraciones,
las palabras de los sabios y sus enigmas.

7

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina.

8

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
y no desprecies la enseñanza de tu madre,

9

porque adorno de gracia serán para tu cabeza
y collares para tu cuello.

10

Hijo mío, si los pecadores te quieren tentar,
no consientas.

11

Si dicen: Ven con nosotros,
pongámonos al acecho para derramar sangre;
acechemos sin motivo al inocente;

12

los tragaremos vivos como el Seol,
y enteros, como los que descienden a la fosa;

13

hallaremos toda clase de riquezas;
llenaremos nuestras casas con el botín;

14

echa tu suerte entre nosotros;
hagamos una bolsa común.

15

Hijo mío, no andes en camino con ellos;
aparta tu pie de sus veredas,

16

porque sus pies corren hacia el mal,
y van presurosos a derramar sangre.

17

Porque en vano se tiende la red
ante los ojos de toda ave;

18

mas ellos a su propia sangre ponen acechanzas,
y a sus almas tienden trampa.

19

Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia,
la cual quita la vida de sus poseedores.

20

La sabiduría clama en las calles;
alza su voz en las plazas;

21

clama en los principales lugares de reunión;
a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus palabras.

22

¿Hasta cuándo, oh ingenuos, amaréis la ingenuidad,
y los burladores se deleitarán en hacer burla,
y los insensatos aborrecerán el conocimiento?

23

Volveos a mi reprensión;
he aquí, yo derramaré mi espíritu sobre vosotros
y os haré saber mis palabras.

24

Porque he llamado, y habéis rehusado oír;
extendí mi mano, y no hubo quien atendiera,

25

sino que desechasteis todo consejo mío
y mi reprensión no quisisteis;

26

también yo me reiré en vuestra calamidad,
y me burlaré cuando os venga lo que teméis,

27

cuando venga como una destrucción lo que teméis,
y vuestra calamidad llegue como un torbellino,
cuando sobre vosotros vengan tribulación y angustia.

28

Entonces me llamarán, y no responderé;
me buscarán de mañana y no me hallarán.

29

Por cuanto aborrecieron la sabiduría,
y no escogieron el temor de Jehová,

30

ni quisieron mi consejo,
y menospreciaron toda reprensión mía,

31

comerán, pues, del fruto de su camino,
y se hastiarán de sus propias artimañas.

32

Porque el desvío de los ingenuos los matará,
y la prosperidad de los necios los destruirá.

33

Mas el que me escuchare habitará con seguridad
y vivirá tranquilo, sin temor del mal.

Capítulo 2

Jehová da la sabiduría, el conocimiento y el entendimiento — Andad por el camino de los buenos.

1

Hijo mío, si recibes mis palabras,
y mis mandamientos atesoras dentro de ti,

2

dando oído a la sabiduría
e inclinando tu corazón al entendimiento,

3

si clamas a la inteligencia,
y al entendimiento alzas tu voz,

4

si como a la plata la buscas,
y la procuras como a tesoros escondidos,

5

entonces entenderás el temor de Jehová
y hallarás el conocimiento de Dios.

6

Porque Jehová da la sabiduría,
y de su boca vienen el conocimiento y el entendimiento.

7

Él reserva sana sabiduría para los rectos;
es escudo para los que caminan rectamente.

8

Él guarda las veredas del juicio
y preserva el camino de sus santos.

9

Entonces entenderás justicia, y juicio,
y equidad y todo buen camino.

10

Cuando la sabiduría entre en tu corazón
y el conocimiento sea grato a tu alma,

11

la discreción te guardará;
te protegerá el conocimiento,

12

para librarte del camino del mal,
del hombre que habla perversidades,

13

de los que abandonan las sendas rectas,
para andar caminos por tenebrosos,

14

que se alegran haciendo el mal,
y se deleitan en las perversidades del mal,

15

cuyas veredas son torcidas,
y se extravían en sus caminos.

16

Serás así librado de la mujer ajena,
de la extraña que halaga con sus palabras,

17

que abandona al compañero de su juventud,
y se olvida del convenio de su Dios.

18

Por lo cual, su casa está inclinada hacia la muerte,
y sus veredas, hacia los muertos.

19

De los que a ella se lleguen, ninguno volverá
ni alcanzará los senderos de la vida.

20

Así andarás por el camino de los buenos
y seguirás las sendas de los justos.

21

Porque los rectos habitarán la tierra,
y los íntegros permanecerán en ella.

22

Mas los malvados serán talados de la tierra,
y los transgresores serán de ella desarraigados.

Capítulo 3

Escribe en la tabla de tu corazón la misericordia y la verdad — Confía en Jehová — Hónrale con tus bienes; Jehová corrige a quien ama — Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría.

1

Hijo mío, no te olvides de mi ley,
y tu corazón guarde mis mandamientos,

2

porque largura de días y años de vida
y paz te aumentarán.

3

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;
átalas a tu cuello.
Escríbelas en la tabla de tu corazón,

4

y hallarás gracia y buena opinión
ante los ojos de Dios y de los hombres.

5

Confía en Jehová con todo tu corazón,
y no te apoyes en tu propia prudencia.

6

Reconócelo en todos tus caminos,
y él enderezará tus veredas.

7

No seas sabio en tu propia opinión;
teme a Jehová y apártate del mal,

8

porque será salud para tu ombligo
y médula para tus huesos.

9

Honra a Jehová con tus bienes
y con las primicias de todos tus frutos;

10

entonces serán llenos tus graneros con abundancia,
y tus lagares rebosarán de mosto.

11

No rechaces, hijo mío, la disciplina de Jehová,
ni te canses de su corrección,

12

porque Jehová corrige al que ama,
como el padre al hijo a quien quiere.

13

Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría
y que adquiere entendimiento,

14

porque su ganancia es mejor
que la ganancia de la plata,
y sus beneficios más que el oro fino.

15

Más preciosa es que las piedras preciosas,
y todo lo que puedas desear no se puede comparar con ella.

16

Largura de días hay en su mano derecha;
en su izquierda, riquezas y honra.

17

Sus caminos son caminos deleitosos,
y todas sus veredas, paz.

18

Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,
y bienaventurados son los que la retienen.

19

Jehová con sabiduría fundó la tierra;
estableció los cielos con entendimiento.

20

Con su conocimiento los abismos fueron divididos,
y destilan rocío las nubes.

21

Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;
guarda la sana sabiduría y la cordura,

22

y serán vida para tu alma
y gracia para tu cuello.

23

Entonces andarás por tu camino con seguridad,
y tu pie no tropezará.

24

Cuando te acuestes, no tendrás temor;
sí, te acostarás, y tu sueño será grato.

25

No tendrás temor de pavor repentino
ni de la ruina de los malvados cuando llegue,

26

porque Jehová será tu confianza
y él evitará que tu pie caiga en la trampa.

27

No te niegues a hacer el bien a quien es debido
cuando esté en tu mano el hacerlo.

28

No digas a tu prójimo: Vete y vuelve de nuevo,
y mañana te daré,
cuando tengas contigo qué darle.

29

No maquines mal contra tu prójimo
mientras viva confiado junto a ti.

30

No contiendas con nadie sin razón
si no se te ha hecho mal.

31

No envidies al hombre violento
ni escojas ninguno de sus caminos.

32

Porque el perverso es abominación para Jehová,
mas su comunión íntima es con los justos.

33

La maldición de Jehová está en la casa del malvado,
mas él bendice la morada de los justos.

34

Ciertamente él escarnece a los escarnecedores
y a los humildes da gracia.

35

Los sabios heredan la honra,
mas los necios cargan con su ignominia.

Capítulo 4

Guarda los mandamientos y vivirás — Con todo lo que adquieras, adquiere entendimiento — No vayas por el camino de los malvados.

1

Oíd , hijos, la instrucción de un padre,
y estad atentos para que conozcáis entendimiento.

2

Porque os doy buena enseñanza;
no abandonéis mi ley.

3

Porque yo también fui hijo de mi padre,
delicado y único a los ojos de mi madre.

4

Y él me enseñaba y me decía:
Retén mis palabras en tu corazón;
guarda mis mandamientos y vivirás.

5

Adquiere sabiduría; adquiere entendimiento;
no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca;

6

no la abandones; y ella te guardará;
ámala, y te protegerá.

7

Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;
y con todo lo que adquieras, adquiere entendimiento.

8

Exáltala, y ella te levantará;
ella te honrará cuando tú la hayas abrazado.

9

Adorno de gracia dará a tu cabeza;
corona de hermosura te entregará.

10

Escucha, hijo mío, y recibe mis razones,
y se te multiplicarán los años de vida.

11

Por el camino de la sabiduría te he instruido,
y por sendas de rectitud te he guiado.

12

En tu andar, no se obstruirán tus pasos;
y si corres, no tropezarás.

13

Aférrate a la instrucción; no la dejes;
guárdala, porque ella es tu vida.

14

No entres en la vereda de los malvados,
ni vayas por el camino de los malos.

15

Déjala; no pases por ella.
Apártate de ella; pasa de largo.

16

Porque ellos no duermen si no han hecho mal,
y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.

17

Porque comen pan de maldad y beben vino de violencias.

18

Mas la senda de los justos es como la luz resplandeciente
que va en aumento hasta que el día es perfecto.

19

El camino de los malvados es como la oscuridad;
no saben en qué tropiezan.

20

Hijo mío, está atento a mis palabras;
inclina tu oído a mis razones.

21

No se aparten de tus ojos;
guárdalas en medio de tu corazón.

22

Porque son vida para los que las hallan,
y salud para todo su cuerpo.

23

Guarda tu corazón con toda diligencia,
porque de él mana la vida.

24

Aparta de ti la perversidad de la boca,
y aleja de ti la iniquidad de los labios.

25

Miren tus ojos al frente,
y diríjanse tus párpados hacia lo que está delante de ti.

26

Examina la senda de tus pies,
y sean establecidos todos tus caminos.

27

No te desvíes ni a la derecha ni a la izquierda;
aparta tu pie del mal.




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