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miércoles, 6 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina 2009 SUD: Día: 143: 2 Crónicas 29-30

Segundo libro de las
Crónicas..Capítulo 29

Segundo libro de las
Crónicas..Capítulo 29
Ezequías reina con rectitud y restablece la adoración a Jehová — Los levitas limpian la casa de Jehová y la santifican — Los sacerdotes ofrecen sacrificios y hacen reconciliación y expiación por el pueblo — Ezequías y todo el pueblo adoran a Jehová y alaban su nombre.

1 Y Ezequías comenzó a reinar cuando tenía veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abías, hija de Zacarías.

2E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David, su padre.

3En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová y las reparó.

4E hizo venir a los sacerdotes y a los levitas, y los reunió en la plaza oriental.

5Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová, el Dios de vuestros padres, y sacad del lugar santo la inmundicia.

6Porque nuestros padres se han rebelado y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; y le han abandonado, y han apartado sus ojos del tabernáculo de Jehová y le han vuelto la espalda.

7Y aun han cerrado las puertas del pórtico, y han apagado las lámparas, y no han quemado incienso ni han ofrecido holocausto en el lugar santo al Dios de Israel.

8Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a horror y a escarnio, como lo veis vosotros con vuestros propios ojos.

9Y he aquí, nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, y nuestras hijas y nuestras esposas están en cautiverio por esto.

10Ahora, pues, yo he determinado en mi corazón hacer convenio con Jehová, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su ira.

11Hijos míos, no seáis ahora negligentes, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él, y le sirváis, y seáis sus siervos y le queméis incienso.

12Entonces los levitas se levantaron, Mahat hijo de Amasai, y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Coat; y de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel; y de los hijos de Gersón, Joa hijo de Zima y Edén hijo de Joa;

13y de los hijos de Elizafán, Simri y Jehiel; y de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías;

14y de los hijos de Hemán, Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semaías y Uziel.

15Y éstos reunieron a sus hermanos, y se santificaron y entraron, conforme al mandamiento del rey según las palabras de Jehová, para limpiar la casa de Jehová.

16Y entraron los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, y sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová al atrio de la casa de Jehová; y de allí los levitas la llevaron fuera al torrente Cedrón.

17Y comenzaron la santificación el primero del mes primero, y a los ocho días del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y terminaron en el día dieciséis del mes primero.

18Entonces fueron ante el rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la casa de Jehová, el altar del holocausto y todos sus utensilios, y la mesa de la proposición con todos sus utensilios.

19Asimismo, hemos preparado y santificado todos los utensilios que en su infidelidad había desechado el rey Acaz, cuando reinaba; y he aquí, están delante del altar de Jehová.

20Y levantándose de mañana, el rey Ezequías reunió a los principales de la ciudad y subió a la casa de Jehová.

21Y trajeron siete novillos, y siete carneros, y siete corderos y siete machos cabríos como ofrenda por el pecado, por el reino, y por el santuario y por Judá. Y dijo a los sacerdotes, hijos de Aarón, que los ofreciesen sobre el altar de Jehová.

22Mataron, pues, los novillos, y los sacerdotes recibieron la sangre y la esparcieron sobre el altar; mataron luego los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar; asimismo mataron los corderos y esparcieron la sangre sobre el altar.

23Y trajeron los machos cabríos de la ofrenda por el pecado delante del rey y de la congregación, y pusieron sus manos sobre ellos;

24y los sacerdotes los mataron e hicieron ofrenda por el pecado con la sangre de ellos sobre el altar, para hacer expiación por todo Israel, porque el rey mandó ofrecer el holocausto y la ofrenda por el pecado a favor de todo Israel.

25Puso también a los levitas en la casa de Jehová con címbalos, con salterios y con arpas, conforme al mandamiento de David y de Gad, el vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas.

26Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.

27Entonces mandó Ezequías ofrecer el holocausto en el altar; y al tiempo que comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel.

28Y toda la congregación adoraba, y los cantores cantaban y las trompetas sonaban; todo esto duró hasta consumirse el holocausto.

29Y cuando esto terminó, el rey y todos los que con él estaban se inclinaron y adoraron.

30Entonces el rey Ezequías y los principales dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf, el vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron.

31Y respondiendo Ezequías, dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová; acercaos, pues, y presentad sacrificios y ofrendas de acción de gracias en la casa de Jehová. Y la congregación presentó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los generosos de corazón trajeron holocaustos.

32Y el número de los holocaustos que trajo la congregación fue de setenta novillos, cien carneros y doscientos corderos; todo para el holocausto de Jehová.

33Y las ofrendas consagradas fueron seiscientos novillos y tres mil ovejas.

34Pero los sacerdotes eran pocos y no bastaban para desollar los holocaustos, y sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los sacerdotes se santificaron, porque los levitas fueron más rectos de corazón para santificarse que los sacerdotes.

35Así, pues, hubo abundancia de holocaustos, con la grasa de las ofrendas de paz y las libaciones para cada holocausto. Y así quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová.

36Y se alegró Ezequías y todo el pueblo de que Dios hubiese preparado al pueblo, porque la cosa fue hecha súbitamente.


Segundo libro de las
Crónicas..Capítulo 30

Ezequías invita a todo Israel a una Pascua solemne en Jerusalén — Algunos aceptan el llamado, pero otros se ríen, burlándose de él — Los israelitas fieles adoran a Jehová en Jerusalén.

1Envió después Ezequías por todo Israel y Judá, y también escribió cartas a Efraín y a Manasés para que viniesen a Jerusalén a la casa de Jehová, a fin de celebrar la Pascua a Jehová Dios de Israel.

2Y el rey había tomado consejo con sus príncipes y con toda la congregación en Jerusalén, para celebrar la Pascua en el mes segundo,

3porque no la habían podido celebrar a su debido tiempo, por cuanto los sacerdotes no se habían santificado suficientemente, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén.

4Esto agradó al rey y a toda la congregación.

5Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar en Jerusalén la Pascua a Jehová Dios de Israel, porque en mucho tiempo no la habían celebrado como está escrito.

6Fueron, pues, mensajeros con cartas de parte del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, que decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al resto de vosotros que habéis escapado de manos de los reyes de Asiria.

7No seáis como vuestros padres ni como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Jehová, el Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis.

8No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y el furor de su ira se apartará de vosotros.

9Porque si os volvéis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos y volverán a esta tierra; porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si vosotros os volvéis a él.

10Y sucedió que los mensajeros pasaron de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón; pero se reían y se burlaban de ellos.

11Con todo eso, algunos hombres de Aser, y de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a Jerusalén.

12En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mandato del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.

13Y se reunió en Jerusalén mucha gente, una gran congregación, para celebrar la fiesta de los panes sin levadura en el mes segundo.

14Y se levantaron y quitaron los altares que había en Jerusalén; y quitaron también todos los altares de incienso y los echaron al torrente Cedrón.

15Entonces sacrificaron el cordero de la Pascua, a los catorce días del mes segundo; y los sacerdotes y los levitas, llenos de vergüenza, se santificaron y llevaron los holocaustos a la casa de Jehová.

16Y se pusieron en sus puestos según su costumbre, conforme a la ley de Moisés, varón de Dios. Los sacerdotes rociaban la sangre que recibían de manos de los levitas.

17Porque había muchos en la congregación que no se habían santificado, y por eso los levitas estaban a cargo del sacrificio del cordero de la Pascua por todos los que no se habían purificado, para santificarlos a Jehová.

18Porque una gran multitud del pueblo de Efraín, y de Manasés, y de Isacar y de Zabulón, no se había purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Pero Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, perdone

19a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios, a Jehová, el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según la purificación del santuario.

20Y oyó Jehová a Ezequías y sanó al pueblo.

21Así celebraron los hijos de Israel que se hallaban en Jerusalén la fiesta de los panes sin levadura por siete días con gran gozo; y alababan a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová.

22Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buen entendimiento en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta durante siete días, sacrificando ofrendas de paz y dando gracias a Jehová, el Dios de sus padres.

23Y toda aquella congregación determinó celebrar otros siete días; y celebraron otros siete días con alegría.

24Porque Ezequías, rey de Judá, había dado a la congregación mil novillos y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas; y muchos sacerdotes se santificaron.

25Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes, y los levitas y toda la congregación que había venido de Israel; asimismo los extranjeros que habían venido de la tierra de Israel y los que habitaban en Judá.

26Y hubo gran regocijo en Jerusalén, porque desde los días de Salomón hijo de David, rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén.

27Se levantaron después los sacerdotes y los levitas y bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó hasta su santa morada, al cielo.




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