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domingo, 15 de enero de 2012

Lectura Hablada de La Santa Biblia R-V 2009 SUD: Dia 15: Génesis 43-45


Capítulo 43
Persuaden a Jacob a que envíe a Benjamín a Egipto — Los hermanos de José le muestran respeto — Todos ellos comen y beben juntos.

1 Y el hambre era grande en la tierra.

2 Y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved y comprad para nosotros un poco de alimento.

3 Y respondió Judá, diciendo: Aquel hombre nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.

4 Si envías a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento;

5 pero si no le envías, no descenderemos, porque aquel hombre nos dijo: No veréis mi rostro si no está vuestro hermano con vosotros.

6 Y dijo Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al hombre que teníais otro hermano?

7 Y ellos respondieron: Aquel hombre nos preguntó expresamente por nosotros y por nuestra parentela, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Acaso podíamos nosotros saber que diría: Haced venir a vuestro hermano?

8 Entonces Judá dijo a su padre Israel: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, ni tú ni nuestros niños.

9 Yo seré su fiador; a mí me pedirás cuenta de él. Si yo no te lo vuelvo a traer y lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable todos los días.

10 Pues si no nos hubiéramos demorado, ciertamente ahora hubiéramos ya vuelto dos veces.

11 Entonces Israel, su padre, les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos, y llevad a aquel hombre un presente, un poco de bálsamo, y un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.

12 Y tomad en vuestras manos el doble del dinero, y llevad en vuestras manos el dinero devuelto en la boca de vuestros costales; quizá fue un error.

13 Tomad también a vuestro hermano, y levantaos y volved a aquel hombre.

14 Y el Dios Omnipotente os dé misericordia delante de aquel hombre, y os suelte al otro hermano vuestro y a Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, que así sea.

15 Entonces tomaron aquellos hombres el presente, y tomaron en sus manos el doble del dinero y a Benjamín; y se levantaron, y descendieron a Egipto y se presentaron delante de José.

16 Y vio José a Benjamín con ellos y dijo al mayordomo de su casa: Lleva a casa a esos hombres, y degüella un animal y prepáralo, porque estos hombres comerán conmigo al mediodía.

17 E hizo el hombre como José dijo, y aquel hombre llevó a los hombres a casa de José.

18 Y aquellos hombres tuvieron temor cuando fueron llevados a casa de José, y decían: Por el dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez nos han traído aquí, para buscar ocasión contra nosotros, y caer sobre nosotros y tomarnos por esclavos a nosotros y a nuestros asnos.

19 Y se acercaron al mayordomo de la casa de José y le hablaron a la entrada de la casa.

20 Y dijeron: Ay, señor mío, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio a comprar alimentos.

21 Y aconteció que cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer en nuestras manos.

22 También hemos traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos; nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.

23 Y él respondió: Paz a vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y sacó a Simeón a ellos.

24 Y llevó aquel hombre a aquellos hombres a casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies, y dio de comer a sus asnos.

25 Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José a mediodía, porque habían oído que allí comerían pan.

26 Y vino José a casa, y ellos le llevaron el presente que tenían en su mano dentro de la casa y se inclinaron ante él hasta la tierra.

27 Entonces les preguntó él cómo estaban y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía?

28 Y ellos respondieron: Está bien tu siervo, nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron e hicieron reverencia.

29 Y alzando José sus ojos, vio a su hermano Benjamín, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.

30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara y lloró allí.

31 Y lavó su rostro, y salió fuera, y se contuvo y dijo: Poned pan.

32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían, porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación para los egipcios.

33 Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro.

34 Y él tomó viandas de delante de sí para ellos, mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de cualquiera de ellos. Y bebieron y se alegraron con él.

Capítulo 44

José dispone las cosas para detener el regreso de sus hermanos a Canaán — Judá se ofrece para tomar el lugar de Benjamín por causa de su padre.

1 Y mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos hombres, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal.

2 Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.

3 Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos.

4 Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien?

5 ¿No es ésta la copa en la que bebe mi señor y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.

6 Y cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras.

7 Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice mi señor tales cosas? Nunca tal cosa hagan tus siervos.

8 He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán. ¿Cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata u oro?

9 Aquel de tus siervos en quien sea hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos esclavos de mi señor.

10 Y él dijo: También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se halle será mi esclavo, y vosotros seréis sin culpa.

11 Ellos entonces se dieron prisa, y bajando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual su costal.

12 Y buscó; desde el mayor comenzó y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín.

13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.

14 Y llegó Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra.

15 Y les dijo José: ¿Qué acción es ésta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?

16 Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos? ¿O con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa.

17 Y él respondió: Nunca haga yo tal cosa. El hombre en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi esclavo; vosotros id en paz a vuestro padre.

18 Entonces Judá se acercó a él y le dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas a tu siervo hablar una palabra a oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como Faraón.

19 Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano?

20 Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano y un hermano joven que le nació en su vejez, pequeño aún; y un hermano suyo murió, y sólo él quedó de los hijos de su madre, y su padre lo ama.

21 Y tú dijiste a tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.

22 Y nosotros dijimos a mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si le deja, su padre morirá.

23 Y dijiste a tus siervos: Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no veréis más mi rostro.

24 Aconteció, pues, que cuando llegamos a mi padre, tu siervo, le contamos las palabras de mi señor.

25 Y dijo nuestro padre: Volved, compradnos un poco de alimento.

26 Y nosotros respondimos: No podemos ir. Si nuestro hermano menor va con nosotros, iremos, porque no podemos ver el rostro del hombre si no está con nosotros nuestro hermano menor.

27 Entonces tu siervo, mi padre, nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi esposa;

28 uno salió de mi lado, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no le he visto;

29 y si tomáis también a éste de mi lado y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol.

30 Ahora, pues, cuando llegue yo a tu siervo, mi padre, si el joven no está conmigo, como su alma está ligada al alma de él,

31 sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo, nuestro padre, con dolor al Seol.

32 Como tu siervo quedó como fiador del joven ante mi padre, diciendo: Si no te lo traigo de vuelta, entonces yo seré culpable ante mi padre todos los días;

33 te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por esclavo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos.

34 Porque, ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.

Capítulo 45

José se da a conocer a sus hermanos — Todos ellos se regocijan juntamente — Faraón invita a Jacob y a su familia a morar en Egipto y a comer de la grosura de la tierra.

1 No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él al darse a conocer José a sus hermanos.

2 Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón.

3 Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José. ¿Vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.

4 Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.

5 Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese haberme vendido acá, porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.

6 Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los que no habrá arada ni siega.

7 Y Dios me envió delante de vosotros para preservaros un remanente en la tierra, y para daros vida por medio de una gran liberación.

8 Así, pues, no me enviasteis vosotros acá, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón, y por señor de toda su casa y por gobernador en toda la tierra de Egipto.

9 Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí; no te detengas.

10 Y habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes.

11 Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa y todo lo que tienes.

12 Y he aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla.

13 Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto y todo lo que habéis visto; y daos prisa y traed a mi padre acá.

14 Y se echó sobre el cuello de su hermano Benjamín y lloró; y también Benjamín lloró sobre su cuello.

15 Y besó a todos sus hermanos y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él.

16 Y se oyó la noticia en la casa de Faraón, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y esto agradó a los ojos de Faraón y a los de sus siervos.

17 Y dijo Faraón a José: Di a tus hermanos: Haced esto: Cargad vuestras bestias e id; volved a la tierra de Canaán;

18 y tomad a vuestro padre y a vuestras familias y venid a mí, porque yo os daré lo bueno de la tierra de Egipto y comeréis de la grosura de la tierra.

19 Y a ti se te manda: Haced esto; tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras esposas; y tomad a vuestro padre y venid.

20 Y no os preocupéis por vuestras posesiones, porque lo bueno de la tierra de Egipto será vuestro.

21 Y lo hicieron así los hijos de Israel; y les dio José carros conforme a la orden de Faraón y les suministró víveres para el camino.

22 A cada uno de todos ellos le dio mudas de vestidos, y a Benjamín le dio trescientas piezas de plata y cinco mudas de vestidos.

23 Y a su padre le envió esto: diez asnos cargados de lo mejor de Egipto y diez asnas cargadas de trigo, y pan y comida para su padre en el camino.

24 Y despidió a sus hermanos, y se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino.

25 Y subieron de Egipto y llegaron a la tierra de Canaán, a su padre Jacob.

26 Y le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y su corazón desmayó, pues no les creía.

27 Y ellos le contaron todas las palabras de José que él les había hablado; y viendo Jacob los carros que José enviaba para llevarlo, el espíritu de Jacob, su padre, revivió.

28 Entonces dijo Israel: Basta; José, mi hijo, vive todavía; iré y le veré antes que yo muera.




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