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sábado, 30 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 155: Ester 5-10


Ester
..Capítulo 5
El rey recibe a Ester — Ester invita al rey y a Amán a un banquete — Amán forja un plan para ahorcar a Mardoqueo.

1 Y aconteció que al tercer día se vistió Ester con su vestidura real y entró en el patio interior del palacio del rey, frente a los aposentos del rey; y estaba el rey sentado en su trono real en la sala real, frente a la entrada del palacio.

2Y sucedió que, cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella halló gracia ante sus ojos; y el rey extendió hacia Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces se acercó Ester y tocó la punta del cetro.

3Y dijo el rey: ¿Qué deseas, reina Ester? ¿Y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará.

4Y Ester dijo: Si le parece bien al rey, venga hoy el rey con Amán al banquete que le he preparado.

5Y respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán para que hagamos lo que Ester ha dicho. Fueron, pues, el rey y Amán al banquete que Ester dispuso.

6Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: ¿Cuál es tu petición? Pues te será otorgada. ¿Cuál es tu deseo? Aunque sea la mitad del reino, te será concedido.

7Entonces respondió Ester y dijo: Mi petición y mi deseo es éste:

8Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si le place al rey otorgar mi petición y conceder mi deseo, que venga el rey con Amán al banquete que les dispondré; y mañana haré conforme a la palabra del rey.

9Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del rey, que no se levantaba ni temblaba delante de él, se llenó de ira contra Mardoqueo.

10Pero se refrenó Amán, y cuando llegó a su casa, mandó llamar e hizo venir a sus amigos y a Zeres, su esposa.

11Y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos y todas las cosas con las que el rey le había favorecido y ascendido de posición y cómo le había honrado elevándole sobre los príncipes y servidores del rey.

12Y añadió Amán: También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al banquete que ella dispuso, sino a mí; y también para mañana estoy convidado por ella con el rey.

13Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey.

14Y Zeres, su esposa, y todos sus amigos le dijeron: Hagan una horca de cincuenta codos de altura, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Y esto agradó a los ojos de Amán, e hizo preparar la horca.

Ester
..Capítulo 6

Mardoqueo recibe grandes honores — Amán, apesadumbrado, es aconsejado por su esposa.

1Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y mandó que le trajesen el libro de las memorias de las crónicas y las leyeron delante del rey.

2Entonces se halló escrito que Mardoqueo había denunciado a Bigtán y a Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían tramado echar mano al rey Asuero.

3Entonces dijo el rey: ¿Qué honor o que distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho por él.

4Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa del rey para pedir al rey que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada.

5Y los servidores del rey le respondieron: He aquí, Amán está en el patio. Y el rey dijo: Que entre.

6Entró, pues, Amán, y el rey le preguntó: ¿Qué se hará al hombre a quien el rey desea honrar? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí?

7Y respondió Amán al rey: Para el hombre a quien el rey desea honrar,

8traigan la vestidura real con la que el rey se viste, y el caballo en el que el rey cabalga y la corona real que está puesta sobre su cabeza;

9y entreguen la vestidura y el caballo en manos de uno de los príncipes más nobles del rey, y vistan al hombre a quien el rey desea honrar, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad y pregonen delante de él: Así se hace al hombre a quien el rey desea honrar.

10Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma la vestidura y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, quien se sienta a la puerta del rey; no omitas nada de todo lo que has dicho.

11Y Amán tomó la vestidura y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo llevó en el caballo por la plaza de la ciudad e hizo pregonar delante de él: Así se hace al hombre a quien el rey desea honrar.

12Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta del rey, y Amán se apresuró a volver a su casa, apesadumbrado y con la cabeza cubierta.

13Y contó Amán a Zeres, su esposa, y a todos sus amigos todo lo que le había acontecido; entonces le dijeron sus sabios y Zeres, su esposa: Si Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, es de la descendencia de los judíos, no lo vencerás, sino que ciertamente caerás delante de él.

14Aún estaban ellos hablando con él cuando los eunucos del rey llegaron y se apresuraron a llevar a Amán al banquete que Ester había preparado.

Ester
..Capítulo 7

Ester revela el complot maquinado por Amán para destruir a los judíos — Amán es colgado en la horca que él mismo había hecho preparar.

1 Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina Ester.

2También en el segundo día, dijo el rey a Ester, mientras bebían vino: ¿Cuál es tu petición, reina Ester? Y se te concederá. ¿Cuál es tu deseo? Aunque sea la mitad del reino, te será concedido.

3Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia ante tus ojos, y si le place al rey, mi petición es que se me conceda la vida, y mi deseo, la vida de mi pueblo.

4Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Y si para siervos y siervas hubiéramos sido vendidos, me habría callado, porque tal adversidad no sería suficiente para inquietar al rey.

5Y respondió el rey Asuero y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está aquel que pretende en su corazón hacer tal cosa?

6Y Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces Amán se llenó de miedo delante del rey y de la reina.

7Y se levantó el rey del banquete del vino en su ira y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán para suplicar a la reina Ester por su vida, porque vio que el rey estaba resuelto a hacerle mal.

8Volvió después el rey del huerto del palacio al lugar del banquete, y Amán se había dejado caer sobre el lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Forzará a la reina también, estando yo en casa? Cuando esta palabra salió de la boca del rey, le cubrieron el rostro a Amán.

9Y Harbona, uno de los eunucos del rey, dijo: También he aquí, la horca de cincuenta codos de altura que Amán hizo para Mardoqueo, quien había hablado para bien del rey, está en casa de Amán. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.

10Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey.

Ester
..Capítulo 8

Se honra a Mardoqueo y se le pone a cargo de la casa de Amán — Asuero revoca el decreto que había sido promulgado para destruir a los judíos.

1El mismo día dio el rey Asuero a la reina Ester la casa de Amán, enemigo de los judíos; y Mardoqueo fue ante el rey, porque Ester le había dicho lo que él era para ella.

2Y se quitó el rey su anillo que había vuelto a tomar de Amán y se lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo a cargo de la casa de Amán.

3Y volvió Ester a hablar delante del rey, y cayó a sus pies, rogándole con lágrimas que anulara la maldad de Amán, el agagueo, y el plan que había tramado contra los judíos.

4Entonces el rey extendió a Ester el cetro de oro, y Ester se levantó y se puso de pie delante del rey

5y dijo: Si le place al rey, y si he hallado gracia ante él, y si el asunto es justo delante del rey y soy agradable ante sus ojos, que se escriba para revocar las cartas del plan maquinado por Amán hijo de Hamedata, el agagueo, que escribió para destruir a los judíos que están en todas las provincias del rey.

6Porque, ¿cómo podría yo soportar y ver el mal que alcanzaría a mi pueblo? ¿Cómo podría yo soportar y ver la destrucción de mi gente?

7Y respondió el rey Asuero a la reina Ester y al judío Mardoqueo: He aquí, yo he dado a Ester la casa de Amán, y a él le han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos.

8Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os parezca, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque el decreto que se escribe en nombre del rey y se sella con el anillo del rey no puede ser revocado.

9Entonces fueron llamados los escribas del rey en el mes tercero, que es Siván, a los veintitrés días de ese mes; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo a los judíos, y a los sátrapas, y a los gobernadores y a los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, y también a los judíos conforme a su escritura y su lengua.

10Y se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo del rey, y se enviaron cartas por medio de mensajeros a caballo, montados en corceles vástagos de yeguas reales;

11en ellas el rey concedía a los judíos que estaban en todas las ciudades que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su vida, para exterminar, y matar y destruir el poder del pueblo o provincia que viniese contra ellos, aun a niños y a mujeres, y para apoderarse de sus bienes,

12esto en un mismo día, en todas las provincias del rey Asuero, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.

13La copia del escrito que se había de dar por mandato en cada provincia fue proclamada a todos los pueblos, a fin de que los judíos estuviesen preparados para aquel día para vengarse de sus enemigos.

14Los mensajeros, pues, cabalgando en corceles reales, salieron apresurados y urgidos por el mandato del rey; y el decreto fue dado en la ciudadela de Susa.

15Y salió Mardoqueo de la presencia del rey con vestiduras reales de azul y blanco, y una gran corona de oro, y un manto de lino fino y material púrpura; entonces la ciudad de Susa se alegró y se regocijó.

16Y los judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y honra.

17Y en cada provincia y en cada ciudad adonde llegó el mandato del rey y su decreto, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día bueno. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor a los judíos había caído sobre ellos.

Ester
..Capítulo 9

Los judíos matan a sus enemigos, entre ellos a los diez hijos de Amán — Se instituye la fiesta de Purim para conmemorar su liberación y su victoria.

1 Y en el mes duodécimo, que es el mes de Adar, el día trece del mismo mes, en el que debía ejecutarse el mandato del rey y su decreto, el mismo día en que esperaban los enemigos de los judíos enseñorearse de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían.

2Los judíos se reunieron en sus ciudades por todas las provincias del rey Asuero, para echar mano a los que habían procurado su mal; y nadie se opuso a ellos, porque el temor a ellos había caído sobre todos los pueblos.

3Y todos los príncipes de las provincias, y los sátrapas, y gobernadores y oficiales del rey apoyaban a los judíos, porque el temor a Mardoqueo había caído sobre ellos,

4pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; así, aquel hombre, Mardoqueo, iba engrandeciéndose.

5E hirieron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada, con matanza y destrucción; e hicieron lo que quisieron con los que los odiaban.

6Y en la ciudadela de Susa, los judíos mataron y destruyeron a quinientos hombres.

7Mataron entonces a Parsandata, y a Dalfón, y a Aspata,

8y a Porata, y a Adalía, y a Aridata,

9y a Parmasta, y a Arisai, y a Aridai y a Vaizata,

10los diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero en el botín no pusieron su mano.

11El mismo día llegó ante el rey la cuenta de los muertos en Susa, la ciudadela.

12Y dijo el rey a la reina Ester: En la ciudadela de Susa, los judíos han matado y destruido a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu petición? Y te será concedida. ¿Qué más deseas? Y será hecho.

13Y respondió Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los judíos en Susa que hagan conforme al decreto de hoy y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán.

14Y mandó el rey que se hiciese así; y se dio la orden en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán.

15Y los judíos que estaban en Susa se reunieron también el día catorce del mes de Adar y mataron en Susa a trescientos hombres; pero en el botín no pusieron su mano.

16Y los otros judíos que estaban en las provincias del rey también se reunieron y se pusieron en defensa de su vida, y tuvieron descanso de sus enemigos y mataron a setenta y cinco mil de los que los odiaban; pero en el botín no pusieron su mano;

17y sucedió esto en el día trece del mes de Adar. Y reposaron en el día catorce del mismo mes, y lo proclamaron día de banquete y de regocijo.

18Pero los judíos que estaban en Susa se reunieron el trece y el catorce del mismo mes; y el quince del mismo mes reposaron y lo proclamaron día de banquete y de regocijo.

19Por tanto, los judíos que habitan en el campo, en las ciudades sin muro, celebran el catorce del mes de Adar como día de regocijo y de banquete, y un día bueno, y de enviar porciones cada uno a su vecino.

20Y escribió Mardoqueo estas cosas y envió cartas a todos los judíos, cercanos y distantes, que estaban en todas las provincias del rey Asuero,

21para establecer que celebrasen el día decimocuarto y el decimoquinto del mes de Adar, cada año,

22como días en los que los judíos tuvieron descanso de sus enemigos, y el mes en que se les convirtió la tristeza en alegría, y el luto en día bueno; que los celebrasen como días de banquete, y de regocijo, y de enviar porciones cada uno a su vecino y dádivas a los pobres.

23Y los judíos aceptaron hacer lo que habían comenzado, según lo que les escribió Mardoqueo.

24Porque Amán hijo de Hamedata, el agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado un plan contra los judíos para destruirlos y había echado pur, que quiere decir suerte, para afligirlos y acabar con ellos.

25Pero cuando Ester fue ante el rey, éste ordenó por carta que el perverso plan que aquél tramó contra los judíos recayera sobre su cabeza y que los colgaran a él y a sus hijos en la horca.

26Por esto llamaron a estos días Purim, del nombre pur. Debido a todas las palabras de esta carta, y a lo que ellos vieron sobre este asunto, y a lo que llegó a su conocimiento,

27los judíos establecieron y tomaron sobre sí, y sobre su descendencia y sobre todos sus aliados, que sin falta celebrarían estos dos días según lo escrito tocante a ellos y conforme a su tiempo cada año.

28Y que estos días serían recordados y celebrados por todas las generaciones, por cada familia, por cada provincia y por cada ciudad. Y que estos días de Purim no dejarían de celebrarse de entre los judíos, y que el recuerdo de ellos no cesaría entre su descendencia.

29Y la reina Ester hija de Abihail y el judío Mardoqueo, escribieron con toda autoridad para confirmar esta segunda carta de Purim.

30Y envió Mardoqueo cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad,

31para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según los habían establecido el judío Mardoqueo y la reina Ester, y como ellos lo habían establecido para sí y para su descendencia en lo relacionado con los ayunos y su clamor.

32Y el mandato de Ester confirmó estas prácticas acerca de Purim, y esto se escribió en el libro.

Ester
..Capítulo 10

El judío Mardoqueo es segundo en poder y autoridad después del rey Asuero.

1 Y el rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y sobre las islas del mar.

2Y todas las obras de su autoridad y de su poder, y la declaración de la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia?

3Porque el judío Mardoqueo fue segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos y bien recibido por la multitud de sus hermanos, pues procuró el bien de su pueblo y habló paz para toda su descendencia.




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jueves, 28 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día: 154: Ester 1-4


Ester
..Capítulo 1
Asuero de Persia y de Media hace fiestas reales — La reina Vasti desobedece al rey y es destituida.

1Y aconteció en los días de Asuero (el Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias)

2que en aquellos días, cuando el rey Asuero se sentaba en el trono de su reino, el cual estaba en la ciudadela de Susa,

3en el tercer año de su reinado, hizo un banquete para todos sus príncipes y servidores, teniendo delante de él a los poderosos de Persia y de Media, los nobles y los príncipes de las provincias,

4mientras les mostraba las riquezas de la gloria de su reino y el esplendor de la magnificencia de su majestad durante muchos días, ciento ochenta días.

5Y cuando se cumplieron estos días, hizo el rey un banquete durante siete días en el patio del huerto del palacio real para todo el pueblo que se hallaba en la ciudadela de Susa, desde el mayor hasta el menor.

6El cortinaje era de lino blanco y material azul, sujeto por cuerdas de lino fino y material púrpura en aros de plata y columnas de mármol; los reclinatorios eran de oro y de plata sobre un suelo de pórfido y de mármol, de alabastro y de piedras valiosas.

7Y daban a beber en vasos de oro, vasos diferentes unos de otros, y mucho vino real, conforme a la generosidad del rey.

8Y el beber fue según la ley: Que a nadie se le obligara; porque así lo había mandado el rey a todos los oficiales de su casa, que se hiciese según la voluntad de cada uno.

9Asimismo la reina Vasti hizo un banquete para las mujeres en la casa real del rey Asuero.

10El séptimo día, cuando el corazón del rey estaba alegre por el vino, mandó a Mehumán, a Bizta, a Harbona, a Bigta, a Abagta, a Zetar y a Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero,

11que trajesen a la reina Vasti delante del rey con la corona real, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza, porque era de hermosa apariencia.

12Pero la reina Vasti no quiso comparecer, a pesar de la orden del rey, enviada por medio de los eunucos; y se enojó el rey muchísimo, y se encendió en él su ira.

13Preguntó entonces el rey a los sabios que entendían los tiempos, porque así era la costumbre del rey con todos los que conocían la ley y el derecho;

14y estaban junto a él Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, siete príncipes de Persia y de Media que tenían acceso al rey y que ocupaban los primeros puestos en el reino.

15Según la ley, ¿qué se debe hacer con la reina Vasti, por cuanto no ha cumplido la orden del rey Asuero, enviada por medio de los eunucos?

16Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: La reina Vasti no solamente ha ofendido al rey, sino también a todos los príncipes y a todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero.

17Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres y las hará tener en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer ante su presencia a la reina Vasti, y ella no quiso ir.

18Y entonces dirán lo mismo las señoras de Persia y de Media que hayan oído lo que hizo la reina a todos los príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo.

19Si le parece bien al rey, salga un decreto real de él, y escríbase en las leyes de Persia y de Media, para que no sea abrogado: Que no se presente más Vasti delante del rey Asuero, y que el rey haga reina a otra que sea mejor que ella.

20Y el decreto que dicte el rey será oído en todo su reino, aunque es grande; y todas las mujeres honrarán a sus maridos, desde el mayor hasta el menor.

21Y esta palabra pareció bien ante los ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme a lo dicho por Memucán;

22pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escritura, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que todo hombre fuese señor en su casa, y que se publicase esto según la lengua de su pueblo.

Ester
..Capítulo 2

Asuero busca una nueva reina — Mardoqueo presenta a Ester — Ester agrada al rey y es escogida como reina — Mardoqueo desenmascara un complot en contra del rey.

1 Después de estas cosas, cuando la ira del rey Asuero se había aplacado, éste se acordó de Vasti, y de lo que ella había hecho y de lo que se había decretado contra ella.

2Y dijeron los que estaban al servicio del rey: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer;

3y nombre el rey personas en todas las provincias de su reino que reúnan a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer en la ciudadela de Susa, en la casa de las mujeres, bajo la custodia de Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres, dándoles sus atavíos;

4y la joven que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Y esto agradó al rey, y lo hizo así.

5Había un hombre judío en la ciudadela de Susa, cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín,

6que había sido llevado cautivo de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías, rey de Judá, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, llevó cautivo.

7Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque ella no tenía padre ni madre; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer; y cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la tomó como hija suya.

8Sucedió, pues, que cuando fueron oídos el mandato y el decreto del rey, fueron reunidas muchas jóvenes en la ciudadela de Susa, bajo la custodia de Hegai; Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai, encargado de las mujeres.

9Y la joven agradó a sus ojos y halló gracia delante de él, por lo que se apresuró a darle sus atavíos y sus alimentos especiales, dándole también siete doncellas aptas de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas al mejor lugar de la casa de las mujeres.

10Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase.

11Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester y qué le sucedía a ella.

12Y cuando llegaba el turno a cada una de las jóvenes para presentarse ante el rey Asuero, después de haber estado ya doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres (porque así se cumplía el tiempo de su embellecimiento, esto es, seis meses con óleo de mirra, y seis meses con bálsamos aromáticos y embellecedores para las mujeres),

13entonces cada joven se presentaba así ante el rey; todo lo que ella pedía se le daba, para llevarlo consigo desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey.

14Ella iba al anochecer, y a la mañana siguiente volvía a la segunda casa de las mujeres, a cargo de Saasgaz, eunuco del rey, encargado de las concubinas; no volvía más ante el rey, salvo que el rey lo quisiera y fuera llamada por su nombre.

15Y cuando llegó el turno de Ester, hija de Abihail, tío de Mardoqueo, a la que éste había tomado como hija, para presentarse ante el rey, ninguna cosa pidió sino lo que le dijo Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres; y Ester hallaba gracia ante los ojos de todos los que la veían.

16Fue, pues, Ester llevada ante el rey Asuero a la casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.

17Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y ella halló gracia y benevolencia delante de él, más que todas las otras vírgenes; y puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar de Vasti.

18Hizo entonces el rey un gran banquete para todos sus príncipes y servidores, el banquete de Ester; y dio descanso a las provincias y dio presentes, conforme a la generosidad del rey.

19Y cuando fueron reunidas las vírgenes por segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey.

20Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había declarado cuál era su parentela ni su pueblo, porque Ester hacía lo que le decía Mardoqueo, como cuando él la educaba.

21En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y tramaban echar mano al rey Asuero.

22Pero cuando Mardoqueo se enteró de esto, se lo dijo a la reina Ester, y Ester se lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo.

23Y cuando se inquirió el asunto, fue hallado cierto; por tanto, los dos fueron colgados en una horca. Y esto se escribió en el libro de las crónicas en presencia del rey.

Ester
..Capítulo 3

Mardoqueo, el judío, rehúsa inclinarse ante Amán — Amán prepara un decreto para matar a todos los judíos que había en el reino.

1Después de estas cosas, el rey Asuero ascendió de posición a Amán hijo de Hamedata, el agagueo, y le honró y puso su sitial sobre todos los príncipes que estaban con él.

2Y todos los servidores del rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban e inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se inclinaba.

3Y los servidores del rey que estaban a la puerta dijeron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandato del rey?

4Y aconteció que, cuando le hablaban cada día de esta manera, y él no los escuchaba, lo denunciaron a Amán, para ver si las palabras de Mardoqueo se mantendrían, porque él ya les había declarado que era judío.

5Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni le rendía homenaje, y se llenó de ira.

6Pero le pareció poco echar mano sólo a Mardoqueo, porque ya le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.

7En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, echaron pur, esto es, la suerte, delante de Amán, por día y por mes; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.

8Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y diseminado entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo y no observan las leyes del rey; y al rey no le beneficia dejarlos vivir.

9Si le parece bien al rey, decrétese que sean destruidos; y yo pagaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan los asuntos reales, para que sean traídos a los tesoros del rey.

10Entonces el rey se quitó el anillo de su mano y lo dio a Amán hijo de Hamedata, el agagueo, enemigo de los judíos,

11y el rey dijo a Amán: Quédate con la plata y también con el pueblo, para que hagas con él lo que bien te parezca.

12Entonces fueron llamados los escribas del rey en el mes primero, el día trece del mismo mes, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los sátrapas del rey, y a los gobernadores que estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo según su lengua. En nombre del rey Asuero fue escrito y sellado con el anillo del rey.

13Y fueron enviadas cartas por medio de mensajeros a todas las provincias del rey para destruir, matar y exterminar a todos los judíos, tanto a los jóvenes como a los ancianos, a los niños pequeños y a las mujeres, en un solo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para apoderarse de sus bienes.

14La copia del escrito que se había de dar por decreto en cada provincia fue proclamada a todos los pueblos, a fin de que estuviesen preparados para aquel día.

15Y salieron los mensajeros de prisa por mandato del rey, y el decreto fue dado en la ciudadela de Susa. Y el rey y Amán se sentaron a beber, mientras la ciudad de Susa estaba consternada.

Ester
..Capítulo 4

Mardoqueo y los judíos lloran y ayunan debido al decreto del rey — Ester, arriesgando su vida, entra a ver al rey.

1Cuando supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por en medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.

2Y llegó hasta la puerta del rey, porque no era lícito entrar por la puerta del rey vestido de cilicio.

3Y en cada provincia y lugar donde el mandato del rey y su decreto llegaban, había entre los judíos gran luto, y ayuno, y llanto y lamentación; cilicio y ceniza eran la cama de muchos.

4Y vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos y se lo dijeron; y la reina sintió gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo y hacerle quitar el cilicio de sobre él; pero él no los aceptó.

5Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey que él había designado para el servicio de ella, y lo mandó a Mardoqueo, con orden de averiguar qué era aquello y el porqué.

6Salió, pues, Hatac adonde estaba Mardoqueo, a la plaza de la ciudad que estaba delante de la puerta del rey.

7Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y le dijo de la plata que Amán había dicho que pagaría a los tesoros del rey a cambio de la destrucción de los judíos.

8Le dio también una copia del texto del decreto que había sido promulgado en Susa para que fuesen destruidos, a fin de que la mostrara a Ester, y se lo declarase, y le encargara que fuese ante el rey a suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo.

9Y regresó Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo.

10Entonces Ester habló con Hatac y le mandó decir a Mardoqueo:

11Todos los servidores del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que para cualquier hombre o mujer que entre al patio interior para ver al rey, sin ser llamado, hay una sola ley: Ha de morir, salvo aquel a quien el rey extienda el cetro de oro; ése vivirá, y yo no he sido llamada para entrar a ver al rey estos treinta días.

12Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester.

13Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses en tu alma que, estando en la casa del rey, sólo tú escaparás entre todos los judíos.

14Porque si permaneces callada en este tiempo, el alivio y la liberación de los judíos surgirán de otra parte; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora tú has llegado al reino?

15Y Ester dijo que respondiesen a Mardoqueo:

16Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí y no comáis ni bebáis en tres días, ni de noche ni de día. Yo también ayunaré con mis doncellas igualmente, y así entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.

17Entonces Mardoqueo se fue e hizo conforme a todo lo que le había mandado Ester.



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domingo, 24 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día: 153: Nehemías 11-13


Nehemías
..Capítulo 11
El pueblo y sus jefes son designados por sorteo para habitar en Jerusalén y en las otras ciudades.

1Y los jefes del pueblo habitaron en Jerusalén; pero el resto del pueblo echó suertes para traer uno de cada diez para que habitara en Jerusalén, la ciudad santa, y los otros nueve en las otras ciudades.

2Y bendijo el pueblo a todos los hombres que voluntariamente se ofrecieron para habitar en Jerusalén.

3Y éstos son los jefes de la provincia que habitaron en Jerusalén; pero en las ciudades de Judá habitó cada uno en su posesión, en sus ciudades: los de Israel, los sacerdotes y los levitas, y los sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón.

4En Jerusalén, pues, habitaron algunos de los hijos de Judá y algunos de los hijos de Benjamín. De los hijos de Judá: Ataías hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares,

5y Maasías hijo de Baruc, hijo de Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloni.

6Todos los hijos de Fares que habitaron en Jerusalén fueron cuatrocientos sesenta y ocho hombres fuertes.

7Y éstos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maaseías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías.

8Y después de él, Gabai y Salai, novecientos veintiocho.

9Y Joel hijo de Zicri era jefe de ellos, y Judá hijo de Senúa era el segundo en la ciudad.

10De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín,

11Seraías hijo de Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, principal de la casa de Dios,

12y sus hermanos los que hacían la obra de la casa, ochocientos veintidós; y Adaías hijo de Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías,

13y sus hermanos, jefes de las casas paternas, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo de Imer,

14y sus hermanos, hombres fuertes y valientes, ciento veintiocho; el jefe de los cuales era Zabdiel, hijo de Gedolim.

15Y de los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni;

16y Sabetai y Jozabad, de los jefes de los levitas, encargados de la obra exterior de la casa de Dios;

17y Matanías hijo de Micaía, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, el jefe, el que empezaba la acción de gracias al tiempo de la oración; y Bacbuquías, el segundo de entre sus hermanos; y Abda hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.

18Todos los levitas en la ciudad santa fueron doscientos ochenta y cuatro.

19Y los porteros: Acub, Talmón y sus hermanos, guardias en las puertas, ciento setenta y dos.

20Y el resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, habitaban en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad.

21Y los sirvientes del templo habitaban en Ofel; y Ziha y Gispa estaban encargados de los sirvientes del templo.

22Y el jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores para el servicio de la casa de Dios.

23Porque había mandato del rey acerca de ellos, y un reglamento acerca de los cantores para cada día.

24Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba al servicio del rey en todo asunto del pueblo.

25Y tocante a las aldeas y sus campos, algunos de los hijos de Judá habitaron en Quiriat-arba y en sus aldeas, y en Dibón y en sus aldeas, y en Jecabseel y en sus aldeas,

26y en Jesúa, y en Molada, y en Bet-pelet,

27y en Hazar-sual, y en Beerseba y en sus aldeas,

28y en Siclag, y en Mecona y en sus aldeas,

29y en En-rimón, y en Zora, y en Jarmut,

30en Zanoa, en Adulam y en sus aldeas; en Laquis y sus campos, en Azeca y en sus aldeas. Y habitaron desde Beerseba hasta el valle de Hinom.

31Y los hijos de Benjamín habitaron desde Geba, en Micmas, y en Aía, y en Bet-el y sus aldeas,

32en Anatot, Nob, Ananías,

33Hazor, Ramá, Gitaim,

34Hadid, Seboim, Nebalat,

35Lod y Ono, valle de los artesanos.

36Y algunos de los repartimientos de los levitas estaban en Judá y en Benjamín.

Nehemías
..Capítulo 12

Se nombra a los sacerdotes y a los levitas que subieron de Babilonia — Se dedican los muros de Jerusalén — Se señalan los oficios de los sacerdotes y de los levitas en el templo.

1Y éstos son los sacerdotes y los levitas que subieron con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras,

2Amarías, Maluc, Hatús,

3Secanías, Rehum, Meremot,

4Iddo, Gineto, Abías,

5Mijamín, Maadías, Bilga,

6Semaías, y Joiarib, Jedaías,

7Salú, Amoc, Hilcías y Jedaías. Éstos eran los principales sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesúa.

8Y los levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos oficiaba en los himnos de gratitud.

9Y Bacbuquías y Uni, sus hermanos, estaban frente a ellos en su servicio.

10Y Jesúa engendró a Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib, y Eliasib engendró a Joiada,

11y Joiada engendró a Jonatán y Jonatán engendró a Jadúa.

12Y en los días de Joiacim los sacerdotes jefes de casas paternas fueron: de Seraías, Meraías; de Jeremías, Hananías;

13de Esdras, Mesulam; de Amarías, Johanán;

14de Melicú, Jonatán; de Sebanías, José;

15de Harim, Adna; de Meraiot, Helcai;

16de Iddo, Zacarías; de Ginetón, Mesulam;

17de Abías, Zicri; de Miniamín, de Moadías, Piltai;

18de Bilga, Samúa; de Semaías, Jonatán;

19y de Joiarib, Matenai; de Jedaías, Uzi;

20de Salai, Calai; de Amoc, Eber;

21de Hilcías, Hasabías; de Jedaías, Natanael.

22Los levitas en días de Eliasib, de Joiada, y de Johanán y de Jadúa fueron inscritos como jefes de casas paternas; también los sacerdotes, hasta el reinado de Darío el Persa.

23Los hijos de Leví, jefes de las casas paternas, fueron inscritos en el libro de las Crónicas hasta los días de Johanán hijo de Eliasib.

24Los jefes de los levitas: Hasabías, Serebías, y Jesúa hijo de Cadmiel, y sus hermanos estaban frente a ellos para alabar y para dar gracias, conforme al estatuto de David, hombre de Dios, turno por turno.

25Matanías, y Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y Acub, guardias, eran porteros para hacer la guardia en los depósitos junto a las puertas.

26Éstos sirvieron en los días de Joiacim hijo de Jesúa, hijo de Josadac, y en los días del gobernador Nehemías y del sacerdote Esdras, el escriba.

27Y para la dedicación del muro de Jerusalén buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y gratitud, y con cánticos, con címbalos, salterios y arpas.

28Y se reunieron los hijos de los cantores, tanto de la llanura alrededor de Jerusalén como de las aldeas de los netofatitas,

29y de la casa de Gilgal, y de los campos de Geba y de Azmavet, porque los cantores habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén.

30Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas y el muro.

31Entonces hice subir a los jefes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que fueron en procesión, el primero a mano derecha sobre el muro hacia la puerta del Muladar.

32Después de ellos iba Osaías y la mitad de los jefes de Judá,

33y Azarías, Esdras y Mesulam,

34Judá y Benjamín, y Semaías y Jeremías;

35y algunos de los hijos de los sacerdotes iban con trompetas: Zacarías hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf;

36y sus hermanos Semaías, y Azareel, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, y Judá y Hanani, con los instrumentos musicales de David, hombre de Dios; y el escriba Esdras iba delante de ellos.

37Y a la altura de la puerta de la Fuente, subieron derecho por los escalones de la ciudad de David, por la subida del muro, desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas, al oriente.

38Y el segundo coro iba del lado opuesto, y yo detrás de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro ancho,

39y desde la puerta de Efraín hasta la puerta Vieja, y a la puerta del Pescado, y la torre de Hananeel, y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron en la puerta de la Guardia.

40Después se detuvieron los dos coros en la casa de Dios; yo y la mitad de los oficiales conmigo;

41y los sacerdotes, Eliaquim, Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías, con trompetas;

42y Maaseías, y Semaías, y Eleazar, y Uzi, y Johanán, y Malquías, y Elam y Ezer. Y los cantores cantaban en alta voz, e Izrahías era el encargado.

43Y ofrecieron aquel día grandes sacrificios y se regocijaron, porque Dios les había dado gran alegría. Se alegraron también las mujeres y los niños, y el alborozo de Jerusalén se oía desde lejos.

44Y en aquel día fueron puestos hombres sobre los depósitos de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para juntar en ellos, de los campos de las ciudades las porciones dispuestas por la ley para los sacerdotes y los levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y a los levitas que servían.

45Y cumplían en el servicio de su Dios y en la observancia de la purificación; asimismo los cantores y los porteros hicieron conforme al mandato de David y de Salomón, su hijo.

46Porque desde el tiempo de David y de Asaf, desde tiempos antiguos, había directores de cantores, e himnos de alabanza y de acción de gracias a Dios.

47Y todo Israel, en días de Zorobabel y en días de Nehemías, daba las porciones correspondientes a los cantores y a los porteros, cada porción en su día; consagraban asimismo sus porciones para los levitas, y los levitas consagraban parte de ellas para los hijos de Aarón.

Nehemías
..Capítulo 13

A los amonitas y a los moabitas se les niega lugar en la congregación de Dios — Tobías es echado del templo, del lugar que ocupaba como habitación — Nehemías corrige los abusos y vuelve a instituir la observancia del día de reposo — Algunos judíos son reprendidos por casarse con mujeres extranjeras y por profanar el sacerdocio.

1Aquel día se leyó en el libro de Moisés a oídos del pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y los moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,

2por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera; pero nuestro Dios convirtió la maldición en bendición.

3Y sucedió que, cuando oyeron la ley, separaron de Israel a todos los emparentados con extranjeros.

4Y antes de esto, el sacerdote Eliasib, siendo encargado de la cámara de la casa de nuestro Dios, se había aliado con Tobías

5y le había hecho una gran habitación, en la cual guardaban antes las ofrendas, y el incienso, y los utensilios, y el diezmo del grano, del vino y del aceite, que se había mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes.

6Pero durante todo este tiempo yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, fui ante el rey; y después de unos días obtuve permiso del rey.

7Y cuando llegué a Jerusalén, entendí el mal que había hecho Eliasib en atención a Tobías, haciendo para él habitación en el atrio de la casa de Dios.

8Y me disgustó en gran manera, y arrojé todos los enseres de la casa de Tobías fuera de la habitación,

9y mandé que limpiasen las habitaciones e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios con las ofrendas de grano y el incienso.

10Descubrí asimismo que las porciones para los levitas no se les habían dado, y que los levitas y los cantores que hacían el servicio habían huido, cada uno a su campo.

11Y contendí con los oficiales y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos.

12Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite a los almacenes.

13Y puse como encargados de los almacenes a Selemías, el sacerdote, y a Sadoc, el escriba, y de los levitas, a Pedaías; y junto a ellos Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran considerados fieles y estaban a cargo de repartir las porciones a sus hermanos.

14Acuérdate de mí, oh Dios mío, en cuanto a esto, y no borres todo el bien que hice en la casa de mi Dios y en su servicio.

15En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que acarreaban gavillas, y que cargaban sobre asnos vino, y también uvas, e higos y toda clase de carga; y los traían a Jerusalén en el día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones.

16También estaban en ella tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén.

17Y contendí con los nobles de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es ésta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo?

18¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo.

19Y sucedió que, cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén, antes del día de reposo, mandé que se cerrasen las puertas y ordené que no las abriesen hasta después del día de reposo; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de reposo no entrase ninguna carga.

20Y se quedaron fuera de Jerusalén una o dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía.

21Y los amonesté y les dije: ¿Por qué pasáis la noche delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo.

22Y dije a los levitas que se purificasen y fuesen a guardar las puertas, para santificar el día de reposo. También por esto acuérdate de mí, oh Dios mío, y ten piedad de mí según la abundancia de tu misericordia.

23Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado esposas asdoditas, amonitas y moabitas;

24y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo.

25Y contendí con ellos, y los maldije, y golpeé a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, ni tomaréis sus hijas para vuestros hijos ni para vosotros mismos.

26¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Aunque en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado por su Dios y Dios lo había hecho rey sobre todo Israel, pero aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras.

27¿Y habremos de escucharos a vosotros y cometer todo este mal tan grande de actuar con infidelidad contra nuestro Dios, tomando esposas extranjeras?

28Y uno de los hijos de Joiada, hijo de Eliasib, el sumo sacerdote, era yerno de Sanbalat, el horonita; por tanto, lo eché de mi lado.

29Acuérdate de ellos, oh Dios mío, porque han contaminado el sacerdocio, y el convenio del sacerdocio y de los levitas.

30Los purifiqué, pues, de todo extranjero y puse a los sacerdotes y a los levitas en sus oficios, a cada uno en su obra;

31y para la ofrenda de leña en los tiempos señalados, y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, para bien!



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jueves, 21 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día: 152: Nehemías 9-10


Nehemías
..Capítulo 9
Los judíos ayunan y confiesan sus pecados — Los levitas bendicen y alaban a Jehová, y hacen memoria de Su bondad para con Israel.

1Y el día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y polvo sobre sí.

2Y se había ya apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando de pie, confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres.

3Y puestos de pie en su lugar, leyeron en el libro de la ley de Jehová su Dios una cuarta parte del día, y durante otra cuarta parte confesaron y adoraron a Jehová su Dios.

4Y se levantaron sobre el estrado de los levitas, Jesúa y Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios.

5Y dijeron los levitas, Jesúa y Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías: Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios por los siglos de los siglos; y bendito sea tu nombre glorioso, y sea exaltado sobre toda bendición y alabanza.

6Tú, sólo tú, eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, y todas sus huestes, la tierra y todo lo que en ella hay, los mares y todo lo que en ellos hay; y tú vivificas todas estas cosas, y las huestes de los cielos te adoran.

7Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos y le pusiste por nombre Abraham;

8y hallaste fiel su corazón delante de ti e hiciste convenio con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, y del ferezeo, y del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.

9Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto y oíste el clamor de ellos junto al Mar Rojo;

10e hiciste señales y maravillas contra Faraón, y contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían actuado con soberbia contra ellos; y te hiciste un gran nombre, como en este día.

11Y dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por en medio de él en tierra seca; y a sus perseguidores echaste a las profundidades, como una piedra en poderosas aguas.

12Y con columna de nube los guiaste de día, y de noche, con columna de fuego, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.

13Y sobre el monte Sinaí descendiste y hablaste con ellos desde el cielo; y les diste decretos rectos y leyes verdaderas, estatutos y mandamientos buenos;

14y les hiciste conocer tu día santo de reposo y les mandaste mandamientos, y estatutos y la ley por medio de tu siervo Moisés.

15Y les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano en juramento que se la habías de dar.

16Pero ellos y nuestros padres actuaron con soberbia, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos,

17y no quisieron oír ni se acordaron de las maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz y, en su rebelión, pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres un Dios que perdonas, clemente y misericordioso, tardo para la ira y de gran bondad, y no los abandonaste.

18Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron: Éste es tu Dios que te hizo subir de Egipto, y cometieron grandes blasfemias,

19tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto; la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.

20Y diste tu espíritu bueno para enseñarlos, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste en su sed.

21Y los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se desgastaron, ni se hincharon sus pies.

22Y les diste reinos y pueblos, y los distribuiste por territorios; y poseyeron la tierra de Sehón, y la tierra del rey Hesbón y la tierra de Og, rey de Basán.

23Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla.

24Y los hijos entraron y poseyeron la tierra, y sometiste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en sus manos, y a sus reyes y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen con ellos según su voluntad.

25Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de toda cosa buena, cisternas excavadas, viñas y olivares y muchos árboles frutales; y comieron, y se saciaron, y engordaron y se deleitaron en tu gran bondad.

26Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti, y dieron la espalda a tu ley y mataron a tus profetas que testificaban contra ellos para hacerlos volver a ti; y cometieron grandes blasfemias.

27Y los entregaste en manos de sus enemigos, los cuales los afligieron; y en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas misericordias les diste libertadores que los librasen de manos de sus enemigos.

28Pero al tener descanso, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los dejaste en manos de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías, y según tus misericordias muchas veces los libraste.

29Y los amonestaste para que se volviesen a tu ley; pero ellos actuaron con soberbia y no escucharon tus mandamientos, sino que pecaron contra tus decretos, los cuales si el hombre los cumple, por ellos vivirá; y dieron la espalda en rebeldía y endurecieron su cerviz y no escucharon.

30Y los soportaste por muchos años y los amonestaste con tu espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo que los entregaste en manos de los pueblos de la tierra.

31Pero por tus grandes misericordias no los destruiste ni los abandonaste, porque eres un Dios benigno y misericordioso.

32Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el convenio y la misericordia, no sea tenida en poco delante de ti toda la aflicción que nos ha sobrevenido, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, y a nuestros sacerdotes, y a nuestros profetas, y a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.

33Pero tú eres justo en todo lo que nos ha sobrevenido, porque lealmente has hecho; pero nosotros hemos hecho lo malo.

34Y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos ni a tus testimonios con que los amonestabas.

35Y ellos en su reino y en el gran bien que les diste, y en la tierra extensa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron ni se volvieron de sus malas obras.

36He aquí que hoy somos siervos, en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien; he aquí que somos siervos en ella.

37Y su fruto se multiplica para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros ganados, según su voluntad, y estamos en gran angustia.

38A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos un convenio fiel, y lo escribimos, sellado por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

Nehemías
..Capítulo 10

El pueblo hace convenio de no casarse fuera de Israel, de honrar el día de reposo, de pagar el diezmo y de guardar los mandamientos.

1 Y los que firmaron fueron: Nehemías, el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías,

2Seraías, Azarías, Jeremías,

3Pasur, Amarías, Malquías,

4Hatús, Sebanías, Maluc,

5Harim, Meremot, Obadías,

6Daniel, Ginetón, Baruc,

7Mesulam, Abías, Mijamín,

8Maazías, Bilgai y Semaías; éstos eran los sacerdotes.

9Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel;

10y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán,

11Micaía, Rehob, Hasabías,

12Zacur, Serebías, Sebanías,

13Hodías, Bani y Beninu.

14Los jefes del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani,

15Buni, Azgad, Bebai,

16Adonías, Bigvai, Adín,

17Ater, Ezequías, Azur,

18Hodías, Hasum, Bezai,

19Arif, Anatot, Nebai,

20Magpías, Mesulam, Hezir,

21Mesezabeel, Sadoc, Jadúa,

22Pelatías, Hanán, Anaías,

23Oseas, Hananías, Hasub,

24Halohes, Pilha, Sobec,

25Rehum, Hasabna, Maaseías,

26y Ahías, Hanán, Anán,

27Maluc, Harim y Baana.

28Y el resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras para seguir la ley de Dios, sus esposas, sus hijos y sus hijas, todo el que tenía conocimiento y discernimiento,

29se unieron a sus hermanos, a sus principales, y se comprometieron bajo pena de maldición y juramento a andar en la ley de Dios, que fue dada por medio de Moisés, siervo de Dios, y a guardar y cumplir todos los mandamientos de Jehová nuestro Señor, y sus decretos y sus estatutos;

30y a no dar nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni a tomar sus hijas para nuestros hijos.

31Y a que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo, nada tomaríamos de ellos en día de reposo ni en día santificado; y a que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra y perdonaríamos toda deuda.

32Nos impusimos además la obligación de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios;

33para el pan de la proposición, y para la ofrenda continua de grano, y para el holocausto continuo, los días de reposo, las lunas nuevas, las fiestas señaladas, y para las cosas sagradas, y para las ofrendas por el pecado para hacer expiación por Israel y para toda la obra de la casa de nuestro Dios.

34Echamos también suertes entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas paternas, en los tiempos determinados cada año, para que ardiera sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley.

35Y para traer cada año a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra y las primicias de todo fruto de todo árbol.

36Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y para traer los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios;

37para traer también las primicias de nuestras masas, y de nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino y del aceite a los sacerdotes, a los depósitos de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra a los levitas, porque los levitas reciben los diezmos de nuestras labores en todas las ciudades.

38Y estará el sacerdote, hijo de Aarón, con los levitas cuando los levitas reciban el diezmo; y los levitas llevarán el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a los depósitos de la casa del tesoro.

39Porque a los depósitos han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda de grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, y los porteros y los cantores. Y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.



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martes, 19 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día: 151: Nehemías 7-8


Nehemías
..Capítulo 7
Se toman precauciones para proteger Jerusalén — Se da la genealogía de los judíos que regresaron de Babilonia — Se niega el sacerdocio a los sacerdotes que no tienen registros genealógicos.

1 Y sucedió que cuando el muro fue reedificado, y coloqué las puertas, y fueron designados porteros y cantores y levitas,

2puse a mi hermano Hanani y a Hananías, jefe de la fortaleza, a cargo de Jerusalén (porque éste era hombre fiel y temeroso de Dios, más que muchos)

3y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y mientras todavía haya guardias allí, cerrad las puertas y atrancadlas. Y señalé guardias de entre los habitantes de Jerusalén, cada cual en su guardia, y cada uno delante de su casa.

4Y la ciudad era espaciosa y grande, pero había poco pueblo dentro de ella y no había casas reedificadas.

5Entonces mi Dios puso en mi corazón que reuniese a los nobles, y a los oficiales y al pueblo, para que fuesen empadronados según el orden de sus genealogías; y hallé el libro de la genealogía de los que habían subido antes, y encontré escrito en él:

6Éstos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de los que llevó cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad;

7los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los hombres del pueblo de Israel:

8Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos.

9Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos.

10Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos.

11Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho.

12Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.

13Los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco.

14Los hijos de Zacai, setecientos sesenta.

15Los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho.

16Los hijos de Bebai, seiscientos veintiocho.

17Los hijos de Azgad, dos mil seiscientos veintidós.

18Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete.

19Los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete.

20Los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco.

21Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho.

22Los hijos de Hasum, trescientos veintiocho.

23Los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro.

24Los hijos de Harif, ciento doce.

25Los hijos de Gabaón, noventa y cinco.

26Los hombres de Belén y de Netofa, ciento ochenta y ocho.

27Los hombres de Anatot, ciento veintiocho.

28Los hombres de Bet-azmavet, cuarenta y dos.

29Los hombres de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres.

30Los hombres de Ramá y de Geba, seiscientos veintiuno.

31Los hombres de Micmas, ciento veintidós.

32Los hombres de Bet-el y de Hai, ciento veintitrés.

33Los hombres del otro Nebo, cincuenta y dos.

34Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.

35Los hijos de Harim, trescientos veinte.

36Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.

37Los hijos de Lod, de Hadid y Ono, setecientos veintiuno.

38Los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.

39Sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres.

40Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos.

41Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete.

42Los hijos de Harim, mil diecisiete.

43Levitas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.

44Cantores: los hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho.

45Porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.

46Sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,

47los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,

48los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai,

49los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar,

50los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda,

51los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah,

52los hijos de Besai, los hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim,

53los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur,

54los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa,

55los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema,

56los hijos de Nezía y los hijos de Hatifa.

57Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida,

58los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel,

59los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón.

60Todos los sirvientes del templo e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.

61Y éstos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres ni su genealogía, si eran de Israel:

62los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos.

63Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó por esposa a una de las hijas de Barzilai, el galaadita, y con cuyo nombre fue llamado.

64Éstos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron considerados impuros y excluidos del sacerdocio.

65Y les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim.

66Toda la congregación reunida era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,

67sin contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.

68Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;

69camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.

70Y algunos de los jefes de las casas paternas dieron para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales.

71Y los jefes de las casas paternas dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas libras de plata.

72Y lo que dio el resto del pueblo fue veinte mil dracmas de oro, y dos mil libras de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales.

73Y habitaron en sus ciudades los sacerdotes, y los levitas, y los porteros, y los cantores, y los del pueblo, y los sirvientes del templo y todo Israel. Y al llegar el mes séptimo, los hijos de Israel ya estaban en sus ciudades.

Nehemías
..Capítulo 8

Esdras lee e interpreta la ley de Moisés al pueblo — Los del pueblo guardan la Fiesta de los Tabernáculos.

1Y se reunió todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.

2Y Esdras, el sacerdote, trajo la ley delante de la congregación, tanto de hombres como de mujeres, y de todos los que podían entender lo que oían, el primer día del mes séptimo.

3Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres, y de mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.

4Y el escriba Esdras estaba sobre un estrado de madera que habían hecho para ello; y junto a él estaban Matatías, y Sema, y Anías, y Urías, e Hilcías y Maasías, a su mano derecha; y a su mano izquierda, Pedaías, y Misael, y Malquías, y Hasum, y Hasbadana, Zacarías y Mesulam.

5Abrió, pues, Esdras el libro ante los ojos de todo el pueblo (porque estaba más alto que todo el pueblo); y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso de pie.

6Bendijo entonces Esdras a Jehová, el gran Dios. Y todo el pueblo, alzando las manos, respondió: ¡Amén! ¡Amén! Y se humillaron y adoraron a Jehová rostro en tierra.

7Y Jesúa, y Bani, y Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, Pelaías y los levitas hacían entender la ley al pueblo; y el pueblo permanecía en su lugar.

8Y leían claramente en el libro de la ley de Dios y explicaban el sentido, de modo que entendiesen la lectura.

9Y Nehemías, el gobernador, y el sacerdote Esdras, el escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo dijeron a todo el pueblo: Éste es un día santo a Jehová vuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis, porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la ley.

10Entonces les dijo: Id, comed manjares, y tomad bebidas dulces y enviad porciones a los que no tienen nada preparado, porque hoy es un día santo a nuestro Señor; y no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza.

11Los levitas, pues, calmaban a todo el pueblo, diciendo: Callad, porque el día es santo, y no os entristezcáis.

12Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a enviar porciones y a gozar de gran alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.

13Y al día siguiente se reunieron los jefes de las casas paternas de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas, con el escriba Esdras para entender las palabras de la ley.

14Y hallaron escrito en la ley que Jehová había mandado, por medio de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en enramadas en la fiesta solemne del mes séptimo;

15y que hiciesen saber, y proclamasen por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo: Salid al monte y traed ramas de olivo, y ramas de olivo silvestre, y ramas de arrayán, y ramas de palmeras y ramas de todo árbol frondoso, para hacer enramadas como está escrito.

16Salió, pues, el pueblo, y las trajeron e hicieron enramadas, cada uno sobre su terrado, y en sus patios, y en los patios de la casa de Dios, y en la plaza de la puerta de las Aguas y en la plaza de la puerta de Efraín.

17Y toda la congregación que volvió de la cautividad hizo enramadas y en enramadas habitó, porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y hubo alegría muy grande.

18Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne durante siete días, y al octavo día hubo una asamblea solemne, conforme al decreto.



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domingo, 17 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día: 150: Nehemías 4-6


Nehemías
..Capítulo 4
Los enemigos de los judíos procuran impedir que éstos reconstruyan los muros de Jerusalén — Nehemías arma a los obreros y continúa haciendo avanzar la obra.

1Y aconteció que cuando oyó Sanbalat que nosotros reedificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, y se burló de los judíos.

2Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Lo restaurarán para sí mismos? ¿Ofrecerán sacrificios? ¿Terminarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?

3Y estaba junto a él Tobías, el amonita, quien dijo: Aun lo que ellos edifican, si sube una zorra, derribará su muro de piedra.

4Oye, oh Dios nuestro, porque somos menospreciados, y haz que su oprobio recaiga sobre su propia cabeza y dalos como presa en una tierra de cautiverio.

5Y no cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban.

6Y edificamos el muro, y todo el muro quedó unido hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.

7Pero acaeció que cuando oyeron Sanbalat, y Tobías, y los árabes, y los amonitas y los de Asdod que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya comenzaban a reparar las brechas, se encolerizaron mucho;

8y todos ellos conspiraron juntos para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.

9Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guardia contra ellos de día y de noche.

10Y decía Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado y el escombro es mucho, y no podremos reedificar el muro.

11Y nuestros enemigos dijeron: No sepan ni vean hasta que entremos en medio de ellos, y los matemos; y así haremos cesar la obra.

12Y sucedió que cuando vinieron los judíos que habitaban cerca de ellos, nos dijeron hasta diez veces: De todos los lugares de donde volváis, ellos caerán sobre nosotros.

13Entonces hice poner al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos en las partes bajas del lugar, detrás del muro, en los sitios abiertos.

14Después miré, y me levanté y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras esposas y por vuestras casas.

15Y sucedió que cuando nuestros enemigos oyeron que estábamos sobre aviso y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su trabajo.

16Y sucedió que desde aquel día, la mitad de mis jóvenes trabajaba en la obra, y la otra mitad de ellos portaba lanzas, escudos, y arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.

17Los que edificaban en el muro, y los que acarreaban y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra y con la otra sostenían un arma.

18Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.

19Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos los unos de los otros.

20En el lugar donde oigáis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros.

21Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos portaban lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas.

22También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, para que de noche sirvan de centinelas y de día trabajen.

23Y ni yo, ni mis hermanos, ni mis jóvenes ni los hombres de la guardia que me seguían nos quitamos nuestra ropa, excepto para lavarnos, cada uno con su arma.

Nehemías
..Capítulo 5

Muchos judíos se encuentran en servidumbre bajo el dominio de sus hermanos — Bajo la dirección de Nehemías, ellos son liberados, sus tierras les son devueltas y la usura es abolida.

1 Y hubo gran clamor del pueblo y de sus esposas contra sus hermanos judíos.

2Y había quienes decían: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, obtengamos grano para comer y vivir.

3Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, y nuestras viñas y nuestras casas, para conseguir grano a causa del hambre.

4Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey sobre nuestras tierras y viñas.

5Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros sometemos a nuestros hijos y a nuestras hijas a servidumbre, y hay algunas de nuestras hijas que ya son esclavas; y no hay facultad en nuestras manos para rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.

6Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras.

7Entonces lo medité en mi corazón, y reprendí a los nobles y a los oficiales y les dije: ¿Estáis cobrando, cada uno, usura a su hermano? Y convoqué contra ellos una gran asamblea.

8Y les dije: Nosotros, según nuestras posibilidades, rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; y vosotros hasta vendéis a vuestros hermanos para que sean de nuevo vendidos a nosotros. Y callaron, pues no tuvieron qué responder.

9Y añadí: No es bueno lo que hacéis. ¿No debéis andar en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?

10También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; os ruego, pues, que abandonemos esta usura.

11Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares, y sus casas, y la centésima parte del dinero, y del grano, del vino y del aceite que les exigís.

12Y dijeron: Lo devolveremos y no les exigiremos nada; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes y les hice jurar que harían conforme a esto.

13Además sacudí mi vestido y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpla esto; y así sea sacudido y quede vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.

14También desde el día en que el rey me mandó que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador.

15Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí gravaron al pueblo, y tomaron de ellos, por el pan y por el vino, más de cuarenta siclos de plata; y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.

16También en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos terrenos; y todos mis criados juntos estaban allí para la obra.

17Además ciento cincuenta hombres de los judíos y oficiales, y los que venían a nosotros de las naciones que nos rodeaban, estaban a mi mesa.

18Y lo que se preparaba para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; y también se preparaban aves para mí, y cada diez días, toda clase de vino en abundancia; y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave.

19Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.

Nehemías
..Capítulo 6


Sanbalat toma parte en una intriga en contra de Nehemías y de la reconstrucción del muro — Los judíos terminan la reconstrucción del muro.

1Y aconteció que cuando oyeron Sanbalat, y Tobías, y Gesem el árabe y los demás de nuestros enemigos, que había yo edificado el muro, y que no quedaba en él ninguna brecha (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas de las puertas),

2Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en la llanura de Ono. Pero ellos habían pensado hacerme mal.

3Y les envié mensajeros, diciendo: Yo estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir. ¿Por qué ha de cesar la obra, dejándola yo para ir a vosotros?

4Y enviaron a mí sobre el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.

5Me envió entonces Sanbalat a su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,

6en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros, y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;

7y que has puesto profetas que prediquen de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y ahora, llegarán a los oídos del rey estas palabras. Ven, por tanto, y consultemos juntos.

8Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.

9Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será hecha. Fortalece, pues, oh Dios, mis manos.

10Después fui en secreto a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado. Él me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen a matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.

11Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvar su vida? No entraré.

12Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que decía aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat le habían sobornado.

13Pues fue sobornado para hacerme temer, para que así yo pecase, para crearme mala fama y desprestigiarme.

14Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a éstas sus obras, y también de la profetisa Noadías, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.

15Se terminó, pues, el muro el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.

16Y aconteció que cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban en nuestros alrededores, y se abatieron mucho y reconocieron que esta obra había sido hecha por nuestro Dios.

17Asimismo en aquellos días iban muchas cartas de los nobles de Judá a Tobías, y las de Tobías llegaban a ellos.

18Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, porque era yerno de Secanías hijo de Ara; y su hijo Johanán había tomado por esposa a la hija de Mesulam hijo de Berequías.

19También contaban delante de mí las buenas obras de Tobías, y a él le referían mis palabras. Y enviaba Tobías cartas para atemorizarme.




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