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jueves, 28 de marzo de 2013

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 307: 1 Corintios 11-14


Capítulo 11
Pablo habla de ciertas costumbres del cabello y del arreglo personal — Habrá herejías que pondrán a prueba a los fieles — Los emblemas sacramentales se toman en memoria de la carne y de la sangre de Cristo — Cuidaos de participar indignamente de ellos.

1 Sed imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.

2 Y os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las enseñé.

3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios, la cabeza de Cristo.

4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza.

5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza, porque lo mismo es que si se hubiese rapado.

6 Porque si la mujer no se cubre la cabeza, córtese también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, cúbrase.

7 Porque el varón no ha de cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón,

8 porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,

9 Y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.

10 Por lo cual, la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.

11 Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón.

12 Porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.

13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?

14 La naturaleza misma, ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?

15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso, porque en lugar de velo le es dado el cabello.

16 Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.

17 Pero en esto que os anuncio, no os alabo, porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor.

18 Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros disensiones; y en parte lo creo.

19 Porque es preciso que entre vosotros haya herejías, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.

20 Cuando, pues, os reunís en común, esto no es comer la cena del Señor.

21 Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga.

22 Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.

23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,

24 y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.

25 Asimismo, tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo convenio en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí.

26 Porque todas las veces que comáis este pan, y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.

28 Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.

29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí.

30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros; y muchos duermen.

31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.

32 Pero siendo juzgados, somos disciplinados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

33 Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.

34 Si alguno tiene hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando llegue.

Capítulo 12

El Espíritu Santo revela que Jesús es el Cristo — Los dones espirituales están presentes entre los santos — En la Iglesia verdadera hay apóstoles, profetas y milagros.

1 Y acerca de los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes.

2 Sabéis que cuando erais gentiles, ibais, tal como erais llevados, a los ídolos mudos.

3 Por tanto, os hago saber, que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús; y nadie puede afirmar que Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo.

4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.

5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.

6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

8 Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu;

9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu;

10 a otro, el hacer milagros; y a otro, profecía; y a otro, discernimiento de espíritus; y a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.

13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

14 Pues tampoco el cuerpo es un solo miembro, sino muchos.

15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?

16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?

17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?

18 Pero ahora Dios ha colocado los miembros, cada uno de ellos, en el cuerpo, como él quiso.

19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

20 Pero ahora hay muchos miembros, aunque uno solo es el cuerpo.

21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito; ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.

22 Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;

23 y a aquellos miembros del cuerpo que estimamos ser menos honrosos, a éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.

24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no lo necesitan; pero Dios así formó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;

25 para que no haya división en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen por igual los unos por los otros.

26 De manera que, si un miembro padece, todos los miembros padecen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.

27 Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, e individualmente sois miembros de él.

28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego milagros; después los dones de sanidades; ayudas, administraciones y diversidades de lenguas.

29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros?

30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Interpretan todos?

31 Procurad, pues, los mejores dones; mas yo os muestro un camino aún más excelente.

Capítulo 13

Pablo analiza la excelencia de la caridad — La caridad, el amor puro, sobrepasa y excede a casi todo lo demás.

1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.

2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo caridad, nada soy.

3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.

4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no se jacta, no se envanece;

5 no se comporta indebidamente, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal;

6 no se regocija en la maldad, sino que se regocija en la verdad;

7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

8 La caridad nunca deja de ser; mas las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y el conocimiento se acabará;

9 porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

10 mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad.

Capítulo 14

Las personas deben desear dones espirituales — Se compara el don de lenguas con el de profecía — El de profecía es el mayor de esos dones — Pablo dice: “Podéis todos profetizar”. “Procurad profetizar”.

1 Seguid la caridad y procurad los dones espirituales, pero sobre todo, que profeticéis.

2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie le entiende, porque por el espíritu habla misterios.

3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, y exhortación y consolación.

4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.

5 Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete, para que la iglesia reciba edificación.

6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablo con revelación, o con conocimiento, o con profecía o con doctrina?

7 Ciertamente, las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o el arpa, si no dan con distinción los sonidos, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?

8 Y si la trompeta da sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?

9 Así también vosotros, si por la lengua no dais palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís?, porque hablaréis al aire.

10 Tantas clases de idiomas hay quizá en el mundo, y ninguno carece de significado;

11 pero si yo no entiendo el significado de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí.

12 Así también vosotros, puesto que anheláis dones espirituales, procurad que abunden en vosotros para la edificación de la iglesia.

13 Por lo cual, el que habla en lenguas, ore para poder interpretarlas.

14 Porque si yo oro en lenguas, mi espíritu ora; pero mi entendimiento es sin fruto.

15 ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

16 Porque si bendices con el espíritu, el que ocupa el lugar de un simple oyente, ¿cómo dirá Amén a tu acción de gracias?, pues no sabe lo que has dicho.

17 Porque tú, a la verdad, bien das gracias, pero el otro no es edificado.

18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;

19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a los otros, que diez mil palabras en lenguas.

20 Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.

21 En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.

22 Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.

23 De manera que, si toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?

24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;

25 lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación; hágase todo para edificación.

27 Si alguno habla en lenguas, que hablen dos, o a lo más tres, y por turno; y que uno interprete.

28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.

29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.

30 Y si a otro que está sentado le es revelado algo, calle el primero.

31 Porque podéis profetizar todos, uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados.

32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas,

33 porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos.

34 Vuestras mujeres callen en las congregaciones, porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como dice también la ley.

35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos, porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.

36 ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?

37 Si alguno a su parecer es profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.

38 Pero el que lo ignora, que lo ignore.

39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar en lenguas.

40 Pero hágase todo decentemente y con orden.

martes, 26 de marzo de 2013

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 306: 1 Corintios 7-10


Capítulo 7
Pablo responde a ciertas preguntas acerca del matrimonio entre los que son llamados a la misión — Pablo alaba el autodominio.

1 En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es para el hombre no tocar mujer.

2 Pero por causa de las fornicaciones, cada uno tenga su esposa, y cada una tenga su marido.

3 El marido cumpla con la esposa el deber conyugal, y asimismo la esposa con el marido.

4 La esposa no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco el marido tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino la esposa.

5 No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en el ayuno y la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra falta de dominio propio.

6 Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento.

7 Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios; uno a la verdad de una manera, y otro de otra.

8 Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo.

9 Pero si carecen de dominio propio, cásense; que mejor es casarse que quemarse.

10 Y a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la esposa no se separe del marido;

11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su esposa.

12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene esposa que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.

13 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.

14 Porque el marido no creyente es santificado por la esposa, y la esposa no creyente, por el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían impuros; mientras que ahora son santos.

15 Pero si el no creyente se separa, sepárese, pues el hermano o la hermana no están sujetos a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.

16 Porque, ¿cómo sabes, oh mujer, si quizá salvarás a tu marido? O, ¿cómo sabes, oh marido, si quizá salvarás a tu esposa?

17 Pero a cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga. Y así lo prescribo en todas las iglesias.

18 ¿Fue llamado alguno ya circuncidado? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno incircuncidado? No se circuncide.

19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino la observancia de los mandamientos de Dios.

20 Cada uno en el llamamiento en que fue llamado, quédese en él.

21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; mas también, si puedes hacerte libre, procúralo.

22 Porque el que en el Señor es llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo, el que es llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.

23 Por precio sois comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.

24 Cada uno, hermanos, en el llamamiento en que fue llamado, así permanezca para con Dios.

25 En cuanto a las que son vírgenes, no tengo mandamiento del Señor; pero doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.

26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la dificultad que apremia, que bueno es al hombre quedarse así.

27 ¿Estás ligado a esposa? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No procures esposa.

28 Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.

29 Pero esto digo, hermanos: El tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no las tuvieran,

30 y los que lloran, como si no llorasen; y los que se regocijan, como si no se regocijasen; y los que compran, como si no poseyesen;

31 y los que disfrutan las cosas de este mundo, como si no las disfrutasen, porque la forma actual de este mundo pasará.

32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero se preocupa por las cosas que son del Señor, de cómo agradar al Señor;

33 pero el casado se preocupa por las cosas que son del mundo, de cómo agradar a su esposa.

34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella: la doncella se preocupa por las cosas del Señor, para ser santa tanto en el cuerpo como en el espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.

35 Esto digo para vuestro provecho; no para poneros restricción, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os dediquéis al Señor.

36 Mas, si a alguno le parece que no se comporta correctamente con respecto a su doncella, que pasa ya de edad, y que conviene que se haga algo, haga lo que quiera, no peca; cásense.

37 Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad, sino que domina su voluntad, y ha determinado en su corazón guardar a su doncella, bien hace.

38 Así que, el que se da en casamiento, bien hace; y el que no se da en casamiento, hace mejor.

39 La mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.

40 Pero, a mi juicio, más venturosa será si se queda así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.

Capítulo 8

Hay muchos dioses y muchos señores — Para nosotros hay un solo Dios (el Padre) y un solo Señor, que es Cristo.

1 En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero la caridad edifica.

2 Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo.

3 Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él.

4 En cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un solo Dios.

5 Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),

6 nosotros no tenemos más que un solo Dios, el Padre, de quien son todas las cosas, y nosotros de él; y un Señor, Jesucristo, por medio de quien son todas las cosas, y nosotros por medio de él.

7 Pero no en todos hay este conocimiento, porque algunos, acostumbrados hasta aquí a los ídolos, comen el alimento como si fuera sacrificado a los ídolos; y su conciencia, siendo débil, se contamina.

8 Si bien el alimento no nos hace más aceptos ante Dios, pues ni porque comamos seremos más, ni porque no comamos seremos menos.

9 Pero mirad que esta libertad vuestra no sea tropezadero para los que son débiles.

10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, que estás sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será alentada a comer de lo sacrificado a los ídolos?

11 Y por tu conocimiento perecerá el hermano débil por quien Cristo murió.

12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos, e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.

13 Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, jamás comeré carne para no hacer tropezar a mi hermano.

Capítulo 9

Pablo se regocija en su libertad cristiana — Predica gratuitamente el Evangelio a todos — Se hizo siervo de todos para hacer conversos.

1 ¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?

2 Si para los otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy, porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.

3 Mi defensa contra los que me interrogan es ésta:

4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber?

5 ¿No tenemos derecho a traer con nosotros una esposa creyente, así como los otros apóstoles, y como los hermanos del Señor y como Cefas?

6 ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho a no trabajar?

7 ¿Quién va a la guerra a sus propias expensas? ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? O, ¿quién apacienta el rebaño, y no toma de la leche del rebaño?

8 ¿Digo esto según la manera de los hombres? ¿No dice esto también la ley?

9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Se preocupa Dios por los bueyes?

10 ¿O lo dice expresamente por nosotros? Pues para nosotros está escrito: Porque con esperanza ha de arar el que ara; y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.

11 Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segamos de vosotros lo material?

12 Si otros tienen sobre vosotros este derecho, ¿cuánto más nosotros? Sin embargo, no hemos usado de este derecho, antes bien, lo soportamos todo para no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.

13 ¿No sabéis que los que trabajan en lo sagrado, comen lo del templo; y que los que sirven al altar, del altar participan?

14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

15 Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo, porque prefiero morir antes que alguien me prive de ésta mi gloria.

16 Porque si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y, ¡ay de mí si no anunciara el evangelio!

17 Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si lo hago porque se me ha impuesto, lo mismo es una tarea que se me ha encomendado.

18 ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que, predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no usar mal mi autoridad en el evangelio.

19 Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos, para ganar al mayor número.

20 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no estoy sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley;

21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.

22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.

23 Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.

24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero sólo uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.

25 Y todo aquel que compite, de todo se abstiene; y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.

26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien da golpes al aire;

27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado.

Capítulo 10

Cristo es el Dios de los de Israel y la Roca espiritual que los guió — El antiguo Israel se rebeló contra Cristo — Pablo compara los sacramentos verdaderos con los falsos.

1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron por el mar;

2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar;

3 y todos comieron el mismo alimento espiritual;

4 y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.

5 Pero Dios no se agradó de muchos de ellos, por lo cual quedaron tendidos en el desierto.

6 Estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.

7 Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a divertirse.

8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.

9 Ni tentemos a Cristo, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes.

10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.

11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo; y están escritas para nuestra admonición, para quienes ha llegado el fin de los siglos.

12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.

13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

14 Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.

15 Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo.

16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?

17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo pan.

18 Mirad a Israel según la carne: Los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?

19 ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?

20 Antes bien, digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.

21 No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.

22 ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?

23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.

24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.

25 De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia;

26 porque del Señor es la tierra y su plenitud.

27 Y si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia.

28 Pero si alguien os dice: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y su plenitud.

29 La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues, ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por la conciencia de otro?

30 Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello por lo que doy gracias?

31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.

32 No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;

33 como también yo en todas las cosas complazco a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 305: 1 Corintios 1-6


Capítulo 1
Los verdaderos santos están perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer — Predicad el Evangelio y salvad almas — El Evangelio es predicado por los débiles y sencillos.

1 Pablo , llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,

2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en todo lugar, Señor de ellos y nuestro:

3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

4 Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús,

5 porque en todas las cosas sois enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento,

6 así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros,

7 de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;

8 el que también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.

9 Fiel es Dios, por el que fuisteis llamados a la hermandad de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

11 Porque se me ha informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los que son de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.

12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.

13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?

14 Doy gracias a Dios que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,

15 para que ninguno diga que ha sido bautizado en mi nombre.

16 Y también bauticé a la familia de Estéfanas; pero no sé si he bautizado a algún otro.

17 Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.

18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, es decir, a nosotros, es poder de Dios.

19 Porque está escrito:

Destruiré la sabiduría de los sabios,
y desecharé el entendimiento de los entendidos.

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el polemista de este siglo? ¿Acaso no ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo?

21 Pues ya que en la sabiduría de Dios el mundo no ha conocido a Dios por medio de la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.

22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría,

23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;

24 mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios.

25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

26 Pues mirad, hermanos, vuestro llamamiento, que no hay muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;

27 sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte;

28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para anular lo que es,

29 para que ninguna carne se jacte en su presencia.

30 Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el que ha sido hecho por Dios, para nosotros, sabiduría, y justificación, y santificación y redención,

31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.

Capítulo 2

El Evangelio se predica por el poder del Espíritu — El Espíritu revela a los santos todas las cosas — El hombre natural que no se ha arrepentido no puede recibir las cosas del Espíritu de Dios.

1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.

2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;

4 y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,

5 para que vuestra fe no estuviese fundada en la sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.

6 No obstante, hablamos sabiduría entre los perfectos; y sabiduría, no de este mundo, ni de los príncipes de este mundo, que perecen.

7 Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios destinó antes de los siglos para nuestra gloria,

8 la que ninguno de los gobernantes de este mundo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

9 Antes bien, como está escrito:

Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
ni han subido al corazón del hombre,
son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman.

10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

11 Porque, ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha dado;

13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por humana sabiduría, sino con las enseñadas por el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

15 En cambio, el hombre espiritual juzga todas las cosas, pero él no es juzgado por nadie.

16 Porque, ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

Capítulo 3

En la Iglesia, la leche es antes que el alimento sólido — Las obras de los hombres serán probadas por fuego — Los santos son templo de Dios y, si son fieles, heredarán todas las cosas.

1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.

2 Os di a beber leche, y no alimento sólido; porque aún no erais capaces, ni aún lo sois ahora,

3 porque todavía sois carnales; pues, habiendo entre vosotros celos, y contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

4 Porque diciendo uno: Yo ciertamente soy de Pablo, y otro: Yo de Apolos, ¿no sois carnales?

5 ¿Qué, pues, es Pablo? ¿Y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno ha concedido el Señor.

6 Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.

7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.

8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.

9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios sois.

10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo edifica sobre él.

11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el que es Jesucristo.

12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,

13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la descubrirá, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno, sea cual sea, el fuego la pondrá a prueba.

14 Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.

15 Si la obra de alguno fuere quemada, sufrirá pérdida; pero él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

17 Si alguno profanare el templo de Dios, Dios le destruirá a él, porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este mundo, hágase ignorante para llegar a ser sabio.

19 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios, pues escrito está: Él prende a los sabios en la astucia de ellos.

20 Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.

21 Así que, ninguno se gloríe en los hombres, porque todo es vuestro:

22 sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro,

23 y vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios.

Capítulo 4

Los ministros de Cristo deben ser fieles — Los apóstoles sufren, ministran y guardan la fe — El reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.

1 Así, pues, téngannos los hombres por ministros de Cristo, y mayordomos de los misterios de Dios.

2 Ahora bien, se requiere de los mayordomos que cada uno sea hallado fiel.

3 Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.

4 Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.

5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, quien también aclarará lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza.

6 Pero esto, hermanos, lo he aplicado en sentido figurado a mí y a Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no ir más allá de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis el uno contra el otro.

7 Porque, ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?

8 Ya estáis saciados, ya sois ricos, y sin nosotros reináis; y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros.

9 Porque según lo que pienso, Dios nos ha mostrado a nosotros los apóstoles como los postreros, como a sentenciados a muerte; porque somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles y a los hombres.

10 Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, y vosotros sois prudentes en Cristo; nosotros, débiles, y vosotros, fuertes; vosotros, nobles, y nosotros, despreciados.

11 Hasta esta hora padecemos hambre, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos abofeteados y no tenemos dónde vivir;

12 y nos fatigamos, trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la sufrimos.

13 Somos difamados, y respondemos con bondad; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.

14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a mis hijos amados.

15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres, porque en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.

16 Por tanto, os ruego que me imitéis.

17 Por lo cual os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el que os recordará mis caminos en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.

18 Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros.

19 Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras de los que andan envanecidos, sino el poder.

20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.

21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?

Capítulo 5

La Iglesia no ha de hermanar a pecadores — Cristo, nuestra Pascua, fue sacrificado por nosotros.

1 De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles, al extremo de que alguno tiene la esposa de su padre.

2 Y vosotros estáis envanecidos, en lugar de haberos entristecido, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que hizo tal cosa.

3 Y yo ciertamente, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como si estuviera presente, he juzgado al que esto ha cometido.

4 En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo,

5 el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.

6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?

7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura para que seáis nueva masa, como sois, sin levadura, porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.

8 Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.

9 Os he escrito por carta que no andéis con los fornicarios;

10 no quiero decir en general con todos los fornicarios de este mundo, ni con todos los avaros, los estafadores o los idólatras, pues en tal caso os sería menester salir del mundo.

11 Más bien os he escrito para que no andéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho o estafador, con el tal ni aun comáis.

12 Pues, ¿por qué habría yo de juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?

13 Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese malvado de entre vosotros.

Capítulo 6

Los miembros de la Iglesia no deben litigar unos con otros ante los tribunales — Los injustos no serán salvos — Los verdaderos santos constituyen el templo del Espíritu Santo.

1 ¿Se atreve alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?

2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?

3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?

4 Por tanto, si tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia?

5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos,

6 sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos?

7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿por qué no sufrís más bien el ser defraudados?

8 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos.

9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,

10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.

11 Y esto erais algunos, mas ya habéis sido lavados, mas ya habéis sido santificados, mas ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me someteré al poder de ninguna.

13 Los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero a él y a ellas tanto al uno como a los otros destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.

14 Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.

15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré pues los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo!

16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un solo cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.

17 Pero el que se une al Señor, un solo espíritu es.

18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su propio cuerpo peca.

19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el que tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

lunes, 25 de marzo de 2013

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 304: Romanos 13-16


Capítulo 13
Pablo aconseja: Someteos a los siervos de Dios; guardad los mandamientos; amaos unos a otros; la rectitud conduce a la salvación.

1 Sométase toda alma a las autoridades superiores, porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios son ordenadas.

2 Así que, el que se opone a la autoridad, a lo ordenado por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí.

3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;

4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; pues no en vano lleva la espada, porque es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.

5 Por lo cual es necesario que le estéis sujetos, no solamente por razón de la ira, sino también por causa de la conciencia.

6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que se dedican a esto mismo.

7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que temor, temor; al que honra, honra.

8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros, porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.

9 Porque: No cometerás adulterio; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás; y si hay algún otro mandamiento, en estas palabras se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimento de la ley es el amor.

11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.

12 La noche ha avanzado, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos con las armas de la luz.

13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, ni en lascivias y libertinaje, ni en pleitos y envidia;

14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no hagáis caso de los deseos de la carne.

Capítulo 14

Evitad contender sobre opiniones y evitad juzgaros injustamente unos a otros — Toda rodilla se doblará ante Cristo — El reino de Dios abarca la rectitud, la paz y el gozo en el Espíritu Santo.

1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.

2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come sólo legumbres.

3 El que come, no menosprecie al que no come; y el que no come, no juzgue al que come, porque Dios le ha aceptado.

4 Tú, ¿quién eres, que juzgas al siervo ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero se afirmará, porque poderoso es el Señor para afirmarle.

5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su opinión.

6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, no lo hace para el Señor. El que come, come para el Señor, porque da gracias a Dios; y el que no come, no come para el Señor, y da gracias a Dios.

7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.

8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.

9 Porque Cristo para esto murió, y resucitó y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los muertos como de los que viven.

10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.

11 Porque escrito está:

Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,
y toda lengua confesará a Dios.

12 De manera que, cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo.

13 Así que, no nos juzguemos más los unos a los otros; antes bien, decidid no poner tropiezo ni obstáculo al hermano.

14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que de por sí nada hay inmundo; pero para el que piensa que alguna cosa es inmunda, para él es inmunda.

15 Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme a la caridad. No destruyas con tu comida a aquel por quien Cristo murió.

16 No dejéis que se hable mal de vuestro bien,

17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, y paz y gozo en el Espíritu Santo.

18 Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.

19 Así que, sigamos lo que conduce a la paz, y a la edificación de los unos a los otros.

20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre coma algo que haga tropezar a otro.

21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda o se debilite.

22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.

23 Pero el que duda sobre lo que come es condenado, porque no comió por fe; y todo lo que no es por fe, es pecado.

Capítulo 15

Los verdaderos santos confraternizan unos con otros — Pablo relata su diligencia en la predicación del Evangelio — Los dones del Espíritu se derraman sobre los gentiles.

1 Así que, los que somos más firmes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.

2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.

3 Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.

4 Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.

5 Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros que seáis unánimes según Cristo Jesús,

6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

7 Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó, para gloria de Dios.

8 Digo, pues, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres,

9 y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito:

Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles,
y cantaré a tu nombre.

10 Y otra vez dice:

Alegraos, gentiles, con su pueblo.

11 Y otra vez:

Alabad al Señor, todos los gentiles;
y magnificadle, todos los pueblos.

12 Y otra vez, dice Isaías:

Habrá una raíz de Isaí,
y el que se levantará a regir a los gentiles;
los gentiles pondrán su esperanza en él.

13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.

14 Y estoy seguro de vosotros, hermanos míos, que aun vosotros mismos estáis llenos de bondad, colmados de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros.

15 Pero os he escrito, hermanos, en parte osadamente, como para haceros recordar por la gracia que de Dios me es dada,

16 para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles sea agradable, santificada por el Espíritu Santo.

17 Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que se refiere a Dios.

18 Porque no osaría hablar de nada que Cristo no haya hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras,

19 con el poder de milagros y prodigios, por el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo.

20 Y de esta manera me esforcé por predicar el evangelio, no donde antes Cristo fue nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,

21 sino, como está escrito:

Aquellos a los que nunca les fue anunciado acerca de él, verán;
y los que nunca han oído, entenderán.

22 Por lo cual me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros.

23 Pero ahora, no teniendo más lugar en estas regiones, y deseando ir a vosotros desde hace muchos años,

24 cuando vaya a España, iré a vosotros, porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, después de haber gozado con vosotros.

25 Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos.

26 Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén.

27 Porque les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles en los bienes materiales.

28 Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré a visitaros rumbo a España.

29 Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con la abundancia de la bendición del evangelio de Cristo.

30 Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios,

31 para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos de Jerusalén sea acepta;

32 para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que halle descanso juntamente con vosotros.

33 Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.

Capítulo 16

Pablo saluda a varios de los santos — Aconseja a los santos evitar a aquellos que causan disensión — Deben ser sabios con respecto al bien e inocentes con respecto al mal.

1 Os encomiendo a Febe, nuestra hermana, quien está al servicio de la iglesia que está en Cencrea;

2 que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que a ella le sea menester; porque ella ha ayudado a muchos y también a mí mismo.

3 Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús,

4 que expusieron su vida por mí, a quienes no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles;

5 saludad, asimismo, a la iglesia que se reúne en su casa. Saludad a Epeneto, amado hermano mío, que es las primicias de Acaya para Cristo.

6 Saludad a María, quien ha trabajado mucho entre vosotros.

7 Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los que son muy estimados por los apóstoles, quienes también fueron antes de mí en Cristo.

8 Saludad a Amplias, amado hermano mío en el Señor.

9 Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jesús, y a Estaquis, amado hermano mío.

10 Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los que son de Aristóbulo.

11 Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los que son de la casa de Narciso, los que están en el Señor.

12 Saludad a Trifena y a Trifosa, que trabajan arduamente en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, quien ha trabajado mucho en el Señor.

13 Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre que lo es también mía.

14 Saludad a Asíncrito, y a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están con ellos.

15 Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpas y a todos los santos que están con ellos.

16 Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.

17 Y os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan disensiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos.

18 Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.

19 Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e inocentes en el mal.

20 Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

21 Os saludan Timoteo, mi colaborador, y Lucio y Jasón y Sosípater, mis parientes.

22 Yo, Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor.

23 Os saluda Gayo, hospedador mío, y de toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.

24 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

25 Y al que puede confirmaros según mi evangelio, y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido escondido desde tiempos eternos,

26 pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha declarado a todas las naciones para que obedezcan la fe;

27 al único y sabio Dios, sea la gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.



Fue escrita en Corinto para los romanos, enviada por medio de Febe, servidora de la iglesia de Cencrea.

domingo, 24 de marzo de 2013

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 303: Romanos 9-12


Capítulo 9
Pablo explica la ley de la elección (preordenación) — El pueblo de Israel es escogido (preordenado) para recibir la adopción, los convenios, las promesas y las bendiciones del Evangelio; sin embargo, no todos los que son de Israel son israelitas — Ellos deben procurar sus bendiciones por la fe — Los gentiles también alcanzan la justicia y la salvación por la fe.

1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,

2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.

3 Porque deseara yo mismo ser anatema, apartado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;

4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, y la gloria, y los convenios, y la promulgación de la ley, y el culto y las promesas;

5 de quienes son los padres, y de quienes, según la carne, procede Cristo, el que es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

6 Pero no es que la palabra de Dios haya fallado, porque no todos los que son de Israel son israelitas,

7 ni por ser descendientes de Abraham son todos hijos, sino: En Isaac te será llamada descendencia.

8 Es decir: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados en la descendencia.

9 Porque la palabra de la promesa es ésta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.

10 Y no sólo esto; sino que también Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre

11 (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),

12 se le dijo que el mayor serviría al menor.

13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.

14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ninguna manera!

15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra.

18 De manera que del que quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

19 Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, inculpa? Porque, ¿quién ha resistido a su voluntad?

20 Antes bien, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo labró: Por qué me has hecho así?

21 ¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para deshonra?

22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,

23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria;

24 a los cuales también ha llamado, a saber, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

25 Como también en Oseas dice:

Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo;
y a la no amada, amada.

26

Y acontecerá que en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,
allí serán llamados hijos del Dios viviente.

27 También Isaías proclama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo;

28 porque terminará la obra y la acortará en justicia, porque obra abreviada hará el Señor sobre la tierra.

29 Y como antes dijo Isaías:

Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia,
como Sodoma habríamos llegado a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.

30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles que no iban tras la justicia han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por la fe;

31 en cambio Israel, que buscaba la ley de justicia, no ha alcanzado esa ley de justicia.

32 ¿Por qué no? Porque no la buscaban por la fe, sino por las obras de la ley, por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo,

33 como está escrito:

He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída;
y aquel que creyere en él, no será avergonzado.

Capítulo 10

Quienes creen en Cristo reciben la salvación por medio de la rectitud — La fe viene por oír el Evangelio que enseñan ministros autorizados y enviados por Dios.

1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.

2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo por Dios, pero no conforme al conocimiento.

3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.

4 Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

5 Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas.

6 Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer de lo alto a Cristo);

7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).

8 Mas, ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos:

9 Si confiesas con tu boca al Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación.

11 Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él cree no será avergonzado.

12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, porque el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;

13 porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.

14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

15 ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de paz, de los que anuncian el evangelio de las buenas nuevas!

16 Mas no todos obedecieron el evangelio, pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?

17 Así que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios.

18 Mas digo: ¿No han oído? Antes bien,

por toda la tierra ha salido la voz de ellos,
y hasta los cabos de la tierra sus palabras.

19 Además digo: ¿No ha entendido esto Israel? Primeramente Moisés dice:

Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo;
con un pueblo insensato os provocaré a ira.

20 E Isaías osadamente dice:

Fui hallado por los que no me buscaban;
me manifesté a los que no preguntaban por mí.

21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y desobediente.

Capítulo 11

Israel fue escogido (preordenado) según la elección por gracia — Algunos endurecen el corazón contra esto — Los gentiles son adoptados en la casa de Israel — El Evangelio va preferentemente a los gentiles hasta que se cumpla la plenitud de éstos.

1 Digo pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque también yo soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.

2 No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis lo que dice la Escritura en cuanto a Elías, de cómo habló con Dios contra Israel, diciendo:

3 Señor, a tus profetas han matado, y tus altares han derribado; y yo he quedado solo, y procuran matarme?

4 Pero, ¿qué le dice la respuesta divina? Me he reservado para mí siete mil hombres que no han doblado la rodilla delante de Baal.

5 Así también, aun en este tiempo ha quedado un remanente según la elección por gracia.

6 Y si por gracia, ya no por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no sería gracia; de otra manera la obra ya no sería obra.

7 ¿Qué, pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero la elección lo ha alcanzado; y los demás fueron endurecidos;

8 como está escrito: Les dio Dios espíritu de sopor, ojos con los que no ven, y oídos con los que no oyen, hasta el día de hoy.

9 Y David dice:

Séales vuelta su mesa en trampa y en red,
y en piedra de tropiezo, y en retribución para ellos.

10

Sus ojos sean oscurecidos para que no vean,
y agóbiales la espalda para siempre.

11 Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? ¡De ninguna manera! Más bien, por la transgresión de ellos vino la salvación a los gentiles, para que aquéllos fuesen provocados a celos.

12 Y si la transgresión de ellos es la riqueza del mundo, y el fracaso de ellos la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más lo será la plenitud de ellos?

13 Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio,

14 por si de alguna manera provoco a celos a los de mi carne, y salvo a algunos de ellos.

15 Porque si el rechazo a ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será la admisión de ellos, sino vida de entre los muertos?

16 Y si las primicias son santas, también lo es la masa restante, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.

17 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo,

18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, recuerda que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.

19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.

20 Bien, por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme;

21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás talado.

23 Y aun ellos, si no permanecen en la incredulidad, serán injertados, porque poderoso es Dios para volverlos a injertar.

24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?

25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes acerca de vosotros mismos: que el endurecimiento ha acontecido a Israel, en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;

26 y así, todo Israel será salvo; como está escrito:

Vendrá de Sión el Libertador,
que quitará de Jacob la impiedad;

27

y éste será mi convenio con ellos,
cuando yo quite sus pecados.

28 Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección son muy amados por causa de los padres,

29 porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.

30 Porque como también vosotros en otro tiempo desobedecisteis a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,

31 así también éstos ahora han desobedecido, para que, por la misericordia mostrada a vosotros, también a ellos ahora les sea mostrada misericordia.

32 Porque Dios ha sujetado a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

33 ¡Oh la profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos!

34 Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?

35 ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?

36 Porque de él, y por él, y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Capítulo 12

Pablo aconseja a los santos que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, que usen sus propios dones dados por gracia y que vivan como deben vivir los santos.

1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio razonable.

2 Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno.

4 Porque de la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,

5 así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;

7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;

8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, hágalo con sencillez; el que preside, con diligencia; el que hace misericordia, con alegría.

9 El amor sea sin fingimiento; aborreced lo malo, allegaos a lo bueno;

10 amaos los unos a los otros con caridad fraternal, prefiriéndoos con honra los unos a los otros;

11 en lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;

12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;

13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.

15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.

18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, tened paz con todos los hombres.

19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos; sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; porque haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.

21 No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.