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lunes, 30 de abril de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 110: 1 Reyes 13-14


Primer libro de los Reyes
Capítulo 13
Jeroboam es herido y luego es sanado por un profeta de Judá — El profeta entrega su mensaje; un profeta de Bet-el lo desvía del camino y aquél es muerto por un león por su desobediencia — Jeroboam continúa la adoración falsa en Israel.

1 Y he aquí que mientras Jeroboam quemaba incienso junto al altar, vino de Judá a Bet-el un hombre de Dios enviado por la palabra de Jehová.

2Él clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David le nacerá un hijo, llamado Josías, el que sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.

3Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Ésta es la señal de que Jehová ha hablado: He aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que está sobre él se esparcirá.

4Y aconteció que cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del hombre de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, extendió su mano desde el altar y dijo: ¡Prendedle! Pero la mano que había extendido contra él se le secó, y no la pudo contraer.

5Y el altar se quebró, y se esparció la ceniza del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por palabra de Jehová.

6Entonces respondió el rey y dijo al hombre de Dios: Te pido que ruegues a Jehová tu Dios y que ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el hombre de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró y quedó como antes.

7Y el rey dijo al hombre de Dios: Ven conmigo a casa y comerás, y yo te daré un presente.

8Pero el hombre de Dios dijo al rey: Aunque me dieses la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar,

9porque así me ha mandado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el camino por el que llegaste.

10Se fue, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había ido a Bet-el.

11Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo, y le contó todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey.

12Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el hombre de Dios que había venido de Judá.

13Y él dijo a sus hijos: Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno y él lo montó.

14Y fue tras el hombre de Dios, y le halló sentado debajo de una encina y le dijo: ¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? Y él respondió: Yo soy.

15Le dijo entonces: Ven conmigo a casa y come pan.

16Y él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar,

17porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni vuelvas por el camino por el que llegaste.

18Y el otro le dijo: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Hazle volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Pero le mintió.

19Entonces volvió con él, y comió pan en su casa y bebió agua.

20Y aconteció que, cuando estaban ellos sentados a la mesa, vino la palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver,

21y clamó al hombre de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dice Jehová: Por cuanto has sido rebelde a las palabras de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había mandado,

22sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.

23Y sucedió que después que hubo comido pan y bebido, el profeta que le había hecho volver le ensilló el asno;

24y cuando se fue, un león lo encontró en el camino y lo mató; y su cuerpo quedó tirado en el camino, y el asno estaba junto a él, y el león también estaba junto al cuerpo.

25Y he aquí, unos hombres que pasaban y vieron el cuerpo que estaba tirado en el camino y al león que estaba junto al cuerpo, fueron y lo contaron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba.

26Y cuando el profeta que le había hecho volver del camino lo oyó, dijo: Es el hombre de Dios que fue rebelde a las palabras de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha despedazado y matado conforme a la palabra de Jehová que él le dijo.

27Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron.

28Y él fue y halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni despedazado al asno.

29Y el profeta tomó el cuerpo del hombre de Dios y lo puso sobre el asno, y se lo llevó. Y el viejo profeta fue a la ciudad, para hacerle duelo y enterrarle.

30Y puso el cuerpo en su propio sepulcro; y le hicieron duelo, diciendo: ¡Ay, hermano mío!

31Y sucedió que después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el hombre de Dios; poned mis huesos junto a los suyos.

32Porque sin duda acontecerá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.

33Después de esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes para los lugares altos

de entre todo el pueblo, y al que lo deseaba le consagraba para que fuese sacerdote de los lugares altos.

34Y esto fue causa de pecado para la casa de Jeroboam, por lo cual fue talada y raída de sobre la faz de la tierra.


Primer libro de los Reyes
Capítulo 14

Ahías predice la ruina de la casa de Jeroboam, así como la muerte de su hijo y la dispersión de los israelitas por causa de su idolatría — Jeroboam muere y Nadab reina — Judá, bajo Roboam, se vuelve a la iniquidad — Sisac, rey de Egipto, toma los tesoros del templo — Roboam muere y Abiam reina.

1 En aquel tiempo Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo.

2Y dijo Jeroboam a su esposa: Levántate, te ruego, y disfrázate, para que no te conozcan que eres la esposa de Jeroboam, y ve a Silo; he aquí, allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo sería rey sobre este pueblo.

3Y toma en tus manos diez panes, y tortas y una vasija de miel, y ve a él. Él te dirá lo que ha de suceder a este niño.

4Y la esposa de Jeroboam lo hizo así; y se levantó, y fue a Silo y llegó a casa de Ahías. Y Ahías ya no podía ver, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de su vejez.

5Pero Jehová había dicho a Ahías: He aquí que la esposa de Jeroboam vendrá a consultarte por su hijo que está enfermo; así y así le responderás, pues cuando ella venga, vendrá disfrazada.

6Y cuando Ahías oyó el sonido de sus pies al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, esposa de Jeroboam; ¿por qué te finges otra? Pues soy enviado a ti con un mensaje duro.

7Ve y dile a Jeroboam: Así dice Jehová Dios de Israel: Por cuanto yo te levanté de en medio del pueblo, y te hice príncipe sobre mi pueblo Israel,

8y arranqué el reino de la casa de David y te lo entregué a ti; y tú no has sido como David, mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos,

9sino que has hecho más mal que todos los que han sido antes de ti, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me has arrojado tras tus espaldas;

10por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y yo talaré de Jeroboam todo varón, tanto el siervo como el libre en Israel; y barreré la posteridad de la casa de Jeroboam, como se barre el estiércol, hasta que no quede nada.

11Al que muera de los de Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo, porque Jehová lo ha dicho.

12Y tú levántate y vete a tu casa; y al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño.

13Y todo Israel hará duelo por él y lo sepultarán, porque sólo él, de entre los de Jeroboam, será sepultado, por cuanto de la casa de Jeroboam, sólo en él se ha hallado alguna cosa buena delante de Jehová Dios de Israel.

14Y Jehová levantará para sí un rey sobre Israel, el cual talará la casa de Jeroboam en este día; y lo hará ahora mismo.

15Y Jehová sacudirá a Israel al modo como la caña se agita en las aguas; y él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Río, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová.

16Y él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, quien pecó y ha hecho pecar a Israel.

17Entonces la esposa de Jeroboam se levantó y se fue, y llegó a Tirsa; y al cruzar ella el umbral de la casa, el niño murió.

18Y lo sepultaron, y todo Israel hizo duelo por él conforme a la palabra de Jehová, la que él había hablado por medio de su siervo, el profeta Ahías.

19Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo y cómo reinó, he aquí, todo está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

20El tiempo que reinó Jeroboam fue de veintidós años; y cuando durmió con sus padres, reinó en su lugar su hijo Nadab.

21Y Roboam hijo de Salomón reinó en Judá. Roboam tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió de todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. Y el nombre de su madre era Naama, una amonita.

22Y Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y le provocaron a celos con los pecados que cometieron, más que todo lo que habían hecho sus padres.

23Porque ellos también se edificaron lugares altos, y estatuas e imágenes de Asera en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso.

24Y hubo también sodomitas en la tierra, e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel.

25Y aconteció que al quinto año del rey Roboam subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén.

26Y tomó los tesoros de la casa de Jehová y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo; y también se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho.

27Y en lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y se los entregó a los capitanes de la guardia, que custodiaban la puerta de la casa real.

28Y cuando el rey entraba en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban, y después volvían a ponerlos en la cámara de la guardia.

29Los demás hechos de Roboam y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en las crónicas de los reyes de Judá?

30Y hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días de ellos.

31Y durmió Roboam con sus padres y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. Y el nombre de su madre era Naama, la amonita. Y reinó en su lugar Abiam, su hijo.




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domingo, 29 de abril de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 109: 1 Reyes 11-12


Primer libro de los
Reyes..Capítulo 11
Salomón se casa con mujeres que no son israelitas y sus esposas desvían el corazón del rey hacia la adoración de dioses falsos — Jehová levanta adversarios en contra de él, entre ellos a Jeroboam hijo de Nabat — Ahías promete a Jeroboam que será rey de diez tribus — Salomón muere y Roboam reina en su lugar.

1Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras, a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón y a las heteas;

2gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros, porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor.

3Y tuvo setecientas esposas que eran princesas, y trescientas concubinas; y sus mujeres le desviaron el corazón.

4Y aconteció que Salomón ya era viejo, y sus mujeres le inclinaron el corazón tras dioses ajenos, y su corazón ya no era perfecto para con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.

5Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, dios abominable de los amonitas.

6E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente tras Jehová como David, su padre.

7Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, dios abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.

8E hizo lo mismo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.

9Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto se había desviado su corazón de Jehová Dios de Israel, quien se le había aparecido dos veces,

10y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; pero él no guardó lo que le había mandado Jehová.

11Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto has hecho esto, y no has guardado mi convenio y mis estatutos que yo te mandé, arrancaré el reino de ti y lo entregaré a tu siervo.

12Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David, tu padre, sino que lo arrancaré de la mano de tu hijo.

13Pero no arrancaré todo el reino, sino que le daré una tribu a tu hijo, por amor a David, mi siervo, y por amor a Jerusalén, la que yo he elegido.

14Y Jehová levantó un adversario a Salomón: Hadad, el edomita, de sangre real, que estaba en Edom.

15Sucedió que cuando David estaba en Edom, y subió Joab, el general del ejército, a enterrar los muertos, y mató a todos los hombres de Edom

16(porque seis meses habitó allí Joab, y todo Israel, hasta que hubo acabado con todos los varones de Edom),

17Hadad huyó, y con él algunos hombres edomitas de los siervos de su padre, y se fue a Egipto; era entonces Hadad un muchacho pequeño.

18Y se levantaron de Madián y llegaron a Parán; y tomaron consigo hombres de Parán, y llegaron a Egipto, a Faraón, rey de Egipto, quien le dio casa, y le asignó alimentos y aun le dio tierra.

19Y halló Hadad gran favor delante de Faraón, el cual le dio por esposa a la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tahpenes.

20Y la hermana de Tahpenes le dio a luz a su hijo Genubat, a quien Tahpenes destetó en casa de Faraón; y estaba Genubat en casa de Faraón entre los hijos de Faraón.

21Y al oír Hadad en Egipto que David había dormido con sus padres, y que Joab, general del ejército, había muerto, Hadad dijo a Faraón: Déjame ir a mi tierra.

22Y le respondió Faraón: ¿Qué te falta conmigo que procuras irte a tu tierra? Y él respondió: Nada; con todo, te ruego que me dejes ir.

23Y Dios también le levantó otro adversario, Rezón hijo de Eliada, el cual había huido de su amo Hadar-ezer, rey de Soba.

24Y había reunido consigo hombres y se había hecho capitán de una tropa cuando David mató a los de Soba. Después fueron a Damasco, y habitaron allí y reinaron en Damasco.

25Y él fue adversario de Israel todos los días de Salomón; y fue otro mal junto con el de Hadad, porque aborreció a Israel y reinó sobre Siria.

26También Jeroboam hijo de Nabat, efrateo de Sereda, siervo de Salomón, cuya madre se llamaba Zerúa, la cual era viuda, alzó su mano contra el rey.

27Y la causa por la cual éste alzó su mano contra el rey fue ésta: Salomón edificó Milo y cerró la brecha de la ciudad de David, su padre.

28Y Jeroboam era un hombre valiente y poderoso, y al ver Salomón que el joven era un hombre laborioso, le encomendó toda la carga de la casa de José.

29Y aconteció en aquel tiempo que, al salir Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el profeta Ahías, el silonita, y éste iba cubierto con una capa nueva; y estaban ellos dos solos en el campo.

30Y tomó Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, y la rasgó en doce pedazos,

31y dijo a Jeroboam: Toma para ti diez pedazos, porque así dice Jehová Dios de Israel: He aquí que arrancaré el reino de manos de Salomón, y a ti te daré diez tribus

32(y él tendrá una tribu por amor a David, mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de entre todas las tribus de Israel);

33por cuanto me han abandonado y han adorado a Astoret, diosa de los sidonios, y a Quemos, dios de Moab, y a Moloc, dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, ni en mis estatutos, ni en mis decretos, como hizo su padre David.

34Pero no quitaré todo el reino de sus manos, sino que lo haré gobernante todos los días de su vida, por amor a David, mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos;

35pero yo quitaré el reino de manos de su hijo y te lo daré a ti, esto es, las diez tribus.

36Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga una lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner allí mi nombre.

37Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que desee tu alma, y serás rey sobre Israel.

38Y sucederá que si escuchas todas las cosas que te mande, y andas en mis caminos, y haces lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te edificaré una casa firme, como la edifiqué a David, y te entregaré a Israel.

39Y yo afligiré a la descendencia de David a causa de esto, pero no para siempre.

40Procuró, por tanto, Salomón matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac, rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.

41Los demás hechos de Salomón, y todas las cosas que hizo y su sabiduría, ¿no están escritos en el libro de los hechos de Salomón?

42Y los días que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años.

43Y durmió Salomón con sus padres y fue sepultado en la ciudad de su padre David; y reinó en su lugar Roboam, su hijo.

Primer libro de los
Reyes..Capítulo 12

Roboam trata de imponer cargas más pesadas sobre el pueblo — Las diez tribus se rebelan y se vuelven a Jeroboam — Jeroboam se entrega a la idolatría y adora dioses falsos.

1 Y Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había ido a Siquem para hacerlo rey.

2Y aconteció que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido de delante del rey Salomón, y habitaba en Egipto,

3enviaron a llamarle. Vino, pues, Jeroboam con toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:

4Tu padre agravó nuestro yugo; y ahora, disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos.

5Y él les dijo: Idos, y de aquí a tres días volved a mí. Y el pueblo se fue.

6Entonces el rey Roboam pidió consejo a los ancianos que habían estado delante de su padre Salomón cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda yo a este pueblo?

7Y ellos le hablaron, diciendo: Si hoy te haces siervo de este pueblo y lo sirves, y les respondes y les dices buenas palabras, ellos te servirán para siempre.

8Pero él desechó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo a los jóvenes que se habían criado con él y que estaban delante de él.

9Y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado, diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?

10Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron, diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo, pero tú disminúyenos algo; así les hablarás: El menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre.

11Ahora pues, mi padre os cargó con un pesado yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones.

12Y al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, según lo había mandado el rey, diciendo: Volved a mí al tercer día.

13Y el rey respondió al pueblo duramente, desechando el consejo que los ancianos le habían dado,

14y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones.

15Y no escuchó el rey al pueblo, porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová había hablado por medio de Ahías, el silonita, a Jeroboam hijo de Nabat.

16Y cuando todo Israel vio que el rey no les escuchaba, el pueblo respondió al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Entonces Israel se fue a sus tiendas.

17Pero reinó Roboam sobre los hijos de Israel que moraban en las ciudades de Judá.

18Y el rey Roboam envió a Adoram, que estaba sobre los tributos; pero le apedreó todo Israel, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subir en un carro y huir a Jerusalén.

19Así se rebeló Israel contra la casa de David hasta hoy.

20Y aconteció, que al oír todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese a la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.

21Y cuando Roboam llegó a Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil guerreros escogidos, para hacer la guerra contra la casa de Israel y hacer volver el reino a Roboam hijo de Salomón.

22Pero vino la palabra de Jehová a Semaías, hombre de Dios, diciendo:

23Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, y diles:

24Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos, los hijos de Israel; vuelva cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo. Y ellos escucharon la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra de Jehová.

25Y reedificó Jeroboam Siquem en los montes de Efraín, y habitó en ella; y salió de allí y reedificó Penuel.

26Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora volverá el reino a la casa de David.

27Si este pueblo sube a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén, el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam, rey de Judá, y me matarán a mí y se volverán a Roboam, rey de Judá.

28Y después de tomar consejo, hizo el rey dos becerros de oro y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto.

29Y puso uno en Bet-el y puso el otro en Dan.

30Y esto fue causa de pecado, porque el pueblo iba a adorar delante de uno de ellos, hasta Dan.

31Hizo también casas en los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre todo el pueblo que no eran de los hijos de Leví.

32Entonces instituyó Jeroboam una fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, semejante a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y ofreció sacrificios sobre el altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Puso también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había hecho.

33Y ofreció sacrificios sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, en el mes que él había inventado en su propio corazón; e hizo fiesta para los hijos de Israel, y subió al altar para ofrendar.




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viernes, 27 de abril de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 108: 1 Reyes 9-10


Primer libro de los
Reyes..Capítulo 9
Jehová se le aparece nuevamente a Salomón — Jehová promete grandes bendiciones si los israelitas son obedientes y advierte de grandes maldiciones si se apartan de él — Salomón reina con esplendor — Impone tributo sobre los que no son israelitas y construye una flota de naves.

1Y aconteció que cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real y todo lo que Salomón quiso hacer,

2Jehová se le apareció a Salomón por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón.

3Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.

4Y si tú andas delante de mí, como anduvo David, tu padre, con integridad de corazón y con rectitud, haciendo todas las cosas que yo te he mandado y guardando mis estatutos y mis decretos,

5yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a tu padre David, diciendo: No faltará de ti varón en el trono de Israel.

6Pero si obstinadamente os apartáis de mí, vosotros y vuestros hijos, y no guardáis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que vais y servís a dioses ajenos, y los adoráis,

7yo talaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y escarnio a todos los pueblos.

8Y esta casa que estaba en gran estima, cualquiera que pase por ella se asombrará y en son de burla siseará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?

9Y le dirán: Por cuanto abandonaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de la tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.

10Y aconteció al cabo de veinte años, en los que Salomón había edificado las dos casas, la casa de Jehová y la casa real

11(para las cuales Hiram, rey de Tiro, le había llevado a Salomón madera de cedro y de ciprés y cuanto oro él quiso), que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en la tierra de Galilea.

12E Hiram salió de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron.

13Y dijo: ¿Qué ciudades son éstas que me has dado, hermano? Y les puso por nombre la tierra de Cabul, nombre que tiene hasta hoy.

14E Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.

15Y ésta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová, y su propia casa, y Milo, y el muro de Jerusalén, y Hazor, y Meguido y Gezer.

16Faraón, el rey de Egipto, había subido y tomado Gezer, y la había quemado, y había dado muerte a los cananeos que habitaban la ciudad, y la había dado de regalo a su hija, la mujer de Salomón.

17Reconstruyó, pues, Salomón Gezer, y Bet-horón la de abajo,

18y Baalat, y Tadmor en tierra del desierto;

19asimismo todas las ciudades donde Salomón tenía provisiones, y las ciudades de los carros, y las ciudades de la gente de a caballo y todo lo que Salomón deseó edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de su dominio.

20A todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos (que no eran de los hijos de Israel,

21a sus descendientes que quedaron en la tierra después de ellos, que los hijos de Israel no pudieron destruir), hizo Salomón que sirviesen con tributo laboral hasta hoy.

22Pero a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, o sus criados, o sus príncipes, o sus capitanes, o comandantes de sus carros o su gente de a caballo.

23Y los que Salomón había hecho jefes de los capataces sobre las obras eran quinientos cincuenta, quienes estaban sobre el pueblo que trabajaba en aquella obra.

24Y cuando subió la hija de Faraón de la ciudad de David a su casa que Salomón le había edificado, entonces él edificó Milo.

25Y ofrecía Salomón tres veces cada año holocaustos y ofrendas de paz sobre el altar que él edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el altar que estaba delante de Jehová. Y terminó la casa.

26Hizo también el rey Salomón una flota de naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo, en la tierra de Edom.

27Y envió Hiram en ellos a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón,

28los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo llevaron al rey Salomón

Primer libro de los
Reyes..Capítulo 10

La reina de Sabá visita a Salomón — La riqueza y la sabiduría de Salomón exceden a las de todos los reyes de la tierra.

1Y cuando la reina de Sabá oyó de la fama de Salomón en relación al nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles.

2Y vino a Jerusalén con una gran comitiva, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia y piedras preciosas. Y cuando se presentó ante Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía.

3Y Salomón le contestó todas sus preguntas; no hubo ninguna cosa escondida que el rey no le declarase.

4Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,

5así como la comida de su mesa, y los asientos que ocupaban sus siervos, y la apariencia y los vestidos de los que le servían, y sus maestresalas y los holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó sin aliento.

6Y dijo al rey: Es verdad lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría;

7pero yo no creía las palabras hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad. Tu sabiduría y tus bienes son mayores que la fama que yo había oído.

8¡Dichosos tus hombres, dichosos éstos tus siervos, que están continuamente delante de ti y oyen tu sabiduría!

9¡Bendito sea Jehová tu Dios que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel! Porque Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto como rey para que gobiernes con derecho y justicia.

10Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y mucha especiería y piedras preciosas. Nunca vino tan gran cantidad de especias, como la que la reina de Sabá dio al rey Salomón.

11La flota de Hiram, que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir gran cantidad de madera de sándalo y piedras preciosas.

12Y de la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para la casa del rey, arpas también y salterios para los cantores. Nunca vino tanta madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy.

13Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y todo lo que pidió, además de lo que el rey Salomón le dio conforme a su real generosidad. Y ella se volvió y se fue a su tierra con sus criados.

14El peso del oro que Salomón recibía cada año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro,

15sin contar lo de los mercaderes, y el comercio, y lo de todos los reyes de Arabia y de los gobernantes de la tierra.

16Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido; seiscientos siclos de oro empleó en cada escudo.

17Asimismo trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales empleó tres libras de oro; y los puso el rey en la Casa del Bosque del Líbano.

18Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual recubrió de oro purísimo.

19Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo, con brazos a uno y otro lado del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones.

20Había también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, a uno y otro lado; en ningún otro reino se había hecho un trono semejante.

21Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro fino; no había nada de plata; pues en tiempos de Salomón no era apreciada.

22Pues el rey tenía en el mar una flota de naves que salía de Tarsis, con la flota de Hiram; una vez cada tres años venía la flota de Tarsis y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

23Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.

24Toda la tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.

25Y todos le llevaban año tras año sus presentes: artículos de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.

26Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén.

27E hizo el rey que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras, y que abundaran los cedros como los sicómoros que están por los campos.

28E importaban caballos de Egipto y de Coa para Salomón, porque los mercaderes del rey los compraban allí.

29Y un carro que se traía de Egipto valía seiscientas piezas de plata, y un caballo ciento cincuenta; y asimismo los adquirían, también por medio de ellos, para todos los reyes de los heteos y de Siria.




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jueves, 26 de abril de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 107: 1 Reyes 8


Primer libro de los Reyes
Capítulo 8

El arca, que contiene las dos tablas de piedra, es colocada en el lugar santísimo — La gloria de Jehová llena el templo — Salomón ofrece la oración dedicatoria — Pide bendiciones temporales y espirituales sobre el Israel arrepentido y suplicante — El pueblo ofrece sacrificios y adora durante catorce días.

1Entonces reunió Salomón ante sí, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, y a todos los jefes de las tribus y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para hacer subir el arca del convenio de Jehová de la ciudad de David, que es Sión.

2Y se reunieron ante el rey Salomón todos los hombres de Israel en la fiesta del mes de Etanim, que es el mes séptimo.

3Y llegaron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes levantaron el arca.

4Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y los levitas.

5Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que ante él se había reunido, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la cantidad no se podían contar ni numerar.

6Y los sacerdotes llevaron el arca del convenio de Jehová a su lugar en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.

7Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima.

8Y sacaron las varas de manera que los extremos de las varas se dejaban ver desde el lugar santo, que estaba delante del lugar santísimo, pero no se veían desde afuera; y así han quedado hasta hoy.

9En el arca no había ninguna cosa aparte de las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo un convenio con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.

10Y aconteció que cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová.

11Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar a causa de la nube, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

12Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad de la nube.

13Ciertamente he edificado una casa majestuosa, una morada para ti, lugar en el que tú habites para siempre.

14Y volvió el rey su rostro y bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba de pie.

15Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que habló con su boca a David, mi padre, y con su mano lo ha cumplido, diciendo:

16Desde el día en que saqué a mi pueblo Israel de Egipto, no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar una casa en la cual estuviese mi nombre, aunque escogí a David para que gobernase sobre mi pueblo Israel.

17Y mi padre David tuvo en el corazón edificar una casa al nombre de Jehová, Dios de Israel.

18Pero Jehová dijo a David, mi padre: Por cuanto tuviste en tu corazón edificar una casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo en tu corazón;

19pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará la casa a mi nombre.

20Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho; porque yo me he levantado en lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la casa al nombre de Jehová, Dios de Israel.

21Y he dispuesto un lugar allí para el arca, en la cual está el convenio de Jehová que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.

22Entonces se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo,

23dijo: Oh Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el convenio y la misericordia a tus siervos que andan delante de ti con todo su corazón;

24que has cumplido a tu siervo David, mi padre, lo que le dijiste; lo dijiste con tu boca y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día.

25Ahora, pues, oh Jehová, Dios de Israel, cumple a tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste, diciendo: No te faltará varón delante de mí que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino y anden delante de mí como tú has andado delante de mí.

26Ahora, pues, oh Dios de Israel, te ruego que se cumpla tu palabra que dijiste a tu siervo David, mi padre.

27Pero, ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, y los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?

28Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo y a su plegaria, oh Jehová, Dios mío, escuchando el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti:

29que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que escuches la oración que tu siervo haga hacia este lugar.

30Escucha, pues, la oración de tu siervo y de tu pueblo Israel; cuando oren hacia este lugar, escucha tú en el lugar de tu habitación en los cielos; escucha y perdona.

31Si alguno peca contra su prójimo, y le toman juramento haciéndole jurar, y llega el juramento ante tu altar en esta casa,

32escucha desde el cielo, y actúa, y juzga a tus siervos, condenando al malvado, haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su justicia.

33Cuando tu pueblo Israel caiga delante de sus enemigos, por haber pecado contra ti, y se vuelva a ti y confiese tu nombre, y ore, y te ruegue y te suplique en esta casa,

34entonces escucha tú en los cielos, y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y hazlos volver a la tierra que diste a sus padres.

35Cuando el cielo se cierre y no llueva, por haber ellos pecado contra ti, y oren hacia este lugar, y confiesen tu nombre, y se vuelvan de su pecado, cuando tú los aflijas,

36escucha tú en los cielos, y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, para que les enseñes el buen camino por el que deben andar; y envía lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad.

37Si en la tierra hay hambre, o pestilencia, o tizoncillo, o añublo, o langosta o saltamontes; y si sus enemigos los sitian en la tierra de sus ciudades, cualquier plaga o enfermedad que haya,

38toda oración y toda súplica que haga cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sienta el remordimiento de su corazón, y extienda sus manos hacia esta casa,

39escucha tú en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdona, y actúa, y da a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres);

40para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.

41Asimismo el extranjero, que no sea de tu pueblo Israel, que haya venido de lejanas tierras a causa de tu nombre

42(porque oirán de tu gran nombre, y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido), y llegue a orar a esta casa,

43escucha tú en los cielos, en el lugar de tu morada, y haz conforme a todo aquello por lo cual el extranjero haya clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado.

44Si tu pueblo sale a la batalla contra sus enemigos por el camino que tú los envíes, y oran a Jehová hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo he edificado a tu nombre,

45escucha tú en los cielos su oración y su súplica, y hazles justicia.

46Si pecan contra ti (porque no hay hombre que no peque), y tú, airado contra ellos, los entregas al enemigo, para que los lleven cautivos a tierra enemiga, sea lejos o cerca,

47y si ellos vuelven en sí en la tierra adonde los hayan llevado cautivos, si se arrepienten, y oran a ti en la tierra de los que los llevaron cautivos y dicen: Hemos pecado, hemos hecho lo malo, hemos cometido iniquidad;

48y si se vuelven a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hayan llevado cautivos, y oran a ti hacia su tierra, que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre,

49escucha tú en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y hazles justicia;

50y perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti, y todas las transgresiones que hayan cometido contra ti; y haz que tengan de ellos misericordia los que los hayan llevado cautivos para que tengan compasión de ellos,

51porque ellos son tu pueblo y tu heredad que tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro.

52Estén tus ojos abiertos a la oración de tu siervo, y a la plegaria de tu pueblo Israel, para escucharlos en todo aquello por lo que te invoquen;

53pues tú los apartaste para ti como heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés tu siervo, cuando tú sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová.

54Y sucedió que cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de delante del altar de Jehová, de estar de rodillas con sus manos extendidas hacia el cielo.

55Y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta:

56¡Bendito sea Jehová, que ha dado reposo a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho! Ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés, su siervo, ha faltado.

57Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje;

58incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres.

59Y que éstas mis palabras con que he orado delante de Jehová estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo, y de su pueblo Israel, según la necesidad de cada día,

60a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.

61Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.

62Entonces el rey, y todo Israel con él, ofrecieron sacrificios delante de Jehová.

63Y sacrificó Salomón como ofrendas de paz, las cuales ofreció a Jehová, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová.

64Aquel mismo día santificó el rey la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehová, porque ofreció allí los holocaustos, y las ofrendas y la grasa de las ofrendas de paz, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño y no cabían en él los holocaustos, y las ofrendas y la grasa de las ofrendas de paz.

65En aquel tiempo Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, durante siete días y otros siete días, esto es, durante catorce días.


66Y al octavo día despidió al pueblo, y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus casas alegres y gozosos de corazón por todo el bien que Jehová había hecho a David, su siervo, y a su pueblo Israel.





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miércoles, 25 de abril de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia a 2009 SUD: Día 106: 1 Reyes 6-7


Primer libro de los
Reyes..Capítulo 6
Salomón construye el templo — Jehová promete morar entre los israelitas si son obedientes — Se describen los adornos del templo.

1Y aconteció que en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová.

2Y la casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo, y veinte de ancho y treinta codos de alto.

3Y el pórtico delante del templo de la casa tenía veinte codos de largo, según la anchura de la casa, y su ancho delante de la casa era de diez codos.

4E hizo a la casa ventanas anchas por dentro, y estrechas por fuera.

5Edificó también aposentos junto a las paredes de la casa y a su alrededor, adosados a las paredes de la casa alrededor del templo y del lugar santísimo; e hizo cuartos laterales alrededor.

6El aposento de abajo tenía cinco codos de ancho, y el de en medio, seis codos de ancho, y el tercero, siete codos de ancho, porque por fuera había hecho paredes escalonadas alrededor de la casa, para no empotrar las vigas en las paredes de la casa.

7Y cuando se edificó la casa, la construyeron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro.

8La puerta del aposento de en medio estaba al lado derecho de la casa; y se subía por una escalera de caracol al aposento de en medio, y de allí al tercero.

9Construyó, pues, la casa y la terminó; y recubrió la casa con vigas y tablas de cedro.

10Y así edificó aposentos de cinco codos de altura alrededor de toda la casa, todo lo cual se apoyaba en la casa con vigas de cedro.

11Y vino la palabra de Jehová a Salomón, diciendo:

12Con respecto a esta casa que tú edificas, si andas en mis estatutos, y cumples mis decretos y guardas todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David, tu padre;

13y habitaré en medio de los hijos de Israel y no abandonaré a mi pueblo Israel.

14Así, pues, Salomón construyó la casa y la terminó.

15Y recubrió las paredes de la casa con tablas de cedro, revistiéndola de madera por dentro, desde el suelo de la casa hasta las paredes del techo; recubrió también el suelo con madera de ciprés.

16Asimismo edificó los veinte codos del fondo de la casa con tablas de cedro, desde el suelo hasta el techo; así hizo en la casa un santuario interior, que es el lugar santísimo.

17Y la casa, esto es, la parte delantera interior, tenía cuarenta codos.

18Y la casa estaba recubierta de cedro por dentro, y tenía entalladuras de calabazas silvestres y de botones de flores. Todo era cedro; ninguna piedra se veía.

19Y preparó por dentro el lugar santísimo, que estaba en el interior de la casa, para poner allí el arca del convenio de Jehová.

20Y el lugar santísimo tenía veinte codos de largo, y veinte de ancho y veinte de altura; y lo revistió de oro purísimo; asimismo recubrió el altar de cedro.

21De manera que Salomón recubrió de oro puro la casa por dentro, y cerró la entrada del lugar santísimo con cadenas de oro, y lo recubrió de oro.

22Recubrió, pues, de oro toda la casa hasta terminarla; y asimismo recubrió de oro todo el altar que estaba delante del lugar santísimo.

23E hizo también en el lugar santísimo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos de altura.

24Un ala del querubín tenía cinco codos y la otra ala del querubín, otros cinco codos; así que había diez codos desde la punta de un ala hasta la punta de la otra.

25Asimismo el otro querubín tenía diez codos, porque ambos querubines eran de un mismo tamaño y de una misma hechura.

26La altura de uno era de diez codos, y asimismo la del otro.

27Y puso los querubines en medio del lugar santísimo, los cuales tenían extendidas sus alas, de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del otro querubín tocaba la otra pared, y las otras dos alas se tocaban la una a la otra en medio de la casa.

28Y recubrió de oro los querubines.

29Y talló todas las paredes de la casa alrededor con grabados de figuras de querubines, de palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera.

30Y recubrió de oro el piso de la casa, por dentro y por fuera.

31Y a la entrada del lugar santísimo hizo puertas de madera de olivo; y el dintel y los postes tenían cinco esquinas.

32Las dos puertas eran de madera de olivo; y talló en ellas figuras de querubines, y de palmeras y de botones de flores, y las recubrió de oro; y recubrió también de oro los querubines y las palmeras.

33Igualmente hizo para la puerta del templo postes cuadrados de madera de olivo.

34Y las dos puertas eran de madera de ciprés; y las dos hojas de una puerta eran plegadizas, y las dos hojas de la otra puerta también eran plegadizas.

35Y talló en ellas querubines, y palmeras y botones de flores, y recubrió de oro laminado los grabados.

36Y edificó el atrio interior con tres hileras de piedras labradas, y con una hilera de vigas de cedro.

37En el cuarto año, en el mes de Zif, puso los cimientos de la casa de Jehová.

38Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue terminada la casa con todos los detalles y con todo lo especificado. La edificó, pues, en siete años.

Primer libro de los
Reyes..Capítulo 7

Salomón construye también su casa — Hiram, de Tiro, hace para el templo las dos columnas, el mar de bronce fundido, las diez basas, las diez pilas y todos los enseres de ella — El mar de bronce fundido descansa sobre los lomos de doce bueyes.

1 Después edificó Salomón su propia casa en trece años, y la terminó toda.

2Asimismo edificó la Casa del Bosque del Líbano, la cual tenía cien codos de longitud, y cincuenta codos de anchura, y treinta codos de altura, sobre cuatro hileras de columnas de cedro, con vigas de cedro sobre las columnas.

3Y estaba cubierta de tablas de cedro sobre las vigas, que se apoyaban en cuarenta y cinco columnas; cada hilera tenía quince columnas.

4Y había tres hileras de ventanas, una ventana frente a la otra en grupos de tres.

5Y todas las puertas y los postes eran cuadrados, y una ventana estaba frente a la otra, en grupos de tres.

6También hizo un pórtico de columnas, que tenía una longitud de cincuenta codos, y una anchura de treinta codos; y un pórtico estaba delante de las primeras columnas con sus columnas, y una cubierta en su parte delantera.

7Hizo asimismo el pórtico del trono en el que había de juzgar, el pórtico del juicio, y lo recubrió de cedro de un lado del suelo al otro.

8Y en la casa en que él moraba, había otro atrio dentro del pórtico, de obra semejante a ésta. Edificó también Salomón una casa de la misma obra de este pórtico para la hija de Faraón, a la que había tomado por esposa.

9Todas aquellas obras eran de piedras costosas, labradas y aserradas con sierras según las medidas, así por dentro como por fuera, desde el cimiento hasta los remates, y asimismo por fuera hasta el gran atrio.

10Y el cimiento era de piedras costosas, piedras grandes, piedras de diez codos y piedras de ocho codos.

11Y de allí hacia arriba eran también piedras costosas, labradas conforme a sus medidas, y cedro.

12Y en el gran atrio alrededor había tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro, y así también en el atrio interior de la casa de Jehová, y en el pórtico de la casa.

13Y envió el rey Salomón e hizo venir de Tiro a Hiram,

14hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, y su padre era un hombre de Tiro, artífice en bronce; y estaba lleno de sabiduría, y de inteligencia y de saber en toda obra de bronce. Éste, pues, vino al rey Salomón e hizo toda su obra.

15Y vació dos columnas de bronce, cada una de dieciocho codos de altura, y rodeaba a una y otra columna un hilo de doce codos.

16Hizo también dos capiteles de bronce fundido, para que fuesen puestos sobre las cabezas de las columnas. La altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel también de cinco codos.

17Había trenzas a manera de red, y unos cordones a manera de cadenas para los capiteles que se habían de poner sobre las cabezas de las columnas; siete para cada capitel.

18E hizo las columnas y dos hileras alrededor de la red para recubrir con ellas los capiteles que estaban en las cabezas de las columnas con las granadas, y de la misma forma hizo en el otro capitel.

19Y los capiteles que estaban sobre las columnas en el pórtico tenían forma de lirios y eran de cuatro codos.

20Y había también capiteles sobre las dos columnas, junto a la protuberancia que estaba al lado de la red; y había doscientas granadas en hileras alrededor de los dos capiteles.

21Y erigió estas columnas en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la columna del lado derecho, le puso por nombre Jaquín; y cuando hubo alzado la columna del lado izquierdo, llamó su nombre Boaz.

22Y puso en las cabezas de las columnas un tallado en forma de lirios, y así se acabó la obra de las columnas.

23Hizo asimismo un mar de bronce fundido, de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; y su altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos.

24Y rodeaban aquel mar por debajo de su borde, todo alrededor, unas bolas como calabazas, diez en cada codo, que ceñían el mar alrededor en dos hileras, las cuales habían sido fundidas junto con el mar.

25Descansaba sobre doce bueyes; tres miraban al norte, y tres miraban al occidente, y tres miraban al sur y tres miraban al oriente; sobre éstos se apoyaba el mar, y las ancas de ellos estaban hacia la parte de adentro.

26Y el grosor del mar era de un palmo, y su borde era labrado como el borde de un cáliz de flor de lis; y cabían en él dos mil batos.

27Hizo también diez basas de bronce, siendo la longitud de cada basa de cuatro codos, y la anchura de cuatro codos y de tres codos la altura.

28Asimismo la obra de las basas era ésta: tenían unos tableros, los cuales estaban entre molduras;

29y sobre aquellos tableros que estaban entre las molduras había figuras de leones, y de bueyes y de querubines; y sobre las molduras de la basa, tanto encima como debajo de los leones y de los bueyes, había unas guirnaldas de bajo relieve.

30Y cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes de bronce, y en sus cuatro esquinas había unos soportes de fundición, debajo de la fuente, con guirnaldas a cada lado.

31Y la boca de la pila entraba un codo en el remate que salía para arriba de la basa, y era su boca redonda, de la misma hechura del remate, y era de un codo y medio. Había también sobre la boca entalladuras con sus tableros, los cuales eran cuadrados, no redondos.

32Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y los soportes de los ejes de las ruedas salían de la misma basa. La altura de cada rueda era de un codo y medio.

33Y la hechura de las ruedas era como la hechura de las ruedas de un carro; los soportes de sus ejes, sus rayos, y sus cubos y sus cinchos, todo era de fundición.

34Asimismo los cuatro soportes de las cuatro esquinas de cada basa, y los soportes eran de la misma basa.

35Y en lo alto de la basa había una banda circular de medio codo de altura; y encima de la basa sus molduras y marcos, los cuales eran de una sola pieza.

36Y en las tablas de las molduras y en los tableros grabó entalladuras de querubines, y de leones y de palmeras, según el espacio de cada uno, y alrededor otros adornos.

37De esta forma hizo diez basas fundidas de una misma manera, de una misma medida y de una misma entalladura.

38Hizo también diez fuentes de bronce; cada fuente contenía cuarenta batos, y cada una era de cuatro codos; y asentó una fuente sobre cada una de las diez basas.

39Y puso cinco basas al lado derecho de la casa, y las otras cinco al lado izquierdo, y asentó el mar al lado derecho de la casa, hacia el sureste.

40Asimismo Hiram hizo fuentes, y tenazas y tazones. Así acabó toda la obra que hizo para el rey Salomón para la casa de Jehová,

41a saber: Dos columnas, y las partes redondas de los capiteles que estaban en lo alto de las dos columnas; y dos redes que cubrían las dos partes redondas de los capiteles que estaban sobre la cabeza de las columnas;

42y cuatrocientas granadas para las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para cubrir las dos partes redondas que estaban sobre las cabezas de las columnas;

43y las diez basas, y las diez fuentes sobre las basas;

44y un mar, y doce bueyes debajo del mar;

45y calderos, y tenazas y tazones; y todos los utensilios que Hiram hizo para el rey Salomón, para la casa de Jehová, eran de bronce bruñido.

46Todo lo hizo fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán.

47Y dejó Salomón todos los utensilios sin pesarlos, por la gran cantidad de ellos, ni tampoco se determinó el peso del bronce.

48Entonces hizo Salomón todos los enseres que pertenecían a la casa de Jehová: el altar de oro, y la mesa, también de oro, sobre la cual estaban los panes de la proposición,

49y cinco candeleros de oro purísimo al lado derecho, y otros cinco al lado izquierdo, delante del lugar santísimo; con las flores, y las lámparas y las tenazas de oro;

50asimismo las copas, y las despabiladeras, y los tazones, y las cucharillas, y los incensarios, todo de oro purísimo; también eran de oro las bisagras de las puertas de la casa de adentro, las del lugar santísimo, y las de las puertas del templo.

51Así se terminó toda la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Jehová. Y metió Salomón lo que David su padre había dedicado: la plata, el oro y los utensilios, y lo puso todo entre los tesoros de la casa de Jehová.




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martes, 24 de abril de 2012

Reina ValerLectura con Audio de la Santa Biblia a 2009 SUD: Día 105: 1 Reyes 3-5


Primer libro de los
Reyes..Capítulo 3
Salomón ama a Jehová y guarda Sus mandamientos — Jehová se le aparece a Salomón y le promete un corazón sabio y entendido — Salomón juzga entre dos rameras y determina quién es la madre de un niño.

1Y Salomón hizo parentesco con Faraón, rey de Egipto, porque tomó a la hija de Faraón y la trajo a la ciudad de David, mientras acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová y los muros alrededor de Jerusalén.

2Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos, porque en aquellos días no había aún casa edificada al nombre de Jehová.

3Y Salomón amó a Jehová y anduvo en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.

4E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí. Salomón ofrecía mil holocaustos sobre aquel altar.

5Jehová se le apareció a Salomón en Gabaón una noche en sueños y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé.

6Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David, mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, y en justicia y en rectitud de corazón para contigo; y tú le has guardado ésta tu gran misericordia al darle un hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.

7Ahora pues, oh Jehová, Dios mío, tú has hecho a tu siervo rey en lugar de David, mi padre; y yo soy muy joven, y no sé cómo entrar ni salir.

8Y tu siervo está en medio de tu pueblo al que tú escogiste; un pueblo grande que no se puede contar ni numerar por su multitud.

9Da, pues, a tu siervo corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo, porque, ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande?

10Y le agradó al Señor que Salomón pidiese esto.

11Y le dijo Dios: Porque has pedido esto, y no has pedido para ti muchos días, ni has pedido para ti riquezas ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti entendimiento para discernir juicio,

12he aquí, he hecho conforme a tus palabras. He aquí que te he dado un corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.

13Y también te he dado las cosas que no pediste, tanto riquezas como gloria, de tal manera que entre los reyes no habrá ninguno como tú en todos tus días.

14Y si andas en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo tu padre David, yo alargaré tus días.

15Y cuando Salomón despertó, vio que había sido un sueño. Y fue a Jerusalén y se presentó delante del arca del convenio de Jehová; y ofreció holocaustos e hizo ofrendas de paz, y también hizo banquete a todos sus siervos.

16En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él.

17Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer vivimos en la misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.

18Y aconteció al tercer día después que yo di a luz, que ésta dio a luz también, y estábamos juntas; ningún extraño estaba en casa, sino nosotras dos en la casa.

19Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.

20Y se levantó a medianoche, y tomó a mi hijo de junto a mí, mientras tu sierva estaba durmiendo, y lo puso a su lado, y puso a mi lado a su hijo muerto.

21Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.

22Entonces la otra mujer dijo: No, mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No, tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.

23El rey entonces dijo: Ésta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.

24Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada.

25En seguida el rey dijo: Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra.

26Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Pero la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo.

27Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre.

28Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.

Primer libro de los
Reyes..Capítulo 4

Se enumeran los oficiales de la corte de Salomón — Salomón gobierna en paz y en prosperidad sobre un reino extenso — Su sabiduría y prudencia exceden a las de todos los hombres.

1 Y el rey Salomón fue rey sobre todo Israel.

2Y éstos fueron los oficiales que tuvo: Azarías hijo de Sadoc, el sacerdote;

3Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, escribas; Josafat hijo de Ahilud, cronista;

4Benaía hijo de Joiada estaba sobre el ejército; y Sadoc y Abiatar eran los sacerdotes;

5Azarías hijo de Natán estaba sobre los gobernadores; y Zabud hijo de Natán era ministro principal y amigo del rey;

6y Ahisar era mayordomo; y Adoniram hijo de Abda estaba sobre el tributo laboral.

7Y tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerle durante un mes en el año.

8Y éstos son los nombres de ellos: el hijo de Hur, en los montes de Efraín;

9el hijo de Decar, en Macaz, y en Saalbim, y en Bet-semes y en Elónbet-hanán;

10el hijo de Hesed, en Arubot; éste tenía también Soco y toda la tierra de Hefer.

11El hijo de Abinadab, en todos los territorios de Dor; éste tenía por esposa a Tafat, hija de Salomón;

12Baana hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, y en toda Bet-seán, que está cerca de Saretán, más abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-mehola, y hasta el otro lado de Jocmeam;

13el hijo de Geber, en Ramot de Galaad; éste tenía también las ciudades de Jair hijo de Manasés, las cuales estaban en Galaad; tenía también la provincia de Argob, que estaba en Basán, sesenta grandes ciudades con muro y cerrojos de bronce;

14Ahinadab hijo de Iddo, en Mahanaim;

15Ahimaas en Neftalí; éste tomó también por esposa a Basemat, hija de Salomón.

16Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot;

17Josafat hijo de Parúa, en Isacar;

18Simei hijo de Ela, en Benjamín;

19Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la tierra de Sehón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán; éste era el único gobernador en aquella tierra.

20Judá e Israel eran tan numerosos como la arena que está junto al mar en multitud, y comían y bebían y se alegraban.

21Y Salomón gobernaba sobre todos los reinos, desde el Río hasta la tierra de los filisteos y hasta el límite con Egipto; y le traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los días de su vida.

22Y las provisiones de Salomón para cada día eran treinta coros de flor de harina, y sesenta coros de harina,

23diez bueyes engordados, y veinte bueyes de pasto y cien ovejas, sin contar los ciervos, y las gacelas, y los corzos y las aves engordadas.

24Porque él señoreaba en toda la región que estaba al oeste del Río, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes al oeste del Río; y tuvo paz por todos lados a su alrededor.

25Y Judá e Israel vivieron seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.

26Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes.

27Y estos gobernadores mantenían al rey Salomón y a todos los que venían a la mesa del rey Salomón, cada uno un mes, y hacían que nada faltase.

28Hacían también traer cebada y paja para los caballos y para las bestias de carga, al lugar donde él estaba, cada uno conforme al encargo que tenía.

29Y Dios dio a Salomón sabiduría y entendimiento muy grandes, y grandeza de corazón como la arena que está a la orilla del mar.

30Y la sabiduría de Salomón fue mayor que la de todos los hijos del oriente, y que toda la sabiduría de los de Egipto.

31Y fue más sabio que todos los hombres, más que Etán, el ezraíta, y que Hemán y Calcol y Darda, hijos de Mahol; y su fama fue conocida entre todas las naciones de alrededor.

32Y compuso tres mil proverbios y mil cinco cantares.

33También disertó acerca de los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó acerca de los animales, y de las aves, y de los reptiles y de los peces.

34Y venían de todos los pueblos para oír la sabiduría de Salomón, y de parte de todos los reyes de la tierra que habían oído de su sabiduría.

Primer libro de los
Reyes..Capítulo 5

Salomón solicita la ayuda de Hiram para conseguir madera para construir el templo, y éste se la da — Los israelitas labran piedras y cortan madera para el templo.

1E Hiram, rey de Tiro, envió sus siervos a Salomón cuando oyó que lo habían ungido rey en lugar de su padre, porque Hiram siempre había amado a David.

2Entonces Salomón envió a decir a Hiram:

3Tú sabes que mi padre David no pudo edificar una casa al nombre de Jehová su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que Jehová puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies.

4Y ahora Jehová mi Dios me ha dado paz por todas partes, pues no hay adversarios ni mal que temer.

5Y he aquí que he determinado edificar una casa al nombre de Jehová mi Dios, como Jehová habló a mi padre David, diciendo: Tu hijo, a quien yo pondré en tu trono en tu lugar, él edificará la casa a mi nombre.

6Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; y mis siervos estarán con los tuyos, y yo te daré por tus siervos el salario que tú digas, porque tú sabes bien que no hay ninguno entre nosotros que sepa labrar la madera como los sidonios.

7Y aconteció que cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró en gran manera y dijo: Bendito sea hoy Jehová, que ha dado un hijo sabio a David sobre este pueblo tan grande.

8Y envió Hiram a decir a Salomón: He oído lo que me mandaste decir; yo haré todo lo que tú desees acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés.

9Mis siervos las bajarán desde el Líbano hasta el mar; y yo haré de ellas balsas para ir por mar hasta el lugar que tú me señales; y allí haré que las desaten, y tú te las llevarás y cumplirás mi deseo al dar de comer a mi casa.

10Dio, pues, Hiram a Salomón toda la madera de cedro y de ciprés que quiso.

11Y Salomón daba a Hiram veinte mil coros de trigo para el sustento de su familia, y veinte coros de aceite puro; esto daba Salomón a Hiram cada año.

12Y Jehová dio a Salomón sabiduría como le había prometido; y hubo paz entre Hiram y Salomón, e hicieron un pacto entre ambos.

13Y el rey Salomón impuso una leva a todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres,

14y los enviaba al Líbano en relevos de diez mil cada mes, por turno; y así se quedaban un mes en el Líbano y dos meses en sus casas. Y Adoniram estaba encargado de la leva.

15Tenía también Salomón setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil canteros en el monte,

16sin contar los principales oficiales de Salomón que estaban sobre la obra, tres mil trescientos, los cuales tenían a su cargo la gente que hacía la obra.

17Y mandó el rey que trajesen piedras grandes, piedras costosas y piedras labradas para los cimientos de la casa.

18Y los obreros de Salomón, y los de Hiram y los giblitas cortaron y prepararon la madera y las piedras para edificar la casa.




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lunes, 23 de abril de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 104: 1 Reyes 1-2


Primer libro de los
Reyes..Capítulo 1
Abisag abriga a David en su vejez — Adonías aspira a ser rey — Betsabé y Natán avisan a David del complot de Adonías — David nombra rey a Salomón y éste es ungido por Sadoc — La causa de Adonías fracasa.

1 Y el rey David ya era viejo y entrado en años, y le cubrían de ropas, pero no entraba en calor.

2Le dijeron, por tanto, sus siervos: Busquen para mi señor el rey una joven virgen, para que esté delante del rey y lo abrigue, y duerma a su lado, para que entre en calor mi señor el rey.

3Y buscaron una joven hermosa por todo el territorio de Israel, y hallaron a Abisag, la sunamita, y la llevaron al rey.

4Y la joven era hermosa; y ella abrigaba al rey y le servía; pero el rey nunca la conoció.

5Entonces Adonías hijo de Haguit se enalteció, diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él.

6Y su padre nunca le había contrariado en todos sus días, diciéndole: ¿Por qué haces esto? Y también éste era de muy hermoso parecer, y había nacido después de Absalón.

7Y había hablado con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, quienes ayudaban a Adonías.

8Pero el sacerdote Sadoc, y Benaía hijo de Joiada, y el profeta Natán, y Simei, y Rei y todos los valientes de David no seguían a Adonías.

9Y Adonías mató ovejas y vacas y animales engordados junto a la peña de Zohelet, que está cerca de la fuente de Rogel, y convidó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá, siervos del rey.

10Pero no convidó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a los valientes ni a su hermano Salomón.

11Y habló Natán a Betsabé, madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que Adonías hijo de Haguit reina sin saberlo David, nuestro señor?

12Ven pues, ahora, y déjame darte un consejo, para que salves tu vida y la vida de tu hijo Salomón.

13Ve y preséntate ante el rey David y dile: Oh rey señor mío, ¿no has jurado tú a tu sierva, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí y él se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?

14Y mientras estés tú aún hablando con el rey, yo entraré detrás de ti y reafirmaré tus palabras.

15Entonces Betsabé entró en la alcoba del rey; y el rey era muy anciano, y Abisag, la sunamita, le servía.

16Y Betsabé se inclinó e hizo reverencia al rey. Y el rey le dijo: ¿Qué deseas?

17Y ella le respondió: Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí y él se sentará en mi trono;

18pero he aquí, ahora Adonías reina; y tú, mi señor rey, hasta ahora no lo sabes.

19Ha matado bueyes, y animales engordados y ovejas en abundancia, y ha convidado a todos los hijos del rey, y al sacerdote Abiatar y a Joab, general del ejército; pero a Salomón, tu siervo, no ha convidado.

20Entre tanto, rey y señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey después de él.

21De otra manera acontecerá que cuando mi señor el rey duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos tenidos por culpables.

22Y he aquí, mientras aún hablaba ella con el rey, llegó el profeta Natán.

23Y dieron aviso al rey, diciendo: He aquí el profeta Natán. Cuando éste entró ante el rey, se postró delante del rey, rostro en tierra.

24Y dijo Natán: Rey y señor mío, ¿has dicho tú: Adonías reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?

25Porque hoy ha descendido y ha matado bueyes, y animales engordados y ovejas en abundancia, y ha convidado a todos los hijos del rey, y a los capitanes del ejército y también al sacerdote Abiatar; y he aquí, están comiendo y bebiendo delante de él, y dicen: ¡Viva el rey Adonías!

26Pero ni a mí, tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía hijo de Joiada ni a Salomón, tu siervo, ha convidado.

27¿Ha sido este asunto ordenado por mi señor el rey, sin haber dado a conocer a tu siervo quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey, después de él?

28Entonces el rey David respondió y dijo: Llamadme a Betsabé. Y ella entró a la presencia del rey y se puso delante del rey.

29Y el rey juró, diciendo: Vive Jehová, que ha redimido mi alma de toda angustia,

30que como yo te he jurado por Jehová, Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí y él se sentará en mi trono en mi lugar; así lo haré hoy.

31Entonces Betsabé se inclinó rostro a tierra ante el rey, y haciendo reverencia al rey, dijo: ¡Viva mi señor, el rey David, para siempre!

32Y el rey David dijo: Llamadme al sacerdote Sadoc, y al profeta Natán y a Benaía hijo de Joiada. Y ellos entraron a la presencia del rey.

33Y el rey les dijo: Tomad con vosotros a los siervos de vuestro señor, y haced montar a mi hijo Salomón en mi mula y llevadlo a Gihón;

34y allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel, y tocaréis trompeta y diréis: ¡Viva el rey Salomón!

35Después subiréis vosotros detrás de él, y vendrá y se sentará en mi trono, y él reinará en mi lugar, porque a él le he ordenado para que sea gobernante sobre Israel y sobre Judá.

36Entonces Benaía hijo de Joiada respondió al rey y dijo: Amén. Así lo diga Jehová, Dios de mi señor el rey.

37De la manera que Jehová ha estado con mi señor el rey, así esté con Salomón y haga mayor su trono que el trono de mi señor, el rey David.

38Y descendieron el sacerdote Sadoc, y el profeta Natán, y Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los peleteos, e hicieron montar a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Gihón.

39Y tomó el sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del tabernáculo y ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón!

40Después subió todo el pueblo en pos de él; y cantaba la gente con flautas y hacía grandes alegrías, que parecía que la tierra se estremecía con el clamor de ellos.

41Y lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y al oír Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con tanto estruendo?

42Mientras él aún hablaba, he aquí que llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar, a quien dijo Adonías: Entra, porque tú eres hombre valiente y traerás buenas nuevas.

43Y Jonatán respondió y dijo a Adonías: Ciertamente nuestro señor, el rey David, ha hecho rey a Salomón;

44y el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc y al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los peleteos, los cuales le hicieron montar en la mula del rey;

45y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en Gihón, y de allí han subido con alegrías, y la ciudad está llena de estruendo. Éste es el alboroto que habéis oído.

46Y también Salomón se ha sentado en el trono del reino.

47Y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor, el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama.

48Y también el rey habló así: Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, y lo vean mis ojos.

49Entonces todos los convidados que estaban con Adonías se estremecieron, y se levantaron, y se fue cada uno por su camino.

50Pero Adonías tuvo miedo de Salomón, y se levantó, y fue y se asió de los cuernos del altar.

51Y le avisaron a Salomón, diciendo: He aquí que Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del altar, diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo.

52Y Salomón dijo: Si él es digno, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; pero si se halla mal en él, morirá.

53Y mandó el rey Salomón que lo trajeran del altar; y él vino y se inclinó ante el rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.

Primer libro de los
Reyes..Capítulo 2

David manda a Salomón guardar los mandamientos y andar en los caminos de Jehová — El rey David muere y Salomón reina — Se da muerte a Adonías, Joab y Simei — Abiatar es rechazado como sumo sacerdote — Se establece el reino con Salomón.

1Y llegaron los días en que David había de morir, y mandó a Salomón, su hijo, diciendo:

2Yo sigo el camino de toda la tierra; esfuérzate y sé hombre.

3Guarda el encargo de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y sus mandamientos, y sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo lo que emprendas;

4para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardan su camino, andando delante de mí con verdad, con todo su corazón y con toda su alma, jamás, dice, te faltará un descendiente en el trono de Israel.

5Y ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, y lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, a los cuales él mató, derramando sangre de guerra en tiempo de paz, y poniendo sangre de guerra en el cinturón que tenía sobre sus lomos, y en el calzado que tenía en sus pies.

6Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender en paz sus canas al Seol.

7Pero a los hijos de Barzilai, el galaadita, harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa, porque así vinieron a mí cuando iba huyendo de Absalón tu hermano.

8Y he aquí, tienes contigo a Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, quien me maldijo con una maldición fuerte el día en que yo iba a Mahanaim. Pero él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová, diciendo: Yo no te mataré a espada.

9Pero ahora no lo absolverás, pues hombre sabio eres, y sabes lo que debes hacer con él, y harás descender sus canas con sangre al Seol.

10Y David durmió con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David.

11Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años: siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén.

12Y se sentó Salomón en el trono de David, su padre, y su reino fue firme en gran manera.

13Entonces Adonías hijo de Haguit fue a Betsabé, madre de Salomón; y ella le dijo: ¿Es tu venida de paz? Y él respondió: Sí, de paz.

14En seguida dijo: Una palabra tengo que decirte. Y ella dijo: Di.

15Y él dijo: Tú sabes que el reino era mío y que todo Israel había puesto en mí su mirada para que yo reinara; pero el reino fue traspasado, y vino a ser de mi hermano, porque por voluntad de Jehová era suyo.

16Y ahora yo te hago una petición; no me la niegues. Y ella le dijo: Habla.

17Él entonces dijo: Yo te ruego que hables al rey Salomón (porque él no te lo negará), para que me dé a Abisag, la sunamita, por esposa.

18Y Betsabé dijo: Bien; yo hablaré por ti al rey.

19Y fue Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó ante ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo poner una silla para la madre del rey, quien se sentó a su diestra.

20Y ella dijo: Te hago una pequeña petición; no me la niegues. Y el rey le dijo: Pide, madre mía, que yo no te la negaré.

21Y ella dijo: Que se le dé a Abisag, la sunamita, por esposa a tu hermano Adonías.

22Y el rey Salomón respondió y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag, la sunamita, para Adonías? Pide también para él el reino, porque él es mi hermano mayor, y ya tiene también al sacerdote Abiatar y a Joab hijo de Sarvia.

23Y el rey Salomón juró por Jehová, diciendo: Así me haga Dios y aun me añada, que contra su propia vida ha hablado Adonías esta palabra.

24Ahora, pues, vive Jehová, quien me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David, mi padre, y quien me ha hecho una casa como me lo había dicho, que Adonías morirá hoy.

25Entonces el rey Salomón envió a Benaía hijo de Joiada, el que arremetió contra él y murió.

26Y al sacerdote Abiatar dijo el rey: Vete a Anatot, a tus campos, pues tú eres digno de muerte; pero no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca de Jehová el Señor delante de David, mi padre, y además has sido afligido en todas las cosas en las que fue afligido mi padre.

27Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la palabra de Jehová que había dicho en Silo sobre la casa de Elí.

28Y llegó la noticia hasta Joab, porque también Joab se había adherido a Adonías, aunque no se había adherido a Absalón. Y huyó Joab al tabernáculo de Jehová y se asió de los cuernos del altar.

29Y se le hizo saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve y arremete contra él.

30Y entró Benaía en el tabernáculo de Jehová y le dijo: El rey ha dicho que salgas. Y él dijo: No, sino que aquí moriré. Y Benaía volvió con esta respuesta al rey, diciendo: Así habló Joab y así me respondió.

31Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátalo y entiérralo, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente.

32Y Jehová hará caer su sangre sobre su cabeza, porque él ha dado muerte a dos hombres más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá.

33La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; pero sobre David y sobre su descendencia, y sobre su casa y sobre su trono, habrá paz perpetua de parte de Jehová.

34Entonces Benaía hijo de Joiada subió, y arremetió contra él y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto.

35Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército, y el rey puso a Sadoc como sacerdote en lugar de Abiatar.

36Después envió el rey e hizo llamar a Simei y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén y mora ahí, y no salgas de allí ni a una parte ni a otra,

37porque ten por cierto que el día en que salgas y pases el torrente Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre caerá sobre tu cabeza.

38Y Simei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.

39Y aconteció que pasados tres años, dos siervos de Simei huyeron a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Y dieron aviso a Simei, diciendo: He aquí que tus siervos están en Gat.

40Entonces se levantó Simei y ensilló su asno y fue a Gat a ver a Aquis, a buscar a sus siervos. Fue, pues, Simei y trajo sus siervos de Gat.

41Se le dijo luego a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat y que había vuelto.

42Entonces el rey envió e hizo venir a Simei, y le dijo: ¿No te hice jurar yo por Jehová y te advertí, diciendo: El día en que salgas y vayas acá o allá, ten por cierto que morirás? Y tú me dijiste: La palabra es buena; yo la obedezco.

43¿Por qué, pues, no guardaste el juramento de Jehová ni el mandamiento que yo te impuse?

44Dijo además el rey a Simei: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe que cometiste contra mi padre David; Jehová, pues, ha hecho recaer el mal sobre tu cabeza.

45Y el rey Salomón será bendito, y el trono de David será firme perpetuamente delante de Jehová.

46Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada, quien salió y arremetió contra él y murió. Y el reino fue confirmado en manos de Salomón.





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