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martes, 21 de febrero de 2012

Lectura hablada de la Santa Biblia RV 2009 SUD: Día 47: Números 22-24


Números..Capítulo 22
Balac ofrece dinero, ganado y grandes honores a Balaam para que maldiga a Israel — Jehová le prohíbe a Balaam que lo haga — Un ángel se opone a Balaam en el camino.

1 Y partieron los hijos de Israel y acamparon en los campos de Moab, de este lado del Jordán, frente a Jericó.

2Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo.

3Y Moab temió mucho a causa del pueblo, porque era numeroso; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel.

4Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor era entonces rey de Moab.

5Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, a Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí, cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí.

6Ven pues, ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; porque yo sé que al que tú bendigas quedará bendito, y al que tú maldigas quedará maldito.

7Y fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac.

8Y él les dijo: Reposad aquí esta noche, y yo os daré palabra según lo que Jehová me hable. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.

9Y vino Dios a Balaam y le dijo: ¿Qué hombres son éstos que están contigo?

10Y Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme:

11He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá pueda pelear contra él y echarlo.

12Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos ni maldigas al pueblo, porque es bendito.

13Así Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no quiere dejarme ir con vosotros.

14Y los príncipes de Moab se levantaron y regresaron a Balac, y dijeron: Balaam no quiso venir con nosotros.

15Y volvió Balac a enviar otra vez príncipes, más numerosos y más honorables que los otros,

16los cuales fueron a Balaam y le dijeron: Así dice Balac hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí,

17porque sin duda te honraré mucho y haré todo lo que me digas; ven pues, ahora, y maldíceme a este pueblo.

18Y Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová, mi Dios, para hacer cosa chica ni grande.

19Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué más me dirá Jehová.

20Y vino Dios a Balaam de noche y le dijo: Si han venido a llamarte estos hombres, levántate y ve con ellos, pero harás lo que yo te diga.

21Así Balaam se levantó por la mañana, y ensilló su asna y se fue con los príncipes de Moab.

22Y el furor de Dios se encendió porque él iba, y el ángel de Jehová se puso en el camino como adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos.

23Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en la mano; y se apartó el asna del camino e iba por el campo. Entonces golpeó Balaam al asna para hacerla volver al camino.

24Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro.

25Y al ver el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a golpearla.

26Y el ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en una angostura, donde no había camino para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.

27Y cuando vio el asna al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y se enojó Balaam y golpeó al asna con el palo.

28Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho que me has golpeado estas tres veces?

29Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Ojalá tuviera una espada en mi mano, pues ahora te mataría!

30Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día. ¿He acostumbrado hacer esto contigo? Y él respondió: No.

31Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, con su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia y se postró sobre su rostro.

32Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has golpeado a tu asna estas tres veces? He aquí, yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí.

33El asna me ha visto y se ha apartado de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te habría matado a ti, y a ella la habría dejado viva.

34Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; pero ahora, si te parece mal, yo me volveré.

35Y el ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres, pero la palabra que yo te diga, ésa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.

36Y oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite del Arnón, que está en los confines de su territorio.

37Y Balac dijo a Balaam: ¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido a mí? ¿Acaso no puedo yo honrarte?

38Y Balaam respondió a Balac: He aquí, yo he venido a ti; mas, ¿podré ahora hablar alguna cosa? La palabra que Dios ponga en mi boca, ésa hablaré.

39Y fue Balaam con Balac, y llegaron a Quiriat-huzot.

40Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió para Balaam y para los príncipes que estaban con él.

41Y al día siguiente Balac tomó a Balaam, y lo hizo subir a los lugares altos de Baal, y desde allí vio hasta la última parte del pueblo.

Números..Capítulo 23

Jehová manda a Balaam bendecir a Israel — Balaam lo hace, diciendo: ¿Quién contará el polvo de Jacob?, y, ¡lo que ha hecho Dios!

1Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.

2Y Balac hizo como le dijo Balaam, y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar.

3Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová salga a mi encuentro, y cualquier cosa que me muestre, te la comunicaré. Y se fue a un lugar alto y desolado.

4Y salió Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he preparado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.

5Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam y le dijo: Vuelve a Balac y así hablarás.

6Y volvió a él, y he aquí que estaba junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab.

7Y él tomó su parábola y dijo:
De Aram me trajo Balac,
rey de Moab, de los montes del oriente;
ven, maldíceme a Jacob;
y ven, execra a Israel.

8 ¿Por qué he de maldecir yo al que Dios no maldijo?
¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?

9 Porque desde la cumbre de las peñas lo veré,
y desde los collados lo miraré;
he aquí un pueblo que habitará aparte,
y no será contado entre las naciones.

10 ¿Quién contará el polvo de Jacob,
o el número de la cuarta parte de Israel?
¡Muera yo la muerte de los rectos,
y sea mi fin como el suyo!

11Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí, ¡los has colmado de bendiciones!

12Y él respondió y dijo: ¿No debo yo tener cuidado de decir lo que Jehová ponga en mi boca?

13Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente verás la última parte, y no los verás a todos; y desde allí me los maldecirás.

14Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre del Pisga, y edificó siete altares y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.

15Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrarme con Dios allí.

16Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca y le dijo: Vuelve a Balac, y así hablarás.

17Y volvió a él, y he aquí que estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová?

18Entonces él tomó su parábola y dijo:
Balac, levántate y oye;
escucha mis palabras, hijo de Zipor:

19 Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Él lo ha dicho, ¿y no lo hará?
Ha hablado, ¿y no lo cumplirá?

20 He aquí, yo he recibido mandato de bendecir;
y él ha bendecido, y no podré revocarlo.

21 No ha notado iniquidad en Jacob,
ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová, su Dios, está con él,
y júbilo de rey está en él.

22 Dios los ha sacado de Egipto;
tiene fuerzas como de un toro salvaje.

23 Porque contra Jacob no hay agüero,
ni adivinación contra Israel.
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios!

24 He aquí, el pueblo como león se levantará
y como cachorro de león se erguirá.
No se echará hasta que devore la presa
y beba la sangre de los muertos.

25Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas.

26Y Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer?

27Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas; te llevaré a otro lugar; quizá le parezca bien a Dios que desde allí me los maldigas.

28Y Balac llevó a Balaam a la cumbre del Peor, que mira hacia Jesimón.

29Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.

30Y Balac hizo como Balaam le dijo, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.

Números..Capítulo 24

Balaam ve en visión el destino de Israel y profetiza sobre él — Profetiza acerca del Mesías: Saldrá una Estrella de Jacob y se levantará un cetro de entre Israel.

1Y cuando vio Balaam que le parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y la segunda vez, en busca de agüeros, sino que puso su rostro hacia el desierto;

2y alzó sus ojos y vio a Israel acampado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él.

3Entonces tomó su parábola y dijo:
Dice Balaam hijo de Beor,
y dice el varón de ojos abiertos;

4 dice el que oye las palabras de Dios,
el que ve la visión del Omnipotente,
caído, pero abiertos los ojos:

5¡Cuán hermosas son tus tiendas,
oh Jacob,
tus habitaciones, oh Israel!

6 Como arroyos están extendidas,
como huertos junto al río,
como áloes plantados por Jehová,
como cedros junto a las aguas.

7 De sus baldes destilarán aguas,
y su descendencia estará en muchas aguas;
y se enaltecerá su rey más que Agag,
y su reino será ensalzado.

8 Dios lo sacó de Egipto;
tiene fuerzas como de un toro salvaje;
devorará a las naciones enemigas,
y desmenuzará sus huesos
y las atravesará con sus saetas.

9 Se encorvará para echarse como cachorro de león;
y como león, ¿quién lo despertará?
Benditos los que te bendijeren,
y malditos los que te maldijeren.

10Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo las palmas de las manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has resueltamente bendecido ya tres veces.

11Por tanto, huye ahora a tu lugar; yo dije que te honraría, pero he aquí que Jehová te ha privado de honra.

12Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo:

13Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el mandato de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi propia voluntad; pero lo que Jehová hable, eso diré yo?

14He aquí yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo hará a tu pueblo en los postreros días.

15Y tomó su parábola y dijo:
Dice Balaam hijo de Beor,
dice el varón de ojos abiertos;

16 dice el que oye las palabras de Jehová,
y el que sabe la ciencia del Altísimo,
el que ve la visión del Omnipotente,
caído, pero abiertos los ojos:

17 Lo veré, pero no ahora;
lo contemplaré, pero no de cerca.
Saldrá estrella de Jacob,
y se levantará cetro de entre Israel,
y herirá las sienes de Moab
y destruirá a todos los hijos de Set.

18Y será tomada Edom;
será también tomada Seir por sus enemigos,
e Israel desplegará su poder.

19 Y de Jacob saldrá el que se enseñoreará,
y destruirá al resto de la ciudad.

20Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo:
Amalec, cabeza de naciones es,
pero al fin perecerá para siempre.

21Y viendo al ceneo, tomó su parábola y dijo:
Fuerte es tu morada;
en la peña está puesto tu nido,

22 porque el ceneo será consumido
hasta cuando Asiria te lleve cautivo.

23Y tomó su parábola y dijo:

¡Ay!, ¿quién vivirá cuando haga Dios estas cosas?

24 Y vendrán navíos de la costa de Quitim,
y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber;
mas él también perecerá para siempre.

25Entonces se levantó Balaam y se fue, y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su camino.



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