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jueves, 12 de enero de 2012

Lectura Hablada de La Santa Biblia R-V 2009 SUD: Dia 13: Génesis 38-40


Capítulo 38
Judá tiene tres hijos con una mujer cananea — Jehová les quita la vida a Er y a Onán — Tamar, disfrazada de ramera, da a luz gemelos de Judá.

1 Y aconteció en aquel tiempo que Judá descendió de donde estaban sus hermanos y se fue a casa de un varón adulamita que se llamaba Hira.

2 Y vio allí Judá a la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó y se llegó a ella.

3 Y ella concibió y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Er.

4 Y concibió otra vez y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán.

5 Y volvió a concebir y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y estaba en Quezib cuando lo dio a luz.

6 Y Judá tomó esposa para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.

7 Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida.

8 Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la esposa de tu hermano, y despósate con ella y levanta descendencia a tu hermano.

9 Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la esposa de su hermano vertía en tierra, para no dar descendencia a su hermano.

10 Y desagradó a los ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.

11 Y Judá dijo a su nuera Tamar: Quédate viuda en casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Sela, porque dijo: No sea que muera él también como sus hermanos. Y se fue Tamar y estuvo en casa de su padre.

12 Y pasaron muchos días y murió la hija de Súa, esposa de Judá; y Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira, el adulamita.

13 Y fue dado aviso a Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.

14 Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó y se puso a la entrada de Enaim que está junto al camino de Timnat, porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por esposa.

15 Y la vio Judá y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro.

16 Y se apartó del camino hacia ella y le dijo:, Déjame ahora estar contigo, porque no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás si te llegas a mí?

17 Él respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo envíes.

18 Entonces él dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu anillo, y tu cordón y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio y se llegó a ella, y ella concibió de él.

19 Y se levantó, y se fue; y se quitó el velo de sobre sí y se vistió nuevamente las ropas de su viudez.

20 Y Judá envió el cabrito de las cabras por medio de su amigo, el adulamita, para que recuperase la prenda de manos de la mujer; mas no la halló.

21 Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de Enaim junto al camino? Y ellos le dijeron: No ha estado aquí ramera alguna.

22 Entonces él se volvió a Judá y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí no ha estado ramera.

23 Y Judá dijo: Tómeselo para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito, y tú no la hallaste.

24 Y acaeció que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar, tu nuera, ha fornicado y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada.

25 Y ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del hombre de quien son estas cosas estoy encinta; y dijo más: Mira ahora de quién son estas cosas: el anillo, y el cordón y el báculo.

26 Entonces Judá los reconoció y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela, mi hijo. Y nunca más la conoció.

27 Y aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí había mellizos en su vientre.

28 Y sucedió, cuando daba a luz, que uno de ellos sacó la mano, y la partera tomó su mano y le ató un hilo de grana, diciendo: Éste salió primero.

29 Pero volviendo él a meter la mano, he aquí su hermano salió; y ella dijo: ¡Que brecha te has abierto! Y llamó su nombre Fares.

30 Y después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.

Capítulo 39

José, prosperado por Jehová, llega a ser mayordomo de la casa de Potifar — José se resiste a las insinuaciones de la esposa de Potifar; es acusado falsamente y echado en la cárcel — El jefe de la cárcel pone los asuntos de la prisión en manos de José.

1 Y llevado José a Egipto, Potifar, oficial de Faraón, capitán de los de la guardia, varón egipcio, lo compró de manos de los ismaelitas que lo habían llevado allá.

2 Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo, el egipcio.

3 Y vio su amo que Jehová estaba con él y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.

4 Así halló José gracia ante sus ojos y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.

5 Y aconteció que, desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José; y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en la casa como en el campo.

6 Y dejó todo lo que tenía en manos de José, y con él no se preocupaba de nada más que del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia.

7 Y aconteció después de esto, que la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: Acuéstate conmigo.

8 Y él no quiso y dijo a la esposa de su amo: He aquí que mi amo no se preocupa conmigo de lo que hay en la casa, y ha puesto en mis manos todo lo que tiene.

9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su esposa; ¿cómo, pues, haría yo este gran mal y pecaría contra Dios?

10 Y sucedió que hablaba ella a José cada día, y él no la escuchaba para acostarse al lado de ella, para estar con ella.

11 Aconteció que entró él un día en la casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí.

12 Y ella lo asió de la ropa, diciendo: Acuéstate conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió afuera.

13 Y acaeció que cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos y había huido afuera,

14 llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces.

15 Y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió afuera.

16 Y ella puso junto a sí la ropa de él hasta que vino su señor a su casa.

17 Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste vino a mí para deshonrarme;

18 y sucedió que cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó afuera.

19 Y sucedió que cuando oyó su señor las palabras que su esposa le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor.

20 Y tomó su amo a José y le puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel.

21 Mas Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia ante los ojos del jefe de la cárcel.

22 Y el jefe de la cárcel entregó en manos de José a todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía.

23 No atendía el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban en manos de José, porque Jehová estaba con él, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.

Capítulo 40

José interpreta tanto el sueño del jefe de los coperos como el del jefe de los panaderos de Faraón — El copero se olvida de hablar acerca de José a Faraón.

1 Y aconteció después de estas cosas que el copero del rey de Egipto y el panadero delinquieron contra su señor, el rey de Egipto.

2 Y se enojó Faraón contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de los panaderos.

3 Y los puso en prisión en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso.

4 Y el capitán de la guardia se los encargó a José, y él les servía; y estuvieron días en la prisión.

5 Y ambos, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, soñaron un sueño, cada uno su propio sueño en una misma noche, cada sueño con su propia interpretación.

6 Y vino a ellos José por la mañana y los miró, y he aquí, vio que estaban tristes.

7 Y él preguntó a aquellos oficiales de Faraón que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué hoy están decaídos vuestros semblantes?

8 Y ellos le dijeron: Hemos soñado un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora.

9 Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a José y le dijo: Yo soñé que veía una vid delante de mí,

10 y en la vid, tres sarmientos; y ella como que brotaba y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus racimos de uvas.

11 Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas, y las exprimía en la copa de Faraón y ponía yo la copa en la mano de Faraón.

12 Y le dijo José: Ésta es su interpretación: Los tres sarmientos son tres días.

13 Al cabo de tres días Faraón levantará tu cabeza, y te restituirá a tu puesto y darás la copa a Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero.

14 Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón y me saques de esta casa.

15 Porque he sido hurtado de la tierra de los hebreos; y nada he hecho aquí para que me pusiesen en la cárcel.

16 Y viendo el jefe de los panaderos que había interpretado para bien, dijo a José: También yo soñé que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza;

17 y en el canastillo más alto había toda clase de manjares de panadería para Faraón, y las aves los comían del canastillo de sobre mi cabeza.

18 Entonces respondió José y dijo: Ésta es su interpretación: Los tres canastillos tres días son.

19 Al cabo de tres días, quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca y las aves comerán tu carne de sobre ti.

20 Y aconteció que al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, éste hizo banquete a todos sus sirvientes; y alzó la cabeza del jefe de los coperos y la cabeza del jefe de los panaderos en medio de sus servidores.

21 E hizo volver a su oficio al jefe de los coperos, y puso él la copa en la mano de Faraón.

22 Mas hizo ahorcar al jefe de los panaderos, tal como les había interpretado José.

23 Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.




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