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jueves, 3 de mayo de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 113: 1 Reyes 20-22


Primer libro de los
Reyes..Capítulo 20
Ben-adad, de Siria, hace la guerra contra Israel — Los sirios son derrotados dos veces — Acab deja libre a Ben-adad, en contra de la voluntad de Jehová.

1 Entonces Ben-adad, rey de Siria, reunió a todo su ejército, y con él treinta y dos reyes, con caballos y carros; y subió, y sitió Samaria y la atacó.

2Y envió mensajeros a la ciudad, a Acab, rey de Israel, diciendo:

3Así ha dicho Ben-adad: Tu plata y tu oro son míos, y tus esposas y tus hijos hermosos son míos.

4Y el rey de Israel respondió y dijo: Tal como tú dices, oh rey, señor mío, yo soy tuyo y todo lo que tengo.

5Y volvieron los mensajeros otra vez y dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te envié a decir: Me darás tu plata y tu oro, y tus esposas y tus hijos.

6Además, mañana a estas horas te enviaré mis siervos, los cuales registrarán tu casa, y las casas de tus siervos; y sucederá que tomarán con sus manos y se llevarán todo lo precioso que tengas.

7Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del reino y les dijo: Mirad y ved ahora cómo éste no busca sino hacer el mal; pues ha enviado por mis esposas y por mis hijos, y por mi plata y por mi oro; y yo no se los he negado.

8Y todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron: No le obedezcas ni hagas lo que te pide.

9Entonces él respondió a los mensajeros de Ben-adad: Decid al rey, mi señor: Haré todo lo que mandaste a tu siervo al principio, pero esto no lo puedo hacer. Y los mensajeros se fueron y le dieron la respuesta.

10Y Ben-adad nuevamente le envió a decir: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si llega a quedar suficiente polvo en Samaria para los puños de todo el pueblo que me sigue.

11Y el rey de Israel respondió y dijo: Decidle que no se jacte el que se ciñe las armas, sino el que se las desciñe.

12Y aconteció que cuando él oyó esta palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a sus siervos: Preparaos. Y ellos se prepararon contra la ciudad.

13Y he aquí un profeta se acercó a Acab, rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo la entregaré hoy en tus manos, para que conozcas que yo soy Jehová.

14Y respondió Acab: ¿Por medio de quién? Y él dijo: Así ha dicho Jehová: Por medio de los jóvenes de los príncipes de las provincias. Y dijo Acab: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú.

15Entonces él pasó revista a los jóvenes de los príncipes de las provincias, los cuales eran doscientos treinta y dos. Y después pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que eran siete mil.

16Y salieron a mediodía. Y estaba Ben-adad bebiendo y embriagándose en las tiendas, él y los reyes, los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.

17Y los jóvenes de los príncipes de las provincias salieron primero. Y Ben-adad había enviado a algunos, y éstos le dieron aviso, diciendo: Han salido hombres de Samaria.

18Él entonces dijo: Si han salido en son de paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos.

19Salieron, pues, de la ciudad los jóvenes de los príncipes de las provincias, y en pos de ellos el ejército.

20Y mató cada uno al que venía contra él; y huyeron los sirios, perseguidos por los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.

21Y salió el rey de Israel y atacó los caballos y los carros; y deshizo a los sirios con gran estrago.

22Entonces vino el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que has de hacer, porque pasado un año, el rey de Siria vendrá contra ti.

23Y los siervos del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de los montes, por eso eran más fuertes que nosotros; pero si peleamos con ellos en la llanura, sin duda seremos más fuertes que ellos.

24Haz, pues, así: Saca a cada uno de los reyes de su puesto, y pon capitanes en lugar de ellos.

25Y tú fórmate otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo, y carro por carro; entonces pelearemos contra ellos en campo raso, y sin duda seremos más fuertes que ellos. Y él les escuchó y lo hizo así.

26Y sucedió que pasado un año, Ben-adad pasó revista a los sirios y subió a Afec para pelear contra Israel.

27Y también a los hijos de Israel pasaron revista, y, tomando provisiones, les salieron al encuentro; y acamparon los hijos de Israel delante de ellos como dos rebañuelos de cabras, pero los sirios llenaban la tierra.

28Entonces un hombre de Dios se acercó al rey de Israel y le habló, diciendo: Así dice Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes y no Dios de los valles, yo entregaré a toda esta gran multitud en tus manos, para que sepáis que yo soy Jehová.

29Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la batalla; y los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día a cien mil hombres de a pie.

30Los demás huyeron a la ciudad de Afec, pero el muro cayó sobre los veintisiete mil hombres que habían quedado. También Ben-adad llegó huyendo a la ciudad y se escondió en un aposento interior.

31Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes clementes; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos y sogas en nuestras cabezas, y vayamos ante el rey de Israel, a ver si por ventura te salva la vida.

32Ciñeron, pues, sus lomos de cilicio y sogas en sus cabezas, y se presentaron ante el rey de Israel y le dijeron: Tu siervo Ben-adad dice: Te ruego que me perdones la vida. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.

33Esto tomaron aquellos hombres por buen augurio, y se apresuraron a tomar la palabra de su boca y dijeron: ¡Tu hermano es Ben-adad! Y él dijo: Id y traedle. Ben-adad entonces se presentó ante Acab, y éste le hizo subir en un carro.

34Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré ir con este pacto. Hizo, pues, un pacto con él y le dejó ir.

35Entonces un hombre de los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Pero el otro hombre no quiso herirle.

36Y él le dijo: Por cuanto no has obedecido la palabra de Jehová, he aquí, cuando te apartes de mí, te matará un león. Y cuando se apartó de él, le salió al encuentro un león y lo mató.

37Entonces se encontró con otro hombre y le dijo: Hiéreme ahora. Y el hombre le dio un golpe y le hizo una herida.

38Y el profeta se fue y se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó, poniéndose una venda sobre los ojos.

39Y cuando el rey pasaba, él dio voces al rey y dijo: Tu siervo salió en medio de la batalla y he aquí, apartándose uno, me trajo un hombre y me dijo: Guarda a este hombre, y si llega a escapar, tu vida será por la suya, o pagarás un talento de plata.

40Y mientras tu siervo estaba ocupado en una parte y en otra, él desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Ésa será tu sentencia; tú la has pronunciado.

41Pero él se quitó de pronto la venda de sobre sus ojos, y el rey de Israel reconoció que era uno de los profetas.

42Y él le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto dejaste escapar de tus manos al hombre que yo había condenado, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo.

43Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.

Primer libro de los
Reyes..Capítulo 21

Acab codicia la viña de Nabot — Jezabel conspira para que haya testigos falsos y Nabot es apedreado por blasfemia — Elías profetiza que Acab, Jezabel y su casa serán destruidos.

1 Y aconteció que pasadas estas cosas, Nabot de Jezreel tenía una viña en Jezreel junto al palacio de Acab, rey de Samaria.

2Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que ésta; o si mejor te parece, te pagaré su valor en dinero.

3Y Nabot respondió a Acab: Guárdeme Jehová de darte yo la heredad de mis padres.

4Y se fue Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro y no comió pan.

5Y vino a él su esposa Jezabel y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu y no comes pan?

6Y él respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que, si lo prefería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña.

7Y su esposa Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come pan y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.

8Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con el anillo de éste y las envió a los ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot.

9Y las cartas que escribió decían así: Proclamad ayuno y poned a Nabot delante del pueblo;

10y poned dos hombres perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces sacadlo y apedreadlo para que muera.

11Y los de su ciudad, los ancianos y los principales que moraban en su ciudad, hicieron como Jezabel les mandó, conforme a lo escrito en las cartas que ella les había enviado.

12Y proclamaron ayuno y pusieron a Nabot delante del pueblo.

13Vinieron entonces dos hombres perversos y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió.

14Después enviaron a decir a Jezabel: Nabot ha sido apedreado y ha muerto.

15Y sucedió que cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y había muerto, dijo a Acab: Levántate y toma posesión de la viña de Nabot de Jezreel, la que no te quiso dar por dinero, porque Nabot ya no vive, sino que ha muerto.

16Y aconteció que cuando Acab oyó que Nabot había muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella.

17Entonces vino la palabra de Jehová a Elías, el tisbita, diciendo:

18Levántate, desciende a encontrarte con Acab, rey de Israel, que está en Samaria; he aquí, él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella.

19Y le hablarás, diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿No sólo has matado, sino que también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre.

20Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Y él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido para hacer lo malo ante los ojos de Jehová.

21He aquí, yo traeré el mal sobre ti, y barreré tu posteridad y talaré de Acab hasta el último varón, tanto al siervo como al libre, en Israel.

22Y yo pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la provocación con que me has provocado a ira, y por haber hecho pecar a Israel.

23De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel junto al muro de Jezreel.

24Al que de Acab muera en la ciudad, los perros lo comerán, y al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo.

25A la verdad, ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová, porque Jezabel, su esposa, lo incitaba.

26Se comportó de manera abominable, yendo en pos de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales expulsó Jehová de delante de los hijos de Israel.

27Y acaeció que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, y ayunó, y durmió en cilicio y anduvo humillado.

28Entonces vino la palabra de Jehová a Elías, el tisbita, diciendo:

29¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días, sino que en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.

Capítulo 22

Josafat, de Judá, y Acab, de Israel, unen fuerzas contra Siria — Los profetas de Acab predicen el éxito — Micaías predice la derrota y la muerte de Acab — Acab es muerto y los perros lamen su sangre — Josafat reina con rectitud en Judá — Ocozías reina en Israel y sirve a Baal.

1 Tres años pasaron sin guerra entre los sirios e Israel.

2 Y aconteció al tercer año, que Josafat, rey de Judá, descendió a visitar al rey de Israel.

3 Y el rey de Israel dijo a sus siervos: ¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de manos del rey de Siria?

4 Y dijo a Josafat: ¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Y Josafat respondió al rey de Israel: Yo soy como tú, mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos.

5 Y dijo Josafat al rey de Israel: Yo te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová.

6 Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube, porque el Señor la entregará en manos del rey.

7 Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por medio del cual consultemos?

8 Y el rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un hombre por medio del cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; pero yo le aborrezco, porque nunca me profetiza el bien, sino solamente el mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así.

9 Entonces el rey de Israel llamó a un oficial y le dijo: Trae pronto a Micaías hijo de Imla.

10 Y el rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su silla, vestidos con sus ropas reales, en una era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos.

11 Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro y dijo: Así dice Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabarlos.

12 Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad y serás prosperado, porque Jehová la entregará en manos del rey.

13 Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías le habló, diciendo: He aquí que las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey el bien; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia el bien.

14 Y Micaías respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová me hable, eso diré.

15 Vino, pues, al rey, y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad o la dejaremos? Y él respondió: Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en manos del rey.

16 Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces he de hacerte jurar que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová?

17 Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Éstos no tienen señor; vuelva cada uno a su casa en paz.

18 Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal.

19 Entonces Micaías dijo: Oye, pues, la palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda.

20 Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra.

21 Y salió un espíritu, y se puso delante de Jehová y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera?

22 Y él dijo: Yo saldré y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Lo inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así.

23 Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en boca de todos éstos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti.

24 Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el espíritu de Jehová para hablarte a ti?

25 Y Micaías respondió: He aquí, tú lo verás en aquel día, cuando te metas en un aposento interior para esconderte.

26 Entonces el rey de Israel dijo: Toma a Micaías y llévalo ante Amón, gobernador de la ciudad, y ante Joás, hijo del rey;

27 y dirás: Así ha dicho el rey: Echad a éste en la cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz.

28 Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: ¡Oíd, pueblos todos!

29 Subió, pues, el rey de Israel con Josafat, rey de Judá, a Ramot de Galaad.

30 Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó y entró en la batalla.

31 Pero el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo: No peleéis vosotros ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel.

32 Y sucedió que cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Ciertamente éste es el rey de Israel; y se volvieron a él para pelear con él; pero el rey Josafat gritó.

33 Y aconteció que al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él.

34 Y un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura, por lo que dijo él a su cochero: Da la vuelta y sácame del campo, que estoy herido.

35 Pero la batalla había arreciado aquel día, y el rey tuvo que ser sostenido en su carro delante de los sirios, y al atardecer murió, y la sangre de la herida corría por el fondo del carro.

36 Y a la puesta del sol salió un pregón por el campamento, diciendo: ¡Cada uno a su ciudad, y cada cual a su tierra!

37 Y murió, pues, el rey, y fue llevado a Samaria; y sepultaron al rey en Samaria.

38 Y lavaron el carro en el estanque de Samaria; lavaron también sus armas; y los perros lamieron su sangre, conforme a la palabra que Jehová había hablado.

39 Los demás hechos de Acab, y todas las cosas que hizo, y la casa de marfil que construyó y todas las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

40 Y durmió Acab con sus padres, y reinó en su lugar Ocozías, su hijo.

41 Y Josafat hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab, rey de Israel.

42 Y tenía Josafat treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba, hija de Silhi.

43 Y anduvo en todo el camino de Asa, su padre, sin desviarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehová. Con todo eso los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.

44 Y Josafat hizo la paz con el rey de Israel.

45 Los demás hechos de Josafat, y sus hazañas y las guerras que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

46 Barrió también de la tierra el resto de los sodomitas que habían quedado en el tiempo de su padre Asa.

47 No había entonces rey en Edom; había gobernador en lugar de rey.

48 Josafat había hecho naves en Tarsis, las cuales habían de ir a Ofir por oro; pero no fueron, porque se rompieron en Ezión-geber.

49 Entonces Ocozías hijo de Acab dijo a Josafat: Vayan mis siervos con los tuyos en las naves. Pero Josafat no quiso.

50 Y durmió Josafat con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David, su padre; y en su lugar reinó Joram, su hijo.

51 Y Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria el año diecisiete de Josafat, rey de Judá, y reinó dos años sobre Israel.

52 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de su padre, y en el camino de su madre y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel,

53 porque sirvió a Baal y lo adoró, y provocó a ira a Jehová, Dios de Israel, conforme a todas las cosas que su padre había hecho.




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