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jueves, 21 de junio de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día: 152: Nehemías 9-10


Nehemías
..Capítulo 9
Los judíos ayunan y confiesan sus pecados — Los levitas bendicen y alaban a Jehová, y hacen memoria de Su bondad para con Israel.

1Y el día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y polvo sobre sí.

2Y se había ya apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando de pie, confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres.

3Y puestos de pie en su lugar, leyeron en el libro de la ley de Jehová su Dios una cuarta parte del día, y durante otra cuarta parte confesaron y adoraron a Jehová su Dios.

4Y se levantaron sobre el estrado de los levitas, Jesúa y Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios.

5Y dijeron los levitas, Jesúa y Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías: Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios por los siglos de los siglos; y bendito sea tu nombre glorioso, y sea exaltado sobre toda bendición y alabanza.

6Tú, sólo tú, eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, y todas sus huestes, la tierra y todo lo que en ella hay, los mares y todo lo que en ellos hay; y tú vivificas todas estas cosas, y las huestes de los cielos te adoran.

7Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos y le pusiste por nombre Abraham;

8y hallaste fiel su corazón delante de ti e hiciste convenio con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, y del ferezeo, y del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.

9Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto y oíste el clamor de ellos junto al Mar Rojo;

10e hiciste señales y maravillas contra Faraón, y contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían actuado con soberbia contra ellos; y te hiciste un gran nombre, como en este día.

11Y dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por en medio de él en tierra seca; y a sus perseguidores echaste a las profundidades, como una piedra en poderosas aguas.

12Y con columna de nube los guiaste de día, y de noche, con columna de fuego, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.

13Y sobre el monte Sinaí descendiste y hablaste con ellos desde el cielo; y les diste decretos rectos y leyes verdaderas, estatutos y mandamientos buenos;

14y les hiciste conocer tu día santo de reposo y les mandaste mandamientos, y estatutos y la ley por medio de tu siervo Moisés.

15Y les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano en juramento que se la habías de dar.

16Pero ellos y nuestros padres actuaron con soberbia, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos,

17y no quisieron oír ni se acordaron de las maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz y, en su rebelión, pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres un Dios que perdonas, clemente y misericordioso, tardo para la ira y de gran bondad, y no los abandonaste.

18Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron: Éste es tu Dios que te hizo subir de Egipto, y cometieron grandes blasfemias,

19tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto; la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.

20Y diste tu espíritu bueno para enseñarlos, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste en su sed.

21Y los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se desgastaron, ni se hincharon sus pies.

22Y les diste reinos y pueblos, y los distribuiste por territorios; y poseyeron la tierra de Sehón, y la tierra del rey Hesbón y la tierra de Og, rey de Basán.

23Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla.

24Y los hijos entraron y poseyeron la tierra, y sometiste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en sus manos, y a sus reyes y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen con ellos según su voluntad.

25Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de toda cosa buena, cisternas excavadas, viñas y olivares y muchos árboles frutales; y comieron, y se saciaron, y engordaron y se deleitaron en tu gran bondad.

26Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti, y dieron la espalda a tu ley y mataron a tus profetas que testificaban contra ellos para hacerlos volver a ti; y cometieron grandes blasfemias.

27Y los entregaste en manos de sus enemigos, los cuales los afligieron; y en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas misericordias les diste libertadores que los librasen de manos de sus enemigos.

28Pero al tener descanso, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los dejaste en manos de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías, y según tus misericordias muchas veces los libraste.

29Y los amonestaste para que se volviesen a tu ley; pero ellos actuaron con soberbia y no escucharon tus mandamientos, sino que pecaron contra tus decretos, los cuales si el hombre los cumple, por ellos vivirá; y dieron la espalda en rebeldía y endurecieron su cerviz y no escucharon.

30Y los soportaste por muchos años y los amonestaste con tu espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo que los entregaste en manos de los pueblos de la tierra.

31Pero por tus grandes misericordias no los destruiste ni los abandonaste, porque eres un Dios benigno y misericordioso.

32Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el convenio y la misericordia, no sea tenida en poco delante de ti toda la aflicción que nos ha sobrevenido, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, y a nuestros sacerdotes, y a nuestros profetas, y a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.

33Pero tú eres justo en todo lo que nos ha sobrevenido, porque lealmente has hecho; pero nosotros hemos hecho lo malo.

34Y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos ni a tus testimonios con que los amonestabas.

35Y ellos en su reino y en el gran bien que les diste, y en la tierra extensa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron ni se volvieron de sus malas obras.

36He aquí que hoy somos siervos, en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien; he aquí que somos siervos en ella.

37Y su fruto se multiplica para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros ganados, según su voluntad, y estamos en gran angustia.

38A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos un convenio fiel, y lo escribimos, sellado por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

Nehemías
..Capítulo 10

El pueblo hace convenio de no casarse fuera de Israel, de honrar el día de reposo, de pagar el diezmo y de guardar los mandamientos.

1 Y los que firmaron fueron: Nehemías, el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías,

2Seraías, Azarías, Jeremías,

3Pasur, Amarías, Malquías,

4Hatús, Sebanías, Maluc,

5Harim, Meremot, Obadías,

6Daniel, Ginetón, Baruc,

7Mesulam, Abías, Mijamín,

8Maazías, Bilgai y Semaías; éstos eran los sacerdotes.

9Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel;

10y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán,

11Micaía, Rehob, Hasabías,

12Zacur, Serebías, Sebanías,

13Hodías, Bani y Beninu.

14Los jefes del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani,

15Buni, Azgad, Bebai,

16Adonías, Bigvai, Adín,

17Ater, Ezequías, Azur,

18Hodías, Hasum, Bezai,

19Arif, Anatot, Nebai,

20Magpías, Mesulam, Hezir,

21Mesezabeel, Sadoc, Jadúa,

22Pelatías, Hanán, Anaías,

23Oseas, Hananías, Hasub,

24Halohes, Pilha, Sobec,

25Rehum, Hasabna, Maaseías,

26y Ahías, Hanán, Anán,

27Maluc, Harim y Baana.

28Y el resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras para seguir la ley de Dios, sus esposas, sus hijos y sus hijas, todo el que tenía conocimiento y discernimiento,

29se unieron a sus hermanos, a sus principales, y se comprometieron bajo pena de maldición y juramento a andar en la ley de Dios, que fue dada por medio de Moisés, siervo de Dios, y a guardar y cumplir todos los mandamientos de Jehová nuestro Señor, y sus decretos y sus estatutos;

30y a no dar nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni a tomar sus hijas para nuestros hijos.

31Y a que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo, nada tomaríamos de ellos en día de reposo ni en día santificado; y a que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra y perdonaríamos toda deuda.

32Nos impusimos además la obligación de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios;

33para el pan de la proposición, y para la ofrenda continua de grano, y para el holocausto continuo, los días de reposo, las lunas nuevas, las fiestas señaladas, y para las cosas sagradas, y para las ofrendas por el pecado para hacer expiación por Israel y para toda la obra de la casa de nuestro Dios.

34Echamos también suertes entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas paternas, en los tiempos determinados cada año, para que ardiera sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley.

35Y para traer cada año a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra y las primicias de todo fruto de todo árbol.

36Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y para traer los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios;

37para traer también las primicias de nuestras masas, y de nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino y del aceite a los sacerdotes, a los depósitos de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra a los levitas, porque los levitas reciben los diezmos de nuestras labores en todas las ciudades.

38Y estará el sacerdote, hijo de Aarón, con los levitas cuando los levitas reciban el diezmo; y los levitas llevarán el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a los depósitos de la casa del tesoro.

39Porque a los depósitos han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda de grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, y los porteros y los cantores. Y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.



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