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jueves, 19 de abril de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 100: 2 Samuel 17-18


Segundo libro de
Samuel..Capítulo 17
Se rechaza el consejo de Ahitofel y se acepta el de Husai — Se da una advertencia a David y éste huye, pasando el Jordán — Ahitofel se ahorca — El pueblo se prepara para la guerra.

1 Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Yo escogeré ahora doce mil hombres, y me levantaré y perseguiré a David esta noche.

2Y caeré sobre él cuando esté cansado y débil de manos; lo atemorizaré y todo el pueblo que está con él huirá; y mataré solamente al rey.

3Así haré volver a ti a todo el pueblo. Y cuando ellos hayan vuelto (pues aquel hombre es el que tú buscas), todo el pueblo estará en paz.

4Este consejo pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel.

5Y dijo Absalón: Llama también ahora a Husai, el arquita, para que también oigamos lo que él tenga que decir.

6Y cuando Husai vino a Absalón, le habló Absalón, diciendo: Así ha dicho Ahitofel; ¿seguiremos su consejo, o no? Di tú.

7Entonces Husai dijo a Absalón: El consejo que ha dado esta vez Ahitofel no es bueno.

8Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y sus hombres son valientes y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra y no pasará la noche con el pueblo.

9He aquí, él estará ahora escondido en alguna cueva o en otro lugar; y acontecerá que si al principio caen algunos de los tuyos, cualquiera que lo oiga dirá: Ha habido una matanza entre el pueblo que sigue a Absalón.

10Y aun el hombre valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, sin duda desmayará, porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente y que los que están con él son valientes.

11Aconsejo, pues, que todo Israel se reúna contigo, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla.

12Entonces le acometeremos en cualquier lugar donde se halle, y caeremos sobre él como cae el rocío sobre la tierra, y ni a él ni a ninguno de los que están con él dejaremos con vida.

13Y si se refugia en alguna ciudad, todos los de Israel llevarán sogas a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, hasta que no se encuentre allí ni una piedra.

14Entonces Absalón y todos los hombres de Israel dijeron: El consejo de Husai, el arquita, es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón.

15Dijo luego Husai a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: Así y así aconsejó Ahitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y de esta manera aconsejé yo.

16Por tanto, enviad inmediatamente y dad aviso a David, diciendo: No te quedes esta noche en los llanos del desierto, sino pasa en seguida el Jordán, para que el rey no sea destruido y todo el pueblo que está con él.

17Y Jonatán y Ahimaas estaban junto a la fuente de Rogel, y una criada fue y les avisó, porque ellos no podían dejarse ver entrando en la ciudad; y ellos fueron y se lo comunicaron al rey David.

18Pero fueron vistos por un joven, el cual avisó a Absalón; sin embargo, los dos se dieron prisa en caminar y llegaron a casa de un hombre en Bahurim que tenía un pozo en su patio, dentro del cual se metieron.

19Y la mujer de la casa tomó una manta y la extendió sobre la boca del pozo, y tendió sobre ella el grano trillado; y no se notaba nada.

20Y cuando llegaron los criados de Absalón a la casa de la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron, volvieron a Jerusalén.

21Y sucedió que después que ellos se hubieron ido, aquéllos salieron del pozo y se fueron y dieron aviso al rey David, y le dijeron: Levantaos y daos prisa a pasar las aguas, porque Ahitofel ha dado tal consejo contra vosotros.

22Entonces David se levantó, y todo el pueblo que estaba con él, y pasaron el Jordán antes que amaneciese; ni siquiera faltó uno que no pasase el Jordán.

23Y Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, ensilló su asno, y se levantó y se fue a su casa en su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó y murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.

24Y David llegó a Mahanaim, y Absalón pasó el Jordán con toda la gente de Israel.

25Y Absalón nombró a Amasa jefe del ejército en lugar de Joab. Amasa era hijo de un hombre de Israel llamado Itra, el cual se había llegado a Abigail hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab.

26Y acampó Israel con Absalón en la tierra de Galaad.

27Y aconteció que cuando David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas, de Rabá de los hijos de Amón, y Maquir hijo de Amiel de Lodebar, y Barzilai galaadita de Rogelim

28trajeron camas, y tazas, y vasijas de barro, y trigo, y cebada, y harina, y grano tostado, y habas, y lentejas, y garbanzos tostados,

29y miel, y mantequilla, y ovejas y quesos de vaca, para que comiesen, porque dijeron: El pueblo está hambriento, y cansado y sediento en el desierto.

Segundo libro de
Samuel..Capítulo 18

Los israelitas son derrotados en los bosques de Efraín — Joab mata a Absalón — Llevan a David la noticia de su muerte y éste se lamenta por su hijo.

1 David, pues, contó a los del pueblo que estaban con él, y puso sobre ellos jefes de millares y jefes de centenas.

2Y envió una tercera parte del pueblo bajo el mando de Joab, y otra tercera parte bajo el mando de Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab, y la otra tercera parte bajo el mando de Itai, el geteo. Y dijo el rey al pueblo: Yo también saldré con vosotros.

3Pero el pueblo dijo: No saldrás, porque si nosotros huimos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros; pero tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Será, pues, mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad.

4Entonces el rey les dijo: Yo haré lo que bien os parezca. Y se puso el rey al lado de la puerta, mientras salía todo el pueblo por centenares y por millares.

5Y el rey mandó a Joab, y a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente por amor a mí al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando el rey dio órdenes acerca de Absalón a todos los jefes.

6Salió, pues, el pueblo al campo contra Israel, y se libró la batalla en el bosque de Efraín;

7y allí cayó el pueblo de Israel delante de los siervos de David, y aquel día se hizo allí una gran matanza de veinte mil hombres.

8Y la batalla se extendió por todo el territorio, y fueron más los que devoró el bosque aquel día que los que devoró la espada.

9Y Absalón se encontró con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo pasó por debajo del espeso ramaje de una gran encina, y se le enredó la cabeza en la encina, y quedó suspendido entre el cielo y la tierra, y el mulo en que iba siguió de largo.

10Y lo vio uno y avisó a Joab, diciendo: He aquí que he visto a Absalón colgado de una encina.

11Y Joab respondió al hombre que le daba la noticia: Y si lo viste, ¿por qué no le mataste en seguida allí, echándole a tierra? Yo te hubiera dado diez siclos de plata y un cinturón.

12Y el hombre dijo a Joab: Aunque pesaras en mis manos mil siclos de plata, no extendería yo mi mano contra el hijo del rey, porque nosotros oímos cuando el rey te mandó a ti, y a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven Absalón.

13Por otra parte, habría yo hecho traición contra mi vida, pues al rey nada se le esconde, y tú mismo estarías en contra.

14Y respondió Joab: No perderé mi tiempo contigo. Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón, que aún estaba vivo en medio de la encina.

15Y diez jóvenes escuderos de Joab rodearon a Absalón y lo hirieron, y acabaron de matarle.

16Entonces Joab tocó la trompeta, y el pueblo dejó de perseguir a Israel, porque Joab detuvo al pueblo.

17Tomando después a Absalón, lo echaron en un gran hoyo en el bosque y levantaron sobre él un montón muy grande de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a su tienda.

18Y en vida, Absalón había tomado piedras y había erigido una columna para sí, la cual está en el valle del rey, porque había dicho: Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna por su propio nombre, y así se ha llamado la Columna de Absalón, hasta hoy.

19Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora y daré al rey las nuevas de que Jehová le ha vindicado de la mano de sus enemigos?

20Y le respondió Joab: Hoy no llevarás las nuevas; las llevarás otro día; no darás hoy la noticia, porque el hijo del rey ha muerto.

21Y Joab dijo a un etíope: Ve tú y di al rey lo que has visto. Y el etíope hizo reverencia ante Joab y corrió.

22Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea como sea, yo correré, te ruego, tras el etíope. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has de correr tú, si no recibirás recompensa por las nuevas?

23Pero él respondió: Sea como sea, yo correré. Entonces le dijo: Corre. Corrió, pues, Ahimaas, por el camino de la llanura, y se adelantó al etíope.

24Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya subió al terrado que estaba sobre la puerta del muro, y alzando sus ojos, miró y vio a un hombre que corría solo.

25El atalaya dio voces, y lo hizo saber al rey. Y el rey dijo: Si viene solo, buenas nuevas trae. En tanto que él venía acercándose,

26vio el atalaya a otro hombre que corría; y dio voces el atalaya al portero, diciendo: He aquí otro hombre que corre solo. Y el rey dijo: Éste también trae buenas nuevas.

27Y el atalaya dijo: Me parece el correr del primero como el correr de Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey: Ése es hombre de bien y viene con buenas nuevas.

28Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. Y se postró sobre su rostro en tierra delante del rey y dijo: Bendito sea Jehová tu Dios, que ha entregado a los hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el rey.

29Y el rey dijo: ¿El joven Absalón está bien? Y Ahimaas respondió: Vi yo un gran alboroto cuando envió Joab al siervo del rey y a mí, tu siervo, pero no supe qué era.

30Y el rey dijo: Pasa, y ponte allí. Y él pasó y se quedó de pie.

31Y he aquí llegó el etíope y dijo: Reciba buenas nuevas mi señor el rey, porque hoy Jehová te ha vindicado de la mano de todos los que se habían levantado contra ti.

32El rey entonces dijo al etíope: ¿El joven Absalón está bien? Y el etíope respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levanten contra ti para mal.

33Entonces el rey se turbó, y subió a la sala que estaba encima de la puerta y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!





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