Seguidores

jueves, 28 de marzo de 2013

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 307: 1 Corintios 11-14


Capítulo 11
Pablo habla de ciertas costumbres del cabello y del arreglo personal — Habrá herejías que pondrán a prueba a los fieles — Los emblemas sacramentales se toman en memoria de la carne y de la sangre de Cristo — Cuidaos de participar indignamente de ellos.

1 Sed imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.

2 Y os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las enseñé.

3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios, la cabeza de Cristo.

4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza.

5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza, porque lo mismo es que si se hubiese rapado.

6 Porque si la mujer no se cubre la cabeza, córtese también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, cúbrase.

7 Porque el varón no ha de cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón,

8 porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,

9 Y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.

10 Por lo cual, la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.

11 Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón.

12 Porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.

13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?

14 La naturaleza misma, ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?

15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso, porque en lugar de velo le es dado el cabello.

16 Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.

17 Pero en esto que os anuncio, no os alabo, porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor.

18 Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros disensiones; y en parte lo creo.

19 Porque es preciso que entre vosotros haya herejías, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.

20 Cuando, pues, os reunís en común, esto no es comer la cena del Señor.

21 Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga.

22 Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.

23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,

24 y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.

25 Asimismo, tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo convenio en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí.

26 Porque todas las veces que comáis este pan, y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.

28 Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.

29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí.

30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros; y muchos duermen.

31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.

32 Pero siendo juzgados, somos disciplinados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

33 Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.

34 Si alguno tiene hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando llegue.

Capítulo 12

El Espíritu Santo revela que Jesús es el Cristo — Los dones espirituales están presentes entre los santos — En la Iglesia verdadera hay apóstoles, profetas y milagros.

1 Y acerca de los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes.

2 Sabéis que cuando erais gentiles, ibais, tal como erais llevados, a los ídolos mudos.

3 Por tanto, os hago saber, que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús; y nadie puede afirmar que Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo.

4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.

5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.

6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

8 Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu;

9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu;

10 a otro, el hacer milagros; y a otro, profecía; y a otro, discernimiento de espíritus; y a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.

13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

14 Pues tampoco el cuerpo es un solo miembro, sino muchos.

15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?

16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?

17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?

18 Pero ahora Dios ha colocado los miembros, cada uno de ellos, en el cuerpo, como él quiso.

19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

20 Pero ahora hay muchos miembros, aunque uno solo es el cuerpo.

21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito; ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.

22 Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;

23 y a aquellos miembros del cuerpo que estimamos ser menos honrosos, a éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.

24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no lo necesitan; pero Dios así formó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;

25 para que no haya división en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen por igual los unos por los otros.

26 De manera que, si un miembro padece, todos los miembros padecen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.

27 Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, e individualmente sois miembros de él.

28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego milagros; después los dones de sanidades; ayudas, administraciones y diversidades de lenguas.

29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros?

30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Interpretan todos?

31 Procurad, pues, los mejores dones; mas yo os muestro un camino aún más excelente.

Capítulo 13

Pablo analiza la excelencia de la caridad — La caridad, el amor puro, sobrepasa y excede a casi todo lo demás.

1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.

2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo caridad, nada soy.

3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.

4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no se jacta, no se envanece;

5 no se comporta indebidamente, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal;

6 no se regocija en la maldad, sino que se regocija en la verdad;

7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

8 La caridad nunca deja de ser; mas las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y el conocimiento se acabará;

9 porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

10 mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad.

Capítulo 14

Las personas deben desear dones espirituales — Se compara el don de lenguas con el de profecía — El de profecía es el mayor de esos dones — Pablo dice: “Podéis todos profetizar”. “Procurad profetizar”.

1 Seguid la caridad y procurad los dones espirituales, pero sobre todo, que profeticéis.

2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie le entiende, porque por el espíritu habla misterios.

3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, y exhortación y consolación.

4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.

5 Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete, para que la iglesia reciba edificación.

6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablo con revelación, o con conocimiento, o con profecía o con doctrina?

7 Ciertamente, las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o el arpa, si no dan con distinción los sonidos, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?

8 Y si la trompeta da sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?

9 Así también vosotros, si por la lengua no dais palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís?, porque hablaréis al aire.

10 Tantas clases de idiomas hay quizá en el mundo, y ninguno carece de significado;

11 pero si yo no entiendo el significado de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí.

12 Así también vosotros, puesto que anheláis dones espirituales, procurad que abunden en vosotros para la edificación de la iglesia.

13 Por lo cual, el que habla en lenguas, ore para poder interpretarlas.

14 Porque si yo oro en lenguas, mi espíritu ora; pero mi entendimiento es sin fruto.

15 ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

16 Porque si bendices con el espíritu, el que ocupa el lugar de un simple oyente, ¿cómo dirá Amén a tu acción de gracias?, pues no sabe lo que has dicho.

17 Porque tú, a la verdad, bien das gracias, pero el otro no es edificado.

18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;

19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a los otros, que diez mil palabras en lenguas.

20 Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.

21 En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.

22 Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.

23 De manera que, si toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?

24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;

25 lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación; hágase todo para edificación.

27 Si alguno habla en lenguas, que hablen dos, o a lo más tres, y por turno; y que uno interprete.

28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.

29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.

30 Y si a otro que está sentado le es revelado algo, calle el primero.

31 Porque podéis profetizar todos, uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados.

32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas,

33 porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos.

34 Vuestras mujeres callen en las congregaciones, porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como dice también la ley.

35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos, porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.

36 ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?

37 Si alguno a su parecer es profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.

38 Pero el que lo ignora, que lo ignore.

39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar en lenguas.

40 Pero hágase todo decentemente y con orden.