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miércoles, 31 de octubre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 234: Jeremías 44-48


Capítulo 44
Jeremías profetiza que los judíos que moran en Egipto, salvo un pequeño remanente, serán destruidos porque adoran dioses falsos.

1 La palabra que vino a Jeremías acerca de todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, que vivían en Migdol, y en Tafnes, y en Menfis y en la tierra de Patros, diciendo:

2Así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; y he aquí que ellas están el día de hoy asoladas, y no hay quien more en ellas

3a causa de la maldad que ellos cometieron para hacerme enojar, yendo a quemar incienso, sirviendo a dioses ajenos que ellos no habían conocido, ni ellos, ni vosotros ni vuestros padres.

4Y envié a vosotros a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviándolos, para deciros: No hagáis ahora esta cosa abominable que yo aborrezco.

5Pero no escucharon ni inclinaron su oído para volverse de su maldad, para dejar de quemar incienso a dioses ajenos.

6Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén; y quedaron en ruinas y en desolación, como lo están hoy.

7Ahora pues, así ha dicho Jehová, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: ¿Por qué hacéis un mal tan grande contra vuestras almas, para ser talados el hombre y la mujer, el muchacho y el niño de pecho, de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno,

8haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para peregrinar, de suerte que os desarraiguéis y seáis objeto de maldición y de oprobio a todas las naciones de la tierra?

9¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, y de las maldades de los reyes de Judá, y de las maldades de sus esposas, y de vuestras propias maldades y de las maldades de vuestras esposas, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén?

10No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.

11Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que yo pongo mi rostro contra vosotros para mal y para desarraigar a todo Judá.

12Y tomaré a los del remanente de Judá que fijaron sus rostros para entrar en la tierra de Egipto a fin de peregrinar allí, y serán todos consumidos y caerán en la tierra de Egipto; serán consumidos por la espada y por el hambre; por la espada y por el hambre morirán desde el menor hasta el mayor, y serán motivo de execración, y de espanto, y de maldición y de oprobio.

13Pues castigaré a los que moran en la tierra de Egipto, como castigué a Jerusalén, con espada, con hambre y con pestilencia.

14Y del resto de los de Judá que entraron en la tierra de Egipto para peregrinar allá, no habrá quien escape ni quien quede vivo para volver a la tierra de Judá, a la cual suspiran ellos por volver para habitar allí; porque no volverán sino sólo los que escapen.

15Entonces todos los que sabían que sus esposas habían quemado incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en la tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:

16La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová no la escucharemos de ti,

17sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra propia boca, para quemar incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones, como hemos hecho nosotros, nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros jefes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén; pues fuimos saciados de pan, y estuvimos bien y no vimos mal alguno.

18Pero desde que dejamos de quemar incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta de todo, y por la espada y por el hambre somos consumidos.

19Y cuando quemamos incienso a la reina del cielo y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones sin el consentimiento de nuestros maridos?

20Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, y a todo el pueblo que le había respondido esto, diciendo:

21¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que quemasteis en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes, y vuestros jefes y el pueblo de la tierra?

22Y no pudo soportarlo más Jehová a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho; por tanto, vuestra tierra está en desolación, y en espanto y en maldición, hasta quedar sin morador, como lo está hoy.

23Porque quemasteis incienso y pecasteis contra Jehová, y no obedecisteis la voz de Jehová ni anduvisteis en su ley, ni en sus estatutos ni en sus testimonios; por tanto, ha venido sobre vosotros este mal, como hasta hoy.

24Y dijo Jeremías a todo el pueblo y a todas las mujeres: Oíd la palabra de Jehová, todos los de Judá que estáis en la tierra de Egipto:

25Así ha hablado Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras esposas hablasteis con vuestras bocas y con vuestras manos lo realizasteis, diciendo: Ciertamente cumpliremos nuestros votos que hicimos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones; en verdad confirmáis vuestros votos y ponéis vuestros votos por obra.

26Por tanto, oíd la palabra de Jehová, todos los de Judá que habitáis en la tierra de Egipto: He aquí, he jurado por mi gran nombre, dice Jehová, que mi nombre no será más invocado en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre de Judá, diciendo: Vive Jehová el Señor.

27He aquí que yo vigilo sobre ellos para mal y no para bien; y todos los hombres de Judá que están en la tierra de Egipto serán consumidos por la espada y por el hambre, hasta que perezcan del todo.

28Y los que escapen de la espada volverán de la tierra de Egipto a la tierra de Judá, pocos hombres en número. Y todo el remanente de Judá que ha entrado en la tierra de Egipto a morar allí sabrá de quién es la palabra que ha de permanecer: si la mía o la suya.

29Y esto tendréis por señal, dice Jehová, de que en este lugar os castigaré, para que sepáis que ciertamente permanecerán mis palabras para mal sobre vosotros.

30Así ha dicho Jehová: He aquí que yo entrego a Faraón Hofra, rey de Egipto, en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan su vida, como entregué a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo que buscaba su vida.

Capítulo 45

Jeremías promete a Baruc que su vida será conservada.

1La palabra que habló el profeta Jeremías a Baruc hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas palabras de boca de Jeremías, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, diciendo:

2Así ha dicho Jehová Dios de Israel, acerca de ti, oh Baruc:

3Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora!, porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir y no he hallado descanso.

4Así le has de decir: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo lo que edifiqué y arranco lo que planté, es decir, toda esta tierra.

5¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques, porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; y a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres.

Capítulo 46

Jeremías profetiza la conquista de Egipto por Babilonia — Jacob será salvo y volverá a su propia tierra.

1La palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías contra las naciones.

2Con respecto a Egipto: contra el ejército de Faraón Necao, rey de Egipto, que estaba cerca del río Éufrates en Carquemis, a quien derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá:

3¡Preparad escudo y pavés, y venid a la guerra!

4¡Uncid los caballos y montadlos, vosotros los jinetes! ¡Y presentaos con los yelmos puestos; limpiad las lanzas, poneos las corazas!

5¿Por qué los veo aterrados, retrocediendo? Sus valientes fueron derrotados y huyen de prisa, sin mirar atrás; hay miedo por todas partes, dice Jehová.

6No huya el ligero, ni el valiente escape; al norte, junto a la ribera del Éufrates, tropezarán y caerán.

7¿Quién es éste que sube como el Nilo y cuyas aguas se mueven como ríos?

8Egipto, como el Nilo, se ensancha, y sus aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré la ciudad y a los que en ella moran.

9Subid, caballos, y corred con furor, carros; y salgan los valientes: los de Etiopía y los de Fut que toman escudo, y los de Lud que toman y tensan arco.

10Mas ese día será para Jehová Dios de los ejércitos día de venganza para vengarse de sus enemigos; y la espada devorará, y se saciará y se embriagará de la sangre de ellos; porque sacrificio será para Jehová Dios de los ejércitos, en la tierra del norte, junto al río Éufrates.

11Sube a Galaad y consigue bálsamo, oh virgen hija de Egipto; en vano multiplicarás las medicinas; no hay curación para ti.

12Las naciones oyeron de tu afrenta, y tu clamor llenó la tierra; porque el valiente tropezó contra el valiente, y ambos cayeron juntos.

13La palabra que habló Jehová al profeta Jeremías acerca de la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para herir la tierra de Egipto:

14Anunciad en Egipto y haced saber en Migdol; haced saber también en Menfis y en Tafnes; decid: Ponte en pie y prepárate, porque la espada devorará tu comarca.

15¿Por qué han sido derribados tus valientes? No se mantuvieron firmes, porque Jehová los ha empujado.

16Multiplicó los caídos, y cada uno cayó sobre su compañero, y dijeron: Levántate y volvamos a nuestro pueblo y a la tierra de nuestro nacimiento, de delante de la espada opresora.

17Allí gritaron: ¡Faraón, rey de Egipto, no es más que ruido; dejó pasar el tiempo señalado!

18Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, que como el Tabor entre los montes y como el Carmelo junto al mar, así vendrá.

19Prepara tus enseres para ir al cautiverio, moradora hija de Egipto, porque Menfis será un yermo y será asolada hasta no quedar morador.

20Becerra hermosa es Egipto; mas viene destrucción; del norte viene.

21Sus mercenarios también en medio de ella son como becerros engordados, porque también ellos se volvieron atrás; huyeron todos sin resistir, porque vino sobre ellos el día de su quebranto, el tiempo de su castigo.

22Su voz será como de serpiente, porque como ejército marchan; y con hachas vienen contra ella, como cortadores de leña.

23Cortarán su bosque, dice Jehová, aunque sea impenetrable, porque serán más numerosos que langostas y serán innumerables.

24Se avergonzará la hija de Egipto; entregada será en manos del pueblo del norte.

25Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, ha dicho: He aquí que yo castigo a Amón de Tebas, y a Faraón, y a Egipto, y a sus dioses y a sus reyes, tanto a Faraón como a los que en él confían.

26Y los entregaré en manos de los que buscan su vida, y en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus siervos; pero después será habitado como en los días pasados, dice Jehová.

27Pero tú no temas, oh siervo mío Jacob, ni desmayes, oh Israel; porque, he aquí, yo te salvaré de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de vuestra cautividad. Y volverá Jacob, y descansará y estará tranquilo, y no habrá quien lo atemorice.

28Tú, oh siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, porque yo estoy contigo; porque destruiré a todas las naciones entre las cuales te habré dispersado; pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.

Capítulo 47

Jeremías predice la desolación y la destrucción de los filisteos.

1 La palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías acerca de los filisteos, antes que Faraón hiriese a Gaza.

2Así ha dicho Jehová: He aquí que suben aguas del norte y se harán torrente; e inundarán la tierra y su plenitud, la ciudad y a los moradores de ella; y los hombres clamarán, y aullará todo morador de la tierra.

3Por el sonido de los cascos de sus fuertes caballos, por el ruido de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no cuidan de los hijos por la debilidad de sus manos,

4a causa del día que viene para destrucción de todos los filisteos, para talar a todo aliado que todavía les quede, a Tiro y a Sidón, porque Jehová destruirá a los filisteos, al resto de la isla de Caftor.

5Sobre Gaza vino calvicie, Ascalón ha perecido, y el resto de su valle; ¿hasta cuándo te sajarás?

6¡Oh espada de Jehová!, ¿cuándo vas a reposar? ¡Vuélvete a tu vaina, reposa y sosiégate!

7¿Cómo reposarás? Pues Jehová te ha enviado contra Ascalón y contra la costa del mar; allí te ha puesto.

Capítulo 48

Juicio y destrucción vendrán sobre los moabitas por menospreciar a Dios.

1 Acerca de Moab. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¡Ay de Nebo!, porque fue destruida; fue avergonzada Quiriataim, fue tomada; fue confundida Misgab y destrozada.

2No se alabará ya más Moab; en Hesbón maquinaron mal contra ella, diciendo: Venid, y quitémosla de entre las naciones. También tú, Madmena, serás talada; la espada irá en pos de ti.

3¡Voz de clamor de Horonaim, destrucción y gran quebranto!

4Moab ha sido quebrantada; hicieron que se oyese el clamor de sus pequeños.

5Porque a la subida de Luhit con llanto subirá el que llora; porque a la bajada de Horonaim los enemigos oyeron clamor de quebranto.

6¡Huid, salvad vuestra vida y sed como la retama en el desierto!

7Pues por cuanto confiaste en tus obras y en tus tesoros, tú también serás tomada; y Quemos será llevado en cautiverio, junto con sus sacerdotes y sus príncipes.

8Y vendrá el destructor a cada una de las ciudades, y ninguna ciudad escapará; también el valle será arruinado, y será destruida la llanura, como ha dicho Jehová.

9Dad alas a Moab, para que se vaya volando; pues serán desoladas sus ciudades hasta no quedar en ellas morador alguno.

10Maldito el que hiciere engañosamente la obra de Jehová, y maldito el que retuviere su espada de la sangre.

11Tranquilo estuvo Moab desde su juventud, y sobre sus sedimentos ha estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto, conservó su sabor, y su olor no ha cambiado.

12Por eso, he aquí que vienen días, ha dicho Jehová, en que yo le enviaré transvasadores que lo transvasarán, y vaciarán sus vasijas y romperán sus tinajas.

13Y se avergonzará Moab de Quemos, como la casa de Israel se avergonzó de Bet-el, su confianza.

14¿Cómo, pues, diréis: Somos valientes y hombres fuertes para la guerra?

15Destruido ha sido Moab, y sus ciudades asoladas, y sus jóvenes escogidos han descendido al degolladero, ha dicho el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos.

16Cercana está la calamidad de Moab, a punto de llegar, y su aflicción se apresura mucho.

17Lamentaos por él todos los que estáis a su alrededor; y todos los que sabéis su nombre, decid: ¡Cómo se ha quebrado la vara fuerte, el báculo hermoso!

18Desciende de la gloria, siéntate en tierra seca, moradora hija de Dibón; porque el destructor de Moab ha subido contra ti, ha destruido tus fortalezas.

19Ponte en el camino y mira, oh moradora de Aroer; pregunta al que va huyendo y a la que va escapando, y di: ¿Qué ha acontecido?

20Moab ha sido avergonzado, porque fue destrozado; aullad y clamad; anunciad en el Arnón que Moab ha sido destruido.

21Y ha venido juicio sobre la tierra de la llanura; sobre Holón, y sobre Jahaza, y sobre Mefaat,

22y sobre Dibón, y sobre Nebo, y sobre Bet-diblataim,

23y sobre Quiriataim, y sobre Bet-gamul, y sobre Bet-meón,

24y sobre Queriot, y sobre Bosra, y sobre todas las ciudades de la tierra de Moab, las de lejos y las de cerca.

25Cortado es el poder de Moab, y su brazo quebrantado, dice Jehová.

26Embriagadlo, porque contra Jehová se engrandeció; y revuélquese Moab en su vómito, y sea también él motivo de escarnio.

27¿Y no fue Israel para ti motivo de escarnio? ¿Acaso fue hallado entre ladrones? Porque cuando de él hablabas, tú hacías gestos de burla.

28Abandonad las ciudades y habitad en peñascos, oh moradores de Moab; y sed como la paloma que hace nido en la boca de la caverna.

29Hemos oído de la soberbia de Moab, que es muy soberbio, de su arrogancia y de su orgullo, y de su altivez y de la altanería de su corazón.

30Yo conozco, dice Jehová, su cólera; pero no tendrá efecto alguno; sus jactancias no le aprovecharán.

31Por tanto, yo aullaré por Moab, y por todo Moab clamaré y por los hombres de Kir-hares gemiré.

32Con llanto de Jazer lloraré por ti, oh vid de Sibma; tus sarmientos pasaron el mar, llegaron hasta el mar de Jazer; sobre tu cosecha y sobre tu vendimia ha venido el destructor.

33Y han sido quitados la alegría y el regocijo de los campos fértiles y de la tierra de Moab; y he hecho que falte el vino de los lagares; no pisarán con gritos de júbilo; los gritos no serán de júbilo.

34El clamor de Hesbón llega hasta Eleale; hasta Jahaza dieron su voz; desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-selisiyá; porque también las aguas de Nimrim serán desoladas.

35Y haré cesar en Moab, dice Jehová, a quien sacrifique en los lugares altos, y a quien queme incienso a sus dioses.

36Por tanto, mi corazón resonará como flautas por causa de Moab; asimismo resonará mi corazón a modo de flautas por los hombres de Kir-hares, porque perecieron las riquezas que había conseguido.

37Porque en toda cabeza habrá calvicie, y toda barba será rapada; sobre todas las manos habrá sajaduras y cilicio sobre todos los lomos.

38Sobre todos los terrados de Moab y en sus calles todo será llanto, porque yo he quebrado a Moab como a vasija que no agrada, dice Jehová.

39¡Cómo ha sido quebrantado! ¡Aúllan! ¡Cómo ha vuelto la espalda Moab, avergonzado! Y será Moab objeto de escarnio y de espanto para todos los que están en sus alrededores.

40Porque así ha dicho Jehová: He aquí que como águila volará y extenderá sus alas contra Moab.

41Tomada será Queriot, y tomadas serán las fortalezas; y aquel día el corazón de los valientes de Moab será como el corazón de mujer en angustia.

42Y Moab será destruido hasta dejar de ser pueblo, porque se engrandeció contra Jehová.

43Miedo, y foso y trampa contra ti, oh morador de Moab, dice Jehová.

44El que huya del miedo caerá en el foso; y el que salga del foso quedará atrapado en la trampa, porque yo traeré sobre él, sobre Moab, el año de su castigo, dice Jehová.

45A la sombra de Hesbón se han detenido sin fuerzas los que huían; mas sale fuego de Hesbón y llama de en medio de Sehón, y ha devorado las sienes de Moab y la coronilla de los hijos revoltosos.

46¡Ay de ti, Moab! Ha perecido el pueblo de Quemos, porque tus hijos fueron llevados para cautividad y tus hijas para cautiverio.

47Pero haré volver a los cautivos de Moab en lo postrero de los tiempos, dice Jehová. Hasta aquí es el juicio de Moab.

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