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jueves, 30 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 196: Proverbios 9-12


Capítulo 9
Reprende al sabio y te amará — El temor de Jehová es el principio de la sabiduría — Los convidados de la mujer inmoral están en las profundidades del infierno.

1

La sabiduría ha edificado su casa,
ha labrado sus siete columnas,

2

ha matado sus animales; ha mezclado su vino;
ha puesto también su mesa.

3

Ha enviado a sus doncellas;
clama sobre lo más alto de la ciudad:

4

El que sea ingenuo, venga acá.
A los faltos de entendimiento ella dice:

5

Venid, comed de mi pan
y bebed del vino que he mezclado.

6

Dejad las ingenuidades y vivid;
y andad por el camino del entendimiento.

7

El que corrige al escarnecedor se acarrea ignominia;
el que reprende al malvado atrae mancha sobre sí.

8

No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;
reprende al sabio, y te amará.

9

Da al sabio, y será más sabio;
enseña al justo, y aumentará su saber.

10

El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
y el conocimiento del Santo es entendimiento.

11

Porque por mí se multiplicarán tus días,
y años de vida se te añadirán.

12

Si eres sabio, para ti lo eres;
y si eres escarnecedor, tú solo lo sufrirás.

13

La mujer insensata es alborotadora;
es simple e ignorante.

14

Se sienta a la puerta de su casa,
en un asiento en los lugares altos de la ciudad,

15

para llamar a los que pasan por el camino,
a los que van derecho por sus sendas:

16

El que sea ingenuo, venga acá.
Y al falto de entendimiento ella dice:

17

Las aguas hurtadas son dulces,
y el pan comido a escondidas es sabroso.

18

Y no saben que allí están los muertos,
que los convidados de ella están en las profundidades del Seol.

Capítulo 10
[Jesucristo siempre agradó a su Padre Celestial]
El hijo sabio alegra al padre — La boca del justo es un manantial de vida — El que difama es insensato — El deseo de los justos será concedido.

Proverbios de Salomón. 1

El hijo sabio alegra al padre,
pero el hijo necio es la tristeza de su madre.

2

Los tesoros de la maldad no serán de provecho,
mas la justicia libra de la muerte.

3

Jehová no dejará padecer hambre al alma del justo,
mas rechazará la codicia de los malvados.

4

La mano negligente empobrece,
pero la mano de los diligentes enriquece.

5

El que recoge en verano es hijo prudente;
el que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.

6

Hay bendiciones sobre la cabeza del justo,
pero la boca de los malvados oculta violencia.

7

La memoria del justo será bendecida,
pero el nombre de los malvados se pudrirá.

8

El sabio de corazón recibirá los mandamientos,
pero el necio de labios caerá.

9

El que camina en integridad anda seguro,
pero el que pervierte sus caminos será descubierto.

10

El que guiña el ojo acarrea tristeza,
pero el necio de labios caerá.

11

Manantial de vida es la boca del justo,
pero la boca de los malvados oculta violencia.

12

El odio despierta rencillas,
pero el amor cubrirá todas las transgresiones.

13

En los labios del entendido se halla sabiduría,
pero la vara es para las espaldas del falto de entendimiento.

14

Los sabios atesoran conocimiento,
pero la boca del necio es ruina cercana.

15

Las riquezas del rico son su ciudad fortificada;
y la ruina de los pobres es su pobreza.

16

El salario del justo es para vida;
la ganancia del malvado es para pecado.

17

El que guarda la instrucción está en el camino a la vida,
pero el que desecha la reprensión, yerra.

18

El que encubre el odio es de labios mentirosos,
y el que difama es insensato.

19

En las muchas palabras no falta pecado,
pero el que refrena sus labios es prudente.

20

Plata escogida es la lengua del justo;
pero el corazón de los malvados es de poco valor.

21

Los labios del justo apacientan a muchos,
pero los necios mueren por falta de entendimiento.

22

La bendición de Jehová es la que enriquece,
y no añade tristeza con ella.

23

El hacer maldad es como una diversión para el insensato,
pero el hombre entendido tiene sabiduría.

24

Lo que el malvado teme, eso le vendrá,
pero a los justos les será concedido lo que desean.

25

Así como pasa el torbellino, así el malo no permanece,
mas el justo permanece para siempre.

26

Como el vinagre para los dientes y como el humo para los ojos,
así es el perezoso para los que lo envían.

27

El temor de Jehová aumentará los días,
pero los años de los malvados serán acortados.

28

La esperanza de los justos es alegría,
pero la esperanza de los malvados perecerá.

29

El camino de Jehová es fortaleza para el íntegro,
pero destrucción para los que cometen maldad.

30

El justo jamás será removido,
pero los malvados no habitarán la tierra.

31

La boca del justo produce sabiduría,
pero la lengua perversa será cortada.

32

Los labios del justo saben decir lo que agrada,
pero la boca de los malvados habla perversidades.

Capítulo 11

Se hace un contraste entre las sendas y las recompensas del justo y las del malvado — Cuando muere el hombre malo, perece su esperanza — El que gana almas es sabio.

1

La balanza falsa es abominación a Jehová;
pero la pesa cabal le agrada.

2

Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra,
pero con los humildes está la sabiduría.

3

La integridad de los rectos los encaminará,
mas destruirá a los pecadores su propia perversidad.

4

De nada sirven las riquezas en el día de la ira,
pero la justicia libra de la muerte.

5

La justicia del íntegro endereza su camino,
pero el malvado caerá por su impiedad.

6

La justicia de los rectos los librará,
pero los pecadores en su codicia serán atrapados.

7

Cuando muere el hombre malo, perece su esperanza;
y la expectativa de los malos perecerá.

8

El justo es librado de la tribulación,
pero el malvado viene en lugar de él.

9

El hipócrita con la boca destruye a su prójimo,
pero los justos son librados con el conocimiento.

10

Con el bien de los justos la ciudad se alegra,
y cuando los malvados perecen, hay fiestas.

11

Por la bendición de los rectos la ciudad será enaltecida,
pero por la boca de los malos ella será derribada.

12

El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo,
mas el hombre prudente calla.

13

El que anda en chismes revela el secreto,
pero el de espíritu fiel lo encubre.

14

Cuando faltan los consejos, cae el pueblo;
pero en la multitud de consejeros hay seguridad.

15

Con ansiedad será afligido el que fía al extraño,
pero el que aborrece las fianzas vive seguro.

16

La mujer agraciada tendrá honra,
y los poderosos tendrán riquezas.

17

A su alma hace bien el hombre misericordioso,
pero el cruel atormenta su propia carne.

18

El malvado hace obra falsa,
pero el que siembra justicia tendrá una verdadera recompensa.

19

Como la justicia es para vida,
así el que sigue el mal lo hace para su propia muerte.

20

Abominación son a Jehová los perversos de corazón,
pero los íntegros de camino le son agradables.

21

Aunque se estreche la mano, el malo no quedará sin castigo,
pero la descendencia de los justos escapará.

22

Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
es la mujer hermosa y apartada de razón.

23

El deseo de los justos es solamente el bien,
pero la esperanza de los malvados es el enojo.

24

Hay quienes reparten y les es añadido más,
y hay quienes retienen más de lo que es justo y acaban en la pobreza.

25

El alma generosa será prosperada,
y el que sacie a otros, también él será saciado.

26

Al que acapara el grano, el pueblo le maldecirá;
pero bendición habrá sobre la cabeza del que lo vende.

27

El que con diligencia busca el bien obtendrá favor;
pero al que busca el mal, el mal le sobrevendrá.

28

El que confía en sus riquezas, caerá,
pero los justos reverdecerán como el follaje.

29

El que perturba su casa heredará viento,
y el necio será siervo del sabio de corazón.

30

El fruto del justo es árbol de vida,
y el que gana almas es sabio.

31

Ciertamente el justo será recompensado en la tierra,
¡cuánto más el malvado y el pecador!

Capítulo 12
La mujer virtuosa es corona de su marido — El camino del necio es recto ante sus propios ojos — Los labios mentirosos son abominación a Jehová.

1

El que ama la disciplina ama el conocimiento,
pero el que aborrece la reprensión es un necio.

2

El bueno alcanzará el favor de Jehová,
mas él condenará al hombre de malos pensamientos.

3

El hombre no se afirmará por medio de la maldad,
pero la raíz de los justos no será removida.

4

La mujer virtuosa es corona de su marido,
pero la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos.

5

Los pensamientos de los justos son justicia;
los consejos de los malvados, engaño.

6

Las palabras de los malvados son acechanzas para derramar sangre,
pero la boca de los rectos los librará.

7

Los malvados son derribados y ya no existen,
pero la casa de los justos permanecerá firme.

8

Según su sabiduría será alabado el hombre,
pero el perverso de corazón será despreciado.

9

Más vale el menospreciado que tiene quien le sirva
que el que se jacta y carece de pan.

10

El justo cuida de la vida de su bestia,
pero los sentimientos de los malvados son crueles.

11

El que labra su tierra se saciará de pan,
pero el que va tras lo vano es falto de entendimiento.

12

Desea el malvado la red de los malos,
pero la raíz de los justos dará fruto.

13

El malvado se enreda en la transgresión de sus labios,
pero el justo saldrá de la tribulación.

14

Por el fruto de su boca el hombre se saciará de bien,
y volverá a él la recompensa de sus manos.

15

El camino del necio es recto ante sus propios ojos,
pero el que escucha el consejo es sabio.

16

El necio al punto da a conocer su ira,
pero el prudente disimula la ignominia.

17

El que dice la verdad declara justicia,
pero el testigo falso, engaño.

18

Hay quien habla como dando estocadas de espada,
pero la lengua de los sabios es medicina.

19

El labio veraz permanecerá para siempre;
pero la lengua mentirosa, sólo por un momento.

20

Engaño hay en el corazón de los que maquinan el mal,
pero alegría en el de los que aconsejan el bien.

21

Ningún mal le acontecerá al justo,
pero los malvados serán colmados de males.

22

Los labios mentirosos son abominación a Jehová,
pero los que actúan con verdad son su deleite.

23

El hombre prudente disimula el conocimiento,
pero el corazón de los necios proclama la necedad.

24

La mano de los diligentes gobernará,
pero la negligencia será tributaria.

25

La congoja en el corazón del hombre lo abate,
pero la buena palabra lo alegra.

26

El justo es guía para su prójimo,
pero el camino de los malvados los hace errar.

27

El perezoso no asará lo que ha cazado,
pero la posesión del hombre diligente es preciosa.

28

En el camino de la justicia está la vida,
y en su senda no hay muerte.






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martes, 28 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 195: Proverbios 5-8




Capítulo 5
Los que se relacionan con mujeres inmorales descienden al infierno — Alégrate con la esposa de tu juventud.

1

Hijo mío, está atento a mi sabiduría,
y a mi entendimiento inclina tu oído,

2

para que guardes discreción,
y tus labios conserven el conocimiento.

3

Porque los labios de la mujer extraña destilan miel,
y su paladar es más suave que el aceite;

4

mas su fin es amargo como el ajenjo,
agudo como espada de dos filos.

5

Sus pies descienden a la muerte;
sus pasos se dirigen al Seol.

6

No considera el camino de la vida;
sus caminos son inestables, y no lo sabe.

7

Ahora pues, hijos, oídme
y no os apartéis de las palabras de mi boca.

8

Aleja de ella tu camino,
y no te acerques a la puerta de su casa,

9

para que no des a otras personas tu honor,
y tus años al cruel;

10

no sea que se sacien los extraños de tu fuerza,
y el fruto de tus trabajos esté en casa del extranjero,

11

y que gimas al final,
cuando se hayan consumido tu carne y tu cuerpo,

12

y digas: ¡Cómo aborrecí la instrucción,
y mi corazón menospreció la reprensión!

13

Y no escuché la voz de los que me instruían,
ni a los que me enseñaban incliné mi oído.

14

Al borde de todo mal he estado,
en medio de la congregación y de la asamblea.

15

Bebe el agua de tu propia cisterna
y el agua que fluye de tu propio pozo.

16

¿Han de derramarse por fuera tus manantiales,
y tus ríos de aguas por las plazas?

17

Sean para ti solo,
y no para los extraños que estén contigo.

18

Sea bendita tu fuente,
y regocíjate con la esposa de tu juventud.

19

Como cierva amada y graciosa gacela,
sus pechos te satisfagan en todo tiempo;
y en su amor recréate siempre.

20

¿Y por qué, hijo mío, has de andar ciego con la mujer ajena
y abrazar el seno de la mujer extraña?

21

Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
y él considera todas sus veredas.

22

Apresarán al malvado sus propias iniquidades,
y retenido será con las cuerdas de su pecado.

23

Él morirá por falta de corrección,
y errará por lo inmenso de su locura.

Capítulo 6

Se mencionan seis cosas que Jehová aborrece — Los que cometen adulterio corrompen sus propias almas.

1

Hijo mío, si has salido fiador por tu amigo,
si has estrechado tu mano con un extraño,

2

te has enlazado con las palabras de tu boca,
has quedado atrapado en los dichos de tu boca.

3

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,
ya que has caído en manos de tu prójimo;
ve, humíllate e importuna a tu amigo.

4

No des sueño a tus ojos
ni adormecimiento a tus párpados;

5

escápate como la gacela de manos del cazador,
y como el ave de manos del que tiende trampas.

6

Ve a la hormiga, oh perezoso;
mira sus caminos y sé sabio;

7

la cual, no teniendo capitán,
ni gobernador ni señor,

8

prepara en el verano su comida,
y recoge en el tiempo de la siega su sustento.

9

Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

10

Un poco de sueño, un poco de dormitar,
un poco de cruzar las manos para dormir,

11

así vendrá tu necesidad como caminante,
y tu pobreza como hombre armado.

12

El hombre malo, el hombre inicuo,
anda en perversidad de boca;

13

guiña los ojos, habla con sus pies,
indica con sus dedos.

14

Perversidades hay en su corazón,
anda pensando el mal en todo tiempo,
siembra la discordia.

15

Por tanto, su calamidad vendrá de repente;
súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16

Seis cosas aborrece Jehová,
y aun siete abomina su alma:

17

Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
las manos derramadoras de sangre inocente,

18

el corazón que maquina pensamientos inicuos,
los pies presurosos para correr al mal,

19

el testigo falso que habla mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos.

20

Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
y no abandones la enseñanza de tu madre;

21

átalos siempre en tu corazón,
enlázalos a tu cuello.

22

Te guiarán cuando camines, cuando duermas te guardarán,
y hablarán contigo cuando despiertes.

23

Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz;
y camino de vida son las correcciones de la disciplina,

24

para guardarte de la mala mujer,
de la suavidad de la lengua de la mujer extraña.

25

No codicies su hermosura en tu corazón,
ni te cautive ella con sus párpados,

26

porque a causa de la ramera el hombre es reducido a un bocado de pan,
y la adúltera caza la preciosa alma del hombre.

27

¿Tomará el hombre fuego en su seno
sin que sus vestidos se quemen?

28

¿Andará el hombre sobre brasas
sin que se quemen sus pies?

29

Así le sucede al que se llega a la esposa de su prójimo;
no quedará sin culpa ninguno que la toque.

30

No se desprecia al ladrón si roba
para saciarse cuando tiene hambre,

31

pero si es sorprendido, pagará siete veces.
Tendrá que dar todos los bienes de su casa.

32

Mas el que comete adulterio con una mujer carece de entendimiento;
corrompe su alma el que tal hace.

33

Heridas e ignominia hallará,
y su afrenta nunca será borrada.

34

Porque los celos son el furor del hombre,
y no perdonará en el día de la venganza.

35

No aceptará compensación alguna,
ni se contentará, aunque le multipliques los presentes.

Capítulo 7

La mujer inmoral conduce al hombre a la destrucción como toro al matadero — La casa de la mujer adúltera es el camino al infierno.

1

Hijo mío, guarda mis palabras,
y atesora contigo mis mandamientos.

2

Guarda mis mandamientos y vivirás;
y guarda mi ley como a la niña de tus ojos.

3

Átalos a tus dedos,
escríbelos en la tabla de tu corazón.

4

Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana,
y al entendimiento llama pariente,

5

para que te guarden de la mujer ajena,
de la extraña que halaga con sus palabras.

6

Porque mirando yo por la ventana de mi casa,
a través de mi celosía,

7

vi entre los ingenuos,
distinguí entre los jóvenes
a un joven falto de entendimiento.

8

Pasaba él por la calle, cerca de la esquina de ella,
e iba camino de la casa de ésta,

9

al atardecer, al anochecer, ya que oscurecía,
en la oscuridad y tinieblas de la noche.

10

Y he aquí, una mujer le sale al encuentro
con atavío de ramera y astucia en el corazón.

11

Alborotadora y obstinada,
sus pies no pueden estar en casa;

12

unas veces está afuera; otras veces, por las plazas,
acechando por todas las esquinas.

13

Y se asió de él y le besó;
con semblante descarado le dijo:

14

Ofrendas de paz había prometido,
y hoy he cumplido mis votos;

15

por tanto, he salido a encontrarte,
buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.

16

Con colchas he ataviado mi cama,
con cordoncillo de Egipto.

17

He perfumado mi lecho
con mirra, áloes y canela.

18

Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;
alegrémonos en amores.

19

Porque el marido no está en casa;
se ha ido a un largo viaje.

20

La bolsa del dinero se llevó en la mano;
el día de la luna llena volverá a casa.

21

Lo rindió con la mucha suavidad de sus palabras;
le incitó con la suavidad de sus labios.

22

Se va en pos de ella en seguida,
como va el toro al matadero,
y como el necio que va a las prisiones para ser castigado;

23

como el ave que se apresura a la red
y no sabe que es contra su vida,
hasta que la saeta traspasa su hígado.

24

Ahora pues, hijos, escuchadme
y estad atentos a las palabras de mi boca.

25

No se desvíe tu corazón a los caminos de ella;
no yerres en sus veredas,

26

porque a muchos ha hecho caer heridos,
y aun muchos poderosos han sido muertos por ella.

27

Camino del Seol es su casa,
que desciende a las cámaras de la muerte.

Capítulo 8


La sabiduría ha de desearse en gran manera — Jehová y los hijos de los hombres poseían sabiduría en la vida preterrenal.

1

¿No clama la sabiduría,
y da su voz el entendimiento?

2

Se pone en las alturas junto al camino,
en las encrucijadas de las veredas,

3

junto a las puertas, a la entrada de la ciudad,
en el umbral de las puertas da voces:

4

Oh hombres, a vosotros clamo;
y dirijo mi voz a los hijos de los hombres.

5

Entended, oh ingenuos, prudencia;
y vosotros, necios, sed de corazón entendido.

6

Escuchad, porque hablaré cosas excelentes,
y abriré mis labios para decir cosas rectas.

7

Porque mi boca hablará la verdad,
y la impiedad es abominación a mis labios.

8

Justas son todas las razones de mi boca;
no hay en ellas cosa perversa ni torcida.

9

Todas ellas son rectas para el que entiende,
y razonables para los que han hallado conocimiento.

10

Recibid mi corrección y no la plata,
y conocimiento antes que el oro escogido;

11

porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas,
y todas las cosas que se pueden desear no se comparan con ella.

12

Yo, la sabiduría, habito con la prudencia,
y hallo el conocimiento y la discreción.

13

El temor de Jehová es aborrecer el mal;
yo aborrezco la soberbia, y la arrogancia, y el mal camino
y la boca perversa.

14

Conmigo están el consejo y la sana sabiduría;
yo soy el entendimiento; mía es la fuerza.

15

Por mí reinan los reyes,
y los príncipes decretan justicia.

16

Por mí gobiernan los príncipes
y los nobles, todos los jueces de la tierra.

17

Yo amo a los que me aman,
y me hallan los que temprano me buscan.

18

Las riquezas y el honor están conmigo,
las riquezas duraderas y la justicia.

19

Mejor es mi fruto que el oro, que el oro refinado;
y mi ganancia, mejor que la plata escogida.

20

Por vereda de justicia ando,
por en medio de sendas de juicio,

21

para hacer que los que me aman hereden bienes,
y que yo llene sus tesoros.

22

Jehová me poseía en el principio de su camino,
antes de sus obras de tiempo antiguo.

23

Desde la eternidad fui instituida,
desde el principio, antes de la tierra.

24

Antes que existiesen los abismos fui engendrada,
antes que existieran los manantiales con muchas aguas.

25

Antes que los montes fuesen formados,
antes que los collados, ya había sido yo engendrada,

26

cuando él aún no había hecho la tierra, ni los campos
ni el principio del polvo del mundo.

27

Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo,

28

cuando él afirmaba las nubes arriba,
cuando reforzaba las fuentes del abismo,

29

cuando ponía al mar su estatuto,
para que las aguas no traspasasen su mandato,
cuando trazaba los fundamentos de la tierra,

30

con él estaba yo como artífice,
y era su delicia cada día,
y me regocijaba delante de él en todo tiempo.

31

Me regocijaba en la parte habitable de su tierra,
y mis delicias eran con los hijos de los hombres.

32

Ahora pues, hijos, escuchadme:
Bienaventurados los que guardan mis caminos.

33

Escuchad la instrucción y sed sabios,
y no la desechéis.

34

Bienaventurado el hombre que me escucha,
velando a mis puertas cada día,
guardando los postes de mis puertas,

35

porque el que me halle hallará la vida
y alcanzará el favor de Jehová.

36

Pero el que peca contra mí daña su propia alma;
todos los que me aborrecen aman la muerte.




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lunes, 27 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 194: Proverbios 1-4


Capítulo 1
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová — Si los pecadores te quieren tentar, no consientas — Los que escuchan la voz de la sabiduría habitarán con seguridad.

1 Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel:

2

Para conocer sabiduría y disciplina,
para entender palabras de entendimiento,

3

para recibir instrucción de prudencia,
justicia, y juicio y equidad,

4

para dar sagacidad a los ingenuos,
y a los jóvenes inteligencia y cordura.

5

Oirá el sabio y aumentará su saber;
y el entendido adquirirá consejo

6

para entender proverbios y declaraciones,
las palabras de los sabios y sus enigmas.

7

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina.

8

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
y no desprecies la enseñanza de tu madre,

9

porque adorno de gracia serán para tu cabeza
y collares para tu cuello.

10

Hijo mío, si los pecadores te quieren tentar,
no consientas.

11

Si dicen: Ven con nosotros,
pongámonos al acecho para derramar sangre;
acechemos sin motivo al inocente;

12

los tragaremos vivos como el Seol,
y enteros, como los que descienden a la fosa;

13

hallaremos toda clase de riquezas;
llenaremos nuestras casas con el botín;

14

echa tu suerte entre nosotros;
hagamos una bolsa común.

15

Hijo mío, no andes en camino con ellos;
aparta tu pie de sus veredas,

16

porque sus pies corren hacia el mal,
y van presurosos a derramar sangre.

17

Porque en vano se tiende la red
ante los ojos de toda ave;

18

mas ellos a su propia sangre ponen acechanzas,
y a sus almas tienden trampa.

19

Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia,
la cual quita la vida de sus poseedores.

20

La sabiduría clama en las calles;
alza su voz en las plazas;

21

clama en los principales lugares de reunión;
a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus palabras.

22

¿Hasta cuándo, oh ingenuos, amaréis la ingenuidad,
y los burladores se deleitarán en hacer burla,
y los insensatos aborrecerán el conocimiento?

23

Volveos a mi reprensión;
he aquí, yo derramaré mi espíritu sobre vosotros
y os haré saber mis palabras.

24

Porque he llamado, y habéis rehusado oír;
extendí mi mano, y no hubo quien atendiera,

25

sino que desechasteis todo consejo mío
y mi reprensión no quisisteis;

26

también yo me reiré en vuestra calamidad,
y me burlaré cuando os venga lo que teméis,

27

cuando venga como una destrucción lo que teméis,
y vuestra calamidad llegue como un torbellino,
cuando sobre vosotros vengan tribulación y angustia.

28

Entonces me llamarán, y no responderé;
me buscarán de mañana y no me hallarán.

29

Por cuanto aborrecieron la sabiduría,
y no escogieron el temor de Jehová,

30

ni quisieron mi consejo,
y menospreciaron toda reprensión mía,

31

comerán, pues, del fruto de su camino,
y se hastiarán de sus propias artimañas.

32

Porque el desvío de los ingenuos los matará,
y la prosperidad de los necios los destruirá.

33

Mas el que me escuchare habitará con seguridad
y vivirá tranquilo, sin temor del mal.

Capítulo 2

Jehová da la sabiduría, el conocimiento y el entendimiento — Andad por el camino de los buenos.

1

Hijo mío, si recibes mis palabras,
y mis mandamientos atesoras dentro de ti,

2

dando oído a la sabiduría
e inclinando tu corazón al entendimiento,

3

si clamas a la inteligencia,
y al entendimiento alzas tu voz,

4

si como a la plata la buscas,
y la procuras como a tesoros escondidos,

5

entonces entenderás el temor de Jehová
y hallarás el conocimiento de Dios.

6

Porque Jehová da la sabiduría,
y de su boca vienen el conocimiento y el entendimiento.

7

Él reserva sana sabiduría para los rectos;
es escudo para los que caminan rectamente.

8

Él guarda las veredas del juicio
y preserva el camino de sus santos.

9

Entonces entenderás justicia, y juicio,
y equidad y todo buen camino.

10

Cuando la sabiduría entre en tu corazón
y el conocimiento sea grato a tu alma,

11

la discreción te guardará;
te protegerá el conocimiento,

12

para librarte del camino del mal,
del hombre que habla perversidades,

13

de los que abandonan las sendas rectas,
para andar caminos por tenebrosos,

14

que se alegran haciendo el mal,
y se deleitan en las perversidades del mal,

15

cuyas veredas son torcidas,
y se extravían en sus caminos.

16

Serás así librado de la mujer ajena,
de la extraña que halaga con sus palabras,

17

que abandona al compañero de su juventud,
y se olvida del convenio de su Dios.

18

Por lo cual, su casa está inclinada hacia la muerte,
y sus veredas, hacia los muertos.

19

De los que a ella se lleguen, ninguno volverá
ni alcanzará los senderos de la vida.

20

Así andarás por el camino de los buenos
y seguirás las sendas de los justos.

21

Porque los rectos habitarán la tierra,
y los íntegros permanecerán en ella.

22

Mas los malvados serán talados de la tierra,
y los transgresores serán de ella desarraigados.

Capítulo 3

Escribe en la tabla de tu corazón la misericordia y la verdad — Confía en Jehová — Hónrale con tus bienes; Jehová corrige a quien ama — Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría.

1

Hijo mío, no te olvides de mi ley,
y tu corazón guarde mis mandamientos,

2

porque largura de días y años de vida
y paz te aumentarán.

3

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;
átalas a tu cuello.
Escríbelas en la tabla de tu corazón,

4

y hallarás gracia y buena opinión
ante los ojos de Dios y de los hombres.

5

Confía en Jehová con todo tu corazón,
y no te apoyes en tu propia prudencia.

6

Reconócelo en todos tus caminos,
y él enderezará tus veredas.

7

No seas sabio en tu propia opinión;
teme a Jehová y apártate del mal,

8

porque será salud para tu ombligo
y médula para tus huesos.

9

Honra a Jehová con tus bienes
y con las primicias de todos tus frutos;

10

entonces serán llenos tus graneros con abundancia,
y tus lagares rebosarán de mosto.

11

No rechaces, hijo mío, la disciplina de Jehová,
ni te canses de su corrección,

12

porque Jehová corrige al que ama,
como el padre al hijo a quien quiere.

13

Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría
y que adquiere entendimiento,

14

porque su ganancia es mejor
que la ganancia de la plata,
y sus beneficios más que el oro fino.

15

Más preciosa es que las piedras preciosas,
y todo lo que puedas desear no se puede comparar con ella.

16

Largura de días hay en su mano derecha;
en su izquierda, riquezas y honra.

17

Sus caminos son caminos deleitosos,
y todas sus veredas, paz.

18

Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,
y bienaventurados son los que la retienen.

19

Jehová con sabiduría fundó la tierra;
estableció los cielos con entendimiento.

20

Con su conocimiento los abismos fueron divididos,
y destilan rocío las nubes.

21

Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;
guarda la sana sabiduría y la cordura,

22

y serán vida para tu alma
y gracia para tu cuello.

23

Entonces andarás por tu camino con seguridad,
y tu pie no tropezará.

24

Cuando te acuestes, no tendrás temor;
sí, te acostarás, y tu sueño será grato.

25

No tendrás temor de pavor repentino
ni de la ruina de los malvados cuando llegue,

26

porque Jehová será tu confianza
y él evitará que tu pie caiga en la trampa.

27

No te niegues a hacer el bien a quien es debido
cuando esté en tu mano el hacerlo.

28

No digas a tu prójimo: Vete y vuelve de nuevo,
y mañana te daré,
cuando tengas contigo qué darle.

29

No maquines mal contra tu prójimo
mientras viva confiado junto a ti.

30

No contiendas con nadie sin razón
si no se te ha hecho mal.

31

No envidies al hombre violento
ni escojas ninguno de sus caminos.

32

Porque el perverso es abominación para Jehová,
mas su comunión íntima es con los justos.

33

La maldición de Jehová está en la casa del malvado,
mas él bendice la morada de los justos.

34

Ciertamente él escarnece a los escarnecedores
y a los humildes da gracia.

35

Los sabios heredan la honra,
mas los necios cargan con su ignominia.

Capítulo 4

Guarda los mandamientos y vivirás — Con todo lo que adquieras, adquiere entendimiento — No vayas por el camino de los malvados.

1

Oíd , hijos, la instrucción de un padre,
y estad atentos para que conozcáis entendimiento.

2

Porque os doy buena enseñanza;
no abandonéis mi ley.

3

Porque yo también fui hijo de mi padre,
delicado y único a los ojos de mi madre.

4

Y él me enseñaba y me decía:
Retén mis palabras en tu corazón;
guarda mis mandamientos y vivirás.

5

Adquiere sabiduría; adquiere entendimiento;
no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca;

6

no la abandones; y ella te guardará;
ámala, y te protegerá.

7

Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;
y con todo lo que adquieras, adquiere entendimiento.

8

Exáltala, y ella te levantará;
ella te honrará cuando tú la hayas abrazado.

9

Adorno de gracia dará a tu cabeza;
corona de hermosura te entregará.

10

Escucha, hijo mío, y recibe mis razones,
y se te multiplicarán los años de vida.

11

Por el camino de la sabiduría te he instruido,
y por sendas de rectitud te he guiado.

12

En tu andar, no se obstruirán tus pasos;
y si corres, no tropezarás.

13

Aférrate a la instrucción; no la dejes;
guárdala, porque ella es tu vida.

14

No entres en la vereda de los malvados,
ni vayas por el camino de los malos.

15

Déjala; no pases por ella.
Apártate de ella; pasa de largo.

16

Porque ellos no duermen si no han hecho mal,
y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.

17

Porque comen pan de maldad y beben vino de violencias.

18

Mas la senda de los justos es como la luz resplandeciente
que va en aumento hasta que el día es perfecto.

19

El camino de los malvados es como la oscuridad;
no saben en qué tropiezan.

20

Hijo mío, está atento a mis palabras;
inclina tu oído a mis razones.

21

No se aparten de tus ojos;
guárdalas en medio de tu corazón.

22

Porque son vida para los que las hallan,
y salud para todo su cuerpo.

23

Guarda tu corazón con toda diligencia,
porque de él mana la vida.

24

Aparta de ti la perversidad de la boca,
y aleja de ti la iniquidad de los labios.

25

Miren tus ojos al frente,
y diríjanse tus párpados hacia lo que está delante de ti.

26

Examina la senda de tus pies,
y sean establecidos todos tus caminos.

27

No te desvíes ni a la derecha ni a la izquierda;
aparta tu pie del mal.




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domingo, 26 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 193: Salmos 145-150


Salmo 145
David proclama la grandeza y la majestad de Dios — Jehová es bueno para con todos — Su reino es un reino eterno — Jehová está cerca de todos los que le invocan y guarda a los que le aman.

Salmo de alabanza. De David. 1

Te exaltaré, mi Dios, oh Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.

2

Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.

3

Grande es Jehová y digno de suprema alabanza;
y su grandeza es inescrutable.

4

Una generación alabará tus obras ante la otra generación,
y anunciará tus hechos poderosos.

5

En el glorioso esplendor de tu majestad,
y en tus hechos maravillosos meditaré.

6

Del poder de tus hechos temibles se hablará,
y yo contaré tu grandeza.

7

Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad
y cantarán tu justicia.

8

Clemente y misericordioso es Jehová,
lento para la ira y grande en misericordia.

9

Bueno es Jehová para con todos,
y sus tiernas misericordias están sobre todas sus obras.

10

Te alaben, oh Jehová, todas tus obras,
y tus santos te bendigan.

11

La gloria de tu reino digan
y hablen de tu poder,

12

para hacer saber a los hijos de los hombres sus hechos poderosos
y la gloria del esplendor de su reino.

13

Tu reino es un reino por todas las eternidades
y tu dominio por todas las generaciones.

14

Sostiene Jehová a todos los que caen
y levanta a todos los oprimidos.

15

Los ojos de todos esperan en ti,
y tú les das su comida a su tiempo.

16

Abres tu mano
y colmas de bendición a todo ser viviente.

17

Justo es Jehová en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus obras.

18

Cercano está Jehová a todos los que le invocan,
a todos los que le invocan en verdad.

19

Cumplirá el deseo de los que le temen;
oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.

20

Jehová guarda a todos los que le aman,
mas destruirá a todos los malvados.

21

La alabanza de Jehová proclamará mi boca;
y toda carne bendiga su santo nombre eternamente y para siempre.

Salmo 146

Bienaventurados aquellos cuya esperanza está en Jehová — Jehová libera a los prisioneros, ama a los justos y reina para siempre.

1

¡Aleluya! Alaba, oh alma mía, a Jehová.

2

Alabaré a Jehová en mi vida;
cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista.

3

No confiéis en los príncipes
ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.

4

Sale su aliento y vuelve a la tierra;
en ese mismo día perecen sus pensamientos.

5

Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob,
cuya esperanza está en Jehová su Dios,

6

que hizo los cielos y la tierra,
el mar y todo lo que en ellos hay;
que guarda la verdad para siempre,

7

que hace justicia a los agraviados,
que da pan a los hambrientos.
Jehová suelta a los prisioneros;

8

Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová levanta a los caídos;
Jehová ama a los justos.

9

Jehová guarda a los extranjeros;
al huérfano y a la viuda sostiene,
y el camino de los inicuos trastorna.

10

Reinará Jehová para siempre,
tu Dios, oh Sión, de generación en generación.
¡Aleluya!

Salmo 147
Alabad a Jehová por Su poder — Su entendimiento es infinito — Él envía Sus mandamientos, Su palabra, Sus estatutos y Sus juicios a Israel.

1

Alabad a Jah,
porque es bueno cantar alabanzas a nuestro Dios,
porque agradable y hermosa es la alabanza.

2

Jehová edifica a Jerusalén;
a los desterrados de Israel recogerá.

3

Él sana a los quebrantados de corazón
y venda sus heridas.

4

Él cuenta el número de las estrellas;
a todas ellas llama por sus nombres.

5

Grande es el Señor nuestro y de mucho poder;
su entendimiento es infinito.

6

Jehová sostiene a los mansos;
humilla a los malvados hasta la tierra.

7

Cantad a Jehová con acción de gracias;
cantad alabanzas con arpa a nuestro Dios.

8

Él es el que cubre los cielos de nubes,
el que prepara la lluvia para la tierra,
el que hace a los montes producir hierba.

9

Él da a la bestia su alimento
y a los hijos de los cuervos que claman.

10

No se deleita en la fuerza del caballo
ni se complace en la agilidad del hombre.

11

Se complace Jehová en los que le temen
y en los que esperan en su misericordia.

12

Alaba a Jehová, oh Jerusalén;
alaba a tu Dios, oh Sión.

13

Porque ha reforzado los cerrojos de tus puertas;
ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

14

Él pone en tu territorio la paz;
te hará saciar con lo mejor del trigo.

15

Él envía sus mandamientos a la tierra;
velozmente corre su palabra.

16

Él da la nieve como lana;
esparce la escarcha como ceniza.

17

Él echa su hielo como migajas;
ante su frío, ¿quién se sostendrá en pie?

18

Envía su palabra y los derrite;
hace soplar su viento y fluyen las aguas.

19

Él declara sus palabras a Jacob,
sus estatutos y sus juicios a Israel.

20

No ha hecho esto con ninguna otra nación,
y no han conocido sus juicios.
¡Aleluya!

Salmo 148

Alaben a Jehová los hombres y los ángeles, los cuerpos celestes, los elementos y la tierra, y todo lo que en ella hay.

1

¡Aleluya! Alabad a Jehová desde los cielos;
alabadle en las alturas.

2

Alabadle, vosotros todos sus ángeles;
alabadle, vosotros todos sus ejércitos.

3

Alabadle, sol y luna;
alabadle, vosotras todas, las estrellas de luz.

4

Alabadle, cielos de los cielos
y las aguas que están sobre los cielos.

5

Alaben el nombre de Jehová,
porque él mandó, y fueron creados.

6

Y los estableció para siempre jamás;
les dio un decreto que no dejará de ser.

7

Alabad a Jehová desde la tierra,
los monstruos marinos y todos los abismos,

8

el fuego y el granizo, la nieve y el vapor,
el viento de tempestad que ejecuta su palabra;

9

los montes y todos los collados,
el árbol de fruto y todos los cedros;

10

la bestia y todo animal,
los reptiles y las aves que vuelan;

11

los reyes de la tierra y todos los pueblos,
los príncipes y todos los jueces de la tierra;

12

los jóvenes y también las doncellas,
los ancianos y los niños.

13

Alaben el nombre de Jehová,
porque sólo su nombre es excelso.
Su gloria es sobre tierra y cielos.

14

Él ha enaltecido el poder de su pueblo;
alábenle todos sus santos, los hijos de Israel,
el pueblo a él cercano.
¡Aleluya!

Salmo 149
Alabad a Jehová en la congregación de los santos — Él embellecerá a los mansos con salvación.

1

¡ Aleluya ! Cantad a Jehová un cántico nuevo,
su alabanza en la congregación de los santos.

2

Alégrese Israel en su Hacedor;
regocíjense los hijos de Sión en su Rey.

3

Alaben su nombre con danza;
con pandero y arpa a él canten,

4

porque Jehová se complace en su pueblo;
hermoseará a los mansos con salvación.

5

Regocíjense los santos con gloria;
canten con gozo aun sobre sus camas.

6

Exalten a Dios con sus gargantas
y con espada de dos filos en su mano,

7

para ejecutar venganza entre las naciones
y castigo entre los pueblos,

8

para aprisionar a sus reyes con grilletes
y a sus nobles con cadenas de hierro,

9

para ejecutar en ellos el juicio escrito.
Honor será esto para todos sus santos.
¡Aleluya!

Salmo 150

Alabad a Dios en Su santuario — Todo lo que respira alabe a Jehová.

1

¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario;
alabadle en el firmamento de su poder.

2

Alabadle por sus hechos poderosos;
alabadle conforme a la excelencia de su grandeza.

3

Alabadle a son de trompeta;
alabadle con salterio y arpa.

4

Alabadle con pandero y danza;
alabadle con cuerdas y flauta.

5

Alabadle con címbalos resonantes;
alabadle con címbalos de júbilo.

6

¡Todo lo que respira alabe a Jah!
¡Aleluya!




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sábado, 25 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 192: Salmos 139-144

Salmo 139

David dice que Jehová conoce todos los pensamientos y los hechos de los hombres — David pregunta: ¿Adónde irá el hombre para huir del Espíritu y de la presencia de Jehová? — El hombre ha sido hecho asombrosa y maravillosamente.

Al músico principal. Salmo de David. 1

Oh Jehová, tú me has escudriñado y conocido.

2

Tú has conocido mi sentar y mi levantar;
desde lejos has entendido mis pensamientos.

3

Has escudriñado mi andar y mi reposo,
y todos mis caminos te son conocidos.

4

Pues aún no está la palabra en mi lengua,
y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

5

Detrás y delante me rodeaste
y sobre mí pusiste tu mano.

6

Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
elevado es, no puedo comprenderlo.

7

¿Adónde me iré de tu espíritu?
¿Y adónde huiré de tu presencia?

8

Si subo a los cielos, allí estás tú;
y si en el Seol hago mi lecho, he aquí, allí estás tú.

9

Si tomo las alas del alba
y habito en el extremo del mar,

10

aun allí me guiará tu mano
y me asirá tu diestra.

11

Si digo: Ciertamente las tinieblas me encubrirán,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

12

Aun las tinieblas no encubren de ti,
y la noche resplandece como el día;
lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13

Porque tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.

14

Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;
maravillosas son tus obras,
y mi alma lo sabe muy bien.

15

No fueron encubiertos de ti mis huesos,
cuando en oculto fui formado
y entretejido en lo más profundo de la tierra.

16

Tus ojos vieron mi embrión,
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas,
cuando no existía ninguna de ellas.

17

Y, ¡cuán preciosos me son,
oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!

18

Si los contara, serían más numerosos que la arena.
Despierto y aún estoy contigo.

19

De cierto, oh Dios, harás morir al malvado.
¡Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios!

20

Porque ellos hablan maliciosamente contra ti;
tus enemigos toman en vano tu nombre.

21

¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
y no me repugnan tus enemigos?

22

Los aborrezco con intenso odio;
los tengo por enemigos.

23

Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos.

24

Y ve si hay camino de perversidad en mí
y guíame por el camino eterno.

Salmo 140

David ora para ser librado de sus enemigos — Jehová sustentará la causa del afligido y del menesteroso.

Al músico principal. Salmo de David. 1

Líbrame , oh Jehová, del hombre malo y
guárdame del hombre violento,

2

los cuales maquinan males en el corazón
y cada día provocan guerras.

3

Han aguzado su lengua como la serpiente;
veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah

4

Guárdame, oh Jehová, de manos del malvado;
protégeme del hombre violento,
que ha pensado trastornar mis pasos.

5

Me han escondido trampa y cuerdas los soberbios;
han tendido red junto a la senda;
me han puesto lazos. Selah

6

He dicho a Jehová: Tú eres mi Dios;
oye, oh Jehová, la voz de mis ruegos.

7

Oh Jehová, Señor, poder de mi salvación,
tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de la batalla.

8

No concedas, oh Jehová, al malvado sus deseos;
no saques adelante sus malos designios, para que no se ensoberbezca. Selah

9

En cuanto a los que me rodean,
la maldad de sus propios labios cubra sus cabezas.

10

Caigan sobre ellos brasas ardientes;
sean arrojados en el fuego,
en abismos profundos de donde no salgan.

11

No permanezca el hombre malhablado en la tierra;
cace el mal al hombre violento para derribarle.

12

Yo sé que Jehová sustentará la causa del afligido
y la del menesteroso.

13

Ciertamente los justos alabarán tu nombre;
los rectos morarán en tu presencia.

Salmo 141
David suplica a Jehová que dé oídos a sus oraciones — La reprensión del justo es un acto de bondad.

Salmo de David. 1

Jehová, a ti he clamado; apresúrate a mí;
da oídos a mi voz cuando te invoco.

2

Sea puesta mi oración delante de ti como el incienso,
el alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde.

3

Pon guarda a mi boca, oh Jehová;
guarda la puerta de mis labios.

4

No dejes que se incline mi corazón a cosa mala,
a hacer obras malas
con los que obran iniquidad;
y no coma yo de sus manjares.

5

Que el justo me castigue, será un favor,
y que me reprenda, será un excelente bálsamo
que no rechazará mi cabeza,
porque aún mi oración será contra sus maldades.

6

Cuando sean arrojados sus jueces en lugares peñascosos,
oirán mis palabras, que son agradables.

7

Como quien ara y rompe la tierra,
son esparcidos nuestros huesos a la boca del Seol.

8

Por tanto, oh Jehová, Señor, a ti miran mis ojos;
en ti he confiado; no desampares mi alma.

9

Guárdame de las trampas que me han tendido,
y de los señuelos de los que hacen iniquidad.

10

Caigan los malvados a una en sus redes,
mientras yo paso adelante.

Salmo 142

David ora pidiendo protección de sus enemigos.

Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva. 1

Con mi voz clamo a Jehová;
con mi voz pido a Jehová misericordia.

2

Delante de él derramo mi queja;
delante de él manifiesto mi angustia.

3

Cuando mi espíritu desmayaba dentro de mí,
tú conociste mi senda.
En el camino en que andaba,
me escondieron una trampa.

4

Mira a mano derecha y ve, pues no hay quien me reconozca;
no tengo refugio; no hay quien cuide de mi vida.

5

Clamé a ti, oh Jehová;
dije: Tú eres mi refugio,
mi porción en la tierra de los vivientes.

6

Atiende a mi clamor, porque estoy muy abatido;
líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.

7

Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre;
me rodearán los justos,
porque tú me harás bien.

Salmo 143

David suplica ser favorecido en juicio — David medita en las obras de Jehová y confía en Él.

Salmo de David. 1

Oh Jehová, oye mi oración; da oídos a mis súplicas.
Respóndeme en tu fidelidad, en tu justicia.

2

Y no entres en juicio con tu siervo,
porque no se justificará delante de ti ningún viviente.

3

Porque ha perseguido el enemigo mi alma;
ha aplastado en tierra mi vida;
me ha hecho habitar en tinieblas como los que han muerto hace tiempo.

4

Y mi espíritu desmaya en mí;
mi corazón está desolado dentro de mí.

5

Me acuerdo de los días antiguos;
medito en todas tus obras;
reflexiono en las obras de tus manos.

6

Extiendo mis manos hacia ti;
mi alma tiene sed de ti como la tierra sedienta. Selah

7

¡Respóndeme pronto, oh Jehová!
Desfallece mi espíritu.
No escondas de mí tu rostro,
para que no venga yo a ser semejante a los que descienden a la fosa.

8

Hazme oír por la mañana tu misericordia,
porque en ti confío;
hazme saber el camino por donde ande,
porque a ti elevo mi alma.

9

Líbrame de mis enemigos, oh Jehová;
a ti acudo en busca de refugio.

10

Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.

11

Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;
en tu justicia sacarás mi alma de la angustia.

12

Y en tu misericordia arrasarás a mis enemigos
y destruirás a todos los que afligen mi alma,
porque yo soy tu siervo.

Salmo 144

David bendice a Jehová por la liberación y la prosperidad temporal — Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.

Salmo de David. 1

Bendito sea Jehová, mi roca,
que adiestra mis manos para la batalla
y mis dedos para la guerra.

2

Misericordia mía y mi baluarte,
fortaleza mía y mi libertador,
escudo mío, en quien me he refugiado;
el que sujeta a mi pueblo debajo de mí.

3

Oh Jehová, ¿qué es el hombre para que de él tengas conocimiento,
o el hijo del hombre para que le tengas en cuenta?

4

El hombre es semejante a la vanidad;
sus días son como la sombra que pasa.

5

Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende;
toca los montes, y humearán.

6

Despide relámpagos y dispérsalos;
envía tus saetas y túrbalos.

7

Extiende tu mano desde lo alto;
rescátame y sácame de las muchas aguas,
de manos de los hijos de extranjeros,

8

cuya boca habla vanidad
y cuya diestra es diestra de mentira.

9

Oh Dios, a ti cantaré un cántico nuevo;
con salterio, con decacordio cantaré a ti,

10

el que da salvación a los reyes,
el que rescata a su siervo David de maligna espada.

11

Rescátame y sálvame de manos de los hijos de extranjeros,
cuya boca habla vanidad
y cuya diestra es diestra de mentira.

12

Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud,
nuestras hijas como columnas de esquinas labradas a manera de las de un palacio.

13

Estén nuestros graneros llenos, provistos de toda clase de grano;
multiplíquense nuestros rebaños por millares y decenas de millares en nuestros campos;

14

estén nuestros bueyes fuertes para el trabajo;
no se abran brechas ni haya salidas,
ni haya gritos en nuestras plazas.

15

Bienaventurado el pueblo que tiene esto;
bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.




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jueves, 23 de agosto de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 191: Salmos 129-138

Salmo 129

Jehová es justo — Sean avergonzados los que aborrecen a Sión.
Cántico de ascenso gradual.

1
Mucho me han angustiado desde mi juventud,
diga ahora Israel;

2
mucho me han angustiado desde mi juventud,
mas no prevalecieron contra mí.

3
Sobre mis espaldas araron los aradores;
hicieron largos surcos.

4
Jehová es justo;
cortó las cuerdas de los malvados.

5
Sean avergonzados y vueltos atrás
todos los que aborrecen a Sión.

6
Sean como la hierba de los tejados,
que se seca antes de crecer,

7
de la cual no llena el segador su mano
ni sus brazos el que hace gavillas.

8
Ni dicen los que pasan:
La bendición de Jehová sea sobre vosotros;
os bendecimos en el nombre de Jehová.

Salmo 130
Oh Señor, oye nuestras oraciones, perdona la iniquidad y redime a Israel.

Cántico de ascenso gradual. 1

Desde las profundidades, oh Jehová, a ti he clamado.

2

Señor, oye mi voz;
estén atentos tus oídos
a la voz de mis súplicas.

3

Jah, si miras las iniquidades,
¿quién, oh Señor, podrá permanecer?

4

Pero en ti hay perdón,
para que seas temido.

5

Espero yo en Jehová; espera mi alma;
en su palabra tengo esperanza.

6

Mi alma espera al Señor,
más que los centinelas a la mañana,
más que los vigilantes a la mañana.

7

Espere Israel en Jehová,
porque en Jehová hay misericordia
y abundante redención con él.

8

Y él redimirá a Israel
de todos sus pecados.

Salmo 131

David dice: Espera, oh Israel, en Jehová para siempre.

Cántico de ascenso gradual. De David. 1

Oh Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se han enaltecido,
ni he andado en pos de grandezas
ni en pos de cosas demasiado sublimes para mí.

2

En verdad me he comportado y he acallado mi alma
como un niño destetado de su madre;
como un niño destetado está mi alma.

3

Espera, oh Israel, en Jehová
desde ahora y para siempre.

Salmo 132

Salmo mesiánico — Del fruto de los lomos de David Jehová pondrá a Uno sobre Su trono — Jehová bendecirá a Sión y Sus santos darán voces de júbilo.

Cántico de ascenso gradual. 1

Acuérdate, oh Jehová, de David
y de toda su aflicción,

2

de como juró él a Jehová
y prometió al Fuerte de Jacob:

3

No entraré en la morada de mi casa
ni subiré sobre el lecho de mi descanso;

4

no daré el sueño a mis ojos
ni a mis párpados adormecimiento,

5

hasta que halle lugar para Jehová,
moradas para el Fuerte de Jacob.

6

He aquí, en Efrata oímos de ella;
la hallamos en los campos del bosque.

7

Entraremos en sus moradas;
nos postraremos ante el estrado de sus pies.

8

Levántate, oh Jehová, ven al lugar de tu reposo,
tú y el arca de tu poder.

9

Vístanse tus sacerdotes de justicia
y canten de júbilo tus santos.

10

Por amor a David, tu siervo,
no vuelvas de tu ungido el rostro.

11

En verdad ha jurado Jehová a David,
y no se retractará de ello:
Del fruto de tu cuerpo pondré sobre tu trono.

12

Si tus hijos guardan mi convenio
y mi testimonio que yo les enseñaré,
sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.

13

Porque Jehová ha escogido a Sión;
la ha anhelado como habitación para sí.

14

Éste es mi lugar de reposo para siempre;
aquí habitaré, porque lo he anhelado.

15

Bendeciré abundantemente su provisión;
a sus pobres saciaré de pan.

16

Asimismo vestiré a sus sacerdotes de salvación,
y sus santos darán voces de júbilo.

17

Allí haré retoñar el poder de David;
he dispuesto lámpara para mi ungido.

18

A sus enemigos vestiré de vergüenza,
mas sobre él florecerá su corona.

Salmo 133

David dice: ¡Es agradable que los hermanos habiten juntos en unidad!

Cántico de ascenso gradual. De David. 1

¡Mirad cuán bueno y cuán agradable es
que los hermanos habiten juntos en unidad!

2

Es como el buen óleo sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
y baja hasta el borde de sus vestiduras;

3

como el rocío del Hermón,
que desciende sobre los montes de Sión,
porque allí mandó Jehová bendición,
la vida eterna.

Salmo 134

Bendecid a Jehová y Él os bendecirá.

Cántico de ascenso gradual. 1

Mirad, bendecid a Jehová,
vosotros todos los siervos de Jehová,
los que en la casa de Jehová estáis por las noches.

2

Alzad vuestras manos al santuario
y bendecid a Jehová.

3

Desde Sión te bendiga Jehová,
quien ha hecho los cielos y la tierra.

Salmo 135

Alabad y bendecid a Jehová — Jehová es mayor que todos los dioses; los ídolos no ven, ni oyen ni hablan.

1

¡Aleluya! Alabad el nombre de Jehová;
alabadle, siervos de Jehová,

2

los que estáis en la casa de Jehová,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

3

Alabad a Jah, porque Jehová es bueno;
cantad alabanzas a su nombre, porque es agradable.

4

Porque Jah ha escogido a Jacob para sí,
y a Israel como su tesoro singular.

5

Porque yo sé que Jehová es grande,
y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.

6

Todo lo que ha querido Jehová, lo ha hecho,
en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.

7

Él hace subir las nubes de los extremos de la tierra;
él hace los relámpagos para la lluvia;
él saca de sus depósitos los vientos.

8

Él es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,
desde el hombre hasta la bestia.

9

Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto,
sobre Faraón y sobre todos sus siervos.

10

Destruyó a muchas naciones
y mató a reyes poderosos:

11

a Sehón, rey amorreo,
y a Og, rey de Basán,
y a todos los reinos de Canaán.

12

Y dio la tierra de ellos en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

13

Oh Jehová, eterno es tu nombre;
tu memoria, oh Jehová, de generación en generación.

14

Porque juzgará Jehová a su pueblo
y se compadecerá de sus siervos.

15

Los ídolos de las naciones son de plata y de oro,
obra de manos de hombres.

16

Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;

17

tienen oídos, y no oyen;
tampoco hay aliento en sus bocas.

18

Semejantes a ellos son los que los hacen,
y todos los que en ellos confían.

19

Casa de Israel, ¡bendecid a Jehová!
Casa de Aarón, ¡bendecid a Jehová!

20

Casa de Leví, ¡bendecid a Jehová!
Los que teméis a Jehová, ¡bendecid a Jehová!

21

Desde Sión sea bendecido Jehová,
que mora en Jerusalén.
¡Aleluya!

Salmo 136

Alabad a Dios por todas las cosas, porque Su misericordia es para siempre.

1

Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.

2

Alabad al Dios de los dioses,
porque para siempre es su misericordia.

3

Alabad al Señor de señores,
porque para siempre es su misericordia;

4

al único que hace grandes maravillas,
porque para siempre es su misericordia;

5

al que hizo los cielos con entendimiento,
porque para siempre es su misericordia;

6

al que extendió la tierra sobre las aguas,
porque para siempre es su misericordia;

7

al que hizo los grandes luminares,
porque para siempre es su misericordia:

8

el sol para que señorease el día,
porque para siempre es su misericordia;

9

la luna y las estrellas para que señoreasen la noche,
porque para siempre es su misericordia;

10

al que hirió a Egipto en sus primogénitos,
porque para siempre es su misericordia;

11

y sacó a Israel de en medio de ellos,
porque para siempre es su misericordia,

12

con mano fuerte y brazo extendido,
porque para siempre es su misericordia;

13

al que dividió el Mar Rojo en partes,
porque para siempre es su misericordia;

14

e hizo pasar a Israel por en medio de él,
porque para siempre es su misericordia;

15

y arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo,
porque para siempre es su misericordia;

16

al que condujo a su pueblo por el desierto,
porque para siempre es su misericordia;

17

al que hirió a grandes reyes,
porque para siempre es su misericordia;

18

y quitó la vida a reyes poderosos,
porque para siempre es su misericordia;

19

a Sehón, rey amorreo,
porque para siempre es su misericordia;

20

y a Og, rey de Basán,
porque para siempre es su misericordia;

21

y dio la tierra de ellos en heredad,
porque para siempre es su misericordia;

22

en heredad a Israel, su siervo,
porque para siempre es su misericordia.

23

Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros,
porque para siempre es su misericordia;

24

y nos rescató de nuestros enemigos,
porque para siempre es su misericordia.

25

Él da alimento a toda carne,
porque para siempre es su misericordia.

26

Alabad al Dios de los cielos,
porque para siempre es su misericordia.

Salmo 137
Mientras estuvieron en cautiverio, los judíos lloraron junto a los ríos de Babilonia — A causa del dolor, no podían soportar cantar los cánticos de Sión.

1

Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos y aun llorábamos,
acordándonos de Sión.

2

Sobre los sauces, en medio de ella,
colgábamos nuestras arpas.

3

Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían un cántico,
y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
Cantadnos algunos de los cánticos de Sión.

4

¿Cómo cantaremos el cántico de Jehová
en tierra extraña?

5

Si me olvido de ti, oh Jerusalén,
olvide mi diestra su destreza.

6

Mi lengua se pegue a mi paladar
si de ti no me acuerdo,
si no enaltezco a Jerusalén
como preferente asunto de mi alegría.

7

Acuérdate, oh Jehová, de los hijos de Edom
que en el día de Jerusalén decían: Arrasadla, arrasadla
hasta los cimientos.

8

Hija de Babilonia, la desolada,
bienaventurado el que te dé el pago
de lo que tú nos hiciste.

9

Bienaventurado el que tome tus niños y los estrelle
contra la peña.


Salmo 138

David alaba a Jehová por Su misericordia y verdad — David se postra en dirección hacia el santo templo.

Salmo de David. 1

Te alabaré con todo mi corazón;
delante de los dioses te cantaré alabanzas.

2

Me postraré hacia tu santo templo,
y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad,
porque has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas.

3

El día en que clamé, me respondiste;
fortaleciste el vigor de mi alma.

4

Te alabarán, oh Jehová, todos los reyes de la tierra,
cuando oigan las palabras de tu boca.

5

Y cantarán en los caminos de Jehová,
porque grande es la gloria de Jehová.

6

Porque Jehová es excelso y atiende al humilde,
mas al altivo conoce de lejos.

7

Aunque yo ande en medio de la angustia, tú me vivificarás;
contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano,
y me salvará tu diestra.

8

Jehová cumplirá lo que a mí me concierne;
tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;
no abandones la obra de tus manos.




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