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jueves, 4 de octubre de 2012

Jeremías


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Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 222: Isaías 63-66


Capítulo 63
La Segunda Venida será un día de venganza y también el año de los redimidos de Jehová — Entonces, los santos alabarán a Jehová y lo reconocerán como su padre.

1¿Quién es éste que viene de Edom con vestidos de Bosra teñidos de rojo? ¿Éste vestido con esplendidez, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, poderoso para salvar.

2¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como las del que ha pisado en lagar?

3He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los he pisado con mi ira y los he hollado con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.

4Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.

5Y miré y no había quien ayudara, y me maravillé de que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi propio brazo, y mi ira me sostuvo.

6Y en mi ira hollé a los pueblos, y los embriagué con mi furor y derramé en tierra su sangre.

7De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha dado según sus misericordias y según la abundancia de su amorosa bondad.

8Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y él fue su Salvador.

9En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su compasión los redimió, y los levantó y los llevó todos los días de la antigüedad.

10Mas ellos fueron rebeldes y entristecieron su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo y él mismo peleó contra ellos.

11Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que los hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de él su santo espíritu;

12el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así un nombre eterno;

13el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran?

14El espíritu de Jehová los hizo descansar como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.

15Mira desde el cielo y contempla desde la majestuosa morada de tu santidad y de tu gloria. ¿Dónde están tu celo y tu poder, la conmoción de tus entrañas y de tus misericordias para conmigo? ¿Se han retenido?

16Tú ciertamente eres nuestro padre, si bien Abraham no nos conoce, e Israel no nos reconoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; Redentor Nuestro es tu nombre desde la eternidad.

17¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos y endureciste nuestro corazón con respecto a tu temor? Vuélvete por amor a tus siervos, por las tribus de tu heredad.

18Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros adversarios han hollado tu santuario.

19Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, los cuales nunca fueron llamados por tu nombre.

Capítulo 64

Los del pueblo de Jehová piden en oración que lleguen la Segunda Venida y la salvación que entonces será de ellos.

1¡Oh si rasgases los cielos y descendieras, y ante tu presencia se derritieran los montes,

2como el fuego enciende la zarza, el fuego que hace hervir el agua, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos y las naciones temblasen ante tu presencia!

3Cuando descendiste, haciendo cosas terribles que nunca esperábamos, se derritieron los montes delante de ti.

4Y desde la antigüedad nunca oyeron, ni oídos percibieron ni ojo había visto, oh Dios, fuera de ti, quien actuase en favor de aquel que en él espera.

5Saliste al encuentro del que con alegría practicaba la justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos y hemos continuado en los pecados largamente, ¿y seremos salvos?

6Y todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras obras justas como trapo de inmundicia; y todos nos marchitamos como la hoja, y nuestras iniquidades nos llevan como el viento.

7Y nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; porque has escondido de nosotros tu rostro y nos has dejado marchitar a causa de nuestras iniquidades.

8Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro, y tú nuestro alfarero; así que obra de tus manos somos todos nosotros.

9No te enojes sobremanera, oh Jehová, ni te acuerdes siempre de nuestra iniquidad; he aquí, mira, te rogamos, pueblo tuyo somos todos nosotros.

10Tus santas ciudades están desiertas; Sión es un desierto; Jerusalén, una desolación.

11Nuestra santa y gloriosa casa, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida por el fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas.

12¿Te contendrás, oh Jehová, ante estas cosas? ¿Callarás y nos afligirás sobremanera?

Capítulo 65

El antiguo Israel fue desechado por haber rechazado a Jehová — El pueblo de Jehová se regocijará y triunfará durante el Milenio.

1 Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a una nación que no invocaba mi nombre: ¡Heme aquí, heme aquí!

2Extendí mis manos todo el día a un pueblo rebelde, que anda por un camino que no es bueno, en pos de sus propios pensamientos;

3pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos y quemando incienso sobre ladrillos;

4que se quedan entre los sepulcros y en vigilia pasan la noche; que comen carne de cerdo y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas;

5que dicen: Quédate en tu lugar; no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son humo en mi nariz, fuego que arde todo el día.

6He aquí que escrito está delante de mí: no callaré, sino que recompensaré y daré el pago en su seno

7por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, quienes quemaron incienso sobre los montes y sobre los collados me blasfemaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno.

8Así ha dicho Jehová: Como cuando se halla mosto en un racimo y se dice: No lo destruyas, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, pues no los destruiré del todo.

9Mas sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí.

10Y será Sarón redil de ovejas, y el valle de Acor para que se echen las vacas, para mi pueblo que me buscó.

11Pero vosotros, los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna y suministráis libaciones para el Destino,

12yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis para el degüello; por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos y escogisteis lo que no me agrada.

13Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que mis siervos comerán, pero vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, pero vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, pero vosotros seréis avergonzados;

14he aquí que mis siervos cantarán con júbilo de corazón, pero vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento del espíritu aullaréis.

15Y dejaréis vuestro nombre como maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te hará morir, y a sus siervos llamará por otro nombre.

16El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará, porque las angustias primeras han sido olvidadas y porque han quedado escondidas de mis ojos.

17Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni vendrá más al pensamiento.

18Mas gozaos y regocijaos para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo he creado a Jerusalén para regocijo y a su pueblo para alegría.

19Y me regocijaré con Jerusalén y me alegraré con mi pueblo, y nunca más se oirán en ella voz de llanto ni voz de clamor.

20No habrá más allí niño de días ni anciano que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.

21Y edificarán casas y morarán en ellas; y plantarán viñas y comerán el fruto de ellas.

22No edificarán para que otro habite ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.

23No trabajarán en vano ni darán a luz para desgracia, porque son descendencia de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.

24Y acontecerá que antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén ellos hablando, yo habré oído.

25El lobo y el cordero pacerán juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte, ha dicho Jehová.

Capítulo 66

En la Segunda Venida, Israel, como nación, nacerá en un día; los inicuos serán destruidos y los gentiles oirán el Evangelio.

1 Jehová ha dicho así: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dónde está la casa que me habréis de edificar? ¿Y dónde está el lugar de mi reposo?

2Porque mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas llegaron a ser, dice Jehová; mas miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla ante mi palabra.

3El que mata buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase a un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Pues, como escogieron sus propios caminos y su alma amó sus abominaciones,

4también yo escogeré sus escarnios y traeré sobre ellos lo que temen; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos y escogieron lo que a mí me desagrada.

5Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis ante su palabra: Vuestros hermanos, que os aborrecen y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Sea glorificado Jehová. Mas él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán avergonzados.

6Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos.

7Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz un hijo.

8¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio tal cosa? ¿Dará a luz la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una sola vez? Pues en cuanto Sión estuvo de parto, dio a luz a sus hijos.

9Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer?, dice Jehová. Yo que hago nacer, ¿seré detenido?, dice tu Dios.

10Alegraos con Jerusalén, y regocijaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo todos los que hacéis duelo por ella,

11para que os amamantéis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones, para que bebáis y os deleitéis con la plenitud de su gloria.

12Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río y la gloria de las naciones como un arroyo que desborda; y seréis amamantados, y en los brazos seréis traídos y sobre las rodillas seréis mecidos.

13Como aquel a quien su madre consuela, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén recibiréis consuelo.

14Y lo veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos se renovarán como la hierba; y la mano de Jehová se dará a conocer a sus siervos y se enojará contra sus enemigos.

15Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor y su reprensión con llamas de fuego.

16Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a toda carne, y los muertos por Jehová serán multiplicados.

17Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, tras uno que está entre ellos, los que comen carne de cerdo, y cosas abominables y ratones, juntamente perecerán, dice Jehová.

18Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán y verán mi gloria.

19Y pondré entre ellos una señal y enviaré de ellos sobrevivientes a las naciones, a Tarsis, a Pul y a Lud, que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no han oído de mí ni han visto mi gloria; y proclamarán mi gloria entre las naciones.

20Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, como una ofrenda a Jehová, en caballos, y en carros, y en literas, y en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, tal como los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová.

21Y tomaré también de entre ellos para sacerdotes y para levitas, dice Jehová.

22Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago, permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerán vuestra descendencia y vuestro nombre.

23Y sucederá que de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dice Jehová.

24Y saldrán y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá ni su fuego se apagará; y serán abominables a toda la humanidad.

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