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sábado, 20 de octubre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 229: Jeremías 24-26


Capítulo 24
Sedequías y el pueblo de Judá serán maldecidos y dispersados — Algunos serán traídos de nuevo desde Caldea para servir a Jehová.

1Me mostró Jehová, y he aquí, dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová, después de haber llevado cautivo Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a los príncipes de Judá, y a los artesanos y herreros de Jerusalén, y de haberlos llevado a Babilonia.

2Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de tan malos no se podían comer.

3Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos, higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de tan malos no se pueden comer.

4Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

5Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así consideraré a los desterrados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien.

6Pues pondré mis ojos sobre ellos para bien y los traeré de nuevo a esta tierra; y los edificaré y no los derribaré; los plantaré y no los arrancaré.

7Y les daré un corazón para que me conozcan, que yo soy Jehová; y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón.

8Y como a los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, ha dicho Jehová, así haré a Sedequías, rey de Judá, y a sus príncipes, y al resto de Jerusalén que queda en esta tierra y a los que moran en la tierra de Egipto.

9Y los haré motivo de espanto y de mal a todos los reinos de la tierra, de infamia, y de refrán, y de burla, y de maldición a todos los lugares adonde yo los arroje.

10Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.

Capítulo 25

Una vez que sea llevada cautiva, Judá servirá a Babilonia durante setenta años — Diversas naciones serán derribadas — En los últimos días, todos los habitantes de la tierra estarán en guerra.

1 La palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia;

2la cual habló el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los moradores de Jerusalén, diciendo:

3Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí la palabra de Jehová, y os he hablado, madrugando y dando aviso, pero no habéis escuchado.

4Y envió Jehová a vosotros a todos sus siervos los profetas, madrugando y enviándolos, pero no habéis escuchado ni habéis inclinado vuestro oído para escuchar

5cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras, y morad en la tierra que os dio Jehová, a vosotros y a vuestros padres para siempre;

6y no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y adorándolos, ni me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos, y no os haré mal.

7Pero no me habéis escuchado, dice Jehová, sino que me habéis provocado a ira con la obra de vuestras manos para vuestro propio mal.

8Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis escuchado mis palabras,

9he aquí, yo enviaré y tomaré a todas las familias del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra, y contra sus moradores y contra todas estas naciones de alrededor; y los destruiré y los haré objeto de espanto, y de burla y desolación perpetua.

10Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del desposado y la voz de la desposada, el ruido del molino y la luz de la lámpara.

11Y toda esta tierra será desolación y espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia durante setenta años.

12Y acontecerá que cuando se hayan cumplido los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su iniquidad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desolación perpetua.

13Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que he hablado contra ella, con todo lo que está escrito en este libro, profetizado por Jeremías contra todas las naciones.

14Porque serán sometidos a muchas naciones y a grandes reyes, y yo les pagaré conforme a sus hechos y conforme a la obra de sus manos.

15Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y haz que beban de ella todas las naciones a las cuales yo te envío.

16Y beberán, y temblarán y enloquecerán a causa de la espada que yo envío entre ellos.

17Y tomé la copa de la mano de Jehová, e hice beber a todas las naciones a las cuales me envió Jehová:

18a Jerusalén, y a las ciudades de Judá, y a sus reyes y a sus príncipes, para convertirlos en desolación, en espanto, en burla y en maldición, como en este día;

19a Faraón, rey de Egipto, y a sus siervos, y a sus príncipes y a todo su pueblo;

20y a toda la mezcla de naciones, y a todos los reyes de la tierra de Uz, y a todos los reyes de la tierra de Filistea, y a Ascalón, y a Gaza, y a Ecrón y al remanente de Asdod;

21a Edom, y a Moab y a los hijos de Amón;

22y a todos los reyes de Tiro, y a todos los reyes de Sidón y a los reyes de las islas que están al otro lado del mar;

23y a Dedán, y a Tema, y a Buz y a todos los que están en los extremos más remotos;

24y a todos los reyes de Arabia y a todos los reyes de pueblos mezclados que habitan en el desierto;

25y a todos los reyes de Zimri, y a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de Media;

26y a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, a los unos y a los otros; y a todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la tierra; y el rey de Sesac beberá después de ellos.

27Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed y no os levantéis a causa de la espada que yo envío entre vosotros.

28Y acontecerá que si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, les dirás tú: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tenéis que beber.

29Porque he aquí que yo comienzo a hacer mal a la ciudad sobre la cual es invocado mi nombre; ¿y seréis vosotros absueltos? ¡No seréis absueltos, porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos!

30Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Jehová rugirá desde lo alto, y desde su santa morada dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra.

31Llegará el estruendo hasta los extremos de la tierra, porque Jehová está en pleito contra las naciones; él entra en juicio contra toda carne; entregará a los malvados a la espada, dice Jehová.

32Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que el mal irá de nación en nación, y una gran tempestad se levantará desde los confines de la tierra.

33Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro; nadie los llorará, ni los recogerán ni los enterrarán; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra.

34Aullad, pastores, y clamad; y revolcaos en ceniza, mayorales del rebaño, porque se han cumplido vuestros días para que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como vaso precioso.

35Y no habrá refugio para los pastores ni escape para los mayorales del rebaño.

36¡Voz de la gritería de los pastores y aullido de los mayorales del rebaño!, porque Jehová ha asolado sus pastizales.

37Y los apacibles rebaños son devastados por el furor de la ira de Jehová.

38Dejó cual leoncillo su guarida, pues asolada fue la tierra de ellos por la ira del opresor y por el furor de su enojo.

Capítulo 26

Jeremías profetiza la destrucción del pueblo — Por esto, Jeremías es acusado, juzgado y posteriormente absuelto.

1 En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo:

2Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé hablarles; no omitas palabra.

3Quizá escuchen y se vuelva cada uno de su mal camino, y me arrepienta yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras.

4Y les dirás: Así ha dicho Jehová: Si no me escucháis para andar en mi ley, la cual he puesto delante de vosotros,

5para atender a las palabras de mis siervos los profetas que yo os envío, madrugando y enviándolos, a los cuales no habéis escuchado,

6entonces haré con esta casa como hice con Silo, y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra.

7Y los sacerdotes, y los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías hablar estas palabras en la casa de Jehová.

8Y aconteció que cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás.

9¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la casa de Jehová.

10Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron de la casa del rey a la casa de Jehová, y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová.

11Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: ¡Pena de muerte para este hombre!, porque ha profetizado contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.

12Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: Jehová me envió a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído.

13Y ahora, mejorad vuestros caminos y vuestras obras y escuchad la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros.

14En lo que a mí toca, he aquí, estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y más recto os parezca.

15Pero sabed de cierto que si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta ciudad y sobre sus moradores, porque en verdad Jehová me envió a vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.

16Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y a los profetas: Este hombre no merece la pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado.

17Entonces se levantaron algunos de los ancianos del país y hablaron a toda la congregación del pueblo, diciendo:

18Miqueas de Moreset profetizó en los días de Ezequías, rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Sión será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de escombros, y el monte de la casa como cumbres de bosque.

19¿Acaso lo mataron Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Jehová y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? Nosotros, pues, haremos un gran mal contra nuestras almas.

20Y hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová, Urías hijo de Semaías, de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las palabras de Jeremías;

21y oyeron sus palabras el rey Joacim, y todos sus grandes y todos sus príncipes; y el rey procuró matarle; pero Urías lo oyó, y tuvo temor, y huyó y se fue a Egipto;

22y el rey Joacim envió hombres a Egipto: a Elnatán hijo de Acbor y a otros hombres con él, a Egipto;

23y ellos sacaron de Egipto a Urías y lo llevaron ante el rey Joacim, el cual lo mató a espada y echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo.

24Pero la mano de Ahicam hijo de Safán estaba con Jeremías, para que no lo entregasen en manos del pueblo para matarlo.

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