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martes, 20 de noviembre de 2012

Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 244: Ezequiel 37-40


Capítulo 37
Israel heredará la tierra en la resurrección — El palo de Judá (la Biblia) y el palo de José (el Libro de Mormón) serán uno en la mano de Jehová — Los hijos de Israel serán recogidos y purificados — David (el Mesías) reinará sobre ellos — Recibirán el convenio sempiterno del Evangelio.

1 Y la mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el espíritu de Jehová y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.

2 Y me hizo pasar alrededor de ellos, y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del valle, y he aquí, estaban secos en gran manera.

3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: oh Señor, Jehová, tú lo sabes.

4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd la palabra de Jehová.

5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.

6 Y pondré tendones en vosotros, y haré subir carne sobre vosotros, y os cubriré de piel y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.

7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.

8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y subió la carne, y quedaron cubiertos por la piel; pero no había en ellos espíritu.

9 Y me dijo: Profetiza al espíritu; profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Oh espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos, y vivirán.

10 Y profeticé como me había mandado; y entró espíritu en ellos, y vivieron y se pusieron de pie, un ejército grande en extremo.

11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo talados.

12 Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, oh pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas y os traeré a la tierra de Israel.

13 Y sabréis que yo soy Jehová cuando yo abra vuestros sepulcros y os saque de vuestras sepulturas, oh pueblo mío.

14 Y pondré mi espíritu en vosotros, y viviréis; y os haré reposar en vuestra tierra; y sabréis que yo, Jehová, he hablado, y lo haré, dice Jehová.

15 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

16 Y tú, hijo de hombre, toma ahora un palo y escribe en él: Para Judá, y para los hijos de Israel, sus compañeros. Toma después otro palo y escribe en él: Para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel, sus compañeros.

17 Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano.

18 Y cuando te hablen los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos explicarás qué quieres decir con eso?

19 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel, sus compañeros, y los pondré con él, con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi mano.

20 Y los palos sobre los que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos;

21 y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes y los traeré a su propia tierra.

22 Y haré de ellos una sola nación en la tierra, en los montes de Israel; y un mismo rey será el rey de todos ellos; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más estarán divididos en dos reinos.

23 Y no se contaminarán ya más con sus ídolos, ni con sus abominaciones ni con todas sus transgresiones; y los salvaré de todos los lugares en los cuales han pecado, y los purificaré; y serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

24 Y mi siervo David será rey sobre ellos, y para todos ellos habrá un solo pastor; y andarán en mis juicios, y guardarán mis estatutos y los pondrán por obra.

25 Y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, y sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será su príncipe para siempre.

26 Y haré con ellos un convenio de paz; será un convenio sempiterno con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.

27 Y estará en medio de ellos mi tabernáculo; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

28 Y sabrán las naciones que yo, Jehová, santifico a Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre.

Capítulo 38

La batalla de Gog y Magog contra Israel precederá a la Segunda Venida — Jehová vendrá en medio de guerra y de pestilencia, y todos los hombres temblarán ante Su presencia.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Gog en la tierra de Magog, príncipe soberano de Mesec y Tubal, y profetiza contra él.

3 Y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal.

4 Y yo te haré regresar, y pondré garfios en tus quijadas y te sacaré a ti y a todo tu ejército, caballos y jinetes, todos ellos completamente equipados, una gran multitud con paveses y escudos, teniendo todos ellos espadas;

5 Persia, y Etiopía y Fut con ellos; todos ellos con escudos y yelmos;

6 Gomer y todas sus tropas; la casa de Togarma, de los confines del norte, y todas sus tropas; muchos pueblos contigo.

7 Prepárate y apercíbete tú y toda tu multitud que se ha reunido contigo, y sé tú el guarda de ellos.

8 De aquí a muchos días serás tú convocado; en los últimos años vendrás a la tierra recuperada de la espada, recogida de muchos pueblos, a los montes de Israel, que siempre han sido una desolación; pero fue sacada de las naciones, y todos ellos habitarán confiadamente.

9 Y subirás tú; vendrás como una tempestad; como una nube que cubre la tierra serás tú, y todas tus tropas y muchos pueblos contigo.

10 Así ha dicho Jehová el Señor: Y acontecerá que en aquel día subirán palabras a tu corazón, y concebirás un plan perverso.

11 Y dirás: Subiré contra una tierra sin defensa; iré a un pueblo tranquilo que habita confiadamente; todos ellos habitan sin muros y no tienen cerrojos ni puertas,

12 para arrebatar despojos y para tomar botín, para volver tu mano contra los lugares desolados ya poblados, y contra el pueblo recogido de las naciones, que se ha hecho de ganados y posesiones, que mora en la parte central de la tierra.

13 Sabá, y Dedán, y los mercaderes de Tarsis y todos sus leoncillos te dirán: ¿Has venido a arrebatar despojos? ¿Has reunido tu multitud para tomar botín, para quitar plata y oro, para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes despojos?

14 Por tanto profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel día, cuando mi pueblo Israel habite con seguridad, ¿no lo sabrás tú?

15 Y vendrás de tu lugar, de los confines del norte, tú y muchos pueblos contigo, todos ellos a caballo, una gran multitud y un poderoso ejército;

16 y subirás contra mi pueblo Israel como una nube para cubrir la tierra. Será en los últimos días, y te traeré contra mi tierra, para que las naciones me conozcan cuando yo sea santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos.

17 Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No eres tú aquel de quien hablé yo en tiempos pasados por mis siervos los profetas de Israel, los cuales profetizaron en aquellos días, durante años, que yo te había de traer contra ellos?

18 Y acontecerá en aquel día, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dice Jehová el Señor, que subirá mi ira en mi rostro.

19 Porque he hablado en mi celo y en el fuego de mi ira: Ciertamente en aquel día habrá gran temblor sobre la tierra de Israel;

20 los peces del mar, y las aves del cielo, y las bestias del campo, y todo lo que se arrastra sobre la tierra y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra temblarán ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y los precipicios caerán, y todo muro caerá a tierra.

21 Y en todos mis montes llamaré contra él a la espada, dice Jehová el Señor; la espada de cada cual estará contra su hermano.

22 Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él, y sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, una impetuosa lluvia y piedras de granizo, fuego y azufre.

23 Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 39

Gog y Magog serán destruidos — Los habitantes de las ciudades de Israel quemarán sus armas de guerra durante siete años — Enterrarán a sus muertos durante siete meses — Entonces se celebrará la cena del gran Dios y el continuo recogimiento de Israel.

1 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal.

2 Y te haré volver, y te conduciré, y te haré subir desde los confines del norte y te traeré sobre los montes de Israel;

3 y te quitaré el arco de tu mano izquierda y haré caer tus saetas de tu mano derecha.

4 Sobre los montes de Israel caerás tú, y todas tus tropas y los pueblos que están contigo; a las aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida.

5 Sobre la faz del campo caerás, porque yo lo he hablado, dice Jehová el Señor.

6 Y enviaré fuego sobre Magog y sobre los que moran confiadamente en las islas; y sabrán que yo soy Jehová.

7 Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo de Israel.

8 He aquí que viene y se cumplirá, dice Jehová el Señor; éste es el día del cual he hablado.

9 Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán fuego y quemarán armas, y escudos, y paveses, arcos y saetas, y báculos y lanzas; y los quemarán con fuego durante siete años.

10 Y no traerán leña del campo ni la cortarán de los bosques, sino que prenderán el fuego con las armas; y despojarán a sus despojadores y robarán a los que les robaron, dice Jehová el Señor.

11 Y sucederá que en aquel día yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el valle de Hamón-gog.

12 Y la casa de Israel los estará enterrando durante siete meses, para limpiar la tierra.

13 Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos de renombre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor.

14 Y tomarán continuamente hombres que viajen por el país para buscar y enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán un reconocimiento.

15 Y pasarán los que vayan por el país, y el que vea los huesos de algún hombre pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog.

16 Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y limpiarán la tierra.

17 Y tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Di a las aves de toda especie y a toda fiera del campo: Juntaos y venid; reuníos de todas partes junto a mi sacrificio que sacrifico para vosotros, un sacrificio grande sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre.

18 Comeréis carne de fuertes y beberéis sangre de príncipes de la tierra; de carneros, de corderos, y de machos cabríos, y de toros, engordados todos en Basán.

19 Y comeréis la grosura hasta saciaros, y beberéis hasta embriagaros de la sangre del sacrificio que para vosotros sacrifiqué.

20 Y a mi mesa os saciaréis de caballos, y de jinetes, de hombres fuertes y de todos los hombres de guerra, dice Jehová el Señor.

21 Y pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho y mi mano que sobre ellos habré puesto.

22 Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová su Dios.

23 Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su iniquidad, por cuanto actuaron deslealmente contra mí; por tanto, yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en manos de sus enemigos y cayeron todos a espada.

24 Conforme a su inmundicia y conforme a sus transgresiones hice con ellos, y de ellos escondí mi rostro.

25 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora haré volver a los cautivos de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel y me mostraré celoso por mi santo nombre.

26 Y ellos cargarán su vergüenza y toda su infidelidad que cometieron contra mí, cuando habiten en su tierra confiadamente, y no haya quien los espante;

27 cuando los haga volver de entre los pueblos, y los reúna de las tierras de sus enemigos, y sea yo santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones.

28 Y sabrán que yo soy Jehová su Dios cuando, después de haberlos hecho llevar al cautiverio entre las naciones, los reúna en su propia tierra, sin dejar allá a ninguno de ellos.

29 Y no esconderé más de ellos mi rostro, porque habré derramado mi espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

Capítulo 40

Un mensajero celestial muestra a Ezequiel en visión la ciudad en donde está el templo — Se le muestran la forma y el tamaño del templo y sus atrios.

1 En el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, a los diez días del mes, a los catorce años después que la ciudad fue conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano de Jehová y me llevó allá.

2 En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había algo como la estructura de una ciudad, al sur.

3 Y me llevó allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto de bronce, y tenía un cordel de lino en su mano y una caña de medir, y él estaba a la puerta.

4 Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos y pon tu corazón en todas las cosas que te muestro, porque para que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta todo lo que ves a la casa de Israel.

5 Y he aquí, un muro fuera de la casa, todo alrededor; y la caña de medir que aquel varón tenía en la mano era de seis codos, de a codo y palmo; y midió el espesor de la estructura, que era de una caña; y la altura, de otra caña.

6 Después vino a la puerta que daba hacia el oriente, y subió por sus gradas y midió el umbral de la puerta, que era de una caña de anchura, y el otro umbral era también de una caña de ancho.

7 Y cada cámara tenía una caña de largo y una caña de ancho; y entre las cámaras había cinco codos de ancho; y el umbral de la puerta junto al pórtico de la puerta, por dentro, una caña.

8 Midió asimismo el pórtico de la puerta por dentro; era de una caña.

9 Midió luego el pórtico de la puerta, ocho codos, y sus pilastras, dos codos; y el pórtico de la puerta estaba por dentro.

10 Y las cámaras de la puerta que daba al oriente eran tres a cada lado, todas de una misma medida; también de una misma medida las pilastras de un lado y del otro.

11 Y midió la anchura de la entrada de la puerta, diez codos; la longitud de la puerta, trece codos.

12 Y el espacio delante de las cámaras era de un codo a un lado y de otro codo al otro lado; y cada cámara tenía seis codos por un lado y seis codos por el otro.

13 Y midió la puerta, desde el techo de una cámara hasta el techo de la otra, veinticinco codos de anchura, desde una entrada hasta la otra.

14 Y midió las pilastras, que eran de sesenta codos, hasta la pilastra del atrio alrededor de la puerta.

15 Y desde la fachada de la puerta de la entrada hasta la fachada del pórtico de la puerta interior había cincuenta codos.

16 Y había ventanas estrechas que daban hacia las cámaras, y hacia sus pilastras por dentro de la puerta alrededor, y asimismo en los pórticos; y había ventanas alrededor por dentro; y en cada pilastra había palmeras.

17 Me llevó luego al atrio exterior, y he aquí, había cámaras y un enlosado que daban al atrio de alrededor; treinta cámaras daban al enlosado.

18 Y el enlosado a los lados de las puertas, en proporción a la longitud de las puertas, era el enlosado más bajo.

19 Y midió la anchura, desde la fachada de la puerta de abajo hasta la fachada del atrio interior por fuera, y era de cien codos hacia el oriente y hacia el norte.

20 Y de la entrada que daba hacia el norte en el atrio exterior, midió su longitud y su anchura.

21 Y sus cámaras eran tres de un lado y tres del otro; y sus pilastras y sus pórticos eran de la misma medida que la primera entrada: cincuenta codos de longitud y veinticinco de anchura.

22 Y sus ventanas, y sus pórticos y sus palmeras eran conforme a la medida de la entrada que daba hacia el oriente; y se subía a ella por siete gradas, y delante estaban sus pórticos.

23 Y la entrada del atrio interior estaba enfrente de la puerta que daba al norte y de la que daba al oriente; y midió, de puerta a puerta, cien codos.

24 Me llevó después hacia el sur, y he aquí una puerta hacia el sur; y midió sus pilastras y sus pórticos conforme a estas medidas.

25 Y tenía sus ventanas y sus pórticos alrededor, como las otras ventanas; la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos.

26 Y sus gradas eran de siete peldaños, con sus pórticos delante de ellas; y tenía palmeras, una de un lado y otra del otro lado, en sus pilastras.

27 Y la entrada del atrio interior daba hacia el sur; y midió, de puerta a puerta hacia el sur, cien codos.

28 Me llevó después al atrio interior por la entrada del sur, y midió la entrada del sur conforme a estas medidas.

29 Y sus cámaras, y sus pilastras y sus pórticos eran conforme a estas medidas, y tenía sus ventanas y sus pórticos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos la anchura.

30 Y los pórticos alrededor eran de veinticinco codos de largo y cinco codos de ancho.

31 Y sus pórticos daban hacia el atrio exterior, con palmeras en sus pilastras; y sus gradas eran de ocho escalones.

32 Y me llevó al atrio interior hacia el oriente, y midió la entrada conforme a estas medidas.

33 Y eran sus cámaras, y sus pilastras y sus pórticos, conforme a estas medidas, y tenía sus ventanas y sus pórticos alrededor; la longitud era de cincuenta codos y la anchura era de veinticinco codos.

34 Y sus pórticos daban hacia el atrio exterior, con palmeras en sus pilastras de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho escalones.

35 Me llevó luego a la puerta del norte y midió conforme a estas medidas:

36 sus cámaras, sus pilastras, y sus pórticos y sus ventanas alrededor; la longitud era de cincuenta codos y de veinticinco codos el ancho.

37 Y sus pilastras daban hacia el atrio exterior, con palmeras en cada una de sus pilastras de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.

38 Y la cámara y su entrada estaban junto a las pilastras de las puertas; allí lavarán el holocausto.

39 Y en el pórtico de la puerta había dos mesas a un lado y otras dos al otro, para matar sobre ellas el holocausto, y la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa.

40 Y por el lado de fuera, de las gradas de la entrada de la puerta del norte, había dos mesas; y al otro lado que estaba a la entrada de la puerta, dos mesas.

41 Cuatro mesas a un lado y cuatro mesas al otro lado, al lado de la puerta; ocho mesas, sobre las cuales degollarán los sacrificios.

42 Y las cuatro mesas para el holocausto eran de piedra labrada, de un codo y medio de longitud, y de codo y medio de ancho, y de un codo de altura; sobre éstas pondrán los utensilios con que degollarán el holocausto y el sacrificio.

43 Y dentro había ganchos de un palmo, dispuestos por todo alrededor; y sobre las mesas, la carne de la ofrenda.

44 Y fuera de la entrada interior, en el atrio interior que estaba al lado de la entrada del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban hacia el sur; una estaba al lado de la entrada del oriente que miraba hacia el norte.

45 Y me dijo: Esta cámara que mira hacia el sur es de los sacerdotes, que hacen la guardia del templo.

46 Y la cámara que mira hacia el norte es de los sacerdotes, que hacen la guardia del altar; éstos son los hijos de Sadoc, de los hijos de Leví, que se acercan a Jehová para servirle.

47 Y midió el atrio, cien codos de longitud y la anchura de cien codos; era cuadrado, y el altar estaba delante de la casa.

48 Y me llevó al pórtico de la casa, y midió cada pilastra del pórtico, cinco codos de un lado y cinco codos del otro; y la anchura de la puerta era de tres codos de un lado y de tres codos del otro.

49 La longitud del pórtico era de veinte codos, y la anchura de once codos, al cual se subía por gradas; y había columnas junto a las pilastras, una de un lado y otra del otro.


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Lectura con Audio de La Santa Biblia Reina Valera 2009 SUD: Día 243: Ezequiel 33-36


Capítulo 33
Los atalayas que alcen la voz de amonestación salvarán sus propias almas — Los pecadores que se arrepientan serán salvos — Los justos que pequen serán condenados — El pueblo de Judá en Jerusalén es destruido por causa de sus pecados.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo y diles: Cuando yo traiga espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tome a un hombre de su territorio y lo ponga por atalaya,

3 y él vea venir la espada sobre la tierra, y toque la trompeta y avise al pueblo,

4 cualquiera que oiga el sonido de la trompeta y no se dé por advertido, y al llegar la espada se lo lleva, su sangre será sobre su propia cabeza.

5 El sonido de la trompeta oyó, pero no se dio por advertido; su sangre será sobre él; pero el que se dé por advertido salvará su vida.

6 Pero si el atalaya ve venir la espada y no toca la trompeta, y el pueblo no se apercibe, y al llegar la espada se lleva a alguno de entre ellos, él, por causa de su iniquidad, será llevado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

7 A ti, pues, oh hijo de hombre, te he puesto como atalaya de la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca y les advertirás de mi parte.

8 Cuando yo diga al malvado: Oh malvado, ciertamente morirás; si tú no hablas para advertir al malvado de su camino, ese malvado morirá por su iniquidad, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.

9 Pero si tú adviertes al malvado de su camino para que se aparte de él, y él no se aparta de su camino, él morirá por su iniquidad, y tú habrás librado tu vida.

10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras transgresiones y nuestros pecados están sobre nosotros, y por ellos nos estamos consumiendo, ¿cómo, pues, viviremos?

11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se vuelva el malvado de su camino y viva. ¡Volveos, volveos de vuestros malos caminos! ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?

12 Por tanto, tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día en que transgreda; y la maldad del malvado no le será estorbo el día en que se vuelva de su maldad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día en que peque.

13 Cuando yo diga al justo: De cierto vivirás, pero él, confiado en su justicia, cometa iniquidad, ninguna de sus justicias será recordada, sino que morirá por la iniquidad que cometió.

14 Y cuando yo diga al malvado: De cierto morirás, si él se vuelve de su pecado y hace lo que es justo y recto,

15 si el malvado restituye la prenda, devuelve lo que haya robado y camina en los estatutos de la vida, sin cometer injusticia, ciertamente vivirá; no morirá.

16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo lo que es justo y recto; ciertamente vivirá.

17 Pero dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; pero el camino de ellos es el que no es recto.

18 Cuando el justo se aparte de su justicia y haga injusticia, morirá por ello.

19 Y cuando el malvado se aparte de su maldad y haga lo que es justo y recto, vivirá por ello.

20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

21 Y aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí uno que había escapado de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada.

22 Y la mano de Jehová había estado sobre mí el atardecer antes de llegar el que había escapado, y Jehová abrió mi boca antes de que aquél llegara a mí por la mañana; y se abrió mi boca, y no estuve más callado.

23 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares desolados de la tierra de Israel andan diciendo: Abraham sólo era uno, y aun así heredó la tierra; cuánto más nosotros que somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión.

25 Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Coméis con sangre, y a vuestros ídolos alzáis vuestros ojos y derramáis sangre, ¿y habéis de poseer vosotros la tierra?

26 Estáis sobre vuestras espadas, hacéis abominación, y cada cual deshonra a la esposa de su prójimo, ¿y habréis de poseer vosotros la tierra?

27 Diles así: Así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que los que están en aquellos lugares desolados caerán a espada, y al que está sobre la faz del campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de pestilencia.

28 Y convertiré la tierra en desolación y en devastación, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase por ellos.

29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando convierta la tierra en desolación y en devastación por todas las abominaciones que han hecho.

30 Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová.

31 Y vienen a ti como viene el pueblo, y están delante de ti como pueblo mío y oyen tus palabras, pero no las ponen por obra, sino que hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.

32 Y he aquí que tú eres para ellos como un cantor de amores, de hermosa voz y que toca bien un instrumento; y oyen tus palabras, pero no las ponen por obra.

33 Y cuando esto venga (he aquí que ya viene), sabrán que hubo profeta entre ellos.

Capítulo 34

Jehová reprende a los pastores que no apacientan al rebaño — En los últimos días, Jehová recogerá a las ovejas perdidas de Israel — El Mesías será su Pastor — Jehová hará un convenio de paz con ellos.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡aAy de los pastores de Israel que se bapacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar a los rebaños?

3 Coméis la agrosura y os vestís de la lana; matáis a la oveja engordada, pero no apacentáis al rebaño.

4 No fortalecisteis a las débiles ni curasteis a la aenferma; no vendasteis a la perniquebrada, ni hicisteis volver a la descarriada ni buscasteis a la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con violencia y con severidad.

5 Y han sido dispersadas por falta de pastor, y han llegado a ser comida de toda fiera del campo y han sido dispersadas.

6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes y en todo collado alto; y por toda la faz de la tierra fueron dispersadas mis ovejas, y no hubo quien las buscase ni quien preguntase por ellas.

7 Por tanto, pastores, oíd la palabra de Jehová:

8 Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser presa, y mis ovejas llegaron a ser comida de toda fiera del campo, porque no había pastor; y mis pastores no buscaron a mis ovejas, sino que los apastores bse apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis ovejas,

9 por tanto, oh pastores, oíd la palabra de Jehová:

10 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores, y aexigiré mis ovejas de su mano y haré que bdejen de apacentar a las ovejas; y ya no se apacentarán más los pastores a sí mismos, pues yo libraré a mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida.

11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo, yo mismo buscaré a mis ovejas y las reconoceré.

12 Como reconoce a su rebaño el apastor el día en que está en medio de sus ovejas dispersadas, así breconoceré a mis ovejas y las libraré de todos los lugares en que fueron cdispersadas un día nublado y oscuro.

13 Y yo las sacaré de los pueblos y las ajuntaré de las tierras; y las traeré a su propia tierra y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas y en todos los lugares habitados del país.

14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su redil; allí dormirán en buen redil, y con ricos pastos serán apacentadas sobre los montes de Israel.

15 Yo apacentaré a mis ovejas y yo las haré recostar, dice Jehová el Señor.

16 Yo buscaré a la oveja perdida, y aharé volver a la descarriada, y vendaré a la perniquebrada y fortaleceré a la débil; pero a la engordada y a la fuerte destruiré. Yo las apacentaré con bjusticia.

17 Mas en cuanto a vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo ajuzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.

18 ¿No os basta con comer los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda, y con beber las aguas claras, sino que aenturbiáis además con vuestros pies las que quedan?

19 Y mis ovejas comen lo que vuestros pies ahan hollado y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.

20 Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí, yo, yo mismo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca.

21 Por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las dispersasteis lejos,

22 yo salvaré a mis aovejas, y nunca más servirán de presa; y juzgaré entre oveja y oveja.

23 Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará: mi siervo aDavid; él las apacentará y él será su pastor.

24 Yo, Jehová, seré su aDios, y mi siervo bDavid será cpríncipe en medio de ellos. Yo, Jehová, he hablado.

25 Y haré con ellos un aconvenio de paz y exterminaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con bseguridad y dormirán en los bosques.

26 Y haré de aellos y de los alrededores de mi collado una bendición; y haré descender la lluvia en su tiempo, lluvias de bendición serán.

27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo y los libre de manos de los que ase sirven de ellos.

28 Y no serán más presa de las naciones, ni las fieras de la tierra los devorarán, sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien los espante;

29 y levantaré para ellos un aplantío de renombre, y nunca más serán consumidos por el hambre en la tierra ni serán más avergonzados por las naciones.

30 Y sabrán que yo, Jehová, su Dios, estoy con ellos, y que ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi prado, hombres sois, y yo soy vuestro Dios, dice Jehová el Señor.

Capítulo 35

Descenderá juicio sobre el monte Seir y sobre todo Edom por su odio hacia Israel.

1 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte Seir y profetiza contra él,

3 y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra ti, oh monte Seir, y extenderé mi mano contra ti y te convertiré en desolación y en devastación.

4 A tus ciudades asolaré, y quedarás desolado; y sabrás que yo soy Jehová.

5 Por cuanto tuviste enemistad perpetua y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo en que su iniquidad llegó a su fin,

6 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, que a sangre te entregaré, y sangre te perseguirá; puesto que la sangre no aborreciste, sangre te perseguirá.

7 Y convertiré el monte Seir en desolación y en devastación, y talaré al que vaya y al que regrese.

8 Y llenaré sus montes con sus muertos; en tus collados, y en tus valles y en todos tus arroyos caerán los muertos a espada.

9 Yo te convertiré en perpetua desolación, y tus ciudades nunca más serán habitadas; y sabréis que yo soy Jehová.

10 Por cuanto dijiste: Estas dos naciones y estas dos tierras serán mías, y las poseeremos, aunque estaba allí Jehová;

11 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, que yo haré conforme a tu ira y conforme a tu celo con que procediste a causa de tu odio contra ellos; y seré conocido entre ellos cuando te juzgue.

12 Y sabrás que yo, Jehová, he oído todas tus blasfemias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Desolados son; nos han sido dados para devorar.

13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí.

14 Así ha dicho Jehová el Señor: Mientras toda la tierra se regocije, yo haré de ti una desolación.

15 Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue desolada, así te haré a ti; desolado serás, monte Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová.

Capítulo 36

En los últimos días, toda la casa de Israel será congregada en sus propias tierras — Jehová les dará un corazón nuevo y un espíritu nuevo — Tendrán la ley de Su Evangelio.

1 Y tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel, y di: Montes de Israel, oíd la palabra de Jehová:

2 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo dijo de vosotros: ¡Ajá!, también las alturas eternas nos han sido dadas por heredad;

3 profetiza, por tanto, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto os asolaron y os tragaron de todas partes, para que fueseis posesión de las demás naciones, y se os ha hecho andar en boca de habladores y ser el oprobio de los pueblos,

4 por tanto, oh montes de Israel, oíd la palabra de Jehová el Señor: Así ha dicho Jehová el Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas, que vinieron a ser presa y escarnio de las otras naciones de su alrededor,

5 por eso, así ha dicho Jehová el Señor: Ciertamente en el fuego de mi celo he hablado contra las demás naciones y contra todo Edom, que se tomaron mi tierra como posesión con alegría de corazón y con despecho de ánimo, para dejarla expuesta como presa.

6 Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel y di a los montes y a los collados, y a los arroyos y a los valles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis cargado con el oprobio de las naciones.

7 Por lo cual, así ha dicho Jehová el Señor: Yo he alzado mi mano; ciertamente las naciones que están a vuestro alrededor han de llevar su propia afrenta.

8 Pero vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas y llevaréis vuestro fruto para mi pueblo Israel, porque están a punto de llegar.

9 Porque he aquí, yo estoy por vosotros y a vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados.

10 Y haré que se multipliquen los hombres sobre vosotros, a toda la casa de Israel, a toda ella; y las ciudades serán habitadas, y serán reedificadas las ruinas.

11 Y multiplicaré sobre vosotros hombres y animales, y serán multiplicados y fructificarán; y os haré morar como solíais hacerlo antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros principios; y sabréis que yo soy Jehová.

12 Y haré andar hombres sobre vosotros, a mi pueblo Israel; y te poseerán, y les serás heredad y nunca más los privarás de hijos.

13 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: Devoras hombres y privas de hijos a tu nación;

14 por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más privarás de hijos a tu nación, dice Jehová el Señor.

15 Y nunca más te haré oír injuria de las naciones, ni cargarás más con el reproche de los pueblos ni privarás más de hijos a tu nación, dice Jehová el Señor.

16 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

17 Hijo de hombre, cuando los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la contaminaron con sus caminos y con sus obras; como la impureza de mujer menstruosa fue su camino delante de mí.

18 Y derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra, porque con sus ídolos la contaminaron.

19 Y los esparcí por las naciones, y fueron dispersados por las tierras; conforme a sus caminos y conforme a sus obras los juzgué.

20 Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, al decirse de ellos: Éstos son el pueblo de Jehová, y de la tierra de él han salido.

21 Y he sentido lástima por mi santo nombre, el cual profanó la casa de Israel entre las naciones adonde fueron.

22 Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.

23 Y santificaré mi gran nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.

24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todos los países y os traeré a vuestra propia tierra.

25 Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis purificados de todas vuestras impurezas; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

26 Y os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.

27 Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis juicios y los pongáis por obra.

28 Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.

29 Y os salvaré de todas vuestras impurezas; y llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no os traeré el hambre.

30 Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis el oprobio del hambre entre las naciones.

31 Y os acordaréis de vuestros malos caminos y de vuestras obras que no fueron buenas, y os aborreceréis a vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.

32 No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor; sabedlo bien; avergonzaos y turbaos por causa de vuestros caminos, oh casa de Israel.

33 Así ha dicho Jehová el Señor: El día en que os purifique de todas vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y las ruinas serán reedificadas.

34 Y la tierra desolada será labrada, en lugar de ser la desolación que había sido ante los ojos de todos los que pasaban.

35 Y dirán: Esta tierra desolada se ha convertido en un huerto de Edén; y estas ciudades que se hallaban desiertas, y desoladas y arruinadas ya están fortificadas y habitadas.

36 Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo reedifiqué lo que estaba derribado, y planté lo que estaba desolado; yo, Jehová, he hablado y lo haré.

37 Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel para hacerles esto; aumentaré los hombres como se aumentan los rebaños.

38 Como el rebaño santo, como el rebaño de Jerusalén en sus fiestas solemnes, así las ciudades desiertas estarán llenas de rebaños de hombres. Y sabrán que yo soy Jehová.


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