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miércoles, 28 de marzo de 2012

Lectura con Audio de la Santa Biblia RV 2009 SUD: Día 83: 1 Samuel 1-2


Samuel..Capítulo 1
Ana pide en oración un hijo y hace voto de entregarlo a Jehová — Elí el sacerdote la bendice — Nace Samuel — Ana lo dedica a Jehová.

1 Hubo un hombre de Ramataim de Zofim, de los montes de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.

2Y tenía él dos esposas; el nombre de una era Ana, y el nombre de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.

3Y subía aquel hombre todos los años de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.

4Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificios, daba a Penina, su esposa, y a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.

5Mas a Ana le daba una parte escogida, porque amaba a Ana, aunque Jehová había cerrado su matriz.

6Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová había cerrado su matriz.

7Y así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así, por lo cual ella lloraba y no comía.

8Y Elcana, su marido, le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿Y por qué no comes? ¿Y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

9Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,

10ella, con amargura de alma, oró a Jehová y lloró desconsoladamente.

11E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu sierva, y te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, y das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

12Y aconteció que mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí observaba la boca de ella.

13Mas Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.

14Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Deja ya el vino.

15Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; soy una mujer atribulada de espíritu. No he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

16No tengas a tu sierva por una mujer impía, porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.

17Y Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.

18Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió y no estuvo más triste.

19Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana conoció a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.

20Y aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto se lo pedí a Jehová.

21Después subió aquel hombre, Elcana, con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio anual y su voto.

22Mas Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado; entonces lo llevaré para que sea presentado delante de Jehová y se quede allá para siempre.

23Y Elcana, su marido, le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente confirme Jehová su palabra. Y se quedó la mujer y crió a su hijo hasta que lo destetó.

24Y después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, y un efa de harina y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño.

25Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.

26Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.

27Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.

28Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.

Samuel..Capítulo 2

Ana canta alabanzas a Jehová — Samuel ministra delante de Jehová — Elí bendice a Elcana y a Ana, y ellos tienen hijos e hijas — Los hijos de Elí rechazan a Jehová y viven en la iniquidad — Jehová rechaza a la casa de Elí.

1 Y Ana oró y dijo:

Mi corazón se regocija en Jehová;
mi poder se exalta en Jehová;
mi boca se ensancha contra mis enemigos,
por cuanto me alegro en tu salvación.

2

No hay santo como Jehová,
porque no hay ninguno fuera de ti,
ni hay roca como el Dios nuestro.

3

No habléis excesivamente de grandezas;
cesen las palabras arrogantes de vuestra boca,
porque Jehová es el Dios de todo saber,
y a él le toca pesar las acciones.

4

Los arcos de los fuertes son quebrados,
y los débiles se ciñen de fortaleza.

5

Los saciados se alquilan por pan,
y dejan de tener hambre los hambrientos;
hasta la estéril da a luz siete,
y la que tenía muchos hijos languidece.

6

Jehová da la muerte y él da la vida;
él hace descender al Seol y hace subir.

7

Jehová da pobreza y da riqueza;
abate y enaltece.

8

Él levanta del polvo al pobre,
y al menesteroso alza del muladar,
para hacerlos sentar con los príncipes
y heredar un trono de honor.
Porque de Jehová son las columnas de la tierra,
y él asentó sobre ellas el mundo.

9

Él guarda los pies de sus santos,
mas los impíos perecen en tinieblas,
porque nadie será fuerte por su propia fuerza.

10

Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios,
y sobre ellos tronará desde los cielos;
Jehová juzgará los confines de la tierra,
y dará fortaleza a su Rey,
y enaltecerá el poder de su Ungido.

11Y Elcana volvió a su casa en Ramá, y el niño servía a Jehová delante del sacerdote Elí.

12Mas los hijos de Elí eran hombres malos, que no conocían a Jehová.

13Y la costumbre de los sacerdotes con el pueblo era que, cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras la carne se cocía, trayendo en su mano un garfio de tres dientes,

14y lo metía en el perol, o en la olla, o en el caldero o en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo.

15Asimismo, antes de quemar la grasa, venía el criado del sacerdote y decía al que sacrificaba: Da carne para asar para el sacerdote, porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.

16Y si el hombre le respondía: Quemen primero la grasa, y después toma tanto como quieras, él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera, yo la tomaré por la fuerza.

17Era, pues, muy grande el pecado de los jóvenes delante de Jehová, porque los hombres menospreciaban los sacrificios a Jehová.

18Y Samuel, siendo niño, ministraba delante de Jehová, vestido con un efod de lino.

19Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio anual.

20Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que dedicó a Jehová. Y se volvieron a su casa.

21Y visitó Jehová a Ana, y concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el niño Samuel crecía delante de Jehová.

22Y Elí era ya muy anciano y oía todo lo que sus hijos hacían a todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.

23Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo acerca de vuestros malos procederes.

24No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo, pues hacéis pecar al pueblo de Jehová.

25Si peca el hombre contra el hombre, Dios intercederá por él; pero si alguno peca contra Jehová, ¿quién intercederá por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová quería hacerlos morir.

26Y el niño Samuel iba creciendo en estatura y en gracia delante de Dios y delante de los hombres.

27Y vino un varón de Dios a Elí y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto en la casa de Faraón?

28Y yo le escogí para ser mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso y vistiese el efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel.

29¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas que yo mandé ofrecer en mi morada; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos con lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?

30Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca haga yo tal cosa, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.

31He aquí, vienen días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya anciano en tu casa.

32Y verás un adversario en mi morada, en todas las cosas buenas que haga a Israel; y nunca habrá anciano en tu casa.

33Y el varón tuyo que yo no excluya de mi altar será para hacer consumir tus ojos y llenar tu alma de dolor; mas todos los nacidos en tu casa morirán en la flor de la vida.

34Y te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán en el mismo día.

35Y yo me levantaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré una casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.

36Y acontecerá que el que haya quedado en tu casa vendrá a postrársele por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me pongas en algún oficio sacerdotal para que coma un bocado de pan.




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